De listas e indigestiones

15 de mayo 2019

Me falta Corbacho. Me falta Corbacho en esa lista de ex concejales que le dan apoyo a la alcaldesa Marín y que abren con un manifiesto que se equivoca de fechas porque los ayuntamientos democráticos llegaron el 3 de abril y no el 3 de marzo.

Yo no soy de redes sociales como saben quienes me conocen. Sobre todo porque no sé como funcionan y no hay nadie que me quiera enseñar con pasión, que es el único requisito que necesito para aprender. Pero me han enviado una nota diciendo que los socialistas andan buscando firmas de exconcejales para apoyar a la Marín. (Para que querrá más apoyos la señora alcaldesa cuando calcula por lo bajini una docena de concejales en esta ocasión). Firmas, además, de exconcejales de todos los colores que es lo que viste. Y sí, hay exconcejales de todos los colores que se resumen en uno: el coloraete del posibilismo que es un color que se lleva muy bien porque impide sonrojarse con el chaqueteo. Los hay de aquel psuc despistado de cuando Franco se moría, los hay de iniciativa y hasta de convergencia, para que no sea dicho. Todos acabaron muy mal, en el olvido absoluto, pero sobre todo demuestra que los que estaban muy mal eran los partidos que los pusieron en las listas. La gente tiene derecho a evolucionar. Pero hay algunos que evolucionan en la dirección de los favores, los sueldos y un pelín de poder. Nunca fueron nada y ellos lo saben. Por eso, aparecer en la lista resulta de hecho un aviso para navegantes. Si esos de la lista son los que apoyan, vamos bien. Dime como eres y te diré a quien vas a apoyar…

Ya me lo dicen algunos. Candelas, tu siempre haciendo amigos… Yerran. Uno hace amigos porque le satisface la amistad que le brindan. Hay que reconocerse en el otro. El Candelas no se reconoce en el oportunismo. O sea, no es que yo lo tenga mal para ser amigo de alguno. Es que hay algunos que nunca serán amigos míos porque no me da la gana. Conocidos, saludados y referidos puede que si, pero la amistad es una cosa muy peculiar, bastante más potente que el ji, ji, ja, ja.

Y otrosí. No estuve, pero los chicos de FIC (también las chicas) me han dicho que el acto del miércoles en la sede del CELH, fue más que bien. Me alegro por ellos, que son optimistas y cualquier cosa les parece un jolgorio. Estuvo el director de los medios públicos de comunicación, al que no tengo el gusto, y otros dos colegas del mismo aparato. Estaban algo dolidos y los chicos del FIC me hacen responsable porque un día hablé de periodistas funcionarios y se sintieron aludidos, dolidos y ofendidos. Coño, me quieren echar… O me retracto, o se me acaba la colaboración (es broma). Pues me retracto.

El caso es que parece que hubo al final del acto un simulacro de enfrentamiento porque alguien preguntó si la línea editorial de los medios la pone el director o le viene soplada desde las alturas. La duda estaba porque unos cuantos de los presentes afirmaron que el material de algunas informaciones del Diario de l’Hospitalet se hacía desde los despachos de alcaldía. Me comentan que el director dijo muy seriecito que estaba mal poner en duda su responsabilidad. O sea que él es el responsable de todo, incluso de permitir que la alcaldía meta baza en la información ciudadana. Ah, no!. Luego otro aclaró que no, que en el Diario mete baza la que manda porque es la que manda y el Diario es suyo. El director marca la línea editorial en todo lo demás. O sea, el digital, modestito él, la radio, que no existe, y la televisión, que apenas tiene recursos. Con el Diario de l’Hospitalet —dicen los que estaban— que se comentó que hay 33 personas en nómina. Una mediana empresa, vaya, que trabaja sobre seguro porque jamás tendrá pérdidas. Se mueve con nuestro capital, pero no tenemos derecho a ni siquiera interrogarnos sobre si la productividad es la que corresponde o quien marca la línea editorial. Esa que reunió tantas quejas en el acto de FIC y que asumió, inocentemente, el jefe de la cosa.

¿Periodistas funcionarios? Quiá! A veces no lo cubren todo no porque no quieran, sino porque hay que cumplir el horario laboral. Les obliga la ley o los convenios, o lo que sea. Porque esta ciudad es muy grande: la más densa de Europa no lo olvidemos, y pasan muchas cosas. Y solo hay uno que decide qué es lo más importante. Y hay muchas cosas que parecen importantes pero no lo son y nadie tiene la culpa que quienes deciden qué es importante y qué no lo es, compartan ese mismo criterio con la alcaldesa y con los que mandan. Ejemplos a cientos…

Candelas, recapacita, me insisten los chicos (y las chicas) de FIC: “perro no come carne de perro”. Pues eso, que tomen nota. Nuestra carne es más indigesta porque algunos somos viejos y lo único que reclamamos es un poco de respeto.

Así que vamos a respetarnos. Que sea mutuo, si. La primera obligación del periodista es la neutralidad informativa. No se puede contentar a todo el mundo, claro, pero no se puede cabrear por sistema siempre a los mismos.

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