Carlos Galve (activista i peixater)
El martes 27 de mayo asistí al plenario del Ayuntamiento. En el mismo pleno pensé escribirte de nuevo, alcalde. Confieso que me fui decepcionado. Me reprimí, para no decirte en voz alta lo que ahora voy a explicar.
No he votado socialista. No sé si te puedo resultar sospechoso, alcalde. El otro día perdiste de nuevo otra oportunidad de oro para que confiara en que el gobierno de l’Hospitalet, contigo había cambiado —como mínimo— las formas o las maneras. Pues no . Todo cambia para que nada cambie.
Éramos unos cuantos. Mayoría de ciudadanos profundamente preocupados. Esencialmente, los afectados por la actitud mafiosa de La Caixa. Venían a la asamblea mayor de la ciudad a explicar sus penalidades. Le llamamos pleno, pero es una asamblea de ciudad. Vale, de acuerdo que tiene sus normas. El único sentido que tiene el pleno y en consecuencia las políticas que se discuten y se deciden, es que se trata de defender y mejorar las condiciones de vida de los vecinos y vecinas de l’Hospitalet.
Seguramente, algunos de los que estaban protestando en la sala habían votado socialista.
Cómo es posible que no utilices tú potestad como presidente del pleno o asamblea, y no dejes que la vecina acabe de explicar sus argumentos. Utilizar la tolerancia y ser generoso con los que lo están pasando mal, es clave. Eso es ser demócrata y de izquierdas. Más sencillo aún. Eso es hacer política. Las críticas no iban dirigidas contra tu gobierno. Era un instante de protagonismo de un colectivo angustiado por la injusticia que sufren de La Caixa especuladora.
Lo que tu hiciste, los últimos alcaldes franquistas antes de la Transición, no se hubieran atrevido a hacerlo. Cortarnos la palabra. Cuando reivindicamos la Bóvila de nuestro barrio, tuvieron que aguantar estoicamente nuestras quejas porque eran de justicia. Parecidas a lo que decía la vecina portavoz de los bloques de la Porta Nord de l’Hospitalet.
No hay manera, alcalde, de que rectifiques. Estás mal asesorado. No paras de darte a conocer por las redes. Lo entiendo, eres joven y moderno, es una buena fórmula para que te conozcan. Te pido, desde el máximo respeto, por favor, que te pares a pensar. Cambia las maneras y el estilo político que utilizas. Aceptar criticas es básico para mejorar tu gestión.
Es inconcebible que a estas alturas no lo practiquéis con normalidad. Reitero: es una mala praxis que impide dotar a nuestra ciudad de salud democrática. Es importante que entiendas que tú eres el alcalde de todos. Te hayamos votado o no. No tengo nada contra ti. Estoy profundamente preocupado por tus políticas. Tarde o temprano, lo pagaremos caro. La política es la ciencia del entendimiento: no debemos degradarla. La debemos de respetar para que nadie se la apropie. La política solo es, si es democrática.
Observó multitud de ejemplos, pero te daré el último. Cómo es posible que un gobierno que está aparentemente enmarcado en lo que llamamos la izquierda no haya sido capaz de participar, ni el alcalde, ni un solo concejal del gobierno, en el acto de reconocimiento de la ciudad a dos personas tan significativas y luchadoras como Felipe Gómez y Mercedes Olivares. Han sido referentes de la historia reciente de la izquierda en l’Hospitalet. A nadie de tu equipo se le ocurrió participar, aunque fuese de forma discreta y testimonial. Fue uno de los actos políticos más relevantes y con más pluralidad social de nuestra ciudad. Sinceramente, me produjo preocupación y vergüenza ajena.
Si no te lo explico, me consideraría un mal ciudadano. Mis hijos me dicen que no conseguiré nada, que soy tozudo y pesado y que no va a servir de nada. Que no te voy a convencer. Tampoco me entienden. Aunque nunca me contestes, voy a continuar mandándote cartas hasta que lo entiendas, hasta que lo entendáis. Tengo tiempo para ejercer de gota malaya. No me vais a desanimar. Nuestra ciudad lo merece.