El sobresaliente a Quirós

Carlos Galve Farré (peixater i activista)

El alcalde ha recibido elogios en su primera acción de apoyo a la policía para desarticular diferentes lugares de conflicto en nuestra ciudad. No faltan los pelotas, o los medios de comunicación amigos para resaltar una acción que no dudaré en reconocer que tiene un aspecto positivo y otro de pura apariencia. Explicaré por qué lo pienso así.

Empezaré por lo positivo. La inseguridad, como la emigración, son los caldos de cultivo donde germina y crece a la perfección la extrema derecha. Los sondeos de opinión resaltan como uno de los más importantes el problema de la inseguridad. Fotografiarse con las policías es una buenísima idea y una imagen que puede ayudar a modificar esa sensación de inseguridad. Hay vecinos que piensan: “por fin un alcalde que vela por la seguridad ciudadana”. Dicen: “hace poco que está y ha puesto a trabajar a la policía, ya era hora”.

Neutralizar los aspectos donde la extrema derecha se siente como pez en el agua no solo está bien, sino que lo considero un acierto político importante. Ahora bien, la responsabilidad política de un gobierno teóricamente de izquierdas es aumentar las políticas de integración y de ayuda social a los grupos vulnerables y susceptibles de segregar desequilibrio. La policía o la represión solo sirven para aparentar. Esa es la política simplista, cínica, de la extrema derecha facha. No soluciona el problema de raíz de los sectores sociales con características frágiles. Sólo los estigmatiza.


Otro elemento positivo de la foto del alcalde, útil y no menor, es si ayuda a lavar la imagen de gueto de esta ciudad. Tenemos en l’Hospitalet una imagen de ciudad insegura. Confieso que me pone de los nervios cuando ciudadanos de Barcelona amigos y familiares me miran casi horrorizados preguntándome si vivo en l’Hospitalet.
Hace más de cincuenta años que soporto estás opiniones y ya estoy acostumbrado. Mi reacción es rápida cuando les digo que, efectivamente, llevo el cuerpo lleno de cicatrices por vivir en l’Hospitalet.

Tenemos el estigma de ciudad insegura y, a pesar de los sondeos de opinión, tengo opinión sobre esto. Conozco personas mayores que han sido víctimas de robos e intimidaciones tanto en l’Hospitalet como en Barcelona. Tengo también conocidos que, en Pedralbes como en Pubilla Casas, han padecido robos en sus casas. Sin embargo, la sensación de inseguridad en l’Hospitalet es incomparable respecto a la ciudad de Barcelona o la de Cornellá por poner dos ejemplos.

Imagino que el concepto de inseguridad está en relación con otro lugar que tiene seguridad. La inseguridad significa paz social, significa igualdad de oportunidades. ¿Hay algún lugar donde haya equilibrio social y económico en nuestra sociedad? No estoy en absoluto de acuerdo con que La Torrrasa sea más insegura que Sants. El crecimiento de nuestra ciudad siempre ha sido diferente y más complejo, por una razón elemental: los componentes sociales y económicos siempre han tenido unas características precarias como otras ciudades o pueblos de nuestro entorno. L’ Hospitalet ha crecido a golpes de emigración. Recuerdo perfectamente los ochenta con el auge de la heroína. Hizo estragos en todas las ciudades y pueblos, también en el nuestro. Viví en directo en esa época y la recuerdo. Una parte de vecinos en La Torrassa quisieron organizar patrullas ciudadanas para combatir la inseguridad que producían determinadas bandas.

¿Cúal es la diferencia con la actualidad? En los ochenta, en nuestros barrios, había una sociedad civil mínimamente organizada en entidades y asociaciones que neutralizaron esa reacción comprensible pero arbitraria de una parte de nuestros vecinos. Denunciamos que eran los cuerpos de seguridad, o sea la policía, la que tenía que activarse para parar la delincuencia y no los vecinos. Combatimos en parte esa actitud de creer que tomarse la justicia por la propia mano nos llevaría a algún lugar.


Hoy, bajo mi punto de vista, al estar desactivada la sociedad civil, son las opciones reaccionarias las que rentabilizan política y socialmente esa desigualdad que siempre ha existido y que evidentemente sigue activa. Mi propuesta al alcalde es clara. De acuerdo con la foto, y de acuerdo con pactar con Salvador Illa el President de la Generalitat para que legisle cómo reactivar a la policía en l’Hospitalet.

Ahora, también estaría bien reactivar a la sociedad civil para dar coherencia a esa foto.
No me cansaré de repetir que la auténtica acción política, la radical, es activar las de integración de amplio espectro. Comparto el interés del alcalde, como he dicho, pero no deja de ser aparente. Solo será una foto auténtica si trabaja con la otra mano el antídoto para que socialmente las entidades civiles y asociaciones de distintas características, recuperen, ayuden y expliquen las particularidades del tejido humano y social de nuestra ciudad.


No vale solo hacer más bloques de viviendas y vías más rápidas entre el Samontà y la Marina. Hay que detectar las miserias y combatirlas con inversiones para neutralizarlas. Esa es la auténtica política contra la inseguridad. Tenemos que asumir, y tiene que entender el alcalde, que la articulación urbana debe desarrollarse en paralelo y armónicamente entre el urbanismo y el músculo de la articulación social. Estoy casi seguro de que lo sabe, falta que lo ponga en práctica.

Tenemos que reactivar a la sociedad civil de nuestra ciudad, que trabaje para conseguir integrar y neutralizar los diferentes grupos sociales que segregan el fascismo que se esfuerzan para que tengamos la sensación de que nuestra ciudad es más insegura que otras. Nos falta trabajar para hacer entender que la solución de la delincuencia no puede ser solo policial.

Alcalde Quirós: hazte las fotos que quieras, pero no olvides que la sociedad la hacen evolucionar y cambiar las personas y sus organizaciones diversas y plurales y, sobre todo, que tengan el ADN democrático bien desarrollado. El urbanismo ayuda, sobre todo sí evitamos que sea especulativo y que priorice los intereses y los valores de las personas. El negocio, nunca por delante del bienestar del ciudadano.

Necesitamos una ciudad más equilibrada, más Integradora, plural y progresista. Mi obsesión es poner un grano de arena para cambiar el estigma de ciudad insegura y en consecuencia de segunda categoría. Los habitantes de nuestra ciudad somos gente normal, trabajadora, que tenemos algún vecino conflictivo como en todas las ciudades, y que tenemos que luchar para poder decir sin complejos que “vivimos y somos de l’Hospitalet”.

Joan Saura: el alcalde que aquí hacía falta

Joan Saura.

Este jueves hace 75 años y el socialista Illa le ha querido regalar una cruz, seguramente para contrarrestar la más dolorosa de todas: la cruz de una salud precaria que pese a todo le mantiene lúcido y consecuentemente crítico. Dicen, quienes le siguen tratando de cerca, que no ha perdido el interés por su ciudad pese a que hace un siglo que no vive en ella, aunque cuando las raíces se hunden en un territorio no hay quien elimine el rastro. Y ese también tiene que ser su caso.

Estamos hablando, ya lo habréis descubierto, de Joan Saura Laporta, flamante Creu de Sant Jordi 2025, una Creu de Sant Jordi que nos toca de cerca porque Saura sigue siendo un hospitalense ilustre y no porque haya sido concejal, diputado provincial, diputado en el Parlament, presidente de una izquierda a la izquierda del PSOE y finalmente Conseller en un gobierno tripartito presidido por Maragall. Es un hospitalense ilustre porque descubrió que para avanzar hay que organizarse y contribuyó notablemente a que l’Hospitalet se organizara cuando más falta hacía. Empezó en La Florida, en la Asociación de Vecinos, pero muy pronto observó que no había suficiente con la reivindicación vecinal, que era imprescindible hacer política.

Se hizo comunista cuando ser comunista te enviaba a la cárcel, pero sobre todo se hizo un dirigente y para ello contaba con dos capacidades singulares: dominar la realidad, a base de estudiar lo que estaba pasando contrastando datos con detenimiento y pasión, y cuajar equipos humanos de forma muy coyuntural, es decir, en función de los momentos. No para siempre.

L’Hospitalet en aquellos años 70 necesitaba una organización efectiva y un cierto liderazgo trabajado. Se movió con finura y eficacia en los ambientes de los nuevos comunistas jóvenes sin dejar de lado el prestigio combativo de los veteranos obreros comunistas y fue capaz de tejer un comité local del PSUC capaz de aglutinar decenas de militantes, que llegaron a centenares a finales de los 70 y que alcanzaron casi los dos mil justo en el momento culminante de las primeras elecciones democráticas del Consistorio.

Quienes vivieron desde dentro aquellos años cuentan a quienes quieren escucharlo que Saura, que era el responsable político del PSUC local, el máximo dirigente del partido en l’Hospitalet, era indiscutiblemente la persona llamada a encabezar la candidatura. Fue el número 2 porque el entonces secretario general del partido en Catalunya consideró que, en una ciudad como l’Hospitalet, constituida mayoritariamente por emigrantes, un paladín de los emigrantes que se había hecho famoso por sus libros, sería un candidato más conocido y por lo tanto más votado. Estaba claro que Antonio Gutiérrez Díaz, el Guti, tenía algunas ideas de política, pero ignoraba el trabajo de Saura y de unos cuantos más como él, en la ciudad. Paco Candel era conocido en la ciudad, pero le faltaba mucho para ser tan reconocido como lo era Saura entonces.

Al final Candel no llegaría a ser alcalde de l’Hospitalet por muy poco. No vivía en la ciudad y la conocía de lejos y, sobre todo, nunca tuvo interés por la política. Saura vivía en la ciudad, la conocía de cerca y la política era el fluido que corría por sus venas. Mal hubiera ido que Candel fuera el primer alcalde democrático. Casi tan mal probablemente como lo fue que el primer alcalde democrático fuera Pujana. Pujana fue alcalde porque la ciudadanía de l’Hospitalet en 1979 era, en muy buena parte, aquella masa de proletarios domesticados por el franquismo que seguían pensando que el comunismo era un yugo, peor que el que acompañaba al escudo de la España del Movimiento.

El PSUC de Saura y de aquellos 2.000 militantes con carnet eran muchísimos, pero seguían siendo una minoría muy minoritaria en votos. Saura hubiera necesitado con aquel ritmo unos pocos años más, para convencer a los que se estaban convenciendo tan poco a poco, de que el comunismo que se defendía nada tenía que ver con Stalin y los suyos. Y hubiera necesitado unas cuantas opiniones menos que intentaban convencerle que lo mejor para l’Hospitalet era lo que decidían en Barcelona. Como ha ocurrido siempre.

El miedo, y no otra cosa, dictó la marca del gobierno municipal. Y la coyuntura, y no otra cosa, dictó el declive del comunismo local. Una coyuntura que apostó por la política institucional y por la desmovilización ciudadana, que fue de mal en peor hasta el desastre total. Saura fue una víctima de las circunstancias, pero también el máximo responsable de los errores cometidos. Y no por él, sino por el signo de los tiempos, que anunciaban otros métodos de hacer política que ya nada tenían que ver con la motivación civil y la capacidad reivindicativa. Cuatro años después del primer desastre, Saura encabezó una nueva campaña municipal con un eslogan que se hizo estruendosamente famoso: “Aquí lo que hace falta es un alcalde”. Y el alcalde para entonces ya tenía que ser él porque era evidente que en l’Hospitalet lo que hacía falta era realmente un alcalde después de aquel primer mandato, pero también una organización eficaz, comprometida y amplia, cuando lo que quedaba por entonces era poco menos que un partido diezmado, nepotista y menguante.

Y hasta aquí. Joan Saura i Laporta se hubiera merecido ser alcalde de esta ciudad. Todavía mejor: l’Hospitalet se hubiera merecido que Joan Saura fuera su alcalde. Probablemente esta ciudad no sería la misma. No fue su alcalde porque el franquismo instaló el temor en la conciencia desmovilizada de los pobres. Y movilizar a los pobres es una tarea lenta, compleja y llena de penalidades y contradicciones. Ahora le han entregado la Creu de Sant Jordi. Intenta premiar la labor cívica de los homenajeados. Si es por ello, merecida la tiene, y el Candelas lo felicita en la distancia. En todas las distancias.

Olé, las celebraciones

Este próximo miércoles, unos cuantos representantes de la sociedad civil que en enero pasado se reunieron para organizar una especie de plataforma ciudadana de protesta —algo no muy habitual en esta ciudad, a decir verdad— se verán con el alcalde de la ciudad no se sabe muy bien para qué. No lo sabe el alcalde y, por lo que parece, tampoco lo saben los que se van a reunir con él y tampoco ha quedado del todo clara de quien salió la iniciativa, para qué salió y con qué objetivo.

Habrá que explicarse. Los vecinos que se encontraron en enero en el Ateneu de Cultura Popular respondían a una convocatoria autoconvocada después de ver que el gobierno local había inaugurado el año con una Cabalgata de Reyes en la que se celebraba festivamente que hacía un siglo al bisabuelo del actual Borbón se le ocurrió adjudicar el título de ciudad a un municipio pegado a Barcelona. Un pueblo, todavía rural en trance de industrializarse, al que se le acababa de robar la mitad del territorio y que regentaba un alcalde de la Unión Patriótica, el partido del general Primo de Rivera que había dado un golpe de Estado un par de años antes con la total anuencia del rey Alfonso. Los historiadores locales todavía no han dado con la razón última de la ocurrencia puesto que nadie parece que había pedido tal título, aunque quizás respondiera por pura lógica a los sueños de grandeza del industrial Tomás Giménez —ese alcalde patriótico— que de ese modo pasaba de ser alcalde de un pueblito a alcalde de toda una ciudad y que pudo utilizar como argumento victimista para obtener la contraprestación, la pérdida, para fines comerciales de la burguesía barcelonesa, de las mejores tierras fértiles de la ribera del Llobregat pegadas a Barcelona.

El caso es que, como firmar un decreto no da excesivo trabajo, el rey anunció la dádiva al tal Giménez y el ministro del Interior firmó el decreto sin darse cuenta de que el firmante era uno de los personajes más odiados por los trabajadores industriales organizados, una parte importante de los cuales habitaba los barrios del norte de la que, a partir de ese momento, se llamaría la ciudad de Hospitalet, sin l i mucho menos sin la L mayúscula conquistada durante la Transición pasada. Así se dio la paradoja de que el general Martínez Anido que había perseguido con saña al anarquismo catalán en los años precedentes, convertía en ciudad al caótico y anárquico pueblo donde los nada caóticos y muy anarquistas vecinos de La Torrassa y Collblanc se habían hecho fuertes y bastante poderosos.

Celebrar cien años después aquel episodio, da un poco de grima a los herederos de aquel anarquismo combativo, por eso el gobierno Quirós se propuso celebrarlo por todo lo alto, porque ellos no son herederos de aquel anarquismo combativo ni tienen nada que ver con quienes rechazan los entorchados y las ceremonias reales. Es más, son los sucesores de aquellos primeros gobiernos de la Transición que cambiaron el nomenclátor de algunas calles que herían la memoria más reciente, pero no se entretuvieron en profundizar algo más en la memoria ciudadana porque, de lo contrario, hoy no existiría una avenida con el nombre del promotor del título de ciudad, ni con el nombre de un alcalde del franquismo, ni con una rambla con el alcalde que se dejó arrebatar sin protestas la mitad del término municipal.

No hace mucho, en el pleno donde se comentó la protesta de la plataforma ciudadana que rechaza la celebración del título de ciudad, el portavoz socialista afirmó que para unas cosas hay ciudadanos muy sensibles, pero otras se olvidan muy pronto. Explicó, como ejemplo, que las Fiestas de Primavera que en estos días van a llenar las calles de l’Hospitalet de fiesta, tienen su origen en el franquismo y que de eso nadie parece acordarse.

Pues bien, lo que nació en 1967, en pleno franquismo sí, de la mano del entonces teniente de alcalde de Cultura, Vicenç Capdevila, fue una cosa que se llamó Semana Cultural y Jornadas del Libro que se celebraban en abril porque estaban estrechamente relacionadas con Sant Jordi y el Dia del Libro, no con la primavera. Lo de la Primavera y lo de la fiesta vino después, con el primer gobierno socialista del año 79 y, naturalmente, se olvidó lo de la semana cultural y lo de las jornadas del libro, porque desde entonces, aquí, somos mucho de celebrar.

Y vuelvo a lo del principio. La Plataforma anti-centenario, que llamo así para simplificar porque es imposible olvidar que el protofascismo nos hizo ciudad con título hace cien años, irá a entrevistarse con el alcalde porque el alcalde saludó muy efusivamente al representante de la Plataforma que tomó la palabra en el pleno para recriminarle al gobierno que celebrara nada al respecto y, de esa sintonía, nació el contacto de pasado mañana. O sea que el clima es, de entrada, muy favorable, porque el alcalde considera que la mayoría —no todos, por Dios— de quienes la forman, son gente de bien que simplemente no quieren celebrar nada, pero sí en cambio consideran que esta es una buena oportunidad para recordar el pasado, discutir el presente y transformar el futuro. Y que eso debiera hacerse con la participación de todos, de quienes quieren prioritariamente reflexionar y de quienes quieren prioritariamente celebrar lo que sea, aprovechando cualquier excusa, como ha ocurrido con las Fiestas de Primavera.

No estaría de más que, ya que no se sabe muy bien para qué es la reunión, alguien le dijera al alcalde que, puestos a recuperar, quizás estaría bien también recuperar el sentido inicial de las Semanas Culturales y de las Jornadas del Libro, donde se descentralizaban por barrios las ferias del libro y se organizaban mesas redondas, presentaciones de libros y debates culturales allí donde había un espacio para poderse reunir.

Habrá quien le dirá al Candelas que no es nada coherente reivindicar cosas que se hicieron en época tan nefasta. Que preservar las esencias de la pureza ideológica nos obliga a sostener que todas las iniciativas fueron abominables y que quienes tuvieron ideas sorprendentes en aquel contexto tampoco merecen un reconocimiento porque actuaban bajo los designios de una dictadura y a las dictaduras, especialmente si son fascistas, ni agua. En cambio, los demócratas nos merecen todos los respetos, celebren lo que celebren, porque celebrar en general es muy bonito. Hasta las misas, se celebran…

La ciutat sense espai. Caldrà demanar una moratòria constructiva?

Les vuit propostes que els Comuns van presentar fa una setmana dins la campanya “Tanquem la porta als especuladors” i que va coincidir amb el moviment contra la precarietat habitacional i l’abusiu preu dels lloguers que va omplir els carrers de tot l’Estat a primers d’aquest mes d’abril, contrasten amb el decàleg per abordar l’escassetat d’habitatge a Espanya que van fer públic les principals associacions de promotors immobiliaris i arquitectes en el marc de l’organització de Construmat 2025 que es farà entre el 20 i el 22 de maig al recinte Gran Via de la Fira de Barcelona.

La proposta dels Comuns és d’abast català, com el decàleg de les patronals i dels tècnics, però afecta directament a ciutats com l’Hospitalet on el problema de l’habitatge és endèmic. El que se sap de la ciutat és que hi ha unes 100.000 llars aproximadament i uns 112.000 habitatges i, per tant, hi ha uns 11.000 habitatges buits, més o menys, que representen el 9% del parc residencial. D’aquestes llars de la ciutat hi ha un 66% en propietat i un 27% de lloguer i un 26% del total on només hi viu una sola persona. Dels 112.000 habitatges existents, més de 8.000 s’han fet en els darrers 10 anys i hi ha uns altres 9.000 habitatges (un 8% del parc residencial) que necessiten d’una rehabilitació urgent i en molts casos (650 edificis) d’ascensors. El planejament urbanístic actual preveu uns 5.800 habitatges nous de nova construcció, dels quals, previsiblement uns 2.200 serien en règim de protecció, mentre que la demanda potencial d’habitatges a la ciutat en els propers 6 anys serà encara molt superior al planejament previst, per sobre dels 3.000 habitatges (8.800 de demanda potencial). Aquestes son les dades fetes públiques en l’informe del Pla Local d’Habitatge de març d’aquest mateix any encarregat per l’Ajuntament.

La proposta dels Comuns que ja diem que serveix també per l’Hospitalet reclama prohibir les compres especulatives d’habitatges pels fons voltor que son els que fan pujar els preus dels lloguers, garantir contractes de lloguer indefinits, prohibir els pisos turístics per llei, regular els lloguers de temporada, fer complir la regulació dels preus amb un règim sancionador que ho vigili i garanteixi, evitar els desnonaments i l’abús en les hipoteques, però també ampliar el parc públic d’habitatges i ampliar la reserva del 30% d’habitatge protegit que obligui als promotors a proveïr d’habitatge assequible.

Per la seva banda, la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), la Asociación de Constructores Promotores de España (ACPE), el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España y el Consejo General de Arquitectura Tècnica de España (CGATE), demana que s’augmenti l’oferta d’habitatge i asseguren que cal construir 220.000 habitatges anuals per equilibrar el mercat per evitar el dèficit que preveuen de tres milions d’habitatges per l’any 2039. Per això demanen agilitar la transformació i la gestió del sol, facilitar la concessió de llicències, garantir una fiscalitat adequada i un finançament accessible pels promotors i també, per equilibrar una mica les exigències apostar per la rehabilitació i la regeneració urbana, per la sostenibilitat i la qualitat arquitectònica capaç d’atreure mà d’obra de qualitat, amb dotacions pressupostàries eficients, amb una col·laboració público-privada estable i efectiva i que, tot plegat, afavoreixi un pacte d’Estat per l’habitatge amb un ampli consens polític.

Ja es pot veure amb tot el que s’ha dit fins ara, que es tracta de receptes genèriques que casen malament amb algunes realitats. Si a l’Hospitalet no es poden construir escoles amb els estandars exigibles perquè no hi ha sol lliure suficient, com es pot assimilar que el planejament urbanístic actual prevegui 5.800 habitatges nous, que es pugui entendre que els promotors i arquitectes demanin més sol lliure per edificar o que en alguns llocs es pugui demanar l’ampliació del parc públic d’habitatges que sempre és conseqüència del percentatge superior d’habitatge lliure posat al mercat?

Dona la sensació que ningú s’atreveixi a posar de manifest que hi ha ciutats que no permeten més edificació, ciutats saturades de l’entorn metropolità que mai podran cobrir la demanda creixent de nous habitatges per la concentració humana que generen i que no podran haver més habitatges ni de compra ni de lloguer perquè més edificis suposa més saturació demogràfica i més saturació demogràfica una inferior qualitat de vida. Dona la impressió que ningú s’atreveixi a demanar una moratòria constructiva en la ciutat més densa d’Europa i que tot giri al voltant d’un nou pla local d’habitatge, al voltant del qual es mobilitzen moltes voluntats, quan el que veritablement falta a l’Hospitalet és espai.

Caldrà demanar una moratòria constructiva?. Mai, millor dit…

Carta abierta al alcalde David Quirós

Por: El hijo del portero

Estás cerca de cumplir un año de alcalde, David Quirós. 15 de junio 2024. Desde que te conocí, tu expresión no verbal me generó confianza y esa sensación me resulta positiva. Otro aspecto que me genera aprecio y consideración es que comparto la afición contigo por el básquet. Es un deporte que ayuda a desarrollar armónicamente al individuo.

Más aspectos positivos. Te has criado en Pubilla Casas, el mismo barrio al que un día llegué en 1970. También por eso me caes bien. Eres de Pubilla, no del Centre.

Hice, o hicimos, hace más de 50 años, lo que tú dices “una ciudad más amable”, yo digo más justa, partiéndonos la cara y el pecho en la AAVV para evitar que construyeran en la Bóvila. Soy de esos anónimos que sin ningún interés en figurar hemos trabajado por l’Hospitalet.

Alcalde, soy de los que aún habiendo nacido en el Poble Sec de padre aragonés y madre catalana, me enamoré de l’Hospitalet desde el principio. Fue un flechazo. L’Hospitalet es una ciudad diversa. Una ciudad complicada. Hay varios l’Hospitalets dentro de nuestra ciudad. Es una ciudad apasionante que he observado que le han faltado políticos que la entiendan, la cuiden, y la amen. L’Hospitalet es como una mal querida y vosotros sois como un mal marido.

Los socialistas lleváis 45 años gobernando y yo llevo 45 años esperando. Es verdad que habéis ganado democráticamente pero también es verdad que vuestro poder ha enquistado la dinámica política, social y cultural de la ciudad. No puedo ni quiero obviar decir que habéis hecho cosas que valoro positivamente, como las Aulas de Cultura en los 80. Seguro que me dejó alguna, pero no muchas más.

Habéis tenido la habilidad de controlar la mayoría de entidades de nuestra ciudad. Las habéis domesticado. Las políticas clientelares no son la mejor manera para hacer crecer a las entidades con buena salud, para que aumente la participación. Estamos, en cuanto a participación, en horas bajas. La sociedad civil está desmovilizada. No todo es culpa vuestra, pero vosotros no hacéis nada para reactivarla. Ya os va bien.

Casi siempre he sido crítico con los que tienen el poder, pero hoy, con el paso del tiempo, me siento con la autoridad moral para escribirte está carta y decirte unas cuantas verdades sobre lo que pienso. Con un solo objetivo: ayudar a nuestra ciudad.

Lo primero y esencial para ser un buen alcalde es pensar en tu ciudad, en sus barrios y, sobre todo, en su gente, pero no solo para que te vuelvan a votar, que también, si no para romper esa frialdad y el vacío que hay entre los gobernantes y los gobernados.

Los socialistas de l’Hospitalet en general tenéis una capacidad corporativa y una soberbia política de enormes proporciones.
Tenéis habilidades que en política son importantes. Sois tan simpáticos como sectarios. Si los partidos a vuestra izquierda tuvieran la mitad de sentido y de responsabilidad de partido por su organización como vosotros, otro gallo cantaría en l’Hospitalet.

Pero no es así. Los partidos de izquierdas se han ido dividiendo mientras vosotros os manteníais compactos electoralmente como una roca. En eso os felicito, aunque lo lamente porque esa actitud no ayuda a mejorar la salud y la diversidad política de ninguna ciudad.
Aterriza alcalde, no dejes que te lleven por donde quieren que vayas. El partido, normal que lo tengas en cuenta, pero en su justa medida. Lo primero son los ciudadanos. Todos, los que te votan y los que no te votan. Trabaja para erradicar la mediocridad que tienes a tu alrededor.

L’Hospitalet necesita un Alcalde que diga basta a la construcción especulativa, que abra puertas y ventanas en la Casa Grande y que entre aire nuevo, gente que cumpla con las nuevas formas de hacer política con luz y con visión de futuro, que trabaje para que en nuestra ciudad baje la densidad demográfica, no para dejar de ser acogedora si no para hacerla más humana y habitable.

No podemos aumentar más la densidad y tú lo sabes. Tienes que escuchar a los que no te hacen la pelota, a los que tienen opiniones diferentes y luego llegarás a tus propuestas de consenso y de racionalidad.

No voy a citar barbaridades que se han hecho recientemente en nuestra ciudad, pero igual que en los 70 cuando seguramente aún no habías nacido unos cuantos locos luchamos —y solo lo pongo como ejemplo—, en la Bovila de Pubilla para conseguir un barrio y una ciudad más digna y habitable.

Hoy te ánimo a que rompas y demuestres que eres valiente, que hay otras maneras de hacer política. Pide minuto y cambia jugadores de tu equipo. Cambia la táctica. No veo que cambies la dinámica gris del anterior equipo. Por eso me atrevo a decirte que tú eres el director y por tanto el que puedes cambiar la dinámica del partido. Los equipos los dirige el entrenador y tú eres el responsable. En política, como en la vida, hay muchos aduladores, pelotas y guías espirituales que viven de eso. No les hagas caso. Ten en cuenta a los que te criticamos. Nunca nos atreveremos a pedirte una contrapartida.

La imagen la trabajas muy bien, lo haces genial, pero ahora ya hacen falta hechos. Democratiza la ciudad. Ser alcalde es un honor; ser hijo de Pubilla Casas también. No te olvides. Los hechos son lo que cuenta. Estoy seguro de que el programa de tu partido te da posibilidad de cumplir el compromiso contra los poderosos que insisten y persisten en mantener a l’Hospitalet como una ciudad de segunda.

Sólo una actitud valiente determinaré el cambio y el desarrollo de nuestra sociedad, de nuestra ciudad y ganarás el partido. Hazla más participativa y la harás más humana y digna. Ganarte los votos de esta manera te hará ser el alcalde de la mayoría. Te voten o no te voten.
No te hagas trampas al solitario, sabes a lo que me refiero. Se que no es fácil, por eso te aconsejo que lo intentes. Saca lastre.

Queremos una ciudad como tú dices tantas veces “amable”, yo digo justa, participativa, racional, abierta con espacios para respirar, para habitar, para aprender, para disfrutar. Para nacer, vivir y morir dignamente. Con futuro, moderna, con identidad, que sus vecinos y vecinas se sientan orgullosas de haber nacido en l’Hospitalet.

Aunque ya no es fácil porque ya te conocen, te aconsejaría como ejercicio básico que, de incógnito, te pasees y escuches en los bares y entidades no pro-ayuntamiento y en los mercados y en las colas de las escuelas y en las escaleras de los vecinos, lo que realmente piensan del Ayuntamiento. Comprobarás que mis caborias tienen sentido. El único objetivo de toda esta reflexión son las personas de l’Hospitalet. Como decía el viejo slogan: ¿cuento contigo?.

La memòria històrica i el centenari del títol de ciutat

Manuel Domínguez (portaveu De L’Hospitalet en Comú Podem)

L’Hospitalet va ser pionera en rescatar de l’oblit la lluita antifranquista, alguns anys abans que es popularitzés el concepte “memòria històrica”. Es tractava de posar en valor la història del bàndol que havia perdut la Guerra Civil, que es considerava injustament ocultada pels pactes polítics de la Transició.

La “memòria històrica”, per tant, quedava limitada als fets relacionats amb la Guerra i l’època franquista. En ocasions, també, s’incorporava l’època de la Segona República. Tanmateix, si veiem la trajectòria dels protagonistes del període 1936-1975 veiem que també són molt importants en la seva formació les dècades anteriors.

La majoria dels militars franquistes, començant per Franco, eren “africanistes”, formats en el genocidi en la Guerra del Marroc (1909-1927). El règim polític liberal es va posar en mans del militars a partir de 1917 davant les cada vegada més majoritàries mobilitzacions camperoles i obreres i de les demandes democratitzadores i del catalanisme.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) és la reacció dels militars i de la classe burgesa a les demandes populars, amb un fort aparell repressiu i una no dissimulada admiració pel feixisme italià, al que van intentar imitar. És aquest el context de l’atorgament del títol de ciutat a l’Hospitalet.

Aquest títol no va servir per res, tret de fer propaganda a l’alcalde i líder local del partit únic, la Unión Patriótica, per reforçar-lo en el poder, atès que la majoria de la població de l’Hospitalet era republicana o anarquista.

El centenari d’aquest fet podria servir per fer reflexions, debats o divulgació, però mai en un to festiu, de celebració, perquè si no, ens fem còmplices d’aquella maniobra propagandística d’un règim dictatorial i, potser, atemptem contra la Llei de Memòria Històrica.

El desembre de 2015, amb motiu del 90 aniversari, vaig escriure que siguem poble, ciutat o el que siguem, ho som per nosaltres, pels nostres mèrits, no per la concessió d’una colla de paràsits i criminals”.

Falten bressols i sobren diners: la paradoxa de la pèssima gestió

Sílvia Casola Salvatella (regidora d’ERC-EUiA)

Ben aviat començarà el termini de prescripció a les escoles bressol, i un any més, tot continuarà igual, o fins i tot pitjor. L’Hospitalet tenim el deshonrós mèrit de ser la ciutat de Catalunya amb menys places públiques de bressol municipals, 1.356 places, entre públiques i subvencionades i gràcies a l’aportació de 3 bressols que són gestionades directament per la Generalitat. Sols perquè us feu una idea, l’any 2024 es van oferir 781 places i 850 infants es van quedar en llista d’espera.

Un any més amb sensació de “déjà-vu”. 5 escoles pendents de passar a la xarxa pública, amb una situació precària i d’inseguretat per les treballadores i famílies, i 6 escoles que actualment ja formen part de la xarxa pública amb el contracte encara pendent de licitar i ja caducat que posa en perill, un any més, la seva estabilitat. Gairebé 3 anys més tard d’un anunci fet en plena campanya electoral, continuem igual.

Les escoles bressol poden ser públiques o privades. Les públiques tenen un sistema de copagament entre famílies, municipi i Generalitat a parts iguals, i dins de les públiques existeixen dos models de gestió: el directe, és a dir, que tota la gestió la faci l’ens públic responsable, o indirecte, que vol dir que es treu a concurs la seva gestió. En el cas de l’Hospitalet, a més, ens trobem amb una anomalia. 6 escoles que malgrat estar situades en espais municipals, i comptar amb part de subvenció municipal, no de la Generalitat, són privades. I aquestes són les 5 que l’equip de govern es va comprometre a passa a la xarxa pública el gener del 2023.

I en el cas de l’Hospitalet la tria del model ens ha portat a aquest bloqueig absurd que afecta directament famílies i professionals. Tal com la mateixa regidora reconeix, “No s’ha de confondre el nostre projecte d’integració amb el d’altres Ajuntaments que han municipalitzat la gestió de les escoles bressol. El nostre model és el de la titularitat municipal de les escoles bressol, amb gestió indirecta del servei, a través d’una contractació externa.” I aquí està el quid de la qüestió. 

Un cop estudiats molts municipis i models, continuem convençuts que la millor solució per la nostra ciutat és la creació d’un Institut Municipal d’Educació. Una empresa pública que permeti municipalitzar les 11 escoles bressol de la ciutat i impulsar la creació de noves. Els avantatges en són múltiples, especialment també per les treballadores. Fer-ho permetria garantir estabilitat als projectes educatius, millorar les condicions laborals i cobrir molt millor la demanda perquè seria més senzill crear places noves.

I malgrat que hem demanat en més d’una ocasió que s’estudiï seriosament passar a la gestió directa, convençuts que això és la millor sortida, l’equip de govern s’hi nega. I com pot ser que el nostre municipi s’hi negui, quan ha estat l’aposta de molts municipis aquests anys? És manca de valentia potser? És manca de creença amb el sistema públic? És manca de projecte de ciutat que posi al centre les famílies? Sigui com sigui, no s’entén, menys quan precisament el nostre municipi no és àgil amb els contractes públics.

També, perquè, com hem vist, amb la incorporació d’aquestes 6 bressol a la xarxa pública no n’hi ha prou. Ens fa falta construir escoles noves a la ciutat, i no entenem per quin motiu no s’ha fet, especialment aquests darrers anys que hi havia diners disponibles dels Fons Next Generation per crear noves escoles bressol, i que cobrien pràcticament el 100%. Tampoc per quin motiu ara sembla que no es projecta fer cap escola bressol a Bellvitge, tal com van prometre fa uns anys. Per no parlar dels 54 milions d’euros de superàvit del pressupost 2024. Us imagineu quantes escoles i projectes per les famílies podríem fer amb aquests diners?

A més, el sistema de gestió indirecta, és a dir a través de contracte, especialment per les dificultats del govern municipal de tirar endavant els contractes públics, no garanteix que quan finalitza el contacte no es generin situacions de bloqueig com la que actualment viuen les 6 escoles bressol que formen part de la xarxa pública a la nostra ciutat i que es troben en una situació d’inestabilitat econòmica i de molta inseguretat perquè el seu contracte ja va caducar, però encara no s’ha fet el concurs del nou.

Les famílies de l’Hospitalet mereixem una ciutat per viure-la en família i això vol dir que necessitem un govern que tingui en compte les nostres necessitats, amb una estratègia clara i definida sobre quina política familiar vol impulsar. Ens hi va el futur de la nostra ciutat.

Molt lliures de sospitar

Quan ja s’acabava la primera Tribuna Crítica que FIC organitza per tractar temes de ciutat amb protagonistes directes d’alguns esdeveniments de forta incidència mediàtica, el ponent d’aquesta ocasió, el portaveu del grup municipal d’ERC-EUiA, Jaume Graells, es va referir, una mica de passada, a la necessitat de posar l’accent en el treball que estan fent els mitjans de comunicació públics que moltes vegades s’apropen més, segons el sentit de les seves paraules, a fer circular missatges propagandístics que a presentar els fets tal com son.

La seva reflexió em va donar peu a posar de manifest de manera pública en el mateix acte, una manera d’actuar que ja s’ha repetit unes quantes vegades en sessions que organitza la nostra entitat, Foment de la Informació Crítica. Al menys en tres actes —segons em van recordar després els companys i els col·legues— el professional dels mitjans públics que s’ha presentat per cobrir la informació, ha posat la càmera en marxa i ha gravat la totalitat de la trobada. Només ens ha passat, que ho puguem constatar, en tres actes nostres: el de la nit d’aquesta primera Tribuna Crítica, el dia que es va fer una Factoria d’Idees sobre l’escàndol urbanístic de la mançana de Cosme Toda i quan vam commemorar el Dia Internacional de la Democràcia amb un debat sobre urbanisme amb els portaveus dels grups municipals, on va ser expressament convidat també el portaveu socialista que va declinar assistir. Tothom que hagi estat present a la gran quantitat d’actes que les entitats organitzen a la ciutat, podrà haver vist molt fàcilment que els professionals dels mitjans de comunicació públics acostumen a entrevistar al representant de l’entitat organitzadora, a la persona o persones convidades i després prenen imatges des de diferents posicions, fins que, considerant que tenen suficient material videogràfic, abandonen discretament l’espai. És la tasca normal dels professionals de televisió. Així és com es treballa habitualment. No és un fet habitual, ni de lluny, que el càmera desplaçat a un esdeveniment gravi la totalitat de l’acte. En aquests tres actes de FIC va passar això i, en els dos anteriors, no se’ns va ocórrer dir res perquè sempre hem ignorat lògicament la raó però tampoc és que ens hagi importat gaire.

En la darrera Tribuna Crítica, però, jo personalment vaig llençar la sospita que les gravacions íntegres d’alguns actes que poden resultar de notable interès polític, serveixin per molt més que no pas per la feina professional d’editar imatges per càpsules que, en general, durant molt pocs minuts. No sembla que tingui gaire sentit dedicar-se a gravar dues hores senceres d’un acte, per extreure tres minuts d’imatges que serveixin per il·lustrar una informació. Tenint en compte qui mana als mitjans de comunicació públics —estic parlant de qui mana, no de qui grava—, la gravació d’un acte de fort contingut polític en el context de confrontació actual del Consistori, tothom entendrà que pot resultar interessant per molts d’aquells que, naturalment, no tenen cap interès de deixar-se veure en un acte de FIC, però que estan molt interessats en saber què opina cadascú.

És una sospita estesa que a FIC hem comentat moltes vegades, però que mai havíem plantejat perquè, que ens importi ben poc, no impedeix que ens cridi l’atenció i ens resulti força estrany.

Especialment si tenim en compte que, en general, una gran part dels actes que organitzem sense tan de contingut polític, no acostumen a ser objecte d’atenció dels mitjans públics. Durant anys, gairebé no ens han cobert res, cosa que ens va portar a presentar una queixa al Consell de la Informació de Catalunya per vulnerar el codi ètic de la professió en aquell apartat que afirma que un mitjà de comunicació públic, és a dir, finançat per tothom, no es pot dedicar a determinar de quines coses informa a la ciutadania i de quines no, segons l’entitat organitzadora sigui més o menys crítica amb qualsevol poder. Val a dir que la denúncia al Consell de la Informació de Catalunya no va prosperar perquè aquest organisme es nega a entrar en una matèria tan delicada com és el control públic dels mitjans, que afecta a qualsevol administració, sigui l’autonòmica, les supramunicipals o les municipals, perquè en totes elles s’ha imposat la cultura de no molestar a qui directament paga.

Explicada la sospita públicament —sospita de que algú ordeni gravar l’acte sencer— i acabat l’acte, el professional dels mitjans encarregat de cobrir la Tribuna Crítica em va venir a trobar per acusar-me de perjudicar la seva imatge professional i amb aquesta diatriba va estar acompanyat per uns quants regidors municipals que em retreien que no em podia ficar amb els professionals perquè només reben ordres i, a més, son uns magnífics professionals. Jo els vaig explicar a tots, inclòs al col·lega enfadat, que el que havia explicitat eren sospites perquè no podem tenir proves, però sospites ben legítimes perquè la gravació sencera d’alguns actes no és gens habitual. En cap moment, mai, hem entrat en la professionalitat dels col·legues. Cadascú valora la professió com li plau i el que se senti al·ludit igual és que té algunes raons de consciència.

Resulta interessant, en el context en que es produïa la Tribuna Crítica, reflexionar sobre la valentia dels polítics que denuncien casos de corrupció i en canvi oblidar-se del que han patit històricament els professionals que s’han negat a conductes de seguidisme editorial, a complir amb els objectius del cap, quan no directament a prostituir la professió. Ja dic que cadascú valora la professió com li plau però a alguns que formem part del col·lectiu de FIC ens han tancat mitjans, ens han acomiadat moltes vegades o simplement hem optat per abandonar una feina que ens oferia un salari però que ens obligava a l’esclavatge professional. I només els periodistes que hem patit, i hem patit molt al llarg de la nostra vida, sabem què és l’esclavatge professional, el neguit d’haver de buscar feina en un món on es premia el que abaixa sistemàticament el cap, i a on et porta, tot plegat: a la marginalitat i el vilipendi. Els que hem patit la professió, sabem que no hi ha un treball tan cruel com el nostre.

Ningú discuteix la professionalitat de ningú. I encara menys dels que reben ordres. Només recordar que portem tres edicions de La Nit dels Insurrectes on hem reunit en un sopar ciutadà a un centenar de persones de mitjana en cada edició, sense que la televisió local ni cap mitjà públic hagi fet acte de presència. En canvi, hem pogut veure en un parell d’ocasions, al menys, que el canal digital ha dedicat unes quantes peces a explicar que a alguns veïns se’ls han escapat uns lloros. O, més proper encara, en la passada Tribuna Crítica organitzada per FIC, el col·lega enfadat va entrevistar al convidat Graells però no pas al president de l’entitat organitzadora. Perquè hi ha molta professionalitat, però el president de FIC no és ningú pels mitjans de comunicació públics.

Cadascú fa la feina com vol però potser que se’ns pugui considerar lliures d’opinar que els mitjans de comunicació públics no son un bon exemple de treball honest, de professionalitat garantida ni de neutralitat informativa. Com és obvi. Hi ha l’enorme costum en aquest Ajuntament d’agafar sempre els raves per les fulles. I ho veiem en cada ple. Quan l’oposició acusa el govern de no agilitar contractes, per exemple, de seguida implica els tècnics i els posa com a baluard. Ha passat, per exemple quan l’oposició discutia la composició del Consell Executiu dels mitjans públics al·legant que no es pot posar en qüestió la professionalitat dels periodistes proposats, quan el que es posa en qüestió és simplement la utilització que fan dels periodistes proposats per assegurar-se la majoria en cas de vot. Aquí exactament igual: si comentes que sospites que les gravacions senceres d’un acte poden tenir objectius diferents als professionals, primer, l’al·ludit fa veure que s’està posant en qüestió la professionalitat dels subordinats i segon, si el subordinat rellisca en la valoració, ja tens nous instruments a punt per justificar l’arbitrarietat sistemàticament aplicada a l’entitat en qüestió. El tema ja es veu que és tan delicat que, si jo fos subordinat i una mica independent i objectiu, em resistiria a ser utilitzat vilment.

La  darrera prova lamentable de tot plegat va tenir lloc en el programa de l’Informatiu de la tele pública de dimecres. No és la primera vegada que soc víctima de manipulació informativa per part dels mitjans públics. Durant 27 segons van reproduir una ínfima part de les meves paraules gravades durant l’acte a la Tecla Sala. Durant els 46 segons següents van dedicar-se a desmentir una cosa que resulta tan òbvia per tanta gent nostra que no cal prendre’s l’esforç d’insistir-hi, com és que cobreixen les informacions de FIC, que el Consell de la Informació de Catalunya els va donar la raó o que les meves paraules afectaven al professional enviat a cobrir l’acte. Ni acostumen a cobrir les nostres informacions —i és evident que no han cobert cap edició de La Nit dels Insurrectes, per exemple— ni el CIC va voler entrar al fons de la qüestió, ni jo vaig fer cap referència a un periodista al que, per pròpia iniciativa, se li hagués ocorregut gravar res perquè ho fessin servir altres interessats.

Respecte del Consell de la Informació potser que en lloc de dir mentires podrien haver inclòs l’acord al qual va arribar el CIC que afegeixo a continuació: “Per tot això, el Consell de la Informació de Catalunya adopta el següent:

ACORD. El Consell reconeix els bons propòsits que té l’entitat Foment de la Informació Crítica i l’encoratja a continuar perseguint fermament les finalitats descrites en els seus estatuts. Tanmateix no es pot pronunciar sobre la queixa presentada perquè no pot tenir cap seguretat que els mitjans de comunicació hagin menystingut les activitats d’aquesta entitat, i per tant no pot asseverar que hagin transgredit cap dels principis del codi deontològic. I per que així consti s’estén la present certificació, amb el vistiplau del president, a Barcelona en data 1 de juliol de 2024. Certifico.”

Que el CIC no pogués asseverar que haguessin transgredit cap dels principis del codi deontològic tampoc certifica que la manera d’actuar sigui la correcte ni que les denúncies de FIC, que naturalment mantenim, no mantinguin alhora la seva vigència.

És evident que la direcció dels mitjans de comunicació públics practica la tergiversació i fomenta la discriminació, i si posa els professionals en contra de FIC, tot això li és més rendible. Ells sabran a que juguen. FIC no té cap altra interès que defensar la millora de la ciutat i de la seva gent: ni ens juguem cap subvenció, ni esperem cap favor, ni vivim de la informació. Però som aquí i no ens callarem mentre tinguem resistència. Que és segurament el que molts voldrien en l’àmbit del poder i, fins i tot, alguns que es diuen col·legues.

Centenari del títol de ciutat: res a celebrar, molt a recuperar l’autoestima de ciutat

Josep Ferrer (Gent pel Canvi)

Enfocar el centenari del títol de ciutat de L’Hospitalet com una celebració festiva és ignorar la indignitat i la inutilitat d’aquella concessió, alhora que blasmar la memòria dels qui amb els seus esforços l’han fet efectivament una ciutat. Tanmateix, pot ser una oportunitat per reflexionar sobre el nostre passat i per reivindicar un futur millor.

El proppassat dia 10 l’Ajuntament va fer una pas més cap una commemoració essencialment festiva i descontextualitzada de la concessió del títol de ciutat, ara fa 100 anys, per part del règim dictatorial d’aleshores. La Plataforma “res a celebrar; molt a reflexionar i reivindicar” vam manifestar novament, mitjançant una silenciosa exhibició de cartells, la nostra discrepància amb aquest enfocament i la nostra demanda d’actuacions alternatives.

Una primera acció a considerar seria la renúncia institucional a aquella concessió. Rebutjar un premi o retornar una condecoració és una forma clara i contundent de denunciar la indignitat del donant. En el nostre cas, la indignitat d’una monarquia dictatorial que, en particular, reprimia durament el moviment obrer d’aquí i d’arreu. De ben segur la nostra ciutadania donaria suport a aquest gest de denúncia. Més encara en uns moments en que  les dretes autoritàries semblen revifar per tot. Seria un gest per mostrar públicament que l’Hospitalet s’alinea en el bàndol de la democràcia i dels drets humans.

En segon lloc, és una magnífica oportunitat per recordar i difondre la nostra història recent. Es una de les iniciatives que l’esmentada Plataforma vol desenvolupar, amb les naturals limitacions dels nostres escassos recursos. Cal explicar que al 1900 l’Hospitalet era una població rural i dispersa, d’uns quants milers d’habitants, que encara es veuria més disminuïda uns anys després per l’espoli de gairebé la meitat del seu terme municipal. Cal explicar que diverses onades immigratòries, atretes per la industrialització, han fet que hores d’ara ens acostem als 300.000 habitants, amb una saturació urbana que ens fa una de les ciutats més denses del mon. Cal explicar que els poders públics van deixar aquest creixement desmesurat en mans de la especulació immobiliària, només atenuada per la resistència de les associacions de base i les consegüents mobilitzacions ciutadanes.

D’aquesta història es deriva que el creixement quantitatiu no ha anat acompanyat, ni de bon tros, del corresponent creixement qualitatiu. Doncs, el nostre pla de futur no ha de ser continuar creixent com fins ara, sinó prioritzar la qualitat de vida de la nostra ciutadania, rectificant i fins i tot revertint les actuacions passades. L’Hospìtalet ha de créixer en verd, en equipaments, en serveis, en lleure, en transport, en neteja i en un llarg etcètera ben oposat al que ha viscut en aquests cent anys i escaig.

L’Ajuntament encara és a temps de reorientar el centenari en aquestes direccions. No volem carrosses ni banderetes, sinó reflexions i plans de futur engrescadors. Amb això aconseguiríem potser el més important: aprofitar el centenari per recosir la ciutat, per aplegar totes les forces vives en una reflexió col·lectiva sobre el passat i el futur, per integrar tots els sectors socials en un projecte compartit. En altres paraules, per autènticament FER CIUTAT.

Mala gestión del PSC en la plantilla municipal

Javier Díez Crespo (Grupo municipal PPC)

En el pasado pleno de febrero se aprobó la plantilla de personal del Ayuntamiento de l’Hospitalet, y pudimos constatar lo que los sindicatos hace tiempo vienen denunciando: la falta de personal y mala praxis en la gestión de los recursos humanos del Ayuntamiento.

Hay muchas áreas con carencia de personal, lo que se traduce en un retraso en la tramitación de los expedientes, en un mal servicio a la ciudadanía, y en departamentos colapsados.

Los datos son reveladores: en una plantilla de 1.929 trabajadores teóricos, hay 550 vacantes.

Algunas áreas están bajo mínimos, como por ejemplo en Serveis Socials: de una plantilla teórica de 95 trabajadores sociales hay 29 vacantes. La falta de trabajadoras y trabajadores sociales es uno de los déficits más graves en nuestra ciudad, ya que tenemos una de las más altas tasas de pobreza y exclusión social del Área Metropolitana de Barcelona. En l’Hospitalet, tenemos 1 trabajador/a social por 3.183 habitantes, lejos de la ratio de 1 trabajador/a social por cada 1.700 habitantes que recomienda el Consejo General de Trabajo Social.

Con respecto a los educadores sociales, hay 29 vacantes de una plantilla de 68 personas, casi la mitad de las plazas.

La gestión del personal en las bibliotecas es otro ejemplo evidente del despropósito municipal, la falta de trabajadores ha provocado que el jueves 13 de marzo,  se haya tenido que cerrar puntualmente la biblioteca de la Florida, y el  sábado, día 16,  suceda lo mismo en la de la Plaza Europa; situaciones que seguirán repitiéndose mientras el consistorio no de solución. 

Ello se traduce en una sobrecarga de trabajo, en una plantilla desbordada y desmotivada en un área que no es que necesite cubrir las vacantes, sino que además requiere una ampliación urgente de los profesionales que atienden a los ciudadanos.

Y lo mismo sucede de la Guardia Urbana: de una plantilla teórica de 443 agentes, hay 99 vacantes. Esta es una de las causas (aunque no la única) que agrava el problema de inseguridad que padecemos los ciudadanos de l’Hospitalet.

Tenemos una Guardia Urbana desmotivada, maltratada por el equipo de gobierno del PSC, que sufre una constante perdida de efectivos por la marcha de profesionales a otros ayuntamientos donde tienen mejores condiciones de trabajo y están más valorados.

No solo desde el Partido Popular hemos denunciado esta situación: como es lógico, los sindicatos también llevan tiempo manifestando la mala praxis en la contratación. UGT denuncia “la falta de personal, sobrecarga, “ñapas” y estrés de los trabajadores municipales”. CCOO ha denunciado “la falta de personal generalizada en RRHH, regidorías, cultura, educación, servicios sociales y Guardia Urbana”.

Y es que el problema es grave: en todo el Ayuntamiento hay 62 plazas vacantes de administrativos, 113 de auxiliares y 26 de subalternos. Esta falta de previsión y la mala gestión en la cobertura de las vacantes está afectando gravemente no solo a la calidad y eficiencia de los servicios municipales, sino también a la ejecución de proyectos e inversiones clave para el municipio.

Un ejemplo claro es la tramitación de las subvenciones Next Generation. La falta de personal, unida a la desidia y dejadez del PSC, supuso la pérdida de 3.202.000 euros de subvenciones Next Generation.

En septiembre de 2022, el Ayuntamiento solicitó la subvención para la reforma de diversas calles para mejorar la movilidad sostenible y la reforma de las escaleras mecánicas del metro de Santa Eulalia. Estas ayudas se adjudicaron en el BOE de julio de 2023. Sin embargo, no fue hasta cinco meses más tarde que el Ayuntamiento aceptó estas ayudas, y volvieron a dejar pasar cuatro meses para la aprobación de la contratación y apertura del proceso de licitación. 

Es decir, desde que a este Ayuntamiento se le concedió la subvención hasta que abrió el proceso licitatorio, pasaron nueve meses que hicieron imposible cumplir con la fecha tope de ejecución de los proyectos subvencionados (31 de diciembre de 2024). En consecuencia, el Ayuntamiento se vio obligado a asumir estos proyectos con fondos propios en lugar de con fondos europeos.

Otro de los aspectos a destacar es la proliferación de comisiones de servicio internas, “a la carta” en la que se nombra a una persona que luego consolida ese puesto. Como ha denunciado CCOO, es vergonzoso que estos procesos de comisiones de servicio se resuelvan en menos de tres meses, mientras que las convocatorias de bolsas de urgencia se eternizan. 

Es lamentable la premura que hay para cubrir a dedo las plazas de directores, o asesores o altos cargos, que se convocan y se cubren rápidamente. Todo lo contrario sucede con las convocatorias de ordenanzas, auxiliares o agentes de Guardia Urbana.

En definitiva, vemos un gobierno municipal con unas prioridades equivocadas en la gestión de los recursos humanos, puesto que está más pendiente de dar cobertura a la convocatoria de plazas de altos cargos, que de hacerlo en la plantilla que realmente da servicio a los vecinos de la ciudad: trabajadores sociales, educadores, bibliotecarios, o Guardia Urbana, entre otros muchos ejemplos.