Ciudadanía en general: siento decepcionaros. Y eso que muchos lectores me dicen que no les decepciono, que simplemente les cabreo porque solo pongo el ojo en lo feo y nunca sonrío al futuro. Esta vez os voy a cabrear todavía más porque para quienes tenían algunas esperanzas sobre los que parece que mandan, las voy a eliminar de una tacada. Estos, no tienen arreglo. Hasta los chicos de L’Estaca y de FIC se creyeron aquello de la mano tendida que el alcalde dijo y redijo el día del pleno extraordinario. Era mentira. Triple Q y su equipo van a la suya… y a la deriva, que es la única tabla de salvación que nos queda a los habitantes de esta maltratada ciudad.
Solo voy a dar dos datos para que os hagáis una idea de la indignidad. El primero. Acaban de anunciar que van a licitar una serie de contratos para poner velas en 32 áreas infantiles de la ciudad gastándose 1.400.000 euros, con el objetivo de cubrir algo más de la mitad de las superficies del sol aterrador de estos meses. Estamos a mediados de julio, empiezan ahora la licitación y las velas estarán para ponerse sobre el mes de noviembre y diciembre que es cuando el verano está en su punto álgido, por eso l’Hospitalet está tan cerca de Sao Paulo. Y no se les cae la cara de vergüenza ni un milímetro, porque no la tienen. Y como ellos cuando tienen calor se meten en sus despachos, comprenden perfectamente que los habitantes de esta desgraciada ciudad necesiten unas velas en diciembre para soportar el calor de este verano.
El segundo: acaban de anunciar que l’Hospitalet tendrá en tres años y pico —que siempre serán cinco— 131 pisos de alquiler asequible en dos solares que el Ayuntamiento regaló al Àrea Metropolitana —y del que dieron noticia puntual en este digital—. Sobre todo, porque a l’Hospitalet le sobran solares y especialmente, le sobran solares para construir más viviendas porque aquí lo que tenemos de más son parques y jardines y avenidas y grandes zonas de arbolado y espacios deportivos. Acaban de anunciar, como un éxito, que ya se han estudiado a fondo los proyectos. Y han tenido la desvergüenza de explicarlos. Punto 1. Se trata de edificios de siete pisos de altura. O sea, más bloques en la ciudad de los bloques (Por cierto, pasearos por los barrios recientes de ciudades como El Prat, Sant Boi o Cornellà, aquí pegados: lo que construyen no pasa de 4 alturas). Punto 2. Se trata de infraviviendas de una o dos habitaciones que van de 43 a 67 metros cuadrados. Como están pensados para los pobres, con ese espacio tienen de sobra porque van a vivir en una ciudad diseñada y construida para gozar del aire libre, toda verde, sin contaminación y con unos servicios excelentes.
El equipo de triple Q no tiene vergüenza, pero la AMB donde están todos los partidos, los del gobierno y los de la oposición, tampoco. Y ya va siendo hora de que alguien lo diga. De hecho, me encantó el otro día la información de este digital sobre Moventis donde se explicaba que la AMB contrató a la empresa más barata para transportar a los pobres de l’Hospitalet y ahora hacen ver que se echan las manos a la cabeza con el desastre.
Eso sí. Triple Q anunció en el pleno de la carcajada del 1 de julio que van a poner en marcha una Oficina Municipal d’Habitatge —debe haber cola de amiguetes que buscan un sueldo estilo Pedralbes— a la que los pobres tendrán que acudir para solicitar casa. Si esa oficina municipal va a funcionar como la mayoría de oficinas municipales de l’Hospitalet, donde los trámites se acaban alargando meses, si no años, las casas estarán acabadas en el 2030 pero sus habitantes están estudiando ahora mismo primero de ESO.
No hay mano tendida. No se pacta nada. No hay voluntad de revertir las barbaridades diseñadas en los gobiernos precedentes. No hay instinto para la colaboración. Lo que hay es lo de siempre, engaño y palabrería con el objetivo de que vayan pasando los meses hasta conseguir la mayoría absoluta que les permita acabar de destruir la ciudad sin que por lo menos que nadie les tosa. Y mientras tanto, a ver si hay algún incauto que les ayude otra vez a aprobar los presupuestos…
No escuchan. No nos defienden. No nos representan. No existimos para ellos. Como decía aquel filonazi: el que pueda hacer que haga, pero en el buen sentido de la palabra hacer. Aunque me temo, que ya está siendo algo tarde para hacer algo. Es lo que tiene la desvergüenza, que paraliza.