Política de alcoba

Cristian Alcázar, primer teniente de alcalde.

15 de marzo 2020

Cuando lo leí no terminaba de creérmelo. El nuevo primer secretario de los socialistas hospitalenses es, desde el día 10 de marzo, el jovencito Cristian Alcázar, 40 años, segundo teniente de alcalde de las importantes responsabilidades de Espacio Público, Vivienda, Urbanismo y Sostenibilidad, concejal desde junio del 2011 cuando tenía 30 años, y desde el 2004 vinculado al PSC en distintos trabajos bien remunerados (tenía 24 años).

En aquel tiempo entró como simple administrativo en el Grupo Parlamentario Socialista en Cataluña y se pasó un poco más de dos años hasta que el Molt Honorable Montilla se lo llevó de responsable de agenda (con 27 años) en su gabinete donde se pasó casi cuatro años. Cuando Montilla se convirtió en ex-presidente no lo dejó tirado. Se lo llevó con él a la oficina del ex-presidente y le pagó siete meses de salario hasta que entró de concejal. Entonces se emancipó y de regidor de a pie los primeros cuatro años, pasó a teniente de alcalde de Deportes, Juventud, Bienestar, Derechos sociales y regidor del distrito II los 4 siguientes, para convertirse —en este tercer mandato— en segundo teniente de alcalde y, ahora, primer secretario del PSC.

No sé si, como dicen, es un animal político. Ignoro si es listo. Lo que si constato es que sabe elegir padrino. El mismo padrino que en su día, con más o menos los mismos años, eligió Miquel Iceta y míralo ahora donde está. Cuando vi a Alcázar en un vídeo no me lo podía creer: no solo eligió el mismo padrino que Iceta en su día, es que además se le parece físicamente un huevo. Como un huevo a otro huevo. En lo que difieren es en la pareja. Me explico porque es trascendente.

Alcázar e Iceta están casados. El primero, con una señora, y esa señora es, ni más ni menos, que la hija del primer teniente de alcalde del mismo ayuntamiento de l’Hospitalet, Fran Belver. Lo interesante del caso es que Fran Belver era el contrincante de Alcázar en las primarias del PSC local para ser el líder, después de que la alcaldesa Marín optase por no concurrir al cargo de primera secretaria. Eso mismo ya pasó hace unos años, solo que ahora, Alcázar ha derrotado a su suegro —con 60 votos de diferencia y un 81% de los apoyos— y ni siquiera lo ha colado en la ejecutiva local. Ha puesto a los suyos: Ángeles Sariñena, octava teniente de alcalde; Rocío Ramírez, cuarta teniente de alcalde y la concejala Laura García, además de otros tres militantes, no se si de a pie o de a caballo. Me huele que de caballería.

Vuelvo al principio. Cuando lo leí no acababa de crérmelo y me pareció que debía indagar. Porque resulta increible que el yerno se coma al suegro por las patas, como no sea que no se ven ni en la cena de Navidad. Y algo de eso hay. Belver es el ojito derecho de la señora Marín y su sucesor in pectore hasta que se les ha atragantado el jovencito Alcázar. De todas maneras, en el pacto de caballeros de las interioridades queda sellado que la señora Marín tiene siete años por delante de alcaldía, si no le cae alguna cosa más sofisticada de las alturas. Para eso Iceta tiene que ser President y ya veríamos. De modo que puede haber Marín para 7 años con permiso de los ciegos de la ciudad, que no son capaces de ver que el futuro pasa por unirse y hacer una candidatura innovadora e interesante que rompa el monopolio socialista que para el 2027 tendrá casi cinco décadas.

La incógnita es lo que puede pasar en el 2027, cuando Alcázar tenga 47 años y Belver con un pie en la jubilación. Todo parece indicar que Belver, que se las tenía muy felices, tendrá que contar con la ambición del yerno. Y ahí no parece que vaya a haber cataplasmas.

La casa gran de l’Hospitalet tiene un maleficio con los matrimonios de los políticos. Se rompen muchos y tantas roturas y tantos empalmes —en el mejor sentido— son la comidilla del personal. El primer teniente de alcalde sufrió con la ruptura de su primer matrimonio. La hija de ese matrimonio es la esposa del segundo teniente de alcalde y el segundo teniente de alcalde sabe que su esposa quiere mucho a su madre y tiene algunos reproches para con su padre, así que esa guerra en casa está bastante bien vista y bien llevada. El primer teniente de alcalde se volvió a emparejar otras dos veces y en el interludio se rompió el talón de Aquiles que es un sitio muy feo para cualquiera pero todavía más para los políticos. Algo tiene la casa gran que rompe matrimonios porque en el pasado le pasó a Pujana, le pasó a Ruíz, le pasó a Díaz, a Saura, le pasó a otros cuantos más que seguro que me dejo y ahora más recientemente le pasó a Brinquis, el teniente de alcalde de Hacienda en el anterior mandato, que ahora Marín ha colocado de Jefe de Gabinete de la Presidencia en la Diputación. Casado con la hermana de otro compañero de consistorio de sus propias filas, creaba tensiones en las reuniones y en el ayuntamiento donde trabaja su ex-mujer. Si aqui no cabes, querido Brinquis, en la Diputación sobra feina. Lo mismo que la tercera pareja de Belver que también se pasea todos los días por el Ayuntamiento, donde trabaja, y a veces despacha con Alcázar temas de comunicación como si no pasara nada. Cuando sí que pasa: es la rival de la madre de su señora.

Una crónica de faldas, esto es lo que es este artículo (y de pantalones, no me vayáis a llamar machista que lo odio). Cuando lo que debería ser es un comentario sobre un acontecimiento político de primera magnitud en la ciudad: la elección de uno que pinta para alcalde. Que tiene ambiciones suficientes y la experiencia de toda una vida viviendo del presupuesto público (es como ser funcionario, sin oposiciones y encima mandando). Como para dejarlo…

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