¿Se abrirá Ràdio L’Hospitalet, o es otra filfa?

Un momento del pleno municipal donde el presidente de FIC defiende la reapertura de Ràdio L’Hospitalet.


Me invitó un amigo ugetista y guarnicionero. Ven, Candelas, que hoy nos van a oír en el pleno. La ciudad se va a quedar sin guardia urbana porque estamos hartos de que ni nos escuchen. Pues solo nos faltaría eso. El tema de la seguridad, lo dijo hace tiempo el PP, pero lo señalan muchísimos vecinos en todos los barrios, es un tema de primera magnitud, como la falta de zonas verdes, de escuelas, de servicios sociales, de atención administrativa, de vergüenza…

Hay, la falta de vergüenza… Tenemos una ciudad donde lo que más le interesa a la primera mandataria son las fotos con los poderosos: los reyes, el hijo adoptivo presidente del MWC. Eso de tener que asistir a los plenos, menuda faena. No lo digo por mí, que también. Lo digo por la cara que puso la alcaldesa a lo largo de las más de cuatro horas que duró la sesión. La misma cara de siempre que tiene que aguantar tostones. Es decir, la misma cara de siempre cuando tiene que escuchar cosas que no le gustan. Se irá de alcaldesa en cuanto pueda, porque l’Hospitalet no está hecha para ella. A ella le va más el Senado, y las “senas”, si puede ser al lado del rey, mejor que mejor…

En fin. El problema ya no es solo ella. El problema es que la ciudad está a punto de petar. Los problemas se acentúan por todas partes y no hay dios que les ponga solución. Solo se mueven los servicios de urbanismo, de infraestructuras y obras, la agencia de depredación urbana (ADU) donde trabaja la logia del empresariado promotor y solo para beneficiar a los de siempre.

Nunca se escuchan bien los parlamentos de los concejales en la sala de plenos que es lo mínimo que se le podría pedir a una sala pensada para hablar y escuchar, pero lo de ayer fue de traca. Estaban mis colegas los guardias, silbando y subrayando a gritos, un montón de señoras feministas con carteles contra Vox, alumnos y padres de un par de escuelas de la ciudad con el consiguiente jolgorio infantil, y los que me dejan escribir estas cosas en su simulacro de revista: la gente de FIC.

Como tenían prevista una intervención en el pleno, allí estaban unos cuantos de esos periodistas díscolos y sus socios. Me explicaron que para poder hablar tuvieron que rellenar un montón de papeles, presentar no sé cuántos documentos, explicar un montón de cosas… Como que la entidad renueva anualmente su Junta y como que ya son muy mayores, no se han hecho todavía a la “burrocracia” intensiva del gobierno local y de la Generalitat, que pide legalizar la nueva Junta cada vez que se renueva, como si en ello le fuera la vida a la Administración. ¿El resultado? Que avisaron el mismo día por la mañana desde el gabinete de alcaldía que el presidente de FIC tendría 5 minutos de tiempo en su intervención y que la intervención del presidente de FIC duró exactamente eso según el cronómetro de los que mandan, ni un segundo más. Es decir, que no le dejaron terminar. Terminó sus párrafos el portavoz de los comunes, pero como se le oía fatal, los del público no nos enteramos de casi nada.

¿Para que estaban allí los de FIC? Para explicar que abrir Ràdio l’Hospitalet es solo cosa de voluntad política, porque el ayuntamiento mantiene una plantilla de periodistas que ya les gustaría a muchos ayuntamientos que tienen gabinete de prensa, radio, televisión y portavoz gubernamental escrito, y porque muchos de esos periodistas hospitalenses ya vienen realizando trabajos para exportar a la Xarxa de la Diputación, que sirve información municipal a todos los medios locales y supramunicipales. No existe Ràdio l’Hospitalet porque el gobierno tiene de sobras con el boletín que reparte a domicilio cada mes, con los cuatro que siguen la televisión local y con los más recalcitrantes que a veces miran el canal digital. El poder (todos los poderes) han acostumbrado a la ciudadanía a enterarse de lo poco que les interesa por las redes sociales y por whatsapp y todo lo demás sobra. Desde luego, al poder local no le interesa una emisora que, por ejemplo, cite a los portavoces de las entidades a explicar lo que ocurre en la ciudad porque, a juicio del Ayuntamiento, en la ciudad no ocurre nada que merezca demasiado esfuerzo conocer. Aquella voluntad de “hacer ciudad” que se adjudicó como virtud a la emisora local, hoy anima a todo lo contrario.


Cómo a alguien se le ocurra debatir si de verdad se ha hecho ciudad, estamos apañados, porque l’Hospitalet tiene de ciudad lo que el Llobregat tiene de navegable. La parte que no se escuchó de lo que dijo el presidente de FIC quizás era lo más reseñable, porque entronca directamente con lo que aprobó la moción que pedía la reapertura de la emisora que presentaron al unísono ERC, el PP y los comunes. Esto es, que para que se ponga en marcha una emisora con el nivel que tienen los otros medios de comunicación públicos (MCP), mejor quedarnos como estamos. No se trata de que sean mejores o peores, no es una crítica a la profesionalidad de los que trabajan. El problema es que no se realiza el trabajo con criterio público sino con criterio gubernamental. Y la esencia de una emisora municipal es que sea pública, de todos, no exclusivamente del poder. Los de FIC pedían que se abra la emisora, pero que se reforme el mecanismo de control de los medios de comunicación públicos. Es decir, que el Contrato-Programa que los rige, se reforme para que dé entrada a las entidades de la ciudad además de a los partidos con representación municipal y que se garantice que el partido de gobierno, el director nombrado por el gobierno y los profesionales afines no monopolicen la mayoría del Consell Executiu i de Programació que es quien tiene potestad para controlar la orientación editorial de los medios.

La moción de los partidos se aprobó por unanimidad en tres de sus seis puntos y por mayoría de 14 votos contra 13, en los otros tres, de modo que se acordó, por mayoría simple, instar al gobierno a que abra la radio, a que el organismo que tiene atribuciones abra la radio en el periodo de un año y al equipo de gobierno para que dote de presupuesto esta reapertura. Y se aprobó, por unanimidad, instar al Consell Consultiu i Assessor de los MCP a emitir un informe sobre las diferentes posibilidades de reapertura en el plazo de seis meses, al gobierno a hacer públicas las conclusiones del informe y a trasladar a los organismos interesados los acuerdos de esta moción.


Algo parecido ya se aprobó en octubre del 2015. Ocho años después, las cosas siguen igual. No tiene pinta que ahora las cosas vayan a cambiar, como no sea que la ciudad de hoy no es la ciudad de entonces y las crisis que se avecinan conviertan en irrespirable el clima político interior.

Lo acordado ayer dice que el equipo de gobierno tendría que modificar el presupuesto o complementarlo con la dotación correspondiente para la reapertura de la emisora, aunque, como que el plazo debería empezar hoy y estar listo más o menos en diciembre de este mismo año, sirve perfectamente para que se tenga en cuenta en el próximo presupuesto del 2025, de modo que la emisora se pudiera reabrir como muy tarde en marzo del próximo año. Pero lo acordado ayer también obliga al equipo de gobierno a dos cosas más. A instar al director de los MCP para que convoque al Consell Consultiu i Assessor lo más pronto posible para que en el plazo de seis meses haya evacuado el informe correspondiente a las posibilidades de reapertura de la radio, y también a instar al Consejo de Administración de La Farga SA para que los MCP se pongan las pilas en lo referente a la reapertura de la emisora en marzo de 2025.


No se explicita, pero es de suponer que todas esas diferentes acciones —en un mundo tan burocratizado, rígido e inflexible como el que han esclerotizado las administraciones públicas—, esos pasos obligados, se van a realizar y de ello se va a informar adecuadamente a los grupos que protagonizaron la moción y a los ciudadanos interesados. No se entendería tanta rigidez para poder hablar en los plenos y tanta desidia para hacer efectivo el control de la acción de gobierno, en aquellos aspectos a los que le obliga el voto de los representantes públicos. En 2015 desconozco si había alguien siguiendo estos procedimientos. Los de FIC (que no existían entonces) me garantizaron ayer que estarán pendientes de que lo aprobado se cumpla. Y de que, si no se cumple, denunciarán al poder y lo marearán todo lo que las buenas maneras le permitan, que para eso son unos chicos pejigueros pero civilizados.


Dos comentarios últimos que me parecen elocuentes: que se votaran por unanimidad algunos puntos de la moción quiere decir que los 3 concejales de VOX se añadieron a la moción de las otras tres fuerzas, pero también quiere decir que, si triunfó la moción en su conjunto, fue por ese apoyo en principio insospechado. Una lectura desapasionada del hecho indica que para forzar al equipo de gobierno a hacer cosas que no le gustan, todos los concejales de la oposición deben ir a una. Hay dos maneras de leer estas cosas. Una, que tiene un sesgo sectario especialmente desde la perspectiva local: que a la izquierda le suele escocer coincidir con VOX en algunas cosas. La otra, mucho más pragmática e inteligente: que no es lo mismo que tu coincidas con VOX que VOX coincida contigo. En general no se suele hilar tan fino. A
Sánchez le han acusado permanentemente de apoyarse en Bildu, sin tener en cuenta que es Bildu quien se apoya en Sánchez porque las estrategias a veces deben confluir.


La otra cosa. Los de FIC me explicaron ayer que el presidente recibió diversos whatsapp’s de profesionales de los medios de comunicación públicos, felicitándole por la iniciativa. Ellos también están a favor de la reapertura de la radio. Y probablemente también de una radio más libre, menos condicionada que los actuales medios de comunicación que solo son públicos porque los financiamos entre todos, no porque actúen como un servicio público para la mayoría de la ciudadanía.

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