La Guardia Urbana de l’Hospitalet, en crisis total y a punto del colapso

Los agentes reclaman mejoras en muchos ámbitos, en seguridad, en las condiciones de trabajo y en los emolumentos

Un vehículo de la Guardia Urbana en Rambla Marina.

Que de las decenas de ciudadanos y ciudadanas que acudieron al último pleno municipal en el remozado salón de sesiones, los representantes de la Guàrdia Urbana fueran los más ruidosos, los que más silbaron, los que más levantaron la voz, pone de manifiesto el grado de indignación, desasosiego y nerviosismo que existe en el Cuerpo a consecuencia de los desencuentros con el gobierno municipal y los encargados de las negociaciones de la plataforma reivindicativa que presentaron hace ya unos cuantos meses.

El primer paso fue ponerse de acuerdo los delegados de los agentes (7 de UGT, 4 del SPL y 2 del SPC) para componer una mesa de negociación en torno a tres bloques que son considerados urgentes: la cuestión de la Seguridad del Cuerpo, las condiciones de trabajo y la reivindicación económica. Con posterioridad esos temas han sido llevados a la mesa de negociación con el ayuntamiento (allí están el director de servicios de la GU, el Jefe de la GU y el responsable de Recursos Humanos) donde se han planteado las distintas cuestiones sin que, hasta el momento, se haya llegado a ningún acuerdo. El día que la delegación de UGT nos informaba de la situación se había desconvocado unilateralmente la última sesión de la mesa negociadora sin que se fijara nueva fecha para retomar los temas.

El diseño de la plantilla de la GU de l’Hospitalet considera que debe haber, para cumplir con los servicios encomendados, 390 agentes. En estos momentos faltan entre 40 y 50 agentes en el Cuerpo, de modo que para el cumplimiento de los servicios que la ciudad precisa, el resto de agentes tiene que cubrir esas ausencias, lo que repercute necesariamente en la seguridad general en la que desarrolla su trabajo la actual plantilla. Al mismo tiempo, la GU se ha cansado de reclamar una mayor seguridad en las instalaciones reclamando una comisaría independiente de otros servicios (hoy se comparte con los servicios de Urbanismo, Espacio Público, Vivienda y Sostenibilidad entre otros), de modo que exista una total garantía de que el armero, las emisoras, los radares, todo el material sensible de la policía local esté debidamente custodiado. Por otra parte, la GU ha reclamado reiteradamente que se detalle un protocolo, hoy inexistente, que garantice el uso de otros instrumentos de seguridad como las pistolas Taser o las cámaras unipersonales que el Ayuntamiento adquirió en su día y que no se utilizan justamente porque faltan estos instrumentos (protocolo de uso y formación adecuada) que protejan convenientemente a los agentes a la hora de utilizarlos y que resulten estrictamente adecuados para la protección de los ciudadanos.

Por lo que respecta a las condiciones de trabajo, la GU reclama los recursos necesarios para una adecuada formación de los agentes en todo aquello que tenga que ver con la protección de sus derechos y de los ciudadanos, una inversión en recursos tecnológicos para rentabilizar su trabajo. En l’Hospitalet se siguen rellenando a mano las denuncias mientras que la mayoría de policía locales ya ha tecnificado los boletines y su trasmisión, del mismo modo que se reclama una centralización digitalizada de los datos (ahora, por ejemplo la comprobación de matrículas todavía se tiene que hace mediante las emisoras móviles de los vehículos) y colateralmente una flexibilización de los sistemas de vacaciones y permisos que ahora mantienen un régimen tan riguroso, que en lugar de facilitar el servicio de policía y control de los agentes, directamente lo entorpecen. Y al mismo tiempo reclaman un punto de atención en la uniformidad adecuada de los agentes que en estos momentos presentan numerosas carencias.

En lo que hace referencia a la reivindicación económica, los delegados se quejan del bloqueo de la negociación desde el pasado diciembre especialmente en lo referente a los días de especial penosidad (es decir, los días en que se cubren fiestas) y se quejan de que este año, por primera vez, se ha impuesto un calendario que ha roto la dinámica de otros años y que se encuentra recurrido judicialmente, a la vez que se mantienen los retrasos en las percepciones económicas de los servicios extraordinarios de modo que en muchos casos todavía no se han abonado las horas efectuadas de más en septiembre y octubre. Finalmente, los delegados de los agentes reclaman que se actualicen los complementos retributivos (como los pluses de nocturnidad, por ejemplo, que en muchos casos representan el 25% de la jornada habitual) que hace más de 20 años que no se actualizan, y que se homologuen con los que están cobrando en estos momentos, agentes de municipios de dimensiones parecidas como Badalona, Terrassa, Sabadell etc.

Pedimos a las fuentes informantes que se pronunciaran sobre dos problemas que se vienen arrastrando desde hace meses y que son del dominio público. El contencioso por el nombramiento del jefe de la GU, que está reclamado judicialmente y las acusaciones de descontrol en el absentismo de la plantilla. UGT sobre este último asunto insistió en que ha habido sistemáticamente esta acusación pero que, pese a que han reclamado datos concretos y elaborados, jamás se han presentado. Y aunque no justifican esa situación de absentismo importante la explican en muy buena parte por el clima de desánimo que se ha creado desde hace meses, por los envejecimientos de las plantillas que posibilitan jubilaciones regulares y por la ausencia de incentivos de modo que los nuevos agentes que se incorporan, en cuanto tienen una oportunidad acuden a otros municipios donde las condiciones son mucho mejores y el clima laboral menos angustiante. Para acabar de dibujar el clima existente no hay más que fijarse en el conflicto ocurrido con la elección prácticamente impuesta del nuevo mando de la GU al que prepararon una convocatoria a medida según las mismas fuentes.

Justo ayer, una nota de prensa del gobierno local daba cuenta de la renovación de la flota de la Guardia Urbana con 15 nuevos vehículos, que habían entrado en servicio hace más de un mes. La nota iba acompaña de unas declaraciones del teniente de alcalde de Seguridad, Movilidad y Recursos Humanos, Jesús Husillos que, si se contrastan con lo que opinan los agentes de la GU, resultan especialmente llamativas: “La seguridad es una prioridad para el Gobierno municipal. Con la incorporación de estos nuevos vehículos, no solo reafirmamos este compromiso y reforzamos los servicios de proximidad a los barrios, sino que incrementamos la apuesta de dotar con más recursos humanos, técnicos y materiales a la Guàrdia Urbana”Sin comentarios.