Ni olvido, ni perdón: 45 años grabados en cemento

La historia y Triple Q

David Quirós y Núria Marin en el congreso de los socialistas de l’Hospitalet,

¿Para qué nos vamos a engañar? Algunos tenemos pocas esperanzas de lo que el equipo Quirós, el nuevo alcalde, prepara para el futuro, pero como el futuro es futuro habrá que dejar que pase el tiempo. Es lo que decían no hace mucho los de esta casa, que no se iban a meter con Triple Q (querido quirós quesito) hasta la Castañada, nunca mejor dicho. Y yo voy a seguirlos, que para eso son los que me pagan un dineral por escribir aquí. Así que no hablaré del presente ni del futuro, pero tengo permiso para hablar del pasado. Por cierto, hablando del pasado: he visto que los eFICaces de esta casa le han cambiado el título al título de toda la vida: L’Estaca, revista de l’Hospitalet. Pues ahora ni es revista ni es nada, es solo Periodisme Crític, o sea que ahora empieza a ser algo de periodismo porque… si no es crítico, no es periodismo ni es nada y eso no me lo enseñaron en ninguna Facultad, que lo aprendí en la vida.

A decir verdad, antes si eras crítico te abrían un expediente. Ahora hay que ser algo crítico para ser alguien. Pues eso está bien. Mejoramos hasta en esto tan gris que es la información. Pero vayamos al mejunje. Lo que no se pudo recomponer en tres años se acaba de recomponer por sorpresa en tres horas. Por sorpresa, porque como no soy militante, ni acólito, ni funcionario, ni activista elegante de alguna entidad militante o acólita del socialismo local, me enteré el mismo sábado de que los socialistas hospitalenses ponían fin a la gestora y elegían una dirección digna de tal nombre con casi los mismos de la gestora. Es decir, todo rapidito, sin oleajes y sin sorpresas, que para eso ya está Triple Q. Habemus primer secretario, que es el hasta ahora presidente de la gestora y hay algunos cambios porque el alcalde quiere tener controlado el aparatito y ha metido a su gente “para no repetir los mismos errores”, según dijo. “Necesitábamos tiempo para madurar” y desde que él es alcalde, se ha madurado de golpe. A base de “concordia”, porque hasta ahora lo que había era solo “fraternidad” y eso es muy poca cosa para unir pedazos.

El objetivo del aparatito es “atraer talento” porque como dijo Willy Brandt — al que cita mucho Triple Q—, nuestro idolatrado papá socialdemócrata, “necesitamos a los mejores”, por eso en su día apostó por Felipe González, que entonces era de los mejores socialistas y hoy es de los mejores ultrareaccionarios y así nos fue entonces y ahora.

Triple Q explicó en la clausura del quince congreso, que es el momento de las nuevas ideas (y allí estaba la senadora Marín, la de las viejas ideas) y que es mentira que los socialistas de l’Hospitalet sean los responsables de una ciudad masificada y de alentar la especulación urbanística. Y para eso echó mano de los datos: el 87% de lo construido en la ciudad se construyó durante la dictadura y de eso, los socialistas no podían ser responsables.

Cierto, los socialistas del momento no pudieron ser responsables de lo hecho durante la dictadura porque en esa época ellos no existían y sus padres estaban de vacaciones.

Cuando sus padres volvieron de vacaciones y les inculcaron sus ideas a los que desde entonces han gobernado, edificaron el 13% de lo que no existía. Es decir, si el franquismo se comió una parte substancial del territorio, era esperable que lo que venía después reparase la desgracia, no que sobre la desgracia se echara más cemento.

Pondré unos datos elocuentes sobre la mesa y después sacaremos conclusiones. En 1960, según datos estadísticos de Idescat, vivían en la ciudad 122.813 personas y existían 26.570 viviendas. Debemos recordar aquí que la ciudad creció desde los años 20, cuando todavía Franco estaba en África matando gente. Creció desmesuradamente y se dejó arrebatar por Barcelona la mitad de su término municipal, sin que al alcalde de entonces, el que hoy lleva el nombre de la principal Rambla de la ciudad —él o su padre, ya me he perdido—, moviera ni el meñique, no fuera caso que el rey se lo metiera en la nariz. Ya en los 60, Franco descubrió el desarrollismo y la ciudad se volvió a llenar de obreros del sur y de especuladores del norte capitalino. Para 1970 la ciudad había casi duplicado su población y había construido 40.000 viviendas más hasta superar las 66.000. Cuando nacieron los ayuntamientos democráticos, en 1979, no hay datos fidedignos pero habría alrededor de 290.000 habitantes, unos 50.000 más que en 1970, de modo que por una simple regla de tres, quizá habría entonces en torno a 79.000 viviendas. Una auténtica barbaridad que hizo inevitable el grito ciudadano de “ni un bloque más”, en la ciudad de los bloques…

Durante los primeros 4 años de esos ayuntamientos, mientras PSC y PSUC se vigilaban de reojo, no hubo nuevos edificios ni vieja especulación: parecía que se había aprendido la lección y que lo último que crecería en la ciudad sería el cemento. Desde entonces hasta ahora (2023) se han construido en la ciudad 31.000 nuevas viviendas, el 77,5% de las que se construyeron en la década más dura de la inmigración de los 60. Con la diferencia de que entonces había en la ciudad 122.000 habitantes y ahora nos acercamos a los 300.000.

Cualquier ayuntamiento de izquierdas que pretendiera mejorar su ciudad, ofrecer calidad de vida a sus habitantes y revertir la dramática historia de un territorio esquilmado por propios y extraños, hubiera sacralizado —el término es irreversible— la noción de no construir un palmo más. No se les puede perdonar a los burgueses ilusos locales de los años 20, catetos y sinvergüenzas, que vendieran la ciudad al mejor postor; todavía menos a los vencedores de una guerra civil que sabían por qué habían vencido: para masacrar la tierra y a sus habitantes. Pero no se nos puede pedir que nos olvidemos de los que llegaron después: ellos son los auténticos responsables de haber convertido l’Hospitalet en la ciudad más densa de Europa y un lugar donde los habitantes más conscientes de su realidad intentan huir en cuanto pueden. Será imposible olvidarlos y será imposible perdonarlos. El año pasado había censadas 110.488 viviendas y todavía falta contabilizar las de Cosme Toda y las del biopol y todas aquellas decenas que se siguen construyendo donde no cabe una cucaracha.

Triple Q: los socialistas que llevan gobernando 45 años esta ciudad son los responsables absolutos del caos actual y solo hay una manera de revertirlo: revirtiendo sus políticas. Como sigáis transformando la ciudad —como prometiste ayer en el congreso—, con la misma pasión con la que lo hicieron los precedentes, dejaréis un rastro imposible de olvidar por los siglos de los siglos. Amen.

Así que, cohesión social urbana, lucha contra el cambio climático, servicios públicos de calidad, seguridad y convivencia y el empleo de calidad, que son los retos que el nuevo alcalde ha propuesto, obligan a un único objetivo: acabar con la edificación y recuperar suelo libre. O eso, o palabrería. Y no solo sirve para los que mandan. También para los que aspirar a mandar. Desde sus filas, o desde las de los herederos del “ni un bloque más”. A ver si nos aclaramos…

Calor i desesperació a les aules: el retard de les inversions promeses

Caldria aplicar i fer realitat el Pacte de Ciutat sobre Educació

Aula de uncol·legi de L’Hospitalet.

Toni García

El canvi climàtic es deixa notar a les escoles, i alumnes i professors pateixen les altes temperatures a les aules. Cada any es repeteix la mateixa història i cada any es fan les mateixes declaracions per part de la consellera de torn, que anuncia inversions per solucionar aquesta greu problemàtica, però que després no es compleixen ni s’executen. De la instal·lació d’aire condicionat anunciada fa uns anys pel govern de la Generalitat, hem passat al pedaç d’instal·lar 3.500 ventiladors per a tots els centres de Catalunya, fet que ha irritat la comunitat educativa.

Les escoles s’han convertit en els únics edificis públics que no estan climatitzats. El més indignant és que, fa més d’un any, el ple de l’Ajuntament de l’Hospitalet va aprovar per unanimitat de totes les forces polítiques destinar més de 2,5 milions d’euros a climatitzar les escoles d’infantil i primària públiques de la ciutat (com ja va informar en el seu moment aquest digital: https://lestacarevista.wordpress.com/wp-admin/post.php?post=5361&action=edit). Un pla acordat, amb una operativa d’execució conjunta amb el gremi d’instal·ladors, per agilitzar l’acondiciament dels centres educatius que  mai es va dur a terme perquè des de la Conselleria d’Educació no es va donar el permís.

Aquest conflicte de competències obliga les famílies a comprar o portar ventiladors de casa perquè els alumnes no pateixin la calor extrema. Les mancances de climatització agreugen encara més la situació d’emergència educativa de la nostra ciutat, amb escoles saturades, ràtios que superen els límits, edificis del pla d’urgència que ja tenen més de 50 anys i que esperen una reforma integral, a més de les mancances en l’educació infantil i especial, i la manca de noves escoles i instituts.

Vells problemes que continuen sense solucions efectives per part de les administracions, especialment del Departament d’Educació, que es va comprometre a cobrir les necessitats educatives que s’arrosseguen des de fa anys i a establir un calendari d’inversions i d’execució de millores en els diferents àmbits educatius de la ciutat.

Cada declaració de la Consellera sembla una reiteració de les anteriors, sense accions concretes que millorin realment la situació educativa. Tot al contrari, la situació aquests darrers anys, en lloc de millorar, ha empitjorat.

Acabem el curs escolar amb calor a les aules i el començarem de la mateixa manera i amb els mateixos problemes. Tenim un repte col·lectiu de millorar l’educació pública a la nostra ciutat, i per fer-ho possible és necessari que les diferents administracions, siguin del color polític que siguin, assumeixin la seva responsabilitat i afrontin amb el conjunt de la comunitat educativa els reptes que tenim. Això és el que vam acordar i signar, en un pacte de ciutat, la comunitat educativa, les administracions i els diferents agents socials i polítics de la ciutat.

Les esquerres europees han d’assumir l’autodeterminació de les nacions sense Estat (i II)

Josep Ferrer (Gent pel Canvi)

A l’article anterior reivindicàvem el dret de la ciutadania a participar en la determinació de les fronteres mitjançant l’exercici de l’autodeterminació. En aquest denunciem tres fal·làcies que s’acostumen a brandar contra aquest dret.

Sovint s’esgrimeixen recels apriorístics contra el dret a l’autodeterminació de les nacions i més en general contra la reconfiguració de fronteres. Per exemple, una interpretació esbiaixada de l’internacionalisme, una demonització genèrica dels nacionalismes o una pretesa contraposició amb les reivindicacions socials.

INTERNACIONALISME

Es diu que l’internacionalisme progressista (del proletariat, de la classe obrera…)  advoca per la supressió de les fronteres i més encara per evitar-ne la creació de noves. Però en realitat proclama la fraternitat, la solidaritat i la cooperació per sobre de les fronteres administratives, és a dir, al marge de quines siguin les fronteres estatals i per tant de la seva creació o supressió. 

Doncs, aquest internacionalisme no comporta suprimir fronteres, ni demonitza establir-ne de noves, sinó que habilita debatre-les democràticament, en el ben entès que el resultat no ha d’afectar la lluita comuna ni les bones relacions entre els pobles afectats. Aquest internacionalisme, doncs, és plenament compatible amb la defensa del dret a l’autodeterminació dels pobles. De fet, el mateix Lenin defensava aquesta conclusió.

NACIONALISME

Una segona fal·làcia que intenta desacreditar les reivindicacions independentistes és la condemna genèrica dels nacionalismes, pressuposant que tots són perniciosos. S’extrapola el comportament de certs nacionalismes en el passat (i també en el present) i molt especialment el nazisme alemany del segle XX. 

Complementàriament, es titllen de nacionalistes les reivindicacions independentistes, mentre s’obvia aquest adjectiu per als que s’hi oposen. Ben al contrari, el nacionalisme és ben present en molts dels qui així qualifiquen malèvolament els adversaris. En particular, és ben palesa l’exacerbació nacionalista dels estats-nació actuals, manifestada en múltiples actuacions, fins i tot culturals o esportives. No cal dir que és el cas espanyol, des de la vella “antes roja que rota” fins l’actual “unidad nacional” o els crits de “a por ellos” en els estadis.

Tanmateix, el que més importa aquí és destacar que ser nacionalista no és necessàriament pejoratiu, ja que hi ha molt diverses formes de nacionalisme. No es poden equiparar el nacionalisme tibetà amb el xinés, el saharaui amb el marroquí o el palestí amb el jueu. Hi ha nacionalismes segregadors i integradors, imperialistes i emancipadors, violents i pacífics, oligàrquics i interclassistes. L’esquerra ha de distingir entre uns i altres, entre els que mereixen el seu suport i els que cal combatre. 

En el nostre cas, si més no en els darrers segles, el nacionalisme català ha estat de resistència, sense voluntat ni capacitat d’expansionisme o dominació, mentre que el nacionalisme espanyol continua mostrant-se dominador, rebutjant qualsevol bilateralitat igualitària.

DRETS SOCIALS

Finalment, cal denunciar la pretesa contraposició entre drets nacionals i drets socials. Probablement es basa en el fet que hi ha hagut sectors nacionalistes burgesos i eclesiàstics  guiats per interessos econòmics i actituds reaccionàries. Però cal reivindicar que domina una llarga tradició històrica de catalanisme progressista i republicà, que entronca amb el procés actual.

De fet, ambdues reivindicacions són perfectament compatibles i fins i tot complementàries, ja que per assolir millores socioeconòmiques satisfactòries cal el ple autogovern i la plena disposició dels recursos propis. Com ja s’ha dit, aquest lligam apareix clarament en la lluita catalanista des de fa més d’un segle i en particular a la transició post-franquista. I també a hores d’ara, quan és precisament la falta de sobirania el que posa en perill tant la llengua i la cultura com les infraestructures i el progrés social.

Les esquerres europees han d’assumir l’autodeterminació de les nacions sense Estat (I)

Josep Ferrer (Gent pel Canvi)

El procés sobiranista català ha fet emergir entre les esquerres el debat sobre la qüestió nacional i en particular sobre la revisió pacífica i democràtica de les fronteres estatals a l’Europa occidental moderna. Es hora que incorporin l’autodeterminació al catàleg de drets bàsics de la ciutadania..

Els objectius de caràcter nacional (la preservació de la llengua i la cultura, l’autogovern, l’autodeterminació…) han estat assumits per l’esquerra quan es donaven situacions clares d’opressió o colonialisme a ultramar. Però generen més dubtes quan el conflicte es planteja dins l’Europa Occidental. De fet es fa ulls grossos a l’existència mateixa d’aquestes situacions d’opressió o persecució, que caldria qualificar, si més no, de paracolonials. Sembla com si amb aquestes negacions es volgués evitar un debat que probablement duria a la conclusió que aquestes nacions europees minoritzades tenen també dret a l’autogovern i a l’autodeterminació.

En el cas de Catalunya, l’actitud colonialista per part de l’Estat Espanyol és força evident: impugnació de lleis, espoli econòmic, ofec de la llengua pròpia… Fins i tot hi ha una gran resistència al reconeixement de Catalunya com a nació, amb llengua i cultura pròpia, i per tant subjecte polític amb ple dret a decidir sobre el seu futur.

QUI DETERMINA LES FRONTERES?

Més en general, entre els drets de la ciutadania europea mai s’ha inclòs el de participar en la definició de les fronteres estatals, que s’han determinat en la seva majoria com a resultat de conflictes bèl·lics o de pactes entre les oligarquies dominants. Malauradament en els conflictes actuals es continua ignorant l’autodeterminació dels afectats com una via de solució (de fet, la més respectuosa amb els seus drets).

Els estats i les cúpules dirigents continuen traficant amb els territoris, i fins i tot amb els seus habitants, com si fossin mercaderies de la seva propietat. Continua vigent la denúncia d’Ovidi Montllor a la “cançó de les balances”. Ben al contrari, qui té més dret a disposar d’un territori és la seva ciutadania. Una excepció positiva en aquest sentit és Gibraltar, on es reconeix als seus habitants la decisió de formar part o no del Regne Unit. Però la pràctica majoritària (Alsàcia, Tirol i tants d’altres) no reconeix aquests drets.

Ni tan sols a escala autonòmica: els habitants del Condado de Treviño fa anys que malden inútilment per incorporar-se a Alava, amb un argument tan evident com un millor accés als serveis públics (sanitat, educació…). Potser fa por obrir una caixa de Pandora que podria ser de gran abast (la Franja, León…).

Tanmateix, un dret bàsic no pot ser denegat per les dificultats de la seva aplicació o regulació. De fet, aquestes dificultats són igualment presents a molts altres drets (vaga, manifestació, divorci, avortament, eutanàsia…) reconeguts en les democràcies avançades.

EMPODERAMENT I SUBSIDIARIETAT

Més encara, aquest dret a decidir sobre les fronteres (estatals, autonòmiques…) cal inscriure’l en un procés d’empoderament ciutadà, que reverteixi el sentiment creixent d’inutilitat i menysteniment dels mecanismes de participació i decisió, que està duent bona de la població a posicions antisistema. Cal recuperar l’Europa dels pobles, en lloc de l’Europa dels estats i dels mercats.

Element clau en aquest procés d’empoderament ciutadà és la proximitat entre els òrgans decisoris i els afectats. La història és plena de com les oligarquies busquen contrarestar la voluntat popular aïllant-se o allunyant-se de les unitats naturals d’organització reivindicativa immediata, com ara la fàbrica o el municipi. Saben que més enllà de la comarca o la regió, els moviments de base tenen dificultats per actuar de forma unificada i coordinada.

Aquest principi de subsidiarietat apunta, a l’hora d’aplicar el dret ciutadà a decidir sobre les fronteres, més aviat cap a estats de mida mitjana o petita, que sovint s’han demostrat capdavanters en dinamisme i en desenvolupament social i polític. Catalunya en podria ser un bon exemple.

No hem de tenir por de donar la veu a la ciutadania a l’hora de configurar les estructures de govern i administració. Recordem, per exemple, que els USA van configurar-se per agregació voluntària dels diferents estats en una estructura federal, alhora que mantenien els governs de proximitat. Les esquerres europees haurien de liderar aquest procés d’empoderament ciutadà sobre la determinació de fronteres mitjançant l’exercici del dret a l’autodeterminació.

Un poble amb mil anys d’història, una ciutat que cal regenerar

Lluïsa Carmona (Activista en defensa del Patrimoni, historiadora i psicoterapeuta)

Cal Matxacot. Foto del arxiu del Centre d’Estudis de L’Hospitalet.

A l’Hospitalet els adjectius importen. L’Hospitalet no ha estat mai un “vell suburbi”, com va dir l’alcaldessa Marín en el seu discurs de comiat. L’Hospitalet és un poble amb mes de 1000 anys d’història, i no en va el símbol de la ciutat és la medusa, una resta arqueològica del temps dels romans… Tenim alguns altres exemples significatius, cada cop menys és veritat, a causa de la poca cura en conservar-los efectes que provoquen la desaparició de molts vestigis preuats. Per exemple, el Castell de Bellvís a La Torrassa o el propi conjunt del carrer Xipreret, on va ser-hi l’Hospital de la Torre Blanca a l’Edat Mitjana i origen del nom, primer de la Pobla de l’Hospitalet, i després del poble de l’Hospitalet. Així doncs, hi va haver vida, cultura, economia, camps, boscos, riu i mar, abans de l’arribada del governs municipals actuals, amb la democràcia… Fa ja molts anys de tot això i encara no en sabem prou d’història…

Cert que el franquisme va convertir camps i boscos en ciment i sovint fang, on van anar a viure refugiats econòmics del franquisme d’arreu de l’Estat. Refugiats que van lluitar, elles i ells sí, per convertir el fang en asfalt i serveis… En poc mes de 30 anys es va triplicar la població de la ciutat, una ciutat que, per ser ho, per ser ciutat titulada, va perdre una part important del seu territori, una rica zona agrícola que exportava a tota Europa productes de la terra, com ve ens ha explicat la Matilde Marcé… A canvi d’aquest arrabassament de 70 masies i 900 ha de rica terra fèrtil i una platja, la de la Farola —un altra antiquíssim vestigi a tocar del riu—, vam ser titulats de “ciutat”…

Un preu i una porta oberta a convertir un poble agrícola i manufacturer en una ciutat dormitori. El poble va perdre els camps, el riu i la platja, alhora que vivia l’impacte social i cultural de la nova població… En cap cas però, això no era una terra erma, se la convertir en erma per poder enriquir els poders fàctics i econòmics del franquisme… I això encara no s’ha revertit. Per això, parlar de suburbi es menystenir la història d’aquest poble mil·lenari que, com tants altres, ha sobreviscut a les lluites pels recursos i el poder com ha pogut, i encara ho fa. Si no reconeixem aquesta història, neguem el passat i aquesta ciutat té els peus de fang. Ara bé, és cert, sense autoestima ni arrels, sense amor pel territori i el patrimoni.

No, l’Hospitalet no era un suburbi vell, era un vell poble i ara una jove ciutat que ha de conèixer la seva història i lluitar pel seu reconeixement i per la seva regeneració!

L’Hospitalet referente está por llegar

Edificio del Ayuntamiento de L’Hospitalet.

Sonia Esplugas (Portavoz del Grupo Municipal del Partido Popular)

Cuarenta y cinco años de gobierno municipal socialista son muchos, y también lo son los dieciséis años que Nuria Marín ha estado a cargo de la ciudad como alcaldesa, tiempo suficiente para poder aplicar políticas efectivas que reviertan en la calidad de vida de los vecinos, pero lamentablemente Marín se ha ido dejando la ciudad en su peor momento.

Si hacemos balance de estas últimas legislaturas, las gestionadas por la alcaldesa saliente, su gestión deja más sombras que luces, especialmente en los últimos cinco años, cuando Nuria Marín ha estado comprometida con otras administraciones, primero como presidenta de la Diputación de Barcelona, y luego como senadora en Madrid; y como no se puede estar en misa y repicando, L’Hospitalet quedó relegado a los ‘ratitos’ que quedaban en su agenda.

En el año 2008, cuando Marín juró el cargo de alcaldesa fijó sus objetivos de gobierno: políticas de proximidad en los barrios, trabajar por la cohesión social y la convivencia; el soterramiento de las vías, la construcción de vivienda pública y de residencias para mayores; una mejora de los servicios de limpieza, seguridad, y construcción de nuevos equipamientos. Humo, solo humo. Nada de esto se ha materializado, nada de esto se ha hecho realidad.

Y por si no fuera poco, ella, quien prometió una ciudad transparente, se va dejando dos causas judiciales abiertas en la gestión municipal, una por presuntas irregularidades en el Consell Esportiu de la ciudad y otra por la convocatoria de oposiciones para la plaza de superintendente de la Guardia Urbana, dejando tres miembros de su gobierno imputados.

¿Y en qué situación se encuentra ahora L’Hospitalet? Pues estamos ante una ciudad con servicios sociales colapsados para los que más lo necesitan, con conflictos internos dentro de la Guardia Urbana, aulas saturadas y colegios en barracones,mercados municipales agonizando; una ciudad sin un plan ambicioso de vivienda social, con un patrimonio abandonado, y con serios problemas de seguridad, ocupación ilegal, incivismo y convivencia en gran parte de los barrios.

Ahora, habiendo dimitido Nuria Marín, tenemos nuevo alcalde, David Quirós, pero no es alguien nuevo; es más de lo mismo, un miembro del equipo de gobierno que viene gestionando la ciudad todos estos años. De hecho, su paso por las áreas que él ha gestionado, deja mucho que desear, como por ejemplo, la municipalización de les cinco escoles bressol o la climatización de los centros educativos, promesas incumplidas de manera reiterada. 

Llegados a este punto, el Partido Popular no puede dar ni un solo voto de confianza a ningún gobierno socialista. Ha quedado demostrado que el suyo es ya un proyecto agotado; de hecho, este relevo de alcaldía no deja de ser un cambio de caras desesperado ante la imposibilidad de dar respuesta a los problemas de una ciudad que se les ha ido de las manos.

Desde los últimos comicios municipales, cuándo el Partido Popular cuadriplicó su representación municipal, hemos sido llamados a las urnas en varias ocasiones: elecciones generales, autonómicas y europeas, y en todas ellas el PP ha conseguido aumentar notablemente el número de votos, y más aún, la confianza de los hospitalenses.

Esta fuerza que nos trasladan los vecinos es la que utilizaremos para continuar trabajando, por ahora desde la oposición, para forzar medidas en favor de la ciudad y con políticas reales que reviertan en los ciudadanos, así como reivindicar el potencial cultural, social y económico de L’H.

Queremos ser una ciudad referente para los que aquí vivimos y para los que nos observan desde fuera. Somos la segunda población de Cataluña en número de habitantes, y tenemos que luchar para ser la primera en calidad de vida, con una fiscalidad justa, impuestos que reviertan en servicios de calidad, en una ciudad limpia, y en unos servicios sociales de primera.

En definitiva, ante una trayectoria socialista que deja una ciudad sucia e insegura, yo, Sonia Esplugas, como portavoz de Grupo Popular, puedo asegurar que plantaremos cara a quienes nos han llevado a esta situación, con la convicción de que somos la alternativa real al gobierno municipal desde el centro derecha, lejos de los extremos, y que no cesaremos en trabajar para que L’Hospitalet sea un referente, más allá de nuestra ciudad.

Marxa l’alcaldessa i continua el desgovern

Núria Marín a l’acte de possesió con alcaldessa.

Jaume Graells (Portaveu municipal d’ERC+EUiA a l’Ajuntament de l’Hospitalet)

Amb la marxa de Núria Marín es tanca una etapa molt grisa a l’Hospitalet. L’alcaldessa fa temps que va dimitir de les seves responsabilitats i va abandonar la ciutat per més altes dedicacions. El darrer mandat, com a presidenta de la Diputació, i ara al Senat, demostren que la seva prioritat no ha estat L’Hospitalet. Només cal veure com tenim la ciutat.

Aquest és el trist llegat d’aquesta alcaldessa. Una ciutat bruta i degradada, amb zones verdes insuficients, poc amable i insegura, que no cuida ni escolta els seus veïns, amb un ajuntament absolutament paralitzat i amb molts dels serveis essencials acumulant pròrrogues en les contractacions per una gestió pèssima. Una etapa marcada per la manca de projecte de ciutat, basant tota la seva acció de govern en vendre fum i fer grans anuncis que després quedaven en res mentre a poc a poc s’abandonaven els barris. També per casos de presumpta corrupció com el Consell Esportiu, sense que ella hagi donat fins ara explicacions. Amb un desgovern que incompleix amb allò que s’aprova al Ple, però també amb tot allò que es compromet o acorda amb els veïns.

L’etapa Marin no ha tingut projecte propi. S’ha limitat a desenvolupar de manera acrítica part d’allò que havia projectat l’anterior alcalde. El món canviava, la ciutat canviava i es persistia en aplicar models del passat. Velles receptes que ja no ens serveixen —si es que van servir en algun moment— per afrontar els reptes de present i de futur de L’Hospitalet.

Durant el seu mandat hem viscut moments de crisis importants. Temps d’enormes dificultats, però que alhora també comporten noves oportunitats que no hem sabut aprofitar. Darrerament, hem deixat passar un cop més el tren de les oportunitats. Com la important injecció econòmica que ens ha arribat de la Unió Europea per modernitzar la nostra economia que no l’hem sabut capitalitzar per engegar polítiques realment transformadores que donessin oportunitats a la nostra gent. Hem persistit en la cultura del ciment i el totxo. No apostem per la qualitat sinó per la massificació.  

El govern de Nuria Marin, tampoc ha estat capaç de teixir confiances i complicitats amb altres administracions, de diferent color polític, i això ha fet que la nostra ciutat es trobi a la cua en polítiques actives d’ocupació, d’habitatge i en serveis públics. Tampoc no ajuda, ni la manca d’espais per construir els equipaments necessaris, ni la paràlisi administrativa endèmica del govern municipal. Aquests darrers anys han estat temps perdut per a la nostra ciutat.

L’Hospitalet té un posicionament estratègic que ens obre moltes possibilitats, i malgrat tot som incapaços de donar resposta a les necessitats i oferir oportunitats a la nostra gent. Ho fem, a més, amb menys recursos que la resta de ciutats metropolitanes.

Tenim el pressupost municipal per habitant més baix de Catalunya. Som qui menys invertim en enllumenat públic, neteja, seguretat, en educació i cultura. Aquesta és la realitat de l’Hospitalet, i no la visió futurista de la ciutat-aparador: la de la plaça Europa que tant lloen els lobbies econòmics i empresarials quan venen de visita a la fira.

El miracle no ha operat, no existeix, no som la ciutats de les oportunitats. Ens ho hem de poder dir: la nostra gent és més pobre, en alguns barris la pobresa infantil supera el 50%, i tenim menys recursos per fer-hi front. I aquesta equació s’agreuja amb un govern ineficient i una maquinària municipal col·lapsada.

Urgeix posar l’emergència social que patim sobre la taula i reivindicar-nos. Hem d’encendre tots els semàfors vermells. O abordem polítiques transformadores, amb recursos suficients i ben gestionats, amb un urbanisme inclusiu i social, i amb una visió de “l’Hospitalet sencer”, o no ens en sortirem.

Ens cal relat, intel·ligència política i lideratge compartit per captar els recursos addicionals que necessitem i acabar amb el greuge que patim com a ciutat treballadora.

I el que podria ser un bri d’esperança amb la notícia de la marxa de Nuria Marín, es converteix en una preocupació encara més gran. El seu substitut no és sinó qui fins avui ha ostentat les responsabilitats en les àrees d’Educació i Cultura. Pels seus fets el coneixereu, que diuen.

Doncs bé, parlem de fets. Si alguna cosa hem comprovat els darrers mesos és la nefasta gestió de, l’ara ja alcalde Quirós, al capdavant d’aquestes dues àrees. Un balanç molt negatiu, marcat pel menyspreu al català i a la immersió lingüística, però també a la cultura popular de la ciutat, donant l’esquena a la majoria d’entitats que treballen dia a dia fent una grandíssima feina malgrat l’Ajuntament. Impagament de subvencions, enganys, bloquejos i obstacles permanents. Potser és que no són prou smart.

Hem vist com es tancaven equipaments com la biblioteca de Santa Eulàlia o el Centre de Memòria Democràtica a Can Riera, i d’altres que segueixen degradant-se davant la passivitat municipal com la Biblioteca de la Tecla Sala, així com bona part del patrimoni històric de la ciutat. Tampoc ha complert amb les famílies de la ciutat, prometent la municipalització d’unes escoles bressol, actualment ja subvencionades, per acabar deixant-les tirades després. També s’ha dedicat a posar traves i  obstaculitzar inversions en reformes i noves construccions d’escoles a la ciutat, només per sectarisme contra la Generalitat.

Això ja demostra que aquest canvi a la cadira de l’alcaldia no suposarà pas un canvi d’etapa. Ho lamento per aquells que ho esperaven, alguns de bona fe i d’altres com a excusa per justificar un apropament al govern. Ens trobem davant la continuïtat d’un desgovern que no augura cap canvi positiu per a la ciutat.

Tot i això, escoltarem les propostes de l’alcalde i cercarem ponts de diàleg des de l’oposició per sumar esforços, sempre que sigui per posar la ciutat que tant ens estimem, al centre. Nosaltres seguim on sempre, treballant per construir una alternativa progressista perquè necessitem un canvi real a l’Hospitalet. 

Amores políticos

Si alguna cosa me llamó más la atención del pleno del sábado en el que se plasmó el relevo previsto en la alcaldía de l’Hospitalet, esa fue el arraigo que ha ido adquiriendo la cultura de la socialdemocracia en el país, en lo referente al cuidado de la organización, que lleva aneja, claro está, la preservación de las personas.

Coño, Candelas, qué cosas dices de un pleno en el que no hubo novedades y en el que todo fue como estaba previsto. Pues eso. Es exactamente eso lo que quiero decir: que todo fue a pedir de boca, que no hubo novedades, que todo se produjo con una exquisitez mayúscula. A diferencia de lo que siempre ha sucedido en esa izquierda revolucionaria que de revolucionaria solo ha tenido la palabrería pero que siempre se ha distinguido por el cainismo que todo lo destruye, la cultura socialdemócrata se ha caracterizado siempre por cuidar las formas, por salvar la organización y por lavar los trapos sucios en casa. El pleno del sábado fue un ejercicio idílico de cultura socialdemócrata donde todos se querían un montón. La alcaldesa que se iba, quería a todo el mundo, el primer teniente de alcalde que le sucedió en la huida, todavía los quería más, y el jovencito alcalde ya no podía querer más porque le faltaba sitio en ese corazoncito de socialista eternamente agradecido a todos los que han hecho de él la primera autoridad de la segunda ciudad de Catalunya por sus enormes méritos.

Hasta yo, que me han hecho de hierro forjado, me enternecí. Esos pucheros de Fran Belver al que se le escapó concienzudamente aquello de “no hagués pogut fer millor tria”, un poquito antes de decir que el nuevo alcalde es mucho más que un compañero: es un amigo. Quien soy yo para dudar de esos sentimientos profundos. Me lo creo, que voy a decir. Igual que me creo los sentimientos de la alcaldesa saliente cuando le dijo al primer teniente de alcalde, también saliente, que se sentía orgullosa de él y al que le daba las gracias por todo y por tanto.

Reflejada con contundencia esta sensación humana de que se querían todos, me iban apretando mientras estaba en la sala, algunas preguntas. Por cierto, esta vez entrar en la sala no fue nada fácil. Tuve que utilizar algunas malas artes para mostrar pasión por el relevo.

Pues eso. No acabé de entender por qué quien tiene las prerrogativas de fijar el Orden del Dia, no lo hizo con un poco más de criterio. Lo normal hubiera sido, en mi triste opinión, que el primer punto del orden del día fuera la dimisión de la alcaldesa como primera autoridad municipal sin renunciar al acta de regidora, de manera que asumiera —como hizo en un momento cortito el tercero de a bordo— la presidencia el primer teniente de alcalde. Que el segundo punto del Orden del Día fuera la elección de nuevo alcalde, con lo que le hubieran podido votar los 13 concejales del grupo socialista y que, tras la elección del nuevo alcalde, hubieran dimitido los dos concejales que se querían ir: Marín y Belver. Es verdad que le hubieran quitado épica al relevo en la alcaldía, con su discursito final y los miles de abrazos posteriores pero, a cambio, para la historia, hubiera quedado claro que los dos dimisionarios votaban al nuevo alcalde. Es decir: lo votaban, no solo lo querían mucho, muchísimo. Así que, querido Quirós querubín (triple Q), la alcaldesa que te dio el relevo, y el teniente de alcalde que tanto te enseñó, prefirieron quererte mucho y que se supiera, que votarte mucho para que mañana nadie se lo pueda echar en cara.

Ya no recuerdo lo que pasó cuando Corbacho le dio el relevo a la señora Marín, pero me temo que también Corbacho la quería mucho y Marín le dijo que había aprendido mucho de él y que también lo quería una barbaridad. Hoy no se pueden ver. De hecho, había de todo en la sala de plenos, excepto exalcaldes de la ciudad. No vi a Pujana y no vi a Corbacho, pero en cambio vi a unos cuantos exconcejales de todos los colores. Para ratificar la impresión solo hay que fijarse en el divertido lapsus que protagonizó el alcalde a los dos minutos de convertirse en el número uno. Le dio unos besos a su mujer y a sus hijos y se olvidó de que junto a su mujer y a sus hijos estaba la que le cedió la vara de mando. Marín, aprende. Y si no que se lo pregunten a Corbacho.

Y otra cosa divertida, cuando la alcaldesa que se iba dijo que las ciudades no son las que se parecen a sus alcaldes sino que son los alcaldes los que se parecen a sus ciudades. Nada que objetar. Esta es una ciudad caótica, que dicen que acoge pero que lo único que hace es soportar, que ha tratado fatal tradicionalmente a sus hijos y a sus soñadores, y que se ha equivocado siempre a la hora de elegir lo que le convenía. Se diría que es una ciudad que va de fracaso en fracaso hasta el colapso definitivo. No me gustaría que me dijeran que me parezco a ella.

Por lo demás, todo fue muy bonito. Los invitados ilustres no venían a escuchar lamentos de cómo está la ciudad. Venían a agradecer a la señora Marín lo bien que se ha portado con el partido y con las autoridades a lo largo de su dilatada carrera —eso de la cultura socialdemócrata—, pero tuvieron que escuchar la hartura de cemento que nos invade, la ausencia de zonas verdes cada vez más acuciante, la enorme desigualdad entre barrios y entre colectivos, la falta de seguridad y los peligros sobre la convivencia y un larguísimo, larguísimo, larguísimo etcétera; y en el vértice opuesto, la apuesta por la política de escaparate que todo lo ha invadido desde que Marín empezó a soñar con ser muchísimo más de lo que en realidad era.

Algo de eso ya lo saben. El alcalde de Cornellá, sabe por ejemplo, que muchas escuelas de l’Hospitalet tienen que pedir la sala de actos de Cornellà porque en la ciudad no hay espacios para este tipo de convocatorias, igual que todos los que mandan fuera de aquí saben que l’Hospitalet no tiene ni un solo teatro municipal céntrico y digno de tal nombre, o que el Ayuntamiento tiene decenas de sedes de servicios municipales repartidas por toda la ciudad, la mayoría en pésimas condiciones porque jamás se propuso tener una instalaciones dignas, operativas y agrupadas, como no fueran los despachos del equipo de gobierno. O, por ejemplo —y solo son ejemplos agarrados al vuelo—, que el Museo de Historia sigue siendo el mismo y ocupando casi los mismos espacios que cuando gobernaban los alcaldes del postfranquismo. Y mientras tanto, el Ayuntamiento cede patrimonio propio a grandes empresas y encima, alardea de algo que tendría que darles vergüenza. Una pena de ciudad, para que vamos a engañarnos.

La construcción de vivienda pública, una solución para evitar el incremento de precios y de alquileres

Vista aèrea de L’Hospitalet.

Desde que tengo una mínima noción política, siempre he pensado que la única solución que tenía la vivienda es la promoción pública impulsada por las administraciones para combatir los precios tanto de alquiler como de compra.

Como si fuera un erudito, así lo explicaba en mi entorno. Parecía que había descubierto algo que la propia Constitución describe así: en su artículo 47, declara que todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada y atribuye a los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho.

Pero han ido pasando los años, han crecido las canas y las arrugas, y todo sigue igual. Recientemente, un estudio ha recordado, hablando de nuestra ciudad, que el incremento del alquiler en la segunda ciudad de Catalunya ha sido de un 127%. Para contrarestar esta cifra, la inversión en promoción pública tanto de la Generalitat como de nuestro querido Ajuntament ha sido nula, cero patatero.

Y no hablemos del precio de la vivienda de compra, donde el metro cuadrado ha sufrido también incrementos considerables. Solo hay que ver las nuevas promociones de viviendas que se están construyendo en nuestra ciudad donde los precios son inasequibles para la juventud que, a cambio, no tiene alternativa ninguna, sino es alejarse cada vez más del Área Metropolitana.

Fenómenos como el de los pisos turísticos, cuya cercanía a Barcelona no nos beneficia, o la transformación de viviendas, previa expulsión de sus inquilinos, en habitaciones separadas para rentabilizar más las propiedades, ya se están dando en nuestra ciudad.

Uno de los primeros problemas que tiene la ciudadanía y sobre todo los más jóvenes es el acceso a una vivienda. Una pareja joven, lo tiene muy difícil para emanciparse y cada día que pasa lo tiene más complicado.

Los intereses económicos son muy potentes y detrás de ellos están los fondos buitres que impiden que se pueda avanzar hacia el objetivo de que la promoción pública de viviendas y la adquisición de suelo y cesión para la construcción no especulativa, sea la finalidad de cualquier gobierno estatal, autonómico o local. Y, de esta manera, cumplir con la Constitución que, por cierto, algunos quieren reformar ya mismo, sin que todavía se haya desarrollado en su totalidad.

Usar cuando hace falta: tirar cuando ya se ha usado

De nuevo me comieron el coco para aburrirme unas horas en la sala de plenos municipal con la excusa de que había un par de cuestiones a las que sabría sacarles punta y sobre todo porque, con la excusa de que soy un tío rápido escribiendo porque no repaso lo que me brota de dentro, le daría unas horas al redactor de L’Estaca encargado de escribir algo más importante sobre la sesión de ayer.

Ya sabéis que esta banda de idealistas que se agrupan bajo el paraguas de FIC me caen bien y empiezo a ser incapaz de rechazar una invitación, lo cual comienza a preocuparme tremendamente, porque esas invitaciones siempre acaban siendo peligrosas. De hecho, alimentan en ocasiones mi perplejidad y en otras mi cabreo, por decirlo suavemente. No me dijeron sobre qué debía escribir… que yo, que soy un pieza, lo descubriría bien pronto.

La verdad es que encontré unos cuantos temas y me soliviantaron unas cuantas intervenciones pero, conociéndoles —y habiéndoles leído diariamente en ese cabezal (porque está hecho con la cabeza y no con los dedos: L’Estaca) que alimentan a base de tesón y valentía— bien pronto averigüé sobre qué debía escribir.

Hubo dos intervenciones que me llamaron la atención en un punto. Una, la inteligente intervención de la representante de La Saboga. Otra, la provocadora respuesta del gegant dels blocs, en respuesta a una intervención del Domínguez de los Comunes. Ambas intervenciones coincidían en un punto sobre el que los grupos municipales de oposición deberían reflexionar profundamente. La representante de La Saboga explicó todo lo que ya sabemos sobre la barbaridad del Biopol. No voy a insistir, pero al referirse a los partidos puso el dedo en una cierta llaga, que está abierta y que ellos tratan de disimular, pero que cuando supura escuece y no solo a los que la sufren, también a los que la contemplan.

Vino a decir que deberían aclararse y ejercer la coherencia. Defender la eliminación del Biopol en esta desgraciada ciudad, pero votar a favor en el Área Metropolitana o en la Generalitat, o no influir sobre las instancias superiores para que mantengan la inflexibilidad de la razón de quienes saben qué hay detrás de las grandes operaciones, es poner en evidencia demasiadas debilidades. Eso, en referencia a los Comunes. Lo de ERC es todavía más lacerante. Estuvieron en contra del Biopol antiguo con matices, pero este de ahora ya les parece bien. Ya les parece bien que se ocupen los últimos espacios libres que le quedan a la ciudad para construir rascacielos y para hacer millonarios a unos cuantos promotores más. Lo de ERC, de traca…

Y lo del gegant dels blocs, no de traca, sino de vómito. Pedirle a Domínguez que se queje a sus colegas de Esplugues, que gobiernan conjuntamente con el PSC, de lo que quieren acordar perjudicando a los vecinos de la barriada de Sanfeliu, no es de recibo, aunque sí refuerza de alguna manera aquel doloroso argumento anterior: el de la coherencia (aunque en este caso los Comunes en Esplugues son tan imprescindibles como la lluvia en el Océano, o sea nada).

Pero como era de suponer no son estos puntos los que más me llamaron la atención. Hubo uno, por encima de todos, que me dejó perplejo: la intervención de la señora del barrio de Sanfeliu y no por lo que dijo, sino por lo que olvidó. La alcaldesa explicó que había pedido la palabra la entidad FIC (Foment de la Informació Crítica) y que esa señora hablaría en su nombre sobre los problemas de los vecinos de la calle Sant Jordi de la barriada Sanfeliu. Esa señora no solo habló exclusivamente en nombre de los vecinos, sino que ni siquiera se dignó en dar las gracias públicamente a quienes le habían facilitado su intervención. Igual no era consciente del favor que hacía a los afectados una entidad que no tiene por qué defender intervenciones sobre cuestiones particulares y cuya tramitación fue objeto de debate en la Junta Directiva de la entidad, granjeó posturas distintas y creó tensiones. No creo que les guste a mis amigos que ventile interioridades. Es más, me han pedido que eran conscientes de lo que acordaron y que lo volverían a hacer y que, en consecuencia, obviara esta cuestión. Cosa que, como veis, no me ha dado la gana.

Como se explicó en este mismo cabezal L’Estaca, les pidieron a los de FIC que dieran amparo a los vecinos porque la Asociación de Vecinos del barrio no tuvo agallas para ceder la palabra en su nombre. Un hecho tan mezquino daría para renovar a la Junta entera de esa entidad, pero en el pleno, justo vivimos lo contrario. Los portavoces de ERC y del PP hablaron muy bien de la Asociación de Vecinos (pese a ser conscientes de su bajeza) o al menos los citaron y también el PSC, en este caso más comprensiblemente, porque seguro que son de los suyos. Nadie se acordó de FIC, ni seguramente falta que les hace, pero a mí, que les conozco, se me removió el alma.

Los que ya peinamos canas sabemos que la política también es eso. Sobre todo, eso. Usar cuando hace falta y tirar cuando ya se ha usado.

No vamos bien. Y alguien tenía que decirlo… aunque no sé si me dejaran seguir escribiendo.