El futuro de los mercados, otra asignatura pendiente del gobierno municipal
Paradistas y comerciantes se quejan de la negligència municipal en las inspecciones y en las propuestas de futuro
El Mercat de Collblanc es uno de los puntos calientes de la reivindicación social en el ámbito del comercio
El gobierno Quirós sigue dando permiso para grandes superficies comerciales junto a los mercados municipales
Activar el comercio de la ciudad pasa por campañas de promoción de las tiendas de toda la vida y de los mercados municipales
El sector tradicional del comercio local insiste en su labor de personalización frente a las grandes superficies
En todos los barrios de la ciudad hay quejas añadidas por la inseguridad ante los robos: el caso de Pubilla Casas-Can Serra
El actual gobierno municipal tiene algunas asignaturas pendientes y algunas de ellas son de gran voltaje. Durante estos días hemos detallado las más sobresalientes. Otra de las importantes consiste en decidir qué quiere hacer el gobierno con los ocho mercados municipales. El abandono, la indignación y la incertidumbre es muy grande entre los comerciantes y los paradistas que actualmente ocupan los puestos de venta, mientras que el público que solía acudir observa, en algunos casos con cierta amargura, como agonizan.
Uno de los ejemplos más palmario lo tenemos con el Mercat de Collblanc. Llevan años esperando una reforma que nunca llega a pesar de que existe un proyecto de nuevo edificio. Los comerciantes no están de acuerdo. La presentación del proyecto se realizó en el mes de noviembre y aunque parece que se han realizado algunas reuniones de forma individual con algunos afectados, como colectivo no han tenido contacto alguno. Más allá de ese seguimiento, el plazo de ejecución que se dio fue largo: las obras finalizarían en el 2028.
Desde la oposición municipal ya se han presentado diferentes mociones todas ellas con el mismo objetivo: que el proyecto definitivo recoja lo que los comerciantes quieren y que el proyecto y las obras se pongan en marcha ya. La ralentización del futuro mercado exaspera a los afectados.
Los comerciantes no están de acuerdo con el actual proyecto. Sobre todo, los que tienen las paradas en el exterior. No quieren ir al interior del mercado que es una de las pretensiones municipales ya que para ellos sería la puntilla para su desaparición. “El barrio y los clientes están de nuestro lado. QUEREMOS MANTENER LA ESENCIA de mercado. Conocemos el nombre de muchos clientes, compartimos incluso un contacto muy personal con algunos… no queremos un ‘centro comercial con las barreras que conllevan las puertas. No se puede realizar un proyecto de reforma a espaldas de los implicados`”, han manifestado los afectados.
Los mercados sumidos en un abandono por parte del gobierno municipal
Este fin de semana han vuelto a salir a la calle los comerciantes del mercado de Collblanc. Ha sido mediante un acto festivo reivindicativo y donde han vuelta a solicitar la remodelación del mercado. Participaron todos los grupos de la oposición que dan apoyo a los paradistas.
Esta sensación de que los mercados están sumidos en un abandono absoluto no solo la tienen los comerciantes del mercado de Collblanc sino también los del mercado de Bellvitge como manifestaron a este digital hace unos días. Su presidente, Jordi Delgado, así de tajante lo declaraba: “Solo hace falta voluntad política para reflotar los mercados de la ciudad”. Y añadía que “es de extrema urgencia que Administración, paradistas y expertos se encuentren para recuperar los Mercados, evitar que se hundan, y mueran de abandono e incompetencia”.
Algunos comerciantes ponen como ejemplo los municipios de Barcelona y Cornellà que se han preocupado por refundar los mercados, rehabilitarlos e invertir en un enfoque diferente.
El ejemplo del desacierto absoluto lo tenemos en el barrio de Bellvitge que cuenta con dos mercados. Justo a pocos metros de ambos, el gobierno local ha autorizado la apertura de dos grandes supermercados pertenecientes a Mercadona y Aldi. Un nuevo jarro de agua fría para los comerciantes de ambos mercados: “No ha habido ninguna sensibilidad como es evidente a la hora de autorizar estos dos grandes establecimientos justo al lado de dos mercados municipales”, dice el presidente del Mercado de Bellvitge 1. Cree que una buena medida sería una moratoria por parte del gobierno de la ciudad que evitara la apertura de nuevas grandes áreas comerciales en todo el municipio.
Barcelona y Cornellà, ejemplos de cómo se pueden salvar los mercados
Los mercados en l’Hospitalet están sumidos en un abandono absoluto y los propios afectados cuando se les pregunta sobre su situación y su futuro responden: “mal. No mal, muy mal”. “Existe una miopía, parálisis o negligencia del gobierno que no sabe qué hacer con los mercados municipales. Y se van muriendo poco a poco”. Todo lo contrario que ha sucedido en Barcelona o Cornellà, gobernados por el mismo partido, donde una política decidida y una reorientación e inversión adecuada ha salvado los mercados municipales. De hecho, la capital catalana tiene un organismo autónomo, el Institut Municipal de Mercats, que se encarga de gestionar estos centros.
Jordi Delgado ya manifestó en su día a L’Estaca: “la administración es la máxima responsable del estado actual de nuestros Mercados. Los políticos navegan en la ambigüedad, no quieren invertir, solo ponen parches. Vienen a pedir el voto y luego hacen ver que se preocupan, pero en realidad no hacen nada. Una vez uno me dijo: no invertiremos nunca en los mercados”.
El mercado de La Florida es el único que ha sido renovado y funciona con una cierta esperanza por parte de los paradistas. Los comerciantes se quejan de que nunca han sido convocados todos los presidentes para hablar del futuro de los mercados. “Tenemos propuestas de hacer nuevos mercados con paradas más grandes y cómodas. Crear espacios diáfanos que servirían como lugar multidisciplinar para acciones y actividades que generarían vida y un interés y atractivo en esas nuevas áreas”.
Los afectados coinciden en que, a parte de su obligada rehabilitación, deberían realizarse acciones comerciales, campañas promocionales, para publicitar los mercados. En l’Hospitalet, los comerciantes de los mercados tienen, con sus clientes potenciales, parecidas características sociales. Los paradistas suelen adaptarse muy bien a las necesidades de los clientes, a los que es muy fácil informar, asesorar y aconsejarles en el aspecto comercial. Totalmente diferente a lo que ocurre en las grandes superficies donde se compra de forma impulsiva, con precios trampa para dar la sensación de ser más económicos. Hay, en este sentido, como afirman los afectados. una gran diferencia entre los Mercados Municipales y las grandes superficies. Se personaliza al cliente en los Mercados, a diferencia de las Grandes Áreas que tratan al comprador solo como un consumidor impersonal.
El comercio urbano también está sufriendo un cambio
El comercio estrictamente urbano, también está sufriendo un cambio. Además del cambio generacional que se está produciendo, los nuevos immigrantes se están haciendo cargo y especializándose en determinados establecimientos. Los paquistaníes, en fruterías y colmados de proximidad; la población china de bares, ferreterías, lampisterías, tiendas de objetos de regalo, tiendas de ropa, floristerías… Algunos de los antiguos comerciantes se quejan de esa competencia tanto por los horarios que mantienen esos comercios, como por la ausencia, según ellos, de control sanitario imprescindible a causa de la falta de personal de inspección.
Muchas personas, clientes y antiguos profesionales, piensan que debería existir un listado de comercios emblemáticos con la intención de preservarlos, puesto que estos comercios referentes también hacen ciudad. La Administración local debería de intermediar también entre la propiedad del local y el inquilino del establecimiento para garantizar su pervivencia porque eso representaría un considerable beneficio para la ciudad.
En el pasado mes de abril se dieron a conocer los resultados de una inspección realizada por los técnicos municipales. Cerca de 2.062 locales (de los 14.500 que hay en funcionamiento) se encontraban en situación irregular. La verificación se había realizado durante seis meses (de julio a diciembre del pasado año). Precisamente, esta inspección se pudo realizar gracias al Plan Local de Empleo de la Red de Gobiernos Locales, financiado por el ayuntamiento de la ciudad y la Diputación de Barcelona, que aportó a 37 agentes encargados de esa supervisión.
En la ciudad, con la necesidad inmensa de vivienda que hay, muchos comercios que finalmente acaban cerrando se transforman en viviendas loft, en muchos casos de forma totalmente irregular. Eso sí, por lo menos no se ven la cantidad ingente de locales con las persianas bajadas en la mayoría de calles de la ciudad.
El actual comercio también necesita una política de promoción y de hacer cumplir la normativa vigente. La campaña ha servido para que el Ayuntamiento disponga de un mapa actualizado de las actividades comerciales que se desarrollan en la ciudad y sirva como una herramienta esencial para tomar decisiones futuras. Aunque de esto último, los comerciantes mantienen serias dudas.
Y no es nada extraño. Aunque la problemática del pequeño comercio es un problema de las grandes ciudades y de todos los rincones del país, lo cierto es que los ayuntamientos más conscientes, más sensibles, mejor gestionados y con más perspectiva de futuro, ya hace tiempo que vienen articulando medidas para que el problema no se agrave. En l’Hospitalet, el tema comercial es otra señal inequívoca de la falta de sensibilidad, de la negligencia y del abandono de la idea de ciudad. No es una opinión. Es la constatación del sector. Sería difícil encontrar un solo comerciante satisfecho con la acción municipal. En ningún barrio. Los comerciantes de Pubilla Casas y Can Serra se llevan la palma en este sentido. Ya han participado en el pleno municipal en varias ocasiones para explicar el abandono en que el gobierno Quirós los tiene sumidos y en los graves problemas de inseguridad que sufren en sus tiendas. En el próximo pleno de junio los volveremos a oir.
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