Toda la oposición municipal del ayuntamiento de l’Hospitalet coincidió en la necesidad urgente de esponjar los barrios y propuso la elaboración de un Pacto de Ciudad común. Por todo ello se mostraron críticos con la política municipal de Nuria Marín, que defendía sus propios proyectos.
31 de octubre, 2020
En el debate que tuvo lugar on line organizado por la asociación FIC (Foment de la Informació Crítica) el pasado lunes 26 de octubre, la oposición municipal hospitalense mostró su descontento en referencia a la política del gobierno local, acusada de ser obsoleta y de estar más enfocada a la promoción inmobiliaria que a mejorar la vida ciudadana. Es por eso que se posicionó a favor de un Pacto de Ciudad que rediseñe el modelo urbano, mientras que el gobierno municipal parece actuar unilateralmente. Asimismo, los representantes de ERC, C’S, En Comú Podem (ECP) y el PP coincidieron en la urgencia de acotar el modelo urbanístico, puesto que se proyecta un aumento de 30.000 nuevos habitantes en una ciudad que se constituye como la más densa de Europa. Defendieron, en consecuencia, esponjar barrios densamente poblados como la Florida o Collblanc-La Torrassa, donde no solo hay un colapso de servicios públicos, si no donde además el hacinamiento aumenta el riesgo de contagio de covid-19. En cuanto a la aplicación del denominado urbanismo táctico, todos los representantes sostuvieron que es una idea positiva y en la que se debe profundizar.
La ciudad de l’Hospitalet de Llobregat creció sin orden durante más de 40 años de franquismo, dando lugar a barrios dormitorio y zonas densamente pobladas. Sin embargo, hoy hay 25.000 habitantes menos que en 1978 y el gobierno local habla de una ciudad más atractiva, tanto para el sector económico empresarial como para nuevos vecinos. Es así como Cristian Alcázar, el teniente de alcalde, introdujo su discurso en el debate sobre pandemia y urbanismo, en el que también participaron los representantes municipales de cada partido: Antoni Garcia de ERC, Miguel García de C’S, Ana González de ECP i Sonia Esplugas del PP.
Pese a las críticas recibidas por la aprobación de numerosos proyectos calificados de especulativos y el estancamiento de muchos otros (socialmente importantes), el PSC defendió acciones durante la pandemia que han dado buenos resultados. Un ejemplo de ello es el urbanismo táctico, una idea que está en ejecución y que ha permitido generar más espacio público en algunos distritos. En este sentido, el ayuntamiento ha ampliado la red de bicicletas de la ciudad y ha iniciado la primera fase del plan para dotar a los entornos escolares de más espacio seguro para los estudiantes. Alcázar no renunció a la necesidad de efectuar un esponjamiento en los barrios más densos, una de las principales preocupaciones ciudadanas, pero recordó que estamos en un momento de emergencia habitacional y que este proceso debe llevarse a cabo de forma prudente y sin despojar a los vecinos de sus viviendas. De la misma forma, el teniente de alcalde manifestó la proyección del nuevo l’Hospitalet, que relanzará proyectos originales para conseguir más zonas verdes.
En cuanto al problema de la precariedad habitacional, el grupo de ERC expuso la necesidad de un parque de vivienda de alquiler municipal y defendió una reforma en la regulación de los alquileres, propuesta a la que se añadió ECP. De la misma forma, ambos representantes municipales apoyaron una moratoria en la construcción de nuevos pisos, mientras que C’S y PP optaron por defender un ritmo de construcción más prudente que garantizara una colaboración público-privada. Sonia Esplugas, ponente del PP, afirmó en este sentido que “la crisis sanitaria ha sido un baño de realidad y debemos aprovecharlo”.
En lo que sí hubo unanimidad entre la oposición fue en criticar los principales proyectos inmobiliarios llevados a cabo por el ayuntamiento, entre los que se encuentra el PDU de la Gran Via, que incluye la creación de un parque metropolitano de 30 hectáreas y múltiples rascacielos, y que actualmente está recurrido en los tribunales por el grupo municipal de ECP, porque significará la destrucción de la última zona agraria de la ciudad. Del mismo modo, se pidió la paralización del proyecto de la antigua fábrica de Cosme Toda, que incluye la construcción de cientos de viviendas en un espacio privilegiado en el centro de la ciudad, muy saturado y sin apenas zonas verdes. Por otro lado, y en referencia a la planificación de un urbanismo de espacios verdes, todos los ponentes hicieron hincapié en el proyecto del soterramiento de las vías de tren. Se trata de un plan que lleva veinte años paralizado, y que permitirá crear en breve un gran corredor verde en el trazado de las vías de tren que dividen la ciudad, aunque los grupos políticos declararon no tener ninguna confianza en que esto suponga una regeneración del modelo urbano.
De forma concluyente, los ponentes de la oposición se mostraron abiertos al debate y a la cooperación, pidiendo al gobierno municipal que escuchara a “su mayoría superior”, refiriéndose a la parte de la ciudadanía que en conjunto representan. Sin embargo, todos reconocieron la falta de recursos y competencias del ayuntamiento de l’Hospitalet. A todo esto se sumó la intervención de Celestino Corbacho, quien fuera alcalde de la ciudad por el PSC durante catorce años, que afirmó que se debía planificar un nuevo modelo de ciudad, con un consenso obligatorio y hacia un horizonte del año 2035. ”El modelo que se pensó al final de la década de los 90 está caducado. No se puede pensar un futuro sobre esas bases”, declaró Corbacho. Cristian Alcázar, en referencia a las críticas sobre la falta de participación, invitó a los ponentes a unirse al proyecto ‘L’Hospitalet-On’, y aunque no rechazó explícitamente el diálogo, defendió los proyectos inmobiliarios en proceso.
El próximo día 10 de noviembre FIC ha programado la celebración del tercer debate sobre “Pandemia y densidad demográfica”, en el que intervendrá el sector económico de la ciudad, especialmente el que trabaja en promociones y rehabilitación inmobiliaria.
Por Patti Elias