Transcripción literal de la conferencia que el 8 de noviembre de 2022 organizó Foment de la Informació Crítica en la plataforma Zoom dentro de la Setmana de la Solidaritat que organiza Espai de Ciutadania

Buenas tardes.

Desde la junta de FIC y, en su nombre, quiero daros a todos la bienvenida a este encuentro. Este año las entidades  que forman el Espai de Ciutadania vuelven a organizar la Setmana de la Solidaritat.  En esta semana, se quiere sensibilizar y pedir solidaridad a toda la ciudadanía de L´Hospitalet en torno a la Salud Mental.

Para situar la evolución de la Salud Mental en el contexto histórico, un par de datos:

En 1953, la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud introdujo la Salud Mental como una forma de atención que abre su abanico desde la atención psiquiátrica hasta la prevención.

Propone que se pongan en marcha los Servicios de Atención Comunitaria. Se revisa y se transforma la asistencia hospitalaria desde el modelo manicomial hasta los servicios actuales de hospitalización en unidades de tratamiento de crisis agudas, o Unidades de  Rehabilitación.

Hoy, nuestra invitada es Mercedes Delgado. Pondrá luz a esa evolución que la Salud Mental ha experimentado en la ciudad de L’Hospitalet. Pero antes, permitirme que os la presente:

Mercedes Delgado Anguisola es Licenciada en Psicología por la Universidad de Barcelona. Master en Políticas Públicas y Sociales por la Universitat Pompeu Fabra, con la colaboración de la Universidad John Hopkins de Baltimore (Estados Unidos).

En 1977 inicio su vida profesional como psicóloga en Mondragón en el Centro Medicopsicopedagógico del Altoy Medio Deva. A finales de 1982 comienza a trabajar en el Ayuntamiento de L’Hospitalet en Servicios Sociales. Durante unos años desarrolló su actividad profesional en el Programa Municipal de Drogodependencias.

Después, en Servicios Sociales como jefa del Programa de Infancia y Adolescencia, Programa Emergencia Social-PIRMI-Renta Mínima de Inserción e Inserción Laboral.

Y, por último, y también en el ayuntamiento de L’Hospitalet, trabajó como responsable técnica del Programa de Salud Mental hasta su jubilación. Ha sido secretaria de la Mesa de Salud Mental y Adicciones desde su constitución en 2006 hasta el 2018.

Buenas tardes Mercedes,

Vamos a ir entrando en el tema que hoy nos ocupa “Espacio público, Salud Mental Comunitaria y ciudadanía. L’Hospitalet de Llobregat. 1979-2018.” Este es el título que le has puesto a tu intervención. ¿Que te parece si nos sitúas en el tema con una breve introducción?

En primer lugar, mi agradecimiento a Foment de la Informació Crítica por invitarme a participar en este acto de la Setmana de la Solidaritat. Mi felicitación al Espai de Ciutadania  por la elección del tema de la Setmana de la Solidaritat. Resulta importante que un conjunto de entidades no dedicadas específicamente a estos temas, haya considerado relevante dedicar la semana de este año a estos asuntos.

Contribuir actualmente a poner palabras sobre una realidad ignorada durante mucho tiempo, también estigmatizada, es fundamental. Pensar juntos, debatir sobre salud y enfermedad mental, es importante y necesario.

Mi intervención trata de dar algunas pinceladas sobre cómo la salud y enfermedad mental se han hecho presentes en la vida pública de la ciudad de L’Hospitalet en las cuatro décadas que van de 1979 al 2018.  Hablaré sobre el papel en ello de la ciudadanía, más allá del despliegue de los servicios de salud mental y de otros que abordan también esta temática, más allá de las instituciones que de una forma u otra inciden en este ámbito.

Conversar hoy de salud mental resulta cotidiano y frecuente. De cualquier forma, no resulta obvio hablar sobre lo que entendemos por ello y hacer referencia a su significado como marco compartido de este encuentro. Para ello comenzaré con hacer referencia a lo que entendemos por Salud Mental y Salud Mental Comunitaria.

En 1946, la OMS- Organización Mundial de la Salud -la define desde una perspectiva bio-psico -social, de la manera siguiente:

“La salud, es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad”, y “la salud mental como el estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de hacer una contribución a la comunidad”.

Así, habremos de tener presente, que la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad.

La salud mental es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos.

La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.

La salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos grados de dificultad y angustia, resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes.

Las afecciones de salud mental comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, aunque no siempre es necesariamente así. No es hasta el cambio democrático en nuestro país en 1978, que se produjeron transformaciones sostenidas en el tiempo que permitieron dejar atrás el modelo manicomial e incorporar la atención a la salud mental en la atención a la salud.

La Ley General de Sanidad de 1986, conocida también como “ley Lluch” situó la atención a la salud mental en el ámbito comunitario, potenciando los recursos asistenciales a nivel ambulatorio, la hospitalización de los pacientes, por procesos que así lo requieran, en las unidades psiquiátricas de los hospitales generales, y el desarrollo de servicios de rehabilitación y reinserción social.

Se promueve también la atención a la salud mental desde la atención primaria de salud y el desarrollo de programas de prevención.

Se trata de llevar a cabo una atención integral de los problemas de la persona con enfermedad mental, buscando la necesaria coordinación con los servicios sociales, educativos y de inserción laboral.

La referencia y memoria de iniciativas llevadas a cabo por la Mancomunidad a comienzos del siglo XX, así como las de la II República, sin olvidar las experiencias de profesionales del sector y luchas ciudadanas anteriores a la llegada de la democracia, incorporaron estos saberes y legado a los nuevos tiempos.

La salud mental comunitaria se convierte así en el nuevo modelo de referencia, se dirige al individuo y a la población de un territorio, la metodología implica compartir tareas con recursos del entorno. El vínculo personal, familiar e institucional es preminente en lo comunitario, lo comparten las personas y colectivos, y puede favorecer o dificultar la aparición y la resolución de dolor psíquico. La participación de familiares, usuarios de servicios, personas en primera voz, se hacen presentes en los diferentes espacios, servicios y en la vida pública.      

Cuando hablamos de salud y enfermedad mental estamos hablando efectivamente también de las adicciones. Adicciones que pueden referirse a sustancias legales como el alcohol o el tabaco, sustancias ilegales, nuevas tecnologías etc.

En mi intervención no haré mención alguna a las personas que han colaborado y lo siguen haciendo. La lista sería inacabable. Así, merece la pena volver a expresar como final de esta introducción que la Salud Mental es parte esencial de la salud y el bienestar, y el modelo de atención en nuestro país es la salud mental comunitaria.

Una vez situado el tema podemos destacar que en los años 70 estaba todo por hacer en la atención comunitaria. ¿Cómo describirías el marco social donde se desarrollaron los primeros servicios comunitarios de atención a la Salud Mental?

Teniendo en cuenta que lo que hoy nos ocupa, cómo la salud mental y la salud mental comunitaria han emergido en la vida pública desde la ciudadanía de la ciudad; con la mirada atrás, hay que considerar que ya en las luchas antifranquistas y los primeros pasos de la etapa democrática se van poniendo en marcha iniciativas y una nueva forma de abordar estos asuntos. Así, tanto en el ámbito municipal, como en espacios supramunicipales por parte de los nuevos responsables políticos, como por parte de iniciativas profesionales se van perfilando las grandes líneas de acción.       

En la ciudad, el “Pacto de Progreso Municipal”[i] de 1979 fue el acuerdo de gobierno de la mayoría política que recogía las aspiraciones de transformación y la participación. Esta (la participación) constituyó un eje significativo desde los inicios dando continuidad a la voluntad de llevar a cabo la tarea de gobierno con la conjunción de la ciudadanía.  

 Así mismo esa voluntad se concretó en la acción de gobierno municipal con la aproximación del ayuntamiento a la ciudadanía a través de la distribución territorial de los nuevos servicios municipales en la ciudad, y la organización y metodología de trabajo de los servicios de atención a las personas de forma comunitaria. Estos planteamientos establecidos para los departamentos de Salud y Servicios Sociales fueron de especial significación para el tema que nos ocupa. La línea política no solo incide en los propios servicios con estos planteamientos, sino también con otras administraciones en la promoción y colaboración para la instalación en la ciudad de nuevos servicios en el mismo sentido.   

En este contexto en 1981 se constituye ADEHAR, Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de L’Hospitalet. Cuesta probablemente hoy poder imaginar la situación en la que se encontraban las personas con problemas de adicción alcohol. Era algo no reconocido socialmente que era una enfermedad, que las personas que lo padecían y sus familias necesitaban atención para superar la situación y que existían servicios y equipos profesionales a su disposición, en nuestro caso el Centro de Alcoholisme i d’altres Toxicomanies de L’Hospitalet.

Alcohólicos rehabilitados contando con el soporte de los profesionales del servicio, ponen en marcha esta asociación. Esto supone que un grupo de personas rehabilitadas de sus problemas de alcoholismo deciden poner en marcha la entidad con el objetivo de soporte y apoyo mutuo entre los asociados, la concienciación pública sobre la problemática alcohólica y la demanda de servicios. Comienzan a hacerse presentes en el espacio público de la ciudad a través de actos, medios de comunicación, acogida   en sus locales o charlas por parte de las personas del propio colectivo. Se amplía la voz de los profesionales que trabajan específicamente en el ámbito de las adicciones y salud mental y también de salud y servicios sociales. Implica también la presencia de quienes se han rehabilitado de un problema de salud negado, ignorado y también estigmatizado y excluido, de forma más extrema en el caso de las mujeres. También comienzan a tomar la palabra en espacios de participación y a trasladar y poner en evidencia las necesidades de prevención y atención del colectivo.

Unos años más tarde, en 1987, nace la Asociación Horitzó de Ayuda e Información al Drogodependiente, que tiene como marco de actuación l’Hospitalet y municipios del entorno. Se dirige a personas con problemas de adicción y sus familiares en un tiempo en que se están poniendo de manifiestos los problemas derivados de este tipo de adicciones, complicados con la emergencia del SIDA. Esta entidad en su historia tuvo dos ejes de acción central, las persones con problemas de adicción y sus familiares, por una parte y las reivindicaciones de servicios a las administraciones, por otra. Importante tarea ante una realidad entonces novedosa, difícil, que necesitaba de prevención especialmente en lo que se refería a la población juvenil y adulta, y respuestas amplias asistenciales. 

En los años 90, en el espacio asociativo el problema de las adicciones es central. Así como ADEARH continua su trabajo referido a los problemas de alcoholismo de la ciudad, la acción de la asociación Horitzo se complementa con actuaciones desde la Vocalia de Drogodependencias de la Associació de Veïns de Bellvitge, con actuaciones dirigidas a la reinserción y con espacio de soporte mutuo de familiares, en coordinación y colaboración con el Centre de Alcoholisme i altres Toxicomanies. 

A lo largo de todos estos 40 años, personas y pequeños grupos de la ciudad han compartido preocupaciones y proyectos con otros del entorno metropolitano y más allá, y han comenzado nuevos proyectos asociativos. En esta línea de trabajo, en los 90, se constituyen la Associació d’Ajuda al Toxicòman -AAT- y AEC-GRIS -Associació de Exdrogodepencies de Catalunya-Grup per la Reinserciò i Inserciò Social”. Esta última iniciará también otra dimensión de las asociaciones que es la prestación de servicios. De esta forma entra en funcionamiento el proyecto de intercambio de jeringas y condones, proyecto preventivo importante, financiado por la Diputación, que comenzó pronto a prestarse en la ciudad con soporte municipal.

AFEMHOS- Asociación de Familiares y Enfermos Mentales de L’Hospitalet- se constituye enriqueciendo y ampliando la presencia y las voces en la ciudad desde la ciudadanía organizada. Lo ponen en marcha un pequeño núcleo mayormente de mujeres con el soporte de profesionales. Las personas con enfermedad mental y sus familias son uno de los ejes fundamentales a lo largo de su historia. Así comienzan promoviendo espacios de encuentro y trabajo grupal entre familiares, y la organización de actividades para personas con enfermedad mental. También buscan la colaboración con otros agentes como los responsables municipales y otras entidades del sector para plantear sus propuesta y necesidades, sumar energías para los retos a conseguir.

En 1996 se constituye la FECAFAMM- Federació Catalana d’ Entitats de Familiars i Malals Mentals de Catalunya. Como ya había sucedido antes con otras entidades del ámbito de la salud mental, se fueron constituyendo federaciones que suponen el incremento de la capacidad de incidir en las administraciones y la opinión pública e incrementar las capacidades de soporte mutuo y de organización.  

En estos primeros veinte años se despliegan en la ciudad servicios comunitarios de salud mental:  para adultos, CSMA, Unitat de Salut Mental y el Hospital de Día; para la población infantil y adolescentes el CSMIJ dando continuidad al Programa de Salud Mental de competencia municipal, así mismo a través de la Fundación Salud y Comunidad se amplían los recursos para la atención a las drogodependencias. En la recién creada Atención Primaria de Salud, también se comienza a ejercer lentamente tareas referidas a la salud mental. Desde otros sistemas como el educativo o desde los servicios sociales, van concretando servicios y actuaciones en donde se busca de dar respuestas a derechos que incluye las necesidades desde la salud mental.    

Llegamos así a finales de los 90 con una diversidad de entidades en la ciudad en el ámbito de la salud mental y adicciones resultado de la capacidad autoorganizativa del colectivo y el soporte y colaboración de profesionales, Ayuntamiento y otras administraciones. Todo ello en un contexto general de despliegue de una suma de actuaciones dirigidas al hacer efectiva la salud mental comunitaria.

¿Cuál ha sido la progresión que ha tenido en la ciudad la creación de los distintos dispositivos de Salud Mental?

Realmente a pesar del trabajo desarrollado por entidades, profesionales y administraciones durante los años anteriores, no es hasta finales de los años 90 y los inicios del 2000 cuando comienza muy lentamente a hacerse visible la realidad de la salud mental en la vida pública de la ciudad. Se va normalizando así, de forma lenta, haciéndose presente.   

Los años 2005 y 2006 suponen un fuerte impulso a diferentes aspectos que abren perspectivas especialmente en lo que se refiere a asentar el modelo comunitario de atención, a ampliar lo desarrollado hasta entonces y se señalan nuevos retos.

En el 2005 la OMS de la Región Europea en la Conferencia de Helsinki dedica una reunión monográfica por primera vez a la salud mental, en la reunión de ministros de salud se establece el Plan de Acción en Salud Mental, en donde entre otros retos se incorpora la participación de las personas con enfermedad mental y los familiares como uno de sus ejes.

En nuestro entorno se establece la “Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud “del ministerio correspondiente, Pla de Salut Mental i Addiccions (2006) de la Generalitat donde se incorporan también los nuevos planteamientos. En el año 2010 se aprueba en Cataluña el primer Pla Integral d’ Atenciò a Persones amb Transtorn Mental i Addiccions.

En la ciudad varios acontecimientos manifiestan una ampliación del espacio social donde se hace presente la salud mental, el modelo de atención inserto en la vida social y comunitaria y donde las entidades tienen un papel significativo:   

-Así, AFEMHOS que ya era un punto de referencia para familiares y personas con enfermedad mental, amplía sus actuaciones. Comienza a desarrollar una nueva dimensión como entidad, con la gestión de servicios, el club social.  También amplia su actividad a actuaciones dirigidas al conjunto de la sociedad.

-En esa línea, la misma entidad mencionada, AFEMHOS, junto con FECAFAMM – Federació Catalana d’Entitats de Familiars i Malalts Mentals – y  el Ayuntamiento organizan un acto en donde se trata cómo se expresa en el espacio público la información y los contenidos referidos a la salud y enfermedad mental. Se presenta una guía de estilo para periodistas y medios de comunicación de forma que la información no sea estigmatizante.

A su vez, en el 2005 se pone en marcha el Consell de la Salut, que ya había existido en años anteriores, aunque en esta ocasión por primera vez con la Mesa de Salud Mental y Adicciones. Este espacio de encuentro, trabajo y elaboración de iniciativas y propuestas surge del acuerdo y la voluntad de las entidades, los profesionales y las empresas en las que ejercen y el Ayuntamiento. Desde el inicio se pone en marcha la voluntad por parte de todos los participantes de poder contar con representación específica de las personas con enfermedad mental; y al cabo de cuatro años pasan se incorporan.

El hecho de que la ciudad dispusiera de la Mesa de Salud Mental y Adicciones supuso un importante paso desde diferentes perspectivas. Un paso adelante en la cultura de colaboración y trabajo conjunto, coordinado entre los diferentes agentes. El resultado de todo ello se materializa en un mejor trabajo en los proyectos, en las iniciativas del propio sector, incluido la que se refiere a las actuaciones dirigidas a la sociedad no directamente involucrada en estos asuntos.

– El Dia Mundial de la Salud Mental. AFEMHOS inicia su celebración centrada en sus asociados y su entorno. Avanzada la primera década del siglo XXI, el Ayuntamiento y la Generalitat van haciendo declaraciones relativas a la salud mental con ocasión del del Dia Mundial.

Pequeñas iniciativas y acontecimientos que van expresando y mostrando una realidad con sus retos y necesidades. La celebración se amplía en los años siguientes con un programa más amplio de actividades, la participación de todas entidades y también espacios en la calle.  La multitud y variedad de tipos de actos de este año en la celebración del mundo mundial durante todo un mes es una muestra más del arraigo y la voluntad.

– El Estigma de las Personas con Problemas de Salud Mental. El trabajo referido al estigma de las personas con enfermedad se inició en los servicios de salud mental de profesionales y personas con estos problemas. Un fuerte impulso público fue la iniciativa OBERTAMENT promovida por la FECAFAMM dirigida a incidir con proyectos diversos en la vida comunitaria para transformarlo. En la ciudad se presentó la iniciativa en el 2010 promovida por AFEMHOS, FECAFAMM y el Ayuntamiento. La actividad relativa a este asunto continuó a través de la Xarxa de d’Iniciatives Antiestigma.

-La crisis económica del 2008 fue mostrando su impacto en los años siguientes, se manifestándose problemas diversos: el retraso en la puesta en marcha de los servicios previstos en la Unidad Polivalente; la   emergencia de una mayor demanda y necesidad de atención de los servicios y las dificultades en el ámbito de la inserción laboral.  Hacia el 2014 comienzan a evidenciarse las dificultades de acceso a la vivienda del colectivo de personas con enfermedad mental que, por motivos económicos, aun teniendo unos ingresos básicos, no pueden disfrutar de una vida autónoma, así como otras necesidades en este ámbito en la ciudad.

Nuevas voces y nuevos espacios de las personas en propia voz. –  Resulta la realidad más significativa desde la perspectiva de la dimensión asociativa, con una relevancia significativa en la vida social.  

Hace más o menos una década comienzan a emerger también diferentes iniciativas, algunas propiamente asociativas y otras de carácter no formal, es decir que lo llevan a cabo actuando en representación del colectivo, aunque no esté formalizado en una entidad. Así mismo se van constituyendo entidades en el entorno metropolitano donde ciudadanos/as de l’Hospitalet son parte activa como promotores y/o participantes.

La Asociación Grupo de Teatro Imagina  se constituyó en 2010 poniendo las técnicas creativas del teatro es el centro de su actividad que los lleva a desarrollar su actividad en espacios muy diversos de la ciudad y fuera. Para Imagina lo importante era y es disfrutar y compartir aprendizajes. En estos años ha amplia su repertorio de actividades como por ejemplo la lectura de cuentos.

Aquí se ha de incorporar la presencia en el espacio público, en la vida cultural, el festival de cortometrajes DulCINEa que desde hace casi dos décadas promueve el Club Social el Roure y AFEMOS bianualmente. También las aportaciones artísticas de cuadros de Francesc de Diego y sus textos. Todas estas iniciativas llevadas a cabo por personas en propia voz.    

 Concluyendo, en esta etapa que va desde los inicios del año 2000 hasta 2018, se han señalado algunas actuaciones, iniciativas y proyectos que suponen avances importantes en la presencia de salud mental y el modelo comunitario de atención y donde las asociaciones del ámbito de la salud mental han sido fundamentales. Lo anterior no contradice que la crisis del 2008 supuso enlentecimiento y freno al proceso de despliegue de los servicios de salud mental necesarios y a la construcción del modelo de salud mental comunitaria.

La OMS destaca a través de estudios científicos que en el primer año de la pandemia ha habido un incremento significativo de problemas de depresión y ansiedad. Por otro lado, destacan algunos estudios, que los servicios de Salud Mental han sido los más interrumpidos y afectados de todos los servicios de salud esenciales en la mayoría de los estados miembros de la OMS analizados.

A nivel de ciudad, la pandemia de la COVID-19 habrá impactado a sus ciudadanos como al resto de la humanidad. ¿Cómo crees que la ciudadanía de l’Hospitalet va afrontando la nueva situación?

Mi exposición tiene su base en un trabajo referido a las cuatro décadas: 1979- 2018, aunque la escritura de texto ha finalizado durante la pandemia. Todo este tiempo he continuado en contacto de entidades del sector de la ciudad y de espacios profesionales.

La pandemia ha sido un acontecimiento, del cual no hemos salido todavía del todo. Ha tenido un impacto importante sobre salud mental en la ciudad y su entorno. Los problemas y deficiencias se suman al propio desarrollo histórico del sector, por todo ello es fundamental poner la salud mental en la centralidad.

Como ya se ha señalado anteriormente, la crisis del 2008 tuvo un importante impacto en el colectivo de personas con enfermedad y sus familias, los servicios de salud mental y en el retraso del despliegue de los de los servicios que estaban ya previstos. Aumentaron de forma significativa las necesidades de población con necesidades de atención y demanda de servicios. Se incrementa así presión sobre los servicios y profesionales de la salud mental y de servicios sociales y aumentó el número de personas y familias en situación de vulnerabilidad.

No entraré en la concreción de la situación actual en la ciudad, quizás en el coloquio haya quien quiera intervenir en ese sentido. Aunque si quiero hacer referencia a los diferentes agentes de la ciudad con responsabilidad e intervención en el ámbito de la salud que han estado trabajando y tomando medidas desde los tiempos intensos de la pandemia hasta la ahora donde se están manifestando sus efectos.   

Para finalizar quiero concretar algunos puntos fuertes con los que la ciudad cuenta para ir dejando atrás esta etapa de recuperación de la crisis relacionada con la COVID 19 ir entrando en un nuevo periodo fortalecidos con más recursos y potencialidades a la luz de la experiencia de los 40 años pasados:

  • Las políticas de favorecer la participación ciudadana han mostrado ser un instrumento relevante y acertada  que se concreta en que l’Hospitalet es una ciudad con una importante vida asociativa. En este contexto la salud y la enfermedad mental ha podido emerger, hacerse visible y formar parte de su espacio público. 
  • El hecho que ya desde el primer mandato municipal se fuera consciente de la importancia de la dimensión comunitaria de la salud y el bienestar, ineludiblemente de la salud mental, y se actuará en esa línea ha resultado muy importante. Es uno de valores compartidos entre los agentes que vienen trabajando conjuntamente en el ámbito de la salud mental.
  •  El papel proactivo del ayuntamiento referido a la salud mental y la salud mental comunitaria ha sido insustituible.
  •  El modelo de atención a la salud mental de forma comunitaria era un reto inmenso, había que partir prácticamente de 0, donde la acción entre las diferentes administraciones e instancias sociales es fundamental.

La salud mental comunitaria no es únicamente un modelo de atención a la salud mental. Implica a todos los agentes relacionados directamente con estos asuntos: los /as responsables políticos, profesionales, administraciones, las personas con necesidad de ser atendida y los familiares. Este modelo en construcción implica a todos los agentes para trabajar juntos   avanzar, la sociedad es también un agente activo.

  • Los y las profesionales tienen y han tenido un papel fundamental en todos los avances.
  • La experiencia y las grandes líneas de acción señalan que para avanzar en salud mental y en la atención, cuando es necesario, se ha de hacer con los ciudadanos.

Gracias Mercedes. Muy interesante tu aportación.

Por: la Junta Directiva de FIC

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