14 de septiembre de 2019
Hace tres años que los ciudadanos y funcionarios del Ayuntamiento de l’Hospitalet están acostumbrados a tener un sustituto al frente de la ciudad. Desde que Núria Marín accedió a ser la número 2 del PSC, la alcaldesa tiene reuniones constantes en Barcelona y viajes semanales a Madrid para asistir a las cumbres federales del PSOE, donde forma parte de la ejecutiva como secretaria de Área de Cohesión e Integración. Desde que es la presidenta de la Diputación de Barcelona, gracias a un pacto sociovergente, ahora las ausencias de Marín son más constantes y duraderas. En su toma de posesión en julio, la lideresa socialista proclamó que “gobernará para todos” en la institución provincial, lo que va a suponer un gran esfuerzo, puesto que la provincia de Barcelona tiene 311 municipios y 5,6 millones de ciudadanos.
Afortunadamente, la ciudad tiene a Francesc Josep Belver, conocido popularmente como Fran. Es el primer teniente de alcalde y actúa desde hace muchos años como portavoz del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento, y ahora más que nunca ejerce las funciones de “jefe” ante las frecuentes y largas ausencias de la alcaldesa. El papel de Fran Belver me recuerda la película “Los sustitutos” (2009), de Johathan Mostow, con Bruce Willis en el papel protagonista, un film que se ha emitido en varias cadenas de televisión. En la película futurista, las personas viven en comunidad con robots que representan sus yo, pero mucho más fuertes físicamente y más guapos. Un día, uno de esos “sustitutos” asesina a su yo original y Willis tendrá que descubrir qué se esconde detrás. Matar al “alter ego”, padre, prócer o padrino, ocurre mucho en política. El ex alcalde hospitalense, Celestino Corbano, tiene experiencia en eso de ser liquidado por su sustituta al frente del Ayuntamiento. Todo empezó cuando él también fue presidente de la Diputación de Barcelona y la puntilla definitiva le vino tras ser nombrado ministro.
Evitar que el pueblo se entere
En el tráiler de “Los sustitutos” se dice que los dobles robóticos que reemplazan a las personas en las funciones comunitarias combinan la solidez de las máquinas con la elegancia y la belleza del cuerpo humano para hacer la vida de sus propietarios más segura y mejor. Fran Belver es un político de altura, no solo física, sino también política. Demuestra que tiene la ciudad en su cabeza en cada sesión plenaria y vendría a ser “the surrogate” de Núria Marín. “No podemos permitir que el pueblo piense que usar un sustituto puede ser fatal, sobre todo si es cierto”, se proclama en la película de género distópico. Los hospitalenses todavía no han apreciado suficientemente este cambio de roles porque Fran Belver se encarga de mantener engrasada la maquinaria municipal, hasta el punto de que ahora todo el mundo se dirige directamente a él para tratar los asuntos y así evitar perderse en la apretada agenda de la alcaldesa.
Quien sí se ha dado cuenta de la subrogación del cargo de la alcaldesa es la ciudadanía implicada en el movimiento asociativo.
La plataforma Espai de Ciutadanía, que agrupa a las entidades de L’Hospitalet, y Foment de la Informació Crítica (FIC), entidades organizadoras del único debate electoral que se celebró el 8 de mayo en el auditorio de Tecla Sala, pudieron comprobar el papel sustitutorio de Belver, pues fue este edil quien asistió en representación de la alcaldesa, liada en otros menesteres del partido después de que ERC vetara a Miquel Iceta en la presidencia del Senado. Ese día, FIC pidió a Núria Marín que accediera a participar en otro debate poniendo ella la fecha, el lugar y la hora, con la única finalidad de que la ciudadanía pudiera tener más criterios para decidir su voto. La callada fue la respuesta a esta nueva invitación de contraste de pareceres con el resto de candidatos. Todos nos quedamos sin un verdadero debate que ayudara a conocer el proyecto de ciudad y los puntos de controversia entre las candidaturas a la alcaldía, porque Marín prefirió evitarlo.
Belén Esteban de la política
Ciudadanos y entidades no entienden por qué les ha abandonado la “mamma” Marín, precisamente después de haber cosechado su mejor resultado electoral el pasado 26 de mayo. Asisten cariacontecidos a las apariciones mediáticas de la flamante presidenta de la Diputación, que se ha lanzado a una intensa actividad, propia de su cargo, que le obliga a relacionarse con los 311 municipios de la provincia. La Belén Esteban de la política catalana, que proclamaba hasta hace poco que por su ciudad “maaaato”, ha escalado un notable peldaño en su carrera política con la presidencia de la Diputación, lo que le va a dar más proyección y visibilidad, quizás con aspiraciones más altas, siguiendo los pasos de su prócer y padrino político, Celestino Corbacho, a quien ahora tiene que “soportar” en el pleno de la institución provincial como diputado en representación de la ciudad de Barcelona.
También habría que plantear una objeción dialéctica: ¿por qué el alcalde de una gran ciudad, como es l’Hospitalet, se tendría que ocupar del día a día municipal? A Manuel Valls, que fue primer ministro francés, se le criticaba en las recientes elecciones locales que no conocía suficientemente Barcelona, a lo que él respondía que, de ganar la alcaldía de la capital catalana, no se iba a ocupar de los asuntos cotidianos para centrarse en la proyección de la ciudad. Y es que los franceses tienen vicealcaldes en todas las poblaciones importantes. En ese sentido, no sería una mala idea nombrar a Fran Belver vicealcalde, porque, de hecho, lo es.
Después de 24 años cobrando sueldos de las arcas municipales de L’Hospitalet como política, Marín cobra desde el mes de julio 7.469 euros mensuales por 14 pagas al año a cambio de su ingente trabajo al frente de la Diputación de Barcelona, ya que ha renunciado al sueldo de alcaldesa de l’Hospitalet de 5.715 euros mensuales. Una dedicación exclusiva que, sin embargo, le permitirá cobrar las dietas por asistencia a las reuniones de todos los organismos de los que forma parte en representación de la ciudad: el pleno del Ayuntamiento (1.625 euros por sesión) y el consejo metropolitano del AMB (265 por reunión). Teniendo en cuenta que se celebran un mínimo de una reunión mensual en cada organismo, además de las extraordinarias, las dietas a añadir a su nómina de dedicación exclusiva subirían a más de 25.000 euros anuales a sumar a los 104.566 euros de su retribución como presidenta de la Diputación, lo que arroja la cantidad de 130.000 euros anuales. Su sustituto, Francesc Josep Belver, solo cobra 75.012 euros anuales. Mirado así, sale barato tener “surrogate” particular. Máxime si paga el pueblo.
Por Juan Carlos Valero