Eh, Candelas, que no te enteras una m de lo que pasa en tu ciudad. Me llamó un colega al que había avisado de que me informara para cuando estaba previsto el primer pleno del nuevo consistorio, porque me interesaba sobremanera lo que allí se iba a aprobar. En ese pleno, para el que no lo sepa, se aprueba siempre cómo se estructura el poder, quien tiene una concejalía y su despacho y el montón de secretarias y asesores y funcionarios anexos; qué áreas va a tener cada quisque, cuándo se van a hacer los plenos, qué despachos se reparten los de siempre, etc. Es un pleno que le interesa mucho a quien ha ganado las elecciones, pero que les suele interesar por igual a todos los que las pierden. Y es un pleno, además, que suele pasar muy desapercibido. Todos pasan desapercibidos, pero este todavía más porque se celebra en medio del veranito cuando la gente tiene la cabeza metida en las vacaciones y no está para detalles.
Pero el Candelas, como es un bicho raro, quería saber cuándo se iba a celebrar ese pleno para seguirlo todo lo en directo que pudiera. Pues nada, me lo he perdido y la verdad es que me he ahorrado el sofocón. A mí, cómo se reparten la rapiña los que siempre ganan me la trae al fresco, pero cómo husmean las migajas los que siempre pierden, me sirve para refrendar mi impresión de que vivimos en un lodazal que a cada mandato se llena más de detritus y fetidez. Para que se me entienda todo: en ese pleno, el poder decide cómo se pega la vida padre en los cuatro años que ahora empiezan y cómo compra a precio de saldo a los comparsas que le van a acompañar en ese repugnante tránsito. Es decir, en ese pleno deciden cuánto van a cobrar los concejales del equipo de gobierno y los concejales de la oposición, cuánto van a pagar por pleno y a que horarios cómodos se van a programar las sesiones mensuales obligatorias.
Cuando el Candelas era joven, antifranquista y libertario —y ya no le quedan fuerzas para ser nada de eso— los plenos de los consistorios franquistas se hacían por la tarde y así los curreles podían ir a protestar en las narices del alcalde, en aquellos tiempos puesto a dedo por un poder autoritario y sin control. Cuando el alcalde ha sido puesto a dedo por un poder clientelar y también descontrolado, los plenos se hacen por la mañana para que nadie los vea y nadie se entere de lo que se cuece entre 27 apóstoles y sus familias. Y aquí paz y después gloria. Es un escandalazo que los plenos se hagan cuando les interese a los representantes y no cuando les vaya bien a los representados. Pero esto sería una menudez si en ese mismo pleno no se aprobaran los sueldos. Qué digo sueldos. Lo que se aprueba en ese pleno no son sueldos, son premios de la lotería que le tocan a unos cuántos por ir en una lista, que confeccionan unos pocos para alimentar a los más fieles, en un rango que va de la alcaldía al último concejalito, pasando por tenencias de alcaldía, por áreas y por portavocías, donde lo que importa no es a lo que te vas a dedicar, sino en que mes te vas a poder cambiar de coche, vas a poder ir de vacaciones a las Bahamas o vas a despilfarrar lo que jamás imaginaste. Y eso afecta a los del poder y a los de la oposición.
Una auténtica desgracia, porque a los del poder ya nos lo podíamos imaginar. Han sido así desde 1979. Aprovechados, en beneficio particular. Y así nos ha ido desde entonces. Pero siempre nos imaginamos que la oposición tendría que ser otra cosa. Y de eso nada. Es lo mismo pero en la bancada de enfrente, para desgracia de muchos. Especialmente de los que les votaron.
Y ahora vayamos a lo que pasó en el pleno. Se aprobaron los sueldos: más de 80.000 euros brutos para la alcaldesa que lleva con sueldo parecido desde que era una niña, más de 76.500 euros brutos para los tenientes de alcaldía, y más de 71.000 euros brutos para concejales y adjuntos del equipo de gobierno y portavoces de la oposición con dedicación exclusiva. Para los concejales con dedicación parcial, es decir con una dedicación semanal de unas 20 horas, más de 35.000 euros brutos, rozando los 2.000 euros al mes, sin tener que fichar, sin dar cuentas a nadie, con funcionarios a su servicio, etc. Y para los que no tengan ni siquiera dedicación parcial, 1.657 euros por sesión plenaria, unos 300 euros a la hora solo por sentarse en el escaño para escuchar, silbar o lo que cuadre. La lotería, vaya. Porque para cobrar todo eso tan sólo ha habido que votar en ese pleno del otro día, haberse mantenido con fidelidad en las listas y ser obedientes hasta ahora y en adelante. No hace falta ostentar ningún título, haberse dedicado a nada en especial, haberse sacrificado en algún sentido…
Es decir, en este país, hay gente que gana un dineral con la política sin demostrar nada más que descaro, mientras que los salarios medios de especialidades y de carreras que han exigido sacrificios personales, estudios y capacidad intelectual están años luz por debajo. Esta realidad sólo alimenta el descrédito de la política y otra cosa todavía peor pero que acumula más descrédito: el acercamiento a las tareas públicas de toda clase de advenedizos, trepas, aprovechados y oportunistas. Gentes sin escrúpulos, sin ideales y sin más horizontes que el vivir bien a costa de la gente normal.
Unos pocos datos. El salario medio de un administrativo es de 21.000 euros brutos anuales (y muchos concejales conocidos tendrían auténticos problemas para desarrollar con eficacia estas labores, sobre todo después de años de mínima gestión). El salario medio de un jubilado son 16.700 euros; el de un investigador del CSIC casi 28.000 euros; el de un médico, casi 33.000 euros, el de un ingeniero entre 30.000 y 41.500 (en el caso de los salarios promedios de los ingenieros aeroespaciales) y el de un notario, que pasa por ser de los profesionales con mejores emolumentos, 80.000 euros brutos/año.
Estamos hablando de salarios promedios, de manera que seguro que hay ingenieros que cobran mucho más a costa de que otros muchos cobren menos, y así en todas las profesiones, excepto en la de concejal del ayuntamiento de l’Hospitalet, que son precios aprobados hace una semana y donde no hace falta ninguna acreditación, experiencia u objetivo.
El equipo de gobierno actual tiene 13 concejales, de modo que si esa propuesta hubiera sido rechazada por la oposición, no hubiera podido prosperar. Pero se aprobó. Con el voto en contra de los comunes y de VOX, lo que quiere decir que los republicanos del señor Graells y los populares de la señora Esplugas están de acuerdo en que esa barbaridad salarial salga de los bolsillos de los que los han votado, de los que han votado a otras fuerzas y de los que se han quedado en sus casas, para que lleguen a sus bolsillos o a los bolsillos del partido o a donde sea que nos deberían explicar.
Porque eso, nos lo deberían explicar. Nos deberían explicar por qué pudiendo evitar que se aprobara ese escándalo retributivo no lo han hecho. Dónde van a ir esos emolumentos, si a sus bolsillos o a los fondos partidarios, y si creen que esa frivolidad salarial es de recibo y la podrían justificar sin que les salieran los colores frente a quienes les han dado su voto. Eso lo deberían explicar republicanos y populares, pero los comunales de los Comuns y los fascistas de VOX nos deberían explicar si pese al ejercicio de pudor demostrado con su voto contrario (que yo alabo públicamente en ambos casos) van a renunciar a cobrar o, ya que se ha aprobado, pues qué le vamos a hacer…
Ha sido el primer pleno y ya os digo, amigos lectores del desconcertado Candelas, que vamos muy mal. Que todo apunta a que vamos a ir peor, porque quienes se doblan ante el parné, no son enderezables ni con esqueletos de acero. Vamos mal porque aunque el poder ha perdido la mayoría absoluta, sigue sin perder la vergüenza y eso se pega a los prójimos…