FiraGran combate desde l’Hospitalet la soledad no deseada y la brecha digital

Publico de la Fira Gran.

Entrevista a Juli Simón, presidente de la Fundación FiraGran y director de FiraGran, el salón de las personas mayores que se celebrará en l’Hospitalet del 7 al 9 de mayo

Del 7 al 9 de mayo en La Farga de L’Hospitalet se celebrará la edición 26 de FiraGran, el salón de las personas mayores más importante de Europa, según afirma su presidente, Juli Simon, que este año destaca más novedades tecnológicas que nunca para combatir la soledad no deseada. En el certamen acogerá más de 300 actividades gratuitas y mostrará los servicios y productos de 80 empresas, entidades e instituciones, con la inteligencia artificial y el envejecimiento activo como grandes protagonistas. También el cantautor Joan Manuel Serrat y la periodista Rosa María Calaf protagonizarán un “Diálogo sobre la vejez”.

En esta entrevista, Juli Simón, presidente de la Fundación FiraGran y director de FiraGran, señala que ya la sociedad no percibe a las personas mayores como sujetos pasivos, “sino como protagonistas activos de su presente”. Y por supuesto, también cobran protagonismo las acciones reivindicativas, “con una clara denuncia al edadismo y un firme apoyo a los derechos de las personas mayores reconocidos por la ONU”. En definitiva, los organizadores del evento que se celebra en l’Hospitalet manifiestan querer “que esta feria no solo acompañe, sino que inspire un cambio de mentalidad social”.

Este año FiraGran celebra su 26ª edición. ¿Cómo ha evolucionado la feria en este cuarto de siglo y qué cree que ha cambiado más en la manera de entender el envejecimiento activo?

FiraGran ha recorrido un camino apasionante en estos 26 años. Nació como un espacio centrado en los servicios básicos para las personas mayores, y hoy es el salón más grande de Europa dedicado a este colectivo. Su evolución ha ido de la mano con un cambio profundo en la percepción social del envejecimiento. Hemos pasado de una visión asistencialista a una concepción integral del envejecimiento activo, donde la participación, la formación, la salud, la cultura, la tecnología y los derechos ocupan un lugar central. La sociedad ya no ve a las personas mayores como sujetos pasivos, sino como protagonistas activos de su presente. FiraGran ha acompañado —e impulsado— esa transformación, creando un espacio donde se celebra la vitalidad y el conocimiento que aporta esta etapa de la vida.

¿Qué impacto tangible cree que tiene FiraGran en la vida de las personas mayores que participan? ¿Recuerda alguna historia o experiencia que le haya marcado especialmente?

El impacto de FiraGran es evidente en muchos niveles: emocional, social, formativo y práctico. A través de sus múltiples actividades, reduce la sensación de aislamiento, fomenta la autoestima, promueve la autonomía y abre nuevas oportunidades de aprendizaje y relación. Recuerdo especialmente la historia de una mujer que asistió a nuestros talleres de alfabetización digital. Aprendió a utilizar las videollamadas y pudo reconectar con su familia en Suecia, con la que llevaba años sin verse. Este tipo de vivencias nos emocionan y nos reafirman en la necesidad de apostar por programas que realmente transformen vidas. Por eso, desde entonces, reforzamos nuestra oferta para combatir la brecha digital, una de las barreras más significativas que todavía enfrentan muchas personas mayores.

¿Qué principales retos han tenido que afrontar para adaptar FiraGran a las nuevas realidades de la población “senior”, especialmente tras la pandemia?

La pandemia puso sobre la mesa realidades que ya existían, pero que se agravaron drásticamente, como la soledad no deseada y la desconexión digital. El confinamiento visibilizó el riesgo que representa no estar formado en herramientas tecnológicas, así como la necesidad profunda de interacción humana. En ese contexto, asumimos el reto de convertir FiraGran en algo más que un evento: en un punto de encuentro esencial para miles de personas mayores, donde la interacción cara a cara, la participación activa y la conexión con las últimas innovaciones se dieran la mano. Adaptamos espacios, mejoramos la accesibilidad, reforzamos los talleres tecnológicos y ampliamos el contenido social, cultural y reivindicativo para responder a una nueva realidad con empatía y visión de futuro.

¿Qué novedades destacaría de la edición de este año? ¿Qué aspectos del programa consideran que mejor reflejan la evolución de la sociedad respecto a las personas mayores?

Esta edición trae propuestas muy representativas del momento que vivimos. El “Diálogo sobre la vejez” entre Joan Manuel Serrat y Rosa María Calaf será uno de los puntos más destacados: una conversación intergeneracional y reflexiva sobre cómo afrontar la última etapa de la vida desde una óptica positiva y comprometida. Además, hemos apostado por la tecnología útil y humanizada: talleres de teleasistencia, robótica asistencial como Arkeo, y demostraciones prácticas de herramientas digitales accesibles. Y por supuesto, las acciones reivindicativas cobran protagonismo, con una clara denuncia al edadismo y un firme apoyo a los derechos de las personas mayores reconocidos por la ONU. Queremos que esta feria no solo acompañe, sino que inspire un cambio de mentalidad social.

Se habla cada vez más de la “economía silver”, de los mayores, como motor económico. Desde FiraGran, ¿cómo perciben el papel de las personas mayores como agentes activos de cambio y consumo?

La economía silver no es una moda, es una realidad creciente y poderosa. Las personas mayores no solo tienen un papel relevante como consumidores, sino como innovadores, emprendedores y generadores de tendencias. En FiraGran 2025 contaremos con más de 80 empresas que ofrecerán productos y servicios adaptados a sus intereses: tecnología amigable, turismo accesible, salud personalizada, cultura, formación, etc. Es un colectivo con poder adquisitivo, capacidad de decisión y exigencias claras en cuanto a calidad y accesibilidad. Además, muchas veces son prescriptores de consumo en el ámbito familiar. Desde FiraGran, trabajamos para visibilizar y fortalecer este papel activo en la economía, con una oferta que les interpela directamente.

La digitalización y la inteligencia artificial están marcando el presente y futuro. ¿Cómo aborda FiraGran la inclusión tecnológica de las personas mayores para que no queden rezagadas?

La inclusión tecnológica no es opcional, es una necesidad urgente. En FiraGran apostamos por una tecnología comprensible, intuitiva y realmente útil para mejorar la calidad de vida. Promovemos talleres prácticos como los del programa Reconectados de Fundación Telefónica, y colaboramos con iniciativas como Wuateke, que simplifica el uso del móvil para personas mayores. También incorporamos soluciones innovadoras como el sistema #IrContigo, pensado para acompañar a personas con Alzheimer en sus desplazamientos. Entendemos que el acceso a la tecnología es una cuestión de equidad y dignidad. Por eso, hacemos todo lo posible para que el aprendizaje sea accesible, ameno y adaptado al ritmo de cada persona.

¿Qué tendencias emergentes ve en el ámbito de los servicios, el ocio o el cuidado para personas mayores, que marcarán los próximos años?

Estamos viendo una transformación profunda en la manera de cuidar y acompañar a las personas mayores. Las nuevas tecnologías permiten una atención más personalizada y preventiva, con dispositivos de monitorización remota, teleasistencia avanzada y herramientas de IA que apoyan la salud emocional y cognitiva. También ganan fuerza las actividades culturales, educativas y de ocio intergeneracional, que fortalecen los vínculos sociales y previenen la soledad. Los cursos universitarios para mayores, los viajes adaptados, el deporte suave o la música en vivo son ejemplos de un enfoque más dinámico e inclusivo. En definitiva, se está reconociendo que el envejecimiento activo debe ser un derecho, no un privilegio.

Desde la Fundación FiraGran, ¿hacen suficiente esfuerzo en trabajar temas como el edadismo, la lucha por los derechos de las personas mayores, etc? ¿Cree que desde las instituciones públicas se está prestando la misma atención?

Aunque valoramos el apoyo de entidades como la Generalitat de Catalunya y la Diputación de Barcelona, aún falta una apuesta más decidida y transversal por parte de las administraciones públicas. El edadismo sigue siendo una forma de discriminación muy arraigada y, en muchos casos, invisibilizada. Necesitamos políticas valientes, presupuesto específico y una narrativa pública que deje de infantilizar o marginar a las personas mayores. Un avance esperanzador es la tramitación de la futura “Ley de las Personas Mayores” en el Parlament de Catalunya. Esta normativa, si se aprueba y se dota adecuadamente, puede convertirse en un modelo a seguir para el resto de Comunidades Autónomas y para el Estado. Desde FiraGran estaremos vigilantes y colaborativos.

Después de tantos años liderando proyectos en torno al envejecimiento activo, ¿qué le sigue motivando personalmente para seguir impulsando FiraGran y la Fundación?

Lo que más me motiva es ver el impacto real que tiene FiraGran en la vida de las personas. Es emocionante ver cómo alguien supera sus miedos ante la tecnología, cómo se reencuentra con viejos amigos en una caminata popular, o cómo descubre una pasión nueva en un taller artístico. Es un proyecto profundamente humano, que rompe estereotipos y da sentido a una etapa de la vida que sigue teniendo mucho que aportar. Ver las sonrisas, las conversaciones y las transformaciones que suceden en cada edición es una recompensa enorme y una fuente inagotable de energía.

Mirando hacia adelante, ¿qué sueños o proyectos le gustaría ver cumplidos en FiraGran o en la Fundación de aquí a cinco años?

Nos gustaría que FiraGran se consolidara como un laboratorio de innovación social para el envejecimiento a nivel europeo. Imaginamos una red de ferias FiraGran en distintas regiones, compartiendo conocimiento, experiencias y soluciones. Queremos impulsar una alianza internacional contra la soledad no deseada, y crear un observatorio estable que vigile el cumplimiento de los derechos de las personas mayores. Pero sobre todo, soñamos con erradicar el edadismo y lograr una sociedad que no solo respete, sino que valore profundamente a las personas mayores como lo que son: una riqueza humana, cultural y social imprescindible.

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