Todas las obras de urbanización del nuevo distrito de ciencias de la salud de l’Hospitalet prevén posibles inundaciones por desbordamiento del río Llobregat y está previsto que finalicen antes del año 2030, según ha asegurado en el Fórum AEBALL Raúl Alvarín, director del Consorcio para la Reforma de la Granvía.
José Antonio Alcaide, concejal de Agenda Urbana del Ayuntamiento de l’Hospitalet, afirma que el Ayuntamiento dará “todas las facilidades” y que el proyecto contra el que los Comuns han interpuesto un recurso contencioso administrativo, será una de las iniciativas con “mayor capacidad transformadora en el área metropolitana en los próximos 20 años”
Ya ha comenzado la cuenta atrás para la urbanización del último terreno sin edificar de l’Hospitalet, que abarca 96 hectáreas de superficie al otro lado de la Granvía a la altura del Hospital de Bellvitge hasta el río Llobregat, incluyendo la zona agrícola de Can Trabal, que se convertirá en un parque que no será como los demás, puesto que su vegetación replicará la salvaje del delta. El arquitecto y urbanista Raúl Alvarín, director del Consorcio para la Reforma de la Granvía, ha anunciado este miércoles en el Fórum Llobregat de la patronal AEBALL de l’Hospitalet y el Baix Llobregat que las obras de soterramiento de la Gran vía a su paso por Bellvitge arrancarán a finales de 2025. Una vez adjudicados los trabajos, se empezará por “deprimir el tronco central de la vía” hacia el primer trimestre de 2026, de una forma similar a como ya se hizo en el tramo que va de la plaza Ildefons Cerdà en Barcelona a la plaza Europa de l’Hospitalet.
Con las obras en marcha del soterramiento de la Gran vía, acto seguido se licitarán las obras de urbanización para la construcción posterior de un total de 556.418 metros cuadrados edificables que se destinarán a actividades económicas alrededor de la industria biomédica, lo que se conoce como proyecto Bio-Pol de l’Hospitalet. Las previsiones de los promotores indican que antes de 2030 estará el proyecto ultimado y listo para recibir empresas, centros de investigación, docencia, residencias de estudiantes y de mayores, hoteles y equipamientos comerciales, pero ni una sola vivienda, todo lo contrario que se hizo en la plaza Europa, donde convive la actividad residencial con los servicios hoteleros, comerciales y las oficinas. “A partir de entonces, vendrá la edificación, que tenemos planificado se consolide en los siguientes 10 años”, afirma Alvarín, que ha recordado que, en el otro tramo de la Gran vía, en la plaza Europa, se acabaron las obras hacia 2009 y, sin embargo, la última licitación para edificar se produjo en el año 2021.
Proyecto “de país” homologable en Europa
El proyecto, que Alvarín calificó “de país y que sin duda será la mayor transformación metropolitana de los próximos 20 años”, es, a juicio del urbanista, “perfectamente homologable” a otros planes europeos que se llevan a cabo, como por ejemplo el Canary Wharf londinense, que se ha consolidado como un distrito financiero y que ha apostado por las ciencias de la salud junto a las universidades de Oxford y Cambridge, o en el madrileño municipio de Tres Cantos, supone una apuesta “por no perder el pulso y el ritmo de lo que está pasando en el resto de la Unión Europea”.
Para el autor del Plan Director Urbanístico Biopol, “se dan todas las condiciones en el entorno del Hospital de Bellvitge y el Oncológico porque ya se dispone de un ecosistema que puede proyectar con éxito el biocluster hacia el futuro”, por la existencia de tres hospitales donde se realizan más de 300 trasplantes de órganos al año, además de 1.650 ensayos clínicos, 700 cirugías robóticas anuales, estudian más de 4.000 alumnos Ciencias de la Salud y tiene una población de referencia de 1,5 millones de personas.
Más adelantado que el traslado del Hospital Clínic
El Bio-Pol será el vértice más adelantado del triángulo que completará, más adelante, la ampliación del Hospital Clínic en la zona del Samontá de la Diagonal, entre l’Hospitalet y Esplugues, y el actual hospital de Sant Joan De Déu. Alvarín calcula que en tres años concluirán las obras de soterramiento de la Granvía y las de urbanización se prolongarán durante 2,5 años, pero “la planificación se solapará y daremos licencias de obras de forma simultánea para que ambas realizaciones no superen los 4,5 años de duración y puedan estar listas en 2030”. Este último aspecto de las licencias fue corroborado por el concejal José Antonio Alcaide, presente en el Fòrum de AEBALL, que subrayó que el Ayuntamiento dará todas las facilidades, “agilizará los plazos, movilizará recursos públicos y se colaborará con la iniciativa privada” para que el proyecto Bio-Pol avance al ritmo previsto.
Para el urbanista, “los números de la operación urbanística salen sin construir viviendas”, mientras anunció que la actividad agrícola en Can Trabal “no tiene relevo, porque ahora solo hay un payés de edad avanzada que tiene parcelas subarrendadas”. También el Parc Agrari del Baix Llobregat “nos dijo que Can Trabal difícilmente sería rentable como explotación agraria, de modo que mantendremos el espacio para que sea público, pero con una normativa diferente a la de parque urbano, porque el ajardinamiento será distinto para presentar las características ambientales de la flora y la fauna”. La vegetación, por lo tanto, no será ornamental o ajardinada, como un parque al uso, sino que “será una pieza de espacio libre, como las que existen en el Parc Agrari del Baix Llobregat, con vegetación más natural”.
Conexión norte-sur de la ciudad
Además, Alvarín ha indicado que el soterramiento de la GranVia y su cobertura parcial permitirán conectar la ciudad en el sentido norte-sur, mejorando la permeabilidad y reconfigurando nuevos espacios para zonas verdes, entre las cuales destaca la continuidad del parque lineal de la Gran Vía que conectará el ya existente de Bellvitge. El proyecto configurará un gran centro tecnológico y de negocios para el cual se estima una aportación anual al PIB de Cataluña de más de 4.500 millones de euros, el 1,77% del PIB catalán, y facilitará la creación de 50.000 puestos de trabajo en todo su ámbito.
El proyecto abarcará una superficie de 96 hectáreas y transformará la Gran Vía, hasta la llegada al río Llobregat. “Se deprimirá el tronco central de Gran Vía para separar el tráfico rápido del tráfico local, y se dará continuidad a la calle de las Ciències, que conectará el Prat con el paseo de la Zona Franca como alternativa de circulación.
Trabas judiciales todavía pendientes
Falta saber si este proyecto de transformación urbanística y económica supera todas las trabas judiciales y puede cumplirse el calendario. Tanto las pasadas como las presentes, ya que sobre el plan Bio-Pol pesan todavía recursos presentados por el grupo municipal de los Comunes y las entidades No més Blocs y Ecologistes en Acció. Preguntado sobre cómo podrían influir los recursos en el calendario anunciado, Alvarín ha valorado “con normalidad democrática” los procesos judiciales, para apostillar “estar seguro de que los ‘Comuns’ tienen la mejor de las intenciones, de manera que, si no coinciden con el gobierno municipal o con la Generalitat, es normal que presenten un recurso”. “En otros posicionamientos -ha continuado- sí que estamos de acuerdo y, de hecho, se incorporaron algunas alegaciones en el nuevo PDU del recurso anterior”. El primer recurso causó que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) lo declarara nulo.
“Esta vez —ha zanjado Alvarín—, confío en que el recurso no prosperará”. La seguridad del director del Consorci se fundamenta, según ha explicado, en que en aquella ocasión el TSJC tumbó el PDU “de oficio”, por una “cuestión de forma” que ni siquiera se consideraba en los recursos presentados, ya que el alto tribunal catalán adujo que el proyecto no podía ser aprobado por la Generalitat porque no tenía un interés supramunicipal. “En este caso, el interés supramunicipal está más que demostrado”, insiste Alvarín.
Previsión ante las inundaciones
Ante la circunstancia de que la cota de Bellvitge es muy baja y por eso el distrito ha sufrido en las últimas décadas inundaciones, ya que recoge las aguas de las rieras del Samontá y la sierra de Collserola, Alvarín asegura que la planificación de los nuevos espacios urbanos ha tenido en cuenta la posibilidad de inundaciones. “Las plantas bajas estarán siempre por encima de la cota de calado de inundación máxima de las producidas en el retorno de los últimos 500 años”. Además, la zona de Cal Trabal, ha explicado Alvarín, “funcionará como cojín de seguridad por su permeabilidad, lo que también garantizará la recarga natural del acuífero subterráneo”.
Entusiasmo de los empresarios
Santiago Ballesté, presidente de la patronal AEBALL, organizador del Fórum, ha manifestado que en l’Hospitalet y el Baix Llobregat ya se cuenta con un sólido ecosistema de salud y biomedicina que se distingue no solo por su dinamismo, sino también por su relevancia estratégica. En este sentido, ha recordado la presencia de instituciones como el Hospital Universitario de Bellvitge, el Instituto Catalán de Oncología (ICO), el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), y la Universitat de Barcelona, todos ellos motores fundamentales de innovación y desarrollo.
Además, según Ballesté, este territorio es el corazón industrial de Cataluña, y uno de los focos del ecosistema español de la automoción y la actividad metalúrgica, empresas de ingeniería, de manufactura y tecnologías avanzadas, de transformación de materiales, dispositivos electrónicos, etc. “Son empresas que trabajan en el sector salud o bien pueden hacerlo, aportando mucho valor. Además -ha añadido-, se cuenta con la presencia de empresas biotecnológicas, farmacéuticas, empresas de dispositivos médicos, servicios de I+D y startups tecnológicas dedicadas a la innovación en salud”. “Somos el centro de un importante ecosistema de salud en plena ebullición, y el proyecto Biopol – Granvia que hoy abordamos, es un importante motor para su crecimiento”, ha enfatizado el presidente de AEBALL.
“El Plan Director Urbanístico Biopol – Granvia es, sin duda, una pieza clave para nuestro futuro”, ha subrayado Ballesté, lo que supondrá “un impulso para el tejido empresarial ya presente, y también atraerá nuevos actores que reforzarán el clúster de salud”. Para Ballesté, la transformación será una importante palanca para el desarrollo del territorio, y tenemos que trabajar en colaboración público-privada para garantizar sinergias y canalizar todas estas fortalezas en verdaderas oportunidades de futuro. “Pero tenemos que ser claros: no se trata solo de un proyecto urbanístico, sino de un entorno propicio para el desarrollo económico y científico, un pool sanitario único en Europa en un espacio muy próximo. El éxito del Bioclúster dependerá de la capacidad que tengamos para atraer talento, inversión y nuevas ideas que complementen el que ya hemos construido”, ha indicado Ballesté.
Ballesté ha concluido su intervención afirmando que acoge con entusiasmo el proyecto Biopol – Granvia y como elemento que fortalece un ecosistema de salud ya existente, un ecosistema en el cual l’Hospitalet y el Baix Llobregat ya destacan como polos de referencia. “Aplaudimos la visión de crecimiento, pero no olvidamos que partimos de una base sólida y pujante, que es el verdadero corazón de nuestro clúster. Es nuestra responsabilidad como territorio continuar trabajando juntos, empresa a empresa, institución a institución, para que este gran proyecto sea un éxito compartido, un éxito que genere prosperidad y bienestar para nuestra comunidad” ha concluido el presidente de la patronal.