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La “batalla” electoral del Baix se libra por la conquista de la Diputación de Barcelona
Texto de la intervención de Jesús Vila en la presentación del libro de Baconfa
El mantenimiento o pérdida de las mayorías absolutas del PSC en las principales ciudades del Baix Llobregat y el avance de ERC en el área metropolitana, principales factores para la conquista de la institución provincial, que ostenta el tercer presupuesto público de Cataluña
El avance de ERC en la comarca del Baix Llobregat posibilitaría el próximo mes de mayo al partido de Pere Aragonés la conquista del tercer presupuesto público de Cataluña, la Diputación de Barcelona, institución donde PSC y los republicanos están ahora empatados y gobierna la socialista Núria Marín con el apoyo de un Junts X Cat en declive. Esta circunstancia, junto con la enorme abstención de un 40% que suele producirse en las elecciones locales en el Baix Llobregat, fueron dos de las conclusiones a las que se ha llegado este lunes en la presentación del Anuari 2023 Next Llobregat, titulado “La batalla del Baix”, publicación donde los alcaldes y alcaldesas y los jefes de la oposición de los municipios de esta comarca y l’Hospitalet hacen balance del mandato y avanzan sus propuestas electorales de cara a mayo de 2023. El acto, celebrado este lunes en el Palau Falguera de Sant Feliu, ha contado con la participación del delegado del gobierno de la Generalitat de Cataluña en la veguería de Barcelona, Joan Borràs, la presidenta del Consell Comarcal del Baix Llobregat, Eva Martínez, y la alcaldesa accidental de Sant Feliu, Lídia Muñoz.
La redacción de BCN Content Factory, editora de la publicación https://drive.google.com/file/d/16BZx-P6H9QbB31FMoSwxhdpjTzsFSCY-/view?usp=share_link que se distribuye de forma gratuita en distintos medios de comunicación, anticipa temas claves del 2023 a partir de 90 entrevistas realizadas también a los líderes de los partidos políticos y de las áreas de interés ciudadano. A lo largo de 680 páginas se adelantan las claves de la batalla que se librará este año en el Baix Llobregat y L’Hospitalet en las elecciones municipales. La obra hace el análisis tanto desde una perspectiva comarcal como poniendo la lupa sobre cada uno de los 31 municipios al sur del área metropolitana barcelonesa, desde el delta del Llobregat hasta Montserrat, un territorio conocido como “el cinturón rojo” donde viven 1,1 millones de personas, “más población que toda la comunidad autónoma de Extremadura”.
Las elecciones municipales deberían desligarse de la política nacional para centrarse en la gestión y en los datos y no sólo en la ideología. La cita con las urnas de mayo debe servir para que los políticos locales rindan cuentas de su gestión, para evaluar el cumplimiento de los objetivos marcados y para poner todos los datos sobre la mesa. En las entrevistas también se incluyen los líderes comarcales de siete partidos políticos y la presidenta del Consejo Comarcal del Baix Llobregat, Eva Martínez, que adelanta que “tenemos un plan de internacionalización que quiere ser una oportunidad para poner al Baix Llobregat en una nueva dimensión”.
En una visión de 360 grados, también se analizan las áreas de todos los consejeros comarcales para conocer el mandato de forma sectorial y territorialmente transversal. Y en otros capítulos, como el de Seguridad, se incluye una entrevista en profundidad con Miquel Esquius, comisario jefe de los Mossos d’Esquadra de la Región Policial Metropolitana Sur, que reconoce no estar “dimensionados para dar respuesta a las estafas en internet y necesitamos un ‘reset’ policial y judicial”.
La publicación también pone voz a los vecinos a partir del análisis de los resultados del Dibaròmetre, la encuesta sobre la percepción ciudadana de cada municipio, los servicios y la administración de los ayuntamientos realizados por la institución que preside Núria Marín. El trabajo demoscópico se ha realizado a partir de 400 encuestas telefónicas en cada uno de los municipios de más de 10.000 habitantes y 2.000 por el conjunto del resto de localidades con menor población. El capítulo de cada municipio se abre con un cuadro que recoge la mayor parte de la percepción vecinal y otro gráfico con la composición del Consistorio en el mandato 2019-2023, con el número de votos obtenidos por cada formación, porcentaje y reparto de concejales.
Tanto en el capítulo de Política, como en la presentación del libro, se realiza un análisis de la evolución de los resultados de las cinco citas electorales celebradas desde 2019 hasta ahora en esta comarca, con desigual resultado pero con el denominador común de que la abstención es más elevada en las elecciones locales y autonómicas que en las generales en esta demarcación.
En el Anuario 2023 Next Llobregat también aspectos claves en la dirección del crecimiento respetuoso con el capital natural. Porque es en el sur metropolitano donde el equilibrio entre progreso y naturaleza es cada vez más importante alcanzar por el conjunto del país. Una importancia que no sólo radica en que el territorio Llobregat acoge grandes infraestructuras de transporte como el puerto, el aeropuerto y también alimentarias como el Parque Agrario, sino porque la industrialización del Baix Llobregat supone un reto de modernización para la economía de toda Cataluña.
El reto de la reindustrialización
La comarca está bien posicionada para sacar rendimiento a la reactivación de la estrategia industrial europea en un mundo donde la globalización ha mostrado sus deficiencias. La reindustrialización favorecerá al Baix Llobregat y l’Hospitalet gracias a su tejido industrial y a su posición competitiva, no sólo en materia logística, que también. Es cierto que en Cataluña el peso de las empresas del Ibex es limitado porque hemos dejado perder muchas oportunidades, pero estar más orientados hacia la nueva economía nos dará claramente más oportunidades de cara al futuro. Muestra de ello es la apuesta por la electrificación de SEAT y el papel de motor de la industria 4.0 que realiza el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB). En las páginas de una economía cada vez más circular y de colores (verde y azul) y también feminista, se da cuenta en el Anuario 2023 Next Llobregat de las iniciativas en este sentido pilotadas por el CZFB.
En la publicación también se anticipan los principales retos distribuidos por las secciones: Mujeres que mandan, con un repaso al liderazgo en femenino característico de esta comarca; Territorio y Movilidad (El reto de garantizar la movilidad dentro de la comarca, con más transportes viarios, ferroviarios y los accesos al Puerto); Vivienda (La misión casi imposible de encontrarla digna a precios razonables); Salud (Tanto la atención primaria como la salud medioambiental están en la comarca en la UCI); Seguridad (En 2023 aumenta la preocupación ciudadana por la seguridad a todos los niveles); Educación (Persiste la infrafinanciación y continuarán las protestas y huelgas en la enseñanza de la comarca); Economía (De la electrificación de SEAT y una Montserrat “smart” al papel dinamizador del Consorcio de la Zona Franca y la economía azul portuaria); y Cultura, con todos los ganadores de los XI Premios de Reconocimiento Cultural del Baix Llobregat.
(Intervenció de Jesús A. Vila, en la presentació del llibre Next Llobregat Anuari 2023 La batalla del Baix, editat per BACONFA i que va tenir lloc dilluns 23 de gener de 2023 a l’Auditori del Palau Falguera de Sant Feliu de Llobregat)
Anàlisi dels resultats electorals al Baix Llobregat i l’Hospitalet entre 2019 i 2022.
L’estudi de l’evolució del vot al conjunt comarcal en les cinc eleccions que es van produir al territori de l’Estat entre 2019 i 2021, el poden llegir complet en el voluminós llibre que avui els presentem i, per tant, no els detallaré la comparativa de dades, ni les diferències entre tipologia electoral, anys i candidatures, ni tampoc la precisió de com ha evolucionat el cens o la participació, per exemple. Cal dir primer, que l’anàlisi del vot en els darrers quatre anys a la comarca s’ha centrat exclusivament en el resultat electoral a candidatures de partit i, per tant, no s’ha analitzat el resultat de les eleccions al Senat en el cas de les generals del 2019, que d’altra banda no registren diferències substancials a la Cambra Alta pel que fa als resultats del Congrés dels Diputats. Cal dir, també, que en l’estudi en qüestió s’han segregat els resultats dels 30 municipis de la comarca del resultat de l’Hospitalet, com es fa tradicionalment, per bé que els 603.000 electors potencials dels 30 municipis del Baix Llobregat tenen, com és obvi, un repartiment demogràfic molt desigual, en molts casos, molt superior percentualment al que podríem considerar si en el global de la comarca afegíssim els resultats hospitalencs.
Podríem dir, doncs, per fer-nos una idea, que el conjunt de la comarca és electoralment (m’estic referint al cens electoral) com tres Hospitalets i mig (600.000 sobre 175.000 electors), però dels 30 municipis de la comarca, els 10 més grans són, electoralment, el doble dels 20 més petits. És a dir, una tercera part dels municipis del Baix Llobregat estricte tenen més de 20.000 electors, i les altres dues terceres parts, menys de 20.000 electors. Per ser més clars: si sempre s’ha considerat a l’Hospitalet com un municipi demogràficament excessiu per la comarca —i per això no pertany oficialment al Baix Llobregat—, caldria replantejar-se la realitat des d’aquest punt de vista demogràfic perquè, aquests 10 municipis grans de la comarca ja són, gairebé ells sols, com tres Hospitalets electoralment parlant. Els citaré: Castelldefels, Cornellà, Esplugues, Gavà, El Prat, Sant Boi, Sant Feliu, Sant Joan Despí, Sant Vicenç dels Horts i Viladecans. I estan a tocar, hores d’ara, d’estar per sobre d’aquests 20.000 electors potencials per municipi: Martorell, Molins de Rei i Sant Andreu de la Barca. I una última dada respecte del cens electoral: mentre l’Hospitalet s’estabilitza demogràficament i per tant decau pel que fa al cens electoral, a la comarca s’han guanyat 17.000 electors nous en els darrers 4 anys.
Faré, per tant, una síntesi, a mode de conclusions, de l’estudi que poden llegir a l’Anuari 2023. És conegut que el comportament electoral pel que fa a la participació, acostuma a variar en funció del que s’elegeix. De manera tradicional a l’àrea metropolitana de Barcelona, las eleccions que generen més expectativa i per tant més participació electoral són les eleccions generals. Les altres eleccions són valorades electoralment menys importants i, per tant, generen menys expectativa i menys participació. En aquests darrers 4 anys això es pot veure perfectament a la comarca i també a l’Hospitalet. Mentre que l’abstenció a les generals es mou entre el 21 i el 26% del cens —xifres realment altes— a les municipals acostuma a augmentar, i encara s’incrementen més a les catalanes i a les europees. A les municipals últimes del 2019 l’abstenció mitjana, en els 30 ajuntaments de la comarca, va ser del 37,2%, és a dir uns 12 punts més alta que a les generals i, a les catalanes, el percentatge es va apropar força al 50% del cens electoral (47,5%) i aquestes van ser les darreres de fa dos anys.
A l’Hospitalet les xifres són paral·leles, de manera que el comportament electoral a l’Hospitalet i a la resta de la comarca no presenta diferències de tendència. Si de cas a l’Hospitalet s’accentuen, perquè a les generals l’abstenció fluctua entre el 26 i el 31%, a les municipals supera el 42% i a les catalanes arriba al 53%. Són importants les dades d’abstenció perquè assenyalen l’interès electoral de la ciutadania. Sempre s’ha dit que la democràcia municipal és la més propera, la que toca més directament els afers quotidians, la més propera a la ciutadania. No és aquesta la percepció general dels electors. I encara ho és menys quan es tracta d’elegir diputats al Parlament de Catalunya o europarlamentaris. Probablement, els mecanismes que dicten el sistema democràtic dels espanyols fan que els electors sentin que mantenen poc contacte amb els representants que elegeixen. Això semblaria lògic que s’observés, com més allunyat es troba el representant del seu elector. (els europarlamentaris, per exemple, o els diputats al Congrès o al Parlament). Però curiosament, l’elecció del representant més proper, que és el regidor del seu municipi, no genera la millor participació electoral i, significativament, pitjor, en la mesura que l’elector no se sent íntimament vinculat al seu municipi, factor molt destacable també allà on hi ha una forta immigració encara no integrada.
Això fa, per exemple, que en alguns municipis es produeixin abstencions en eleccions municipals que s’apropen o ratllen el 40% i, per tant, que els governs municipals, en ocasions amb majories absolutes, en realitat tinguin el suport electoral d’un 25% aproximat del cens electoral. Una lectura exhaustiva d’aquest fenomen ens portaria a considerar que, en alguns ajuntaments, es governa sense cap mena d’oposició amb un 75% dels potencials electors en contra o simplement desinteressats. Una dada que no estaria gens malament tenir-la present, —o haver-la tingut present— especialment quan es determinen polítiques locals que han de resultar històricament definitives, irreversibles, com per exemple el planejament urbanístic municipal.
Pel que fa als resultats electorals, el monopoli dels registres resulta aclaparador. Aquesta és una comarca on el PSC aconsegueix ser la primera força en tot tipus de convocatòria electoral des del 2014 (i abans), amb un lleuger parèntesi a les generals del 2016 després de l’espectacular esclat de Podem un parell d’anys abans, i de la força de Ciutadans a les autònomiques del 2017 (21 de desembre), quan va resultar la primera força al Parlament de Catalunya amb més d’un milió de vots, un 25,3% del cens i 36 diputats de 135. (I el PSC quarta força, amb 17 diputats). Així i tot, en aquests eleccions del 2016 i del 2017, el PSC va ser la segona força a la comarca, darrere els Comuns en la primera i de Ciutadans en la segona. Els percentatges en tots aquests anys s’han mogut entre un 19,3% en el pitjor cas (Autonòmiques del 2017) i el 34,2% a les municipals de fa quatre anys. El punt fort del PSC a la comarca, inclòs l’Hospitalet, es troba per tant, en el context electoral municipal: no en va governa a 17 dels 31 municipis de la comarca i l’Hospitalet, a 9 dels 11 més grans (només El Prat, que té la única alcaldia dels Comuns i ara Sant Feliu on governa ERC, són els dos municipis de més de 20.000 electors que no estan en mans del PSC), mentre que ERC governa a 5, Junts a 4, i hi ha 4 plataformes independents, totes, tret d’Olesa, a municipis petits.
D’acord amb totes aquestes dades, la segona força comarcal és ERC, que s’ha mantingut des del 2019 darrere del PSC en totes les convocatòries, amb excepció dels Comuns que li va treure 1.600 vots de diferència a les primeres generals del 2019 del mes d’abril. A partir d’aquí, la tercera forà comarcal és molt disputada. Junts té 4 alcaldies, però al menys una, és producte de pactes de govern de final de mandat i, pel que fa a les xifres de les autonòmiques, que són les més destacades per a les forces nacionalistes o independentistes a la comarca, aconsegueix més o menys la meitat de vots i de percentatge que ERC. Hi ha també les candidatures de municipi, que són candidatures independents dels partits tradicionals, que han anat decaient en els darrers anys excepte en municipis d’una certa tradició com Olesa i Torrelles, per exemple. Són candidatures que tenen també 4 alcaldies a la comarca però on ja necessiten de suports puntuals o governs de coalició.
A la comarca Ciutadans, el PP, la CUP i, ara darrerament Vox, han tingut —excepte en conjuntures molt particulars o de forma puntual— un percentatge de vots bastant més residual, malgrat que Ciutadans, per exemple va ser dues vegades quarta força, i al 2017 durant les autonòmiques d’aquell any, la primera a la comarca, amb més de 150.000 vots i un 31,6% del cens. Després, només al 2019 va ser la tercera força, però a l’Hospitalet i en les municipals, on va aconseguir 4 regidors de 27. En el conjunt de la comarca també va registrar un resultat important a les primeres generals d’abril de 2019 amb un 14% dels vots (quarta força) que es va reduir a la meitat a les generals de novembre del mateix any després de les dificultats per constituir-se govern a Madrid.
Voldria acabar aquesta anàlisi amb una constatació general. La comparativa de dades electorals té un interès específic, més enllà del coneixement de la presència regular de les candidatures en l’ànim de l’elector. És a dir, ha de servir per alguna cosa més que per posar de manifest, per exemple, la vigència d’una candidatura concreta a la comarca per davant de qualsevol altra força. És obvi que les candidatures es voten en funció de la percepció que té l’elector del que representen en el context polític del moment. I és obvi també que hi juga un important paper, l’espectre ideològic de l’electorat. Però tant la percepció de la conjuntura política com l’espectre ideològic són dos conceptes que permeten moltes interpretacions. No tothom observa la conjuntura de la mateixa manera i no tothom interpreta, què és esquerra i dreta, de manera inequívoca. Juguen, i molt, el clima polític, la capacitat d’influència dels mass-mèdia, ara darrerament l’influx de les xarxes socials i, també en molt bona part, la sensació de la quotidianitat. És a dir, si les economies familiars viuen moments àlgids o van a la baixa, si el cost de la vida s’eleva o es manté, si l’ocupació es normalitza o presenta situacions de precarietat, etc. La vulnerabilitat individual i familiar juga en contra de la participació electoral i quan juga a favor presenta tendències extremes: cap a l’extrema esquerra o cap a l’ultradreta. Quan les economies familiars s’estabilitzen, creix la participació electoral i s’opta més per posicions centrals en l’espectre de partits.
I tampoc no tothom té per què entendre la dicotomia esquerra/dreta de la mateixa manera i, de fet, succeeix exactament així. Per la gent que vota PP o VOX (i en bona part també Ciutadans o Junts), l’esquerra és el PSC, els Comuns i fins i tot ERC i la CUP podria ser perfectament l’extrema esquerra. Per a gent que vota la CUP o Comuns, per exemple, l’esquerra són aquests, mentre que el PSC i ERC són el centre i la resta, inclòs Junts, són la dreta. Aquells que voten PSC o ERC tenen clar, però, que estan votant a l’esquerra diguin el que diguin els de la CUP o Comuns. Per això és tan difícil i poc rigorós assenyalar simplificadament que la comarca del Baix Llobregat vota generalment l’esquerra o és — o ha estat— el cinturó roig de Catalunya.
També és evident que l’elector mitjà vota aquelles opcions de més confiança política en funció de les seves experiències particulars. Per tant, a la comarca, és evident que la primera força electoral ha cobert les expectatives polítiques d’una part molt important del col·lectiu ciutadà. Però ens podem fer diverses preguntes al respecte que deixo obertes per a la reflexió: 1. Fins a quin punt el suport electoral és conseqüència de com de bé s’han fet les coses o també és conseqüència de les xarxes clientelars, especialment quan ens referim a eleccions més properes a la ciutadania en general. 2. Fins a quin punt l’èxit electoral dels uns és conseqüència o no dels fracàs de les alternatives dels altres. 3. Fins a quin punt el pes electoral té més a veure amb el missatge actual de la candidatura o amb el pes de la tradició. 4. Fins a quin punt el transvasament de vots entre candidatures té més a veure amb l’atractiu del candidat o del partit elegit, que amb el rebuig del candidat o del partit abandonat. (És allò de votar a la contra o votar el mal menor, o votar amb una pinça al nas) 5. Fins a quin punt resulta coherent —i és controlable electoralment parlant— un vot diversificat en funció del tipus de convocatòria (electors que voten sempre un partit a les generals, un altra de diferent a les municipals i un altre de diferent a les del Parlament de Catalunya).
Aquesta és una lectura del darrer període de 4 anys que marca un mandat o una legislatura, però si alguna cosa és evident en aquests temps que corren és que la realitat política tendeix a la fluïdesa i que el comportament del cos electoral en un territori qualsevol no és gens estable, malgrat ho sembli. El que avui és vermell, en algun moment ha estat taronja i fins i tot morat. Però demà podria girar cap al blau o fins i tot el verd o, si som menys pessimistes, cap el groc.
Moltes gràcies.
Jesús A. Vila
Gener de 2023
Debate en torno a la calidad democrática en l’Hospitalet
Texto de la intervención de Jesús Vila en el debate durante el Día Internacional de la Democracia, por Meet el 15 de septiembre de 2021
De acuerdo a lo que proponía el enunciado del coloquio, quiero hacer dos puntualizaciones iniciales.
La primera sería explicar lo que se entiende por calidad democrática desde la perspectiva de los países avanzados, claro está. Y la segunda, de qué modo esos criterios pueden ser analizados, yendo al detalle, en el caso de cualquier municipio, en este caso l’Hospitalet.
Antes que nada hay que precisar que todos estos conceptos (calidad, democracia, medición de la calidad democrática) son realmente endebles. Primero, porque forman parte de la voluntad de análisis periodístico y en el mejor de los casos, sociológicos, de medios del primer mundo, de manera que toman como un ejemplo de democracia, el sistema más perfeccionado posible del sistema representativo de partidos que hoy conocemos en el mundo occidental.
No hace mucho, hemos vivido el caso de las protestas cubanas. Para el DIQ (índice de calidad de Occidente) no hay duda de que Cuba se situa en el apartado número cuatro de los regímenes políticos del mundo: el que habla de sistemas autoritarios. Si escuchamos a la dirigencia cubana y a una parte de la sociedad organizada de la isla, lo suyo es una democracia popular que se rige por los principios marxistas-leninistas, donde el proletariado organizado impide que la burguesía tenga alguna posibilidad de alcanzar el poder.
De modo que, teniendo en cuenta estas salvedades, con las que no todo el mundo puede estar de acuerdo, vamos a utilizar el punto de vista canónico de lo que se entiende por democracia: esto es, un régimen político que garantiza, permite y cultiva cinco conceptos básicos. A saber: el pluralismo político, es decir la libertad de concurrencia de opciones diversas de representación ideológica y política con los mismos derechos y libertades. La participación política, que garantiza la participación social en la elección de sus representantes con total libertad. La cultura política, que implanta el respeto al resultado electoral y garantiza la estabilidad del sistema de las mayorías y de las minorías. Los deberes, los derechos y las libertades, no solo en los procesos electorales sino también en el desarrollo de la acción de gobierno, de la estructura del Estado y de las normas legales fruto del consenso social representado por el legislativo. Y, por último, el funcionamiento del ejecutivo y su control desde las instituciones y desde las estructuras de las que se dota la sociedad para la participación y el juicio crítico de la acción de gobierno.
Podríamos decir que si se cumplen estos requisitos hablamos de democracia occidental representativa, de manera que el Índice de Calidad Democrática vendría calculado sobre la base de los niveles de satisfacción de todos estos conceptos. Es decir, a mayor perfección en los resultados de los conceptos, mejor calidad democrática y a mayor imperfección, menor calidad democrática. Hay que insistir en ello porque seguro que muchos de los países que, con estas reglas, se situan en los peores niveles de calidad democrática, no estarían en absoluto de acuerdo. Y ya no hablamos solo de sus gobiernos, que es evidente que se mostrarían contrarios. Habría que poner en el mismo paquete a parte de sus poblaciones, de su sociedad. Y ahí habría mucho que hablar sobre la tolerancia social a los regímenes con peor calidad democrática.
Pues bien, de acuerdo con estos índices de calidad democrática, los países del mundo se dividen en cuatro categorías. Los que “gozan” de una democracia plena; los que gozan de una democracia imperfecta, aquellos que tienen sistemas híbridos y los que “sufren” regímenes autoritarios. Permitirme la licencia de hablar de sufrimiento en este último concepto porque parecería evidente que los regímenes autoritarios “se sufren” y “no se gozan”. Pero tampoco puede haber certezas absolutas en este punto porque tampoco se puede decir que todo el mundo goza de las democracias perfectas o imperfectas ni probablemente todo el mundo sufre los regímenes híbridos o autoritarios.
Para evadir prejuicios acerca de estos datos de calidad democrática permitirme que os diga que en el año 2020, España formaba parte del grupo exclusivo de los 20 países de democracia plena, aunque en el número 19 de esos 20, mientras que, oh! sorpresa, nadie diría que Portugal, por ejemplo, forma parte de los países de democracia incompleta y todavía parece más inverosímil que Italia también esté en ese grupo e incluso Estados Unidos de América, que presenta un 7,96 de DI sobre 10, mientras que España tiene un 8,08 sobre 10.
El DI, por cierto, no da para mucho más. Solo hay que decir que, de acuerdo con estos datos, el 47,8% de los países del mundo (reconocidos por la ONU) viven en democracias plenas o imperfectas y el 52,2% en regímenes híbridos o autoritarios y, por lo tanto, ajenos a los esquemas de democracia representativa de tipo occidental. Y que todos estos índices, que contemplan 60 indicadores distintos, varían año tras año con subidas y bajadas de los países en el rànking. (pausa)
La segunda parte de mi intervención querría aproximarla a la realidad municipal concreta. Y permitirme que lo haga volviendo un momento a la esencia del régimen democrático occidental. Desde mi modesto punto de vista, los cinco conceptos básicos (pluralismo, participación, etc) que son importantes para ponernos de acuerdo sobre de qué estamos hablando, esconden otra característica esencial de lo que debe ser la democracia y esto si que valdría para todo tipo de democracias, incluidas esas democracias tan especiales que son las democracias populares o aquellas que reciben calificativos para significarlas, porque no pueden ser homologables en derechos y libertades, como lo fue en su día la democracia orgánica franquista.
Para que haya democracia si algo resulta imprescindible es el acceso, la elección y el control. Es decir el acceso al poder, la posibilidad real de acceder al poder. La capacidad de poder elegir y ser elegible, y la existencia o no de control sobre la gestión y el gobierno. Si se tiene vedado el acceso al poder, si no hay posibilidad real de ser elegido o de elegir, o si es imposible controlar a quien ostenta la capacidad de gobernar, no hay libertad y, en consecuencia, no existe eso que puede llegar a definirse como democracia.
Ya hemos visto que en 2020 España gozaba de un régimen democrático pleno, más pleno que Italia, más que Portugal o Estados Unidos, no digamos ya más que China o Rusia… pero, descendiendo al terreno más doméstico, si no hay posibilidad de acceder al poder, si no hay posibilidad de elegir y si no puedes controlar, hay un déficit en los valores de la democracia tal como debiéramos entenderla.
Analicemos un poco cada uno de los apartados. El acceso al poder; que es lo único que garantiza un cambio de poder. El acceso no depende solo de querer acceder al poder. Tienen que darse también las condiciones. De nada sirve querer cambiar el poder, poder acceder al poder mediante recambio, si no hay alternativa. Si no se fabrica la alternativa. En l’Hospitalet, desde hace 42 años, gobierna la misma fuerza política. Y eso no es solo que la ciudadanía elige siempre a los mismos. Es que no hay una alternativa sólida, fuerte, reconocible, que permita el recambio. La realidad es que, en las elecciones municipales en l’Hospitalet, del 64% de participación electoral registrada en los años 1983 y 1987 se ha pasado a entre el 42,5% y el 54,8% en las 6 elecciones de este siglo siendo la última, la de menor participación electoral de toda la serie. Es decir, el electorado se desentiende, pierde su capacidad de involucrarse en el desarrollo de su propia sociedad, si no ve posibilidades reales de cambio, y termina por no ir a votar.
No ir a votar irrumpe de lleno en la otra condición, la de poder elegir (la de poder ser elegido si no existe organización social que garantice esa posibilidad). Y finalmente, esa desmotivación, ese desentenderse, implica la pérdida paulatina de la otra condición: la capacidad para controlar al poder.
Y esa incapacidad del control social provoca en el poder un síntoma que incide de lleno en la calidad democrática: la patrimonialización del poder. El considerar la ciudad patrimonio del partido; y como el partido cada vez es más un núcleo de poder endogámico, poco numeroso y muy poco fluido, encorsetado por el amiguismo y las servidumbres, la ciudad acaba siendo patrimonio de muy pocos: los que tienen el poder ejecutivo y de gestión, que hacen y deshacen con la ciudad como si se tratara de su finca particular, consideran a los trabajadores, sus trabajadores, y el presupuesto, sus recursos propios para hacer lo que piensan que hay que hacer sin temor a obstáculos de ningún tipo.
Hete aquí como en un país de democracia plena, las realidades municipales de una parte muy substancial del territorio situan el contenido democrático, muy probablemente, a la altura de lo que debe suceder en los municipios de países considerados híbridos o directamente autoritarios.
Ya digo, unas cuantas notas para impulsar la reflexión y para pensar en el futuro…
Gracias a todos.
Texto de Jesús A. Vila en la presentación del libro: “Jaume Valls, todo lo que pude”
Moltes gràcies a tots per acompanyar-nos en aquest acte de presentació del llibre que resumeix, la vida, els somnis, els treballs, els sacrificis, les esperances, els encerts, també els errors, les victòries i els fracassos del nostre estimat Jaume Valls, que tan es mereix estar avui rodejat de la gent que l’estima i de la gent que no oblida la seva entrega i la seva generositat. Gràcies a tots per estar aquí, perquè el llibre que avui presentem és una excusa legítima i honorable per tenir-lo a prop i per poder expressar-li el nostre reconeixement.
El libro “Jaume Valls, todo lo que pude, memoria de una vida de luchas y sueños por un mundo nuevo”, más allá del intenso trabajo de recopilación, documentación y recuerdos, que hicimos a cuatro manos el Jaume y yo durante unos cuantos años, intentamos que quedara explicado de forma muy expresiva en el título y en el subtítulo. Es la memoria de una vida dedicada a la defensa de su condición social, de su clase, y es por lo tanto una vida de sacrificios pero también de sueños, de resistencias pero también de progresos, de sinsabores pero también de alegrías, porque todo lo que se hace con dignidad y con una proyección colectiva de los resultados que se quieren obtener, tiene momentos complejos que son dolorosos pero tiene, sobre todo, el poso trascendente del combate por la justicia, por la igualdad y por la mejora del mundo, no solamente del coyuntural que nos ha tocado vivir, sino del que dejamos a los que nos perpetúan.
A un lado del combate social
El libro, del que no vamos a hablar en sus detalles porque es mejor que lo leáis —y me consta que muchos de los que estáis aquí ya lo habéis leído—, es la memoria de las acciones cotidianas al servicio y en defensa de los que se sitúan a un lado del combate social, enfrentados a los que mantienen sus privilegios, su poder económico, que termina siendo omnímodo, ocupando todas las esferas de la sociedad. Siempre han existido los poderosos y los parias y se han denominado de muy diversos modos en función de los períodos históricos, pero en torno a esa realidad, siempre ha habido un conflicto y, como derivada del mismo, una resistencia. Los de un lado, resistiéndose a perder sus privilegios, y los del lado contrario luchando para conseguir algo más de justicia. El conflicto ha existido desde que el hombre es hombre, desde que el hombre es un lobo para el hombre —“lupus est homo homine” ya decía Plauto 250 años antes de Cristo—, pero no quedó meridianamente articulado hasta que un filósofo social del siglo XIX lo reflejó en una teoría que se convirtió, hace ya 150 años —y aún tiene la solidez que le dio su elaboración científica— en un instrumento de comprensión de las desigualdades, de la emancipación de los pobres, de los subalternos, de los que solo han poseído su fuerza de trabajo y en torno a la cual se ha forjado mucha historia y se ha hecho avanzar el mundo.
Sin el marxismo como teoría y sin la organización obrera como instrumento, el mundo de hoy sería peor. El marxismo y el activismo obrerista no han conseguido cambiar el mundo, pero han señalado que sin el capitalismo el mundo sería mejor y ese sigue siendo un norte irrenunciable, ahora que nos amenazan, más allá de las crisis cíclicas del capitalismo a las que nos hemos ido acostumbrando, crisis de mayor calado como la crisis energética, el cambio climático, la difícil recuperación de los ecosistemas. Crisis, todas ellas, que tienen en el capitalismo como sistema económico y como constructo social, la lacra esencial de nuestros días y especialmente del futuro más inmediato. Crisis que puede acabar con el capitalismo, porque como tuvimos ocasión de reflexionar hace unos días en una mesa redonda virtual sobre la crisis energética y los objetivos de desarrollo sostenible, una sociedad basada en el crecimiento económico como único motor, está condenada a la ruina en un mundo físico finito y, por lo tanto, el colapso del sistema está, quieran o no, les guste o no —que no les gustará— a la vuelta de la esquina.
Antonio Ruiz, compañero
El marxismo, que nos ayudó a entender las reglas económicas de la miseria de la mayoría del género humano, tuvo la virtud desde el principio de instalarse no sólo en la teoría. Eso lo hizo revolucionario. Buscó la organización de la clase obrera, porque sin organización no puede haber aplicación de la teoría y ahí, como siempre que interviene la acción humana, surgieron las dificultades. El partido obrero, el sindicalismo de clase está compuesto de hombres y mujeres, con sus virtudes y sus defectos, con sus herencias culturales y sus cargas emocionales. Las organizaciones obreras han sido, pues, instrumentos imperfectos porque no podían ser otra cosa, pero instrumentos útiles porque dieron conciencia de realidad y capacidad para responder. Enseñaron a combatir, a resistir, a enfrentarse y a no resignarse, y en esas organizaciones, las personas más inquietas, más rebeldes, más entusiastas, se forjaron como hombres o mujeres de acción y fueron naturalmente reconocidas para representar a sus iguales.
Un carácter inquieto, rebelde, entusiasta, capaz de ser elegido por sus iguales para que les representara cada vez que la ocasión lo requería, ha definido la personalidad de Jaume Valls. Y ese contacto de hermandad con su clase le hizo asumir compromisos de riesgo, que afrontó con valentía, dignidad y coraje. Sus repetidos encarcelamientos, las torturas o los despidos que se explican en el libro con detalle, son un exponente de todo ello. Pero también ese instinto natural de los trabajadores, que les ha hecho desconfiar tantas veces del oportunismo que se instala en las organizaciones. Recuerdo cuando Jaume y Antonio, —el querido Antonio Ruiz— y tantos otros de Comisiones Obreras, de la construcción, del vidrio, de la madera, del metal, desconfiaban de los pico de oro y de los que se tildaban entonces de intelectualillos, a los que se miraba con algo de recelo porque resultaba más fácil perorar que enfrentarte al patrón, más fácil discutir que montar piquetes o forzar huelgas, mucho más fácil mitinear que convencer en el tajo.
Desgarros en la organización
La gente que montó Comisiones Obreras en l’Hospitalet, —bien que lo sabéis unos cuantos de los que hoy estáis aquí—, un sindicato que de la nada se convirtió en el principal instrumento de organización y defensa de los trabajadores en la ciudad y en el conjunto del país, estuvo en muy buena parte formado por este género de activistas, obreros de primera línea que se destacaron por su ejemplo y al que seguían incondicionalmente los compañeros. Jaume Valls fue sin duda uno de ellos, pero con él otros muchos de aquella época que se merecen el mismo reconocimiento, reconocimiento que hago extensivo y que estoy seguro de que Jaume también comparte, a través de este acto. Y quiero extenderlo hasta el presente, porque están entre nosotros dirigentes actuales de CCOO de l’Hospitalet y entre ellas su actual responsable (gracias, Liliana por venir). El libro de Jaume Valls, ese “todo lo que pude” responde exactamente a lo que hizo él a lo largo de su vida, pero también a lo que hicieron en momentos señalados muchos de quienes le acompañaron en la lucha. Hicieron todo lo que pudieron, y el que hace todo lo que puede no está obligado a más, como dice un popular refrán castellano. Y es igual el resultado final. Sin su contribución, seguro que todo hubiera sido peor.
Pero como nadie es perfecto, Jaume y muchos de sus compañeros y compañeras vivieron también en primera persona, los fracasos, los desencuentros, los desgarros en la organización. Algo tuvieron que ver los oportunismos en aquella historia, pero también las inercias propias de la progresiva institucionalización de la resistencia. Del activismo se pasó a la gestión y de la gestión al elitismo, en muy poco tiempo. Comisiones se preservó bastante del fratricidio, pero el partido comunista cayó de lleno en la lucha intestina, corroído por las verdades absolutas de ambos bandos, sazonadas por un lado por el estalinismo cultural mal digerido y por el otro por los espejismos del posibilismo socialdemócrata. Del embate surgió la ruina. Quien ganó en esa tormenta perfecta fue, al cabo, la socialdemocracia clásica, el partido socialista, donde se refugiaron muchos huérfanos, pasando del comunismo renovador que quería representar el PSUC de los buenos tiempos, a cierto anticomunismo visceral de buena parte del socialismo rampante de entonces y sus adláteres.
Fieles a las esencias
Jaume y los suyos, los más suyos, no se fueron a parte alguna. Ellos se mantuvieron fieles a las esencias hasta que descubrieron que las esencias no estaban exentas de artificio. Unos pocos, al final, incluso hicieron una travesía más exhausta cuando se vio que el instrumento residual de aquella batalla era inservible: del PCC al PSC, cambiando una consonante que llevaba una carga de dinamita conceptual indigerible y que algunos llevaron más mal que bien, pese a los esfuerzos.
Muchos de los antiguos luchadores se quedaron solos, huérfanos de organización y duramente criticados. Primero, por los ajenos, después, por los más inmediatos. Le pasó a Jaume Valls, le pasó a muchos otros, el libro lo cuenta. Si algo emocional hay que reprochar al PSUC, a sus dirigentes, a sus enterradores, es que dejaban solos, dejaban abandonados, a los discrepantes, a los derrotados. Añadida a la orfandad organizativa, el aislamiento personal; únicamente compensado por el calor de los más próximos, por los compañeros que valoraban mucho más la generosidad y el riesgo en los momentos duros, que los errores y los fracasos cuando tantos triunfaban. La izquierda es mucho mas cainita que la derecha. En este rincón ideológico cuesta mucho disculpar algunas decisiones humanas, las debilidades, los errores o simplemente aquello que viene dictado por la coherencia íntima, por una cierta vehemencia de las convicciones. Lo sé porque muchos compraron el libro de Jaume Valls cuando se puso a la venta, pero también otros pocos hicieron ver que aquella historia no iba con ellos, cuando habían formado parte de esa misma historia por activa o por pasiva. Lo cito a beneficio de inventario, sabiendo que no estamos aquí para hacer un acopio de agravios sino para todo lo contrario, porque han sido muchísimos más los que han respondido en positivo y buena prueba de ello es este acto transversal donde estamos gentes de todas las ideologías progresistas, de todos los idearios de avance social
Memoria histórica
No nos puede extrañar porque también Jaume Valls, salvadas aquellas vicisitudes históricas que combinaban dogmatismos y desconfianzas, se convirtió en un adalid de la unidad. Buena prueba de ello fue su voluntad de constituir una entidad sobre memoria histórica que ponía el acento en los que lucharon contra la dictadura más allá de orígenes y credos. L’Hospitalet Antifranquista, que él presidió y representaba como nadie, fue un ejemplo de solidaridad y una lección para el futuro, porque solo la unidad de los que están a favor de la justicia social y se reconocen en su propia fortaleza pueden ser capaces de avanzar.
No quiero hablar del contenido del libro porque la mejor forma de expresar lo que contiene es decir que en su interior late una vida entera de rebeldía. Y cuando hablo de vida hablo de todo lo que ella incluye y que tiene que ver con la familia, con los amigos, con los compañeros y con los correligionarios, con los que palpitan sobre los mismos intereses y los que le han hecho compañía directa en el sufrimiento, en los sacrificios y en las penalidades. Un dirigente obrero está tan expuesto a la dureza de las situaciones —y más en aquellos momentos terribles de represión y falta de libertades—, que le resulta imprescindible el apoyo tácito en el único lugar donde el cobijo es auténtico: en la familia. Sin una compañera capaz de comprender la lucha y aceptar las penalidades como lo que son, la consecuencia lógica de la rebeldía, no hay proyecto vital que resista. Sin el ánimo en los momentos duros, la comprensión en los fracasos y el apoyo en la derrota, no se puede soportar ninguna lucha. Cuando todo se hunde, queda el hogar, queda el refugio donde encontrar la paz. Por eso es imprescindible hablar un instante de la mujer, la compañera de Jaume Valls, Agustina Guallar, a la que quiero desde aquí rendir un tributo de admiración y que se merece tanto reconocimiento como su marido. Y en segundo lugar a sus hijas, Carmen y Teresa, que vivieron la rebeldía desde la infancia y se reconocen ahora en la integridad de sus padres y en la coherencia de sus ideales. Sus nietos son el testimonio de esa vida de sus abuelos, que nunca renunciaron a la conquista de la libertad, y de sus padres, que supieron instalarles en el progreso de las ideas. Pido un aplauso para todos ellos porque se lo han merecido siempre, y hoy es un buen momento para que se ponga de manifiesto.
Valls y Fariñas, un tándem indestructible
En el libro hay decenas de protagonistas porque la vida de Jaume Valls, desde su Bellvís natal hasta Bellvitge, ha pasado por muchos lugares y muchas circunstancias. Y su lucha se ha mantenido en activo hasta prácticamente la actualidad cuando está a punto de cumplir 91 magníficos años. Lo leeréis en el libro. Pero en el libro también hay dos testimonios que considero claves. El primero es el del prologuista, José Fariñas, al que yo conocí aquí en los primeros 70 y que durante mucho tiempo fue el comunista de principios insoslayables que se convirtió en mito. No me extraña que Valls i Fariñas fueron un tándem indestructible pasara lo que pasara. Están construidos con los mismos mimbres, los de la honestidad, la coherencia, la dignidad y la resistencia. Él escribió un prólogo que lo dice todo respecto a la amistad entre dos seres humanos. El segundo es el del autor del Epílogo, Manuel Domínguez. Presidente del Centre d’Estudis, editor del libro y organizador de este acto, pero esencial en esta parte de la historia porque, profesor de Instituto y la persona sin duda que más sabe de la historia de esta ciudad con diferencia, recordaba las meriendas que, con sus padres, obreros de La Florida y muy próximos a Jaume Valls, se solían hacer en la montaña de Sant Pere Mártir con toda la familia, incluidos los hijos naturalmente, para hacer asambleas, pasarse información, elaborar consignas y compartir ideales fraternalmente. En el epílogo del libro recuerda esos encuentros que representaban la solidaridad entre iguales, en momentos de resistencia y de riesgo, cuando el apoyo mutuo era esencial para mantener el pulso ante una patronal y un sistema autoritario que exprimía a la clase obrera, reprimía las libertades y dejaban a los trabajadores a los pies de los caballos. Fariñas y Domínguez no se hicieron de rogar cuando les pedimos su colaboración y sus textos han contribuido a redondear lo escrito.
En el libro se explica cómo nació la idea y cómo fue evolucionando. No quiero ser redundante. Me parecía que en la presentación se tenían que destacar más las cuestiones morales y humanas —sin obviar nuestras propias contradicciones—, que los vericuetos que llevaron a su edición final. Lo mejor del libro es que, aunque lo hicimos muy tarde, lo hicimos a tiempo y se puede convertir en una guía para los resistentes de hoy y de mañana porque la resistencia, la rebeldía, la coherencia y la dignidad siguen siendo imprescindibles en este mundo todavía injusto, desigual y discriminatorio. En este punto quiero hacer también una mención muy personal porque cuando los proyectos son complejos —y este lo fue—, el aliento resulta imprescindible. Cuando, en un momento determinado, mi casa se llenó de documentos y de materiales que mi buen amigo Jaume iba aportando para completar el libro y yo me vi invadido y casi resignado a naufragar en aquel mar de recuerdos y datos, fue mi mujer Ana, que está por aquí, la que puso orden a los papeles y pescozones a mi conciencia para no desfallecer. Sin su ayuda, sin su tesón, sin sus ánimos tampoco el libro estaría hoy en la calle. Ya he dicho hace un momento que el aliento más íntimo opera milagros. Yo lo he visto en Jaume Valls y lo he vivido en mi mismo.
Y nada más. Jaume y yo ya éramos amigos en la distancia antes de esta aventura, ya habíamos hecho cosas juntos, ya habíamos confiado el uno en el otro y esa confianza suya en mi jamás la pude olvidar, porque de la senda de los perdedores muchos huyen y mi historia tampoco es precisamente un paseo de triunfos. Pero profundizar en la memoria vital nos acercó todavía mucho más y yo quiero hoy, delante de todo el mundo, darle las gracias por pensar en mi para este trabajo. Ahora puedo decir que fue un honor la sugerencia y ha sido un placer conocerlo más a fondo y poner su historia a disposición de los lectores.
Muchas gracias, compañeros.
Moltes gràcies companys i companyes.
12.6.2021