Hace poco, el mercado de Bellvitge sufrió un cortocircuito que produjo daños en algunas paradas y el mercado de Collblanc sigue esperando un acuerdo sobre el proyecto
Los comerciantes están hartos de denunciar la situación de abandono de los mercados municipales. El Ayuntamiento ha de hacer un replanteamiento sobre estos equipamientos y no dar la espalda a los paradistas como es la actitud actual según denuncian los afectados.
Estos días ha sido noticia el Mercat de Bellvitge “Mercat-2”, por un cortocircuito que se produjo con las pasadas lluvias que provocó un incendio que afectó a varias paradas. Los comerciantes han denunciado, una vez más, la situación de abandono en el que se encuentra el mercado y de paso ellos mismos.
El entorno del Mercat de Bellvitge Mercat-2 es otra muestra más de la dejadez y la falta de apoyo por parte del actual gobierno municipal. La accesibilidad, el pavimento, la falta de aparcamiento para las personas con necesidades especiales, la infraestructura muy deteriorada… todo un cúmulo de problemas a los que no se pone solución.
Els Comuns propusieron la creación de un Plan de Usos Comerciales donde se potencie el comercio de proximidad como son los mercados municipales contra los grandes monopolios. La pérdida de los mercados municipales supondría la desaparición del comercio más cercano que tiene como elementos fundamentales el conocimiento del consumo de los cliente y el trato directo con el consumidor, “cosa que las grandes áreas con sus ofertas y modalidades dejan de lado, llevando a los usuarios hacia hábitos menos saludables”, según los Comuns.
“Es una necesidad que el ayuntamiento no dé la espalda a los mercados municipales y se preocupe de su estado actual, sumidos en una dejadez absoluta”, ha afirmado Carlos Galve del Àrea de Promoció Económica, órgano consultivo de l’Ajuntament.
ERC-EUiA ha derivado la responsabilidad al equipo de gobierno sobre la situación de los mercados municipales y ha exigido su mejora en lugar de lavarse las manos “que es lo que está haciendo en la actualidad”.
La situación de los paradistas de Bellvitge, por ejemplo, es de intranquilidad cada vez que llueve. No saben cómo se pueden encontrar las paradas ante un hecho similar al sucedido la semana pasada cuando quedaron dañadas varias paradas por la infiltración de agua y producirse un pequeño incendio por un cortocircuito.
Otro de los mercados sensibilizados por su situación es el de Collblanc. Desde el año pasado, los paradistas están esperando una reforma y una negociación sobre el proyecto anunciado que no gusta a los comerciantes. Pero nada se ha concretado hasta estas fechas. Precisamente el pasado viernes, en una manifestación que tuvo lugar en la barriada de Collblanc-La Torrassa donde se presentó la asociación STOP-Degradació, se hizo mención al mercado de este barrio y a la necesidad de la reforma tan esperada.
Los afectados reclamaron un mercado “como el de siempre” y no como las jaulas de vidrio que figuran en el proyecto, rechazadas por los comerciantes. En el pleno del mes de noviembre del año pasado ya se aprobó un presupuesto para su remodelación y todo sigue como hace un año.
Esto del mercado de Collblanc no viene de ahora, la promesa de su remodelación es del año 2022 con Núria Marín como alcaldesa. Lo que si se hizo en su día fue un decreto de alcaldía para impedir la transmisión y compraventa de las paradas exteriores con el consiguiente perjuicio para los comerciantes que se han ido jubilando.
El último proyecto presentado daba como punto final de su remodelación el año 2028. Hasta el momento, sin embargo, no existe ningún proyecto consolidado y por supuesto ningún indicio de que las obras puedan comenzar.