El trabajo de los tres profesionales que llevan a cabo esta labor, evidencia el éxito del proyecto en un instituto de máxima complejidad de uno de los barrios más densos de Europa
El Institut Eduard Fontserè del barrio de La Florida paralizó ayer sus actividades de 10 a 14 h. para pedir a la Generalitat de Catalunya la creación de plazas estructurales estables, que permitan dar continuidad al equipo social del centro y a los proyectos de convivencia que fueron iniciados hace tres años por dos profesionales.
Con frases como “Ni precarietat ni temporalitat, l’equip social és esencial”, se hicieron concentraciones ayer delante de la escuela con el seguimiento tanto del personal docente, los profesionales de la atención educativa y el personal de la administración y servicios.
El Institut Eduard Fontseré es uno de los catalogados de máxima complejidad de l’Hospitalet y está situado en uno de los más barrios densos de Europa. El trabajo realizado en el centro es pionero en el modelo socioeducativo de Catalunya.
La petición de la comunidad educativa es que se dé continuidad a los proyectos del equipo social del centro formado por tres profesionales, aunque solo una de las plazas es estructural. Las otras dos las ocupan, Tània Morianna, educadora social y Elena Aracil, técnica de integración social, que dependen de un programa que la Conselleria se ha comprometido a renovar, pero sin sus profesionales. Empezar de nuevo.
Ambas profesionales llevan tres años en el centro como parte del programa de complejidad impulsado en el curso 2020-21 por el Pla de Millora de las Oportunitats Educatives. Este Plan, aprobado por el Govern, acordaba incorporar técnicos de integración social y educadores sociales en los centros de mayor complejidad en el marco del Pacte Contra la Segregación Escolar de Catalunya. Estas dos personas son las responsables de los principales ejes del actual proyecto de convivencia del centro y activos principales en la atención del alumnado vulnerable y de sus familias.
Como consecuencia de esta complejidad, la comunidad escolar considera fundamental que estas plazas sean estructurales para poder trabajar en proyectos a largo plazo. Por ello reivindican la continuidad de estas trabajadoras, Morianna y Aracil, ya que la renovación del programa sin estas profesionales supondría una rotura de los vínculos con las familias del centro que se encuentran en una situación muy vulnerable, la perdida de referentes por parte del alumnado con necesidades educativas específicas y “dificultaría la aplicación de un proyecto de convivencia de centro que está basado en el diálogo, la confianza y las prácticas restaurativas”, tal como afirma en un comunicado la comunidad escolar.
El desmantelamiento del equipo social comportaría, además, una sobrecarga de trabajo para el equipo docente. Y ello conllevaría a un empeoramiento en las condiciones laborales de todos los trabajadores del centro.
Según manifiesta el comité de huelga, la contratación de estos profesionales está cofinanciada en un 40% por el Fondo Social Europeo Plus y en un 60 % por el Departamento de Educación y persigue uno objetivos que el claustro considera que se están consiguiendo, como son: la prevención del abandono prematuro de los estudios y el fracaso escolar; procurar el bienestar emocional de los alumnos; facilitar una buen convivencia en el centro educativo; fomentar la implicación de las familias y, sobre todo, reducir el absentismo escolar, entre muchos otros.
La convocatoria de huelga cuenta con el apoyo del sindicato CGT y de personalidades vinculadas al trabajo social y a la educación formal y no formal.