La comunidad educativa del Pere Lliscart pide que no se inicien las obras del nuevo edificio adjunto y que se consensue el proyecto

Está previsto el comienzo inminente de las obras en horario escolar, con el consiguiente problema de ruido y contaminación en las aulas

Los padres del institut-escola Pere Lliscart han solicitado la paralización de la construcción de un nuevo edificio adjunto al actual centro, mientras no se aclare la afectación que producirán las obras ya que se realizarán manteniendo la actividad escolar en el centro.

La comunidad escolar se enteró no hace muchas semanas de que se iban a iniciar las obras del nuevo edificio que ya estaba programadas desde el 2021, aunque su ejecución ese había previsto para principios de este año.

Padres y profesores han solicitado que no comiencen las obras y que se lleve a cabo un nuevo replanteamiento del proyecto que garantice un consenso entre todas las partes implicadas. La planificación de las obras apunta a que la nueva construcción tendrá una duración de cerca de 12 meses.

Nadie entiende como se pueden hacer unas obras de construcción de un nuevo edificio junto a otro en plena actividad escolar. “Deberían de haber pensado en un posible traslado de alumnos o bien concentrar las obras en periodos donde no exista actividad en las clases”, dicen los padres de los alumnos.

Este nuevo edificio que se va a construir ha de servir para albergar a los alumnos que actualmente están en unos barracones que se habilitaron en su momento, en un solar que anteriormente había sido un parking junto a la plaza del Cadí. En este lugar, y una vez esté en funcionamiento el nuevo centro, se construirá una escuela de una sola línea.

La asociación de padres ha solicitado una reunión urgente con la Consellera d’Ensenyament y con la directora de los Servicios Territoriales para que les presenten el proyecto original y les proporcionen todos los detalles necesarios para su ejecución.

La comunidad escolar no tiene certeza de la fecha del inicio de las obras ni en qué horarios se llevarán a cabo, teniendo en cuenta que junto a ellas está el actual centro donde se seguirán impartiendo las clases.

Apelan los afectados a la normativa existente que establece la necesidad de desarrollar las clases en un ambiente seguro para la educación, a la vez que es obligatorio garantizar la seguridad en los espacios laborales.

Una de las cosas que más preocupa a los padres y profesores es el ruido y polvo que se va a generar con las obras del nuevo edificio y que afectarán al desarrollo de las clases y otras actividades. Manifiestan que la normativa exige la adopción de medidas para mitigar los efectos de la contaminación acústica y atmosférica.

También dejan claro que necesitan saber de la Administración, como centro educativo inclusivo que es el Pere Lliscart, qué medidas se implementaran para proteger a los escolares con necesidades educativas especiales al ser más vulnerables a los efectos negativos tanto de los ruidos como del polvo y los cambios en su entorno educativo.

Las quejas de la comunidad de padres se centran también en el proyecto aprobado. Uno de los principales espacios que se van a ver afectados es el patio del recreo que en el futuro quedará mermado aproximadamente en un 50%, teniendo en cuenta que estamos hablando de un espacio libre para 647 alumnos. Este espacio, además, prácticamente desaparecerá mientras se hagan las obras, ya que precisamente está en la zona logística donde se levanta el nuevo edificio. “Qué va a pasar con el recreo y las actividades extraescolares”, dicen en un manifiesto leído el pasado martes en el pleno municipal del ayuntamiento.

El actual edificio, construido en 1976 — el próximo año cumplirá 50 años—, también presenta problemas evidentes en la fachada desde el año 2023 y aunque se sabe que se ha aprobado ya un RAM (Requerimiento de Actuación Inmediata), algunas de las partes afectadas, precisamente, son las ventanas que no aportan el aislamiento suficiente y adecuado. Además, se preguntan los padres, si las aulas en el mes de verano han de permanecer cerradas, cómo se hará para soportar las temperaturas previstas en esa época. Las aulas no disponen de aire acondicionado, que ya había sido solicitado desde hace mucho tiempo sin resultado alguno.

Otros problemas de la escuela, son los que tienen que ver con el comedor y el gimnasio. “El comedor actual no es adecuado para dar de comer a toda la comunidad escolar”, manifiestan los padres en el escrito donde denunciaron la situación, de manera que tienen que hacer varios turnos diarios con lo que ello comporta para alumnos y el mismo servicio de comedor. Además, el nuevo proyecto tampoco ha tenido en cuenta la necesidad de biblioteca, con lo que lo que se proyecta se considera producto de la improvisación y, naturalmente, de la falta de espacio suficiente para hacer frente a las necesidades escolares.

Los padres afirman que mientras no se resuelvan todos estos problemas y se dé una solución, las obras no pueden iniciarse. Y sobre todo, no se pueden poner en marcha, sin rediscutir el proyecto de forma que se consensue y se adapte a las necesidades del centro, tanto en lo que respecta a las molestias como al total de las infraestructuras que ya están siendo imprescindibles ahora mismo. Pese a que la comunidad educativa participó en el pleno abundando en todas estas explicaciones, no hubo por parte del equipo de gobierno ninguna promesa de que las obras se van a congelar ni que se va a rediscutir el proyecto de remodelación, con lo que el conflicto está servido.

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