Avui fa un any que David Quirós va prendre possessió del càrrec d’alcalde de la segona ciutat de Catalunya pel nombre d’habitants. Va substituir Núria Marín que havia estat alcaldessa durant 16 anys que, alhora, va substituir Celestino Corbacho alcalde durant 14, després del primer alcalde de la democràcia, Juan Ignacio Pujana, que ho va ser durant 15 anys. Quaranta sis anys d’alcaldes socialistes amb períodes de més de quatre legislatures cadascun, marca dinàmiques molt difícils de canviar en poc temps. Resulta curiós i alhora significatiu que, malgrat ser alcaldes tots ells del mateix partit, Corbacho sempre havia tingut una opinió força negativa del seu predecessor, mentre que els lligams entre Marín i Corbacho son també inexistents. Quan Quirós va arribar a l’alcaldia —sembla que per una decisió supramunicipal— el primer que va fer va ser, d’alguna manera, trencar formalment amb el passat canviant el discurs —menys urbanisme i més humanisme— i les eines —remodelant el govern—. L’objectiu de canvi respecte del que heretava estava tan interioritzat, que fins i tot en l’acte de possessió es va oblidar de donar-li una abraçada a l’alcaldessa que li cedia la vara.
Ara fa un any del canvi de discurs i del canvi d’instruments, però malauradament ni el canvi de discurs ni el canvi d’eines ha aconseguit demostrar cap canvi de criteris ni de gestió ni, per tant, de resultats. Quirós compleix un any incomplint les promeses que pretenia amb el canvi de discurs i d’instruments de govern però això, que es podria entendre i fins i tot acceptar —perquè 45 anys d’herència de govern monocolor provoca pèssimes rutines—, ha resultat un enorme frau quan s’observa que no només no han canviat les polítiques sinó que ni tan sols han canviat les formes. Un exemple que explica moltes coses. Aquest digital fa un any i tres dies que va demanar una entrevista amb el nou alcalde. La vam reiterar al desembre passat, quan feia sis mesos de la primera sol·licitud. I s’ha insistit després diverses vegades. Un any més tard, no ens l’ha concedit.
Més enllà de la transcendència del fet, és un símptoma. Vol dir que el govern Quirós i el mateix alcalde no s’aparta ni un bri del comportament arbitrari i sectari de la seva precedent en moltes maneres de fer i d’algunes rutines heretades dels anteriors governs locals. L’exemple només és un exemple, perquè aprofitant l’efemèride del primer any, L’Estaca ha decidit fer una anàlisi compartimentada dels incompliments i de les negligències al llarg dels propers 10 dies. I allà veurem per què afirmem que el govern Quirós no ha estat capaç de fer gala de mes humanisme sinó de més “fumisme” és a dir, de no vendre més que fum. En acabar la sèrie, farem un recull digitalitzat en forma de dossier que es podrà descarregar gratuïtament en aquestes mateixes pàgines. A continuació, la primera entrega.
David Quirós cumple el primer año de incumplimientos (1)
La obsesión por el relato frente a los hechos
El primero de todos los incumplimientos es que Quirós conceda la entrevista que le pide esta revista digital que edita la asociación Fomento de la Información Crítica (FIC) y que no cesa de reclamarle desde que tomó posesión del cargo
“Menos urbanismo y más humanismo” es el primer eslogan para cimentar un relato que rompe con el núcleo gordiano de la realidad: el crecimiento de la ciudad desde 1979 está desbocado
Quirós utiliza recursos del storytelling, con relatos aspiracionales cuyos horizontes temporales se sitúan en un futuro a largo plazo, lo que evita la constatación de su viabilidad
La reforma en la estructura de las áreas de gestión del Ayuntamiento que ha realizado Quirós supone la perpetración de un monumento al relato con ostentosos nombres como Área de Ciudad de los Derechos
La fuerza contumaz de los hechos desmonta cualquier relato y confirma que l’Hospitalet sigue siendo una ciudad subsidiaria de las necesidades de Barcelona
El Ministerio de Transportes no va a poner ni un céntimo en soterrar las vías de l’Hospitalet y ahora la narrativa municipal solo se refiere eufemísticamente a una mera “integración ferroviaria”

Un relato con éxito mediático, sobre todo fuera de la ciudad, es el Distrito Cultural: máxime, desde que la compositora y cantante Rosalía decidió instalar su cuartel general y estudio en una nave en la calle Can Pi
El nuevo relato que ahora cuenta Quirós es la conexión del Samontà con Bellvitge a través de un imaginario boulevard que comunicaría el norte de la ciudad empobrecido con el más rico sur
Redacción
En la primera entrevista que concedió David Quirós a un medio de comunicación, publicada tras su toma de posesión, lanzó el primer eslogan de su etapa al frente de la alcaldía de l’Hospitalet al subrayar: “Menos urbanismo y más humanismo”. El titular, repetido en múltiples ocasiones, entraña su estrategia desarrollada en unas pocas palabras en el marco de una comunicación que intenta cimentar a partir de un relato que rompa con el núcleo gordiano de la realidad: el crecimiento de la ciudad desde 1979, cuando empezaron a gobernar los socialistas en l’Hospitalet, está desbocado, incluso más que en la etapa inmediatamente anterior, y lo peor es que tiene difícil solución al no disponer la ciudad de terrenos para construir guarderías, colegios, ambulatorios y el resto de servicios básicos como parques o actualizar el antiguo hospital de la Cruz Roja, mientras no cesa de aumentar el número de personas que llegan a las nuevas promociones de viviendas que se levantan.
Quirós basa su estrategia en los recursos del storytelling aplicados a la comunicación política, con relatos aspiracionales cuyos horizontes temporales se sitúan en un futuro a largo plazo, lo que evita la constatación de su viabilidad e incluso su verosimilitud. De este modo, esquiva el bochorno en el que cayó su antecesora, Núria Marín, cuando vendió el relato de que l’Hospitalet iba a recuperar la que antaño fue su playa. Todavía se están riendo en el Port de Barcelona, dado que el antiguo litoral hospitalense es hoy día un recinto cerrado al público integrado por muelles repletos de depósitos de inflamables y de grúas para cargar y descargar los grandes barcos portacontenedores que amarran.
Storytelling municipal
El storytelling es el arte de contar historias y sirve para vender un producto, un proyecto o a uno mismo. De hecho, cada uno de nosotros nos repetimos determinadas historias y en esos relatos están los límites de nuestra propia vida, porque, al final, eso es lo que somos, las historias que contamos y las que vivimos. En el caso de la vida colectiva de los hospitalenses, solo hay que mirar la reforma en la estructura de las áreas de gestión del Ayuntamiento que ha realizado Quirós para comprobar la perpetración de un monumento al relato, con rimbombantes nombres como Agenda Urbana 2030-2050, Área de Ciudad de los Derechos, concejalía de Ciclos de Vida, Área de Calidad Urbana con la concejalía Ciudad Sostenible y Accesible y el Área de Ciudad Transformadora. Como si mojara decir la palabra agua.

Estamos rodeados de relatos. Los encontramos en el cine, en los libros, en los recuerdos de nuestra infancia. Algunos de esos relatos permanecen con nosotros porque nos enseñan lo que necesitamos aprender. Y, lo más fascinante, es que esas historias no solo nos entretienen, sino que nos revelan aspectos ocultos de nosotros mismos. Carl G. Jung llamaba “arquetipos del inconsciente colectivo” los cuentos y relatos que existen en todas las culturas. Cuando nos detenemos a examinar esos relatos que nos contamos, descubrimos que vivimos en más narrativas de las que imaginamos. Y lo más curioso es que muchas de esas historias están predeterminadas, son invisibles a nuestros ojos. La única manera de liberarnos de ellas es identificarlas, comprenderlas y, lo más importante, transformarlas para desentrañar esas narrativas que nos condicionan. Eso es lo que pretenden estas líneas conmemorativas del primer año que Quirós cumple de incumplimientos. Y el primero de todos los incumplimientos es que el alcalde conceda la entrevista que pide esta revista digital de l’Hospitalet que edita la asociación Fomento de la Información Crítica (FIC) y que no cesa de reclamarle desde que tomó posesión del cargo, como hacemos en estos momentos.
El relato del soterramiento de las vías
Las historias tienen el poder de transformar marcas, negocios y también personas a través de su percepción. Durante décadas, en l’Hospitalet funcionó el relato de un futuro mejor a partir del soterramiento de las dos vías férreas que cruzan la ciudad y que se unen en La Torrassa para embocar juntas la entrada a Barcelona por Santa Eulalia. Incluso se decía en esa narrativa que se iba a convocar un concurso internacional de ideas para abordar el nuevo urbanismo con el objetivo de recoser los barrios separados por las líneas procedentes de Vilafranca y de Vilanova.
Por obra y gracia del ministro de Transportes, el tuitero Óscar Puente, que ya ha dicho que no iba a poner ni un céntimo en soterrar las vías de l’Hospitalet, ahora la narrativa del equipo de gobierno municipal solo se refiere a la “integración ferroviaria”, un eufemismo para decir que las vías se van a quedar donde están y que, a lo sumo, se aspira a un maquillaje y no a un soterramiento completo como el Ministerio de Transportes sí que está ejecutando en el vecino municipio de Sant Feliu de Llobregat con una inversión de más de 120 millones de euros.
Ciudad subsidiaria de la capital
La fuerza contumaz de los hechos desmonta cualquier relato y confirma que l’Hospitalet sigue siendo una ciudad subsidiaria de las necesidades de Barcelona. Una práctica que, desgraciadamente, es histórica y se remonta hace un siglo, cuando la capital y el Gobierno arrebató la mitad del término municipal de l’Hospitalet, toda la Marina hasta el mar y desde Montjuïc a la desembocadura natural del río Llobregat, es decir, lo que hoy ocupa el polígono de la Zona Franca, Mercabarna y parte del Port de Barcelona.
Nada se ha dicho desde el Ayuntamiento sobre ese expolio, máxime cuando se ha montado el nuevo relato del Centenario del título de ciudad, poco después de que nos expropiaran. Ahora que el Tribunal Supremo ha condenado a Cataluña a devolver las pinturas de Sijena a Aragón al confirmar que los murales fueron «arrancados» y deberán volver a su lugar de origen, ¿se imaginan qué pasaría si l’Hospitalet reclamara la mitad de su término municipal histórico por el robo que se perpetró hace más de cien años? Lejos de reclamar nada, ni siquiera participa la ciudad en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, presidido por el alcalde barcelonés, donde sí están las patronales, los sindicatos y hasta la asociación Amics del País, pero no l’Hospitalet, el municipio propietario de los terrenos.
Otro ejemplo del papel subsidiario de l’Hospitalet al servicio de Barcelona fue la construcción de barrios completos, como Bellvitge o Can Serra, para acoger a las familias que procedía del resto de España y que venían a trabajar y a hacer prosperar a Cataluña. Más recientemente, l’Hospitalet también ha acogido los hoteles que la alcaldesa Ada Colau prohibió construir en Barcelona. Y ahora somos una ciudad turística. Otra narración hueca de realidad.
En la misma línea, un relato que ha tenido éxito mediático, sobre todo fuera de la ciudad, es el Distrito Cultural. Máxime, desde que la compositora y cantante Rosalía decidió instalar su cuartel general y estudio en una nave en la calle Can Pi, cerca del recinto de Fira de Barcelona-Gran Via, una decisión que el Ayuntamiento mete en la operación del Distrito Cultural que, parca y llanamente no es más que ofrecer naves industriales a precios reducidos en comparación con lo que se paga Barcelona. Todo ello gracias a las ayudas que el Ayuntamiento presta a sus propietarios.
El nuevo relato del Samontà
El nuevo relato que ahora nos cuenta Quirós es la conexión del Samontà con Bellvitge a través de un imaginario boulevard que comunicaría el empobrecido norte de la ciudad, donde se construirá el nuevo Hospital Clínic que entrará en funcionamiento previsiblemente en 2035, con el sur más rico donde se levantarán, no se sabe cuándo, docenas de rascacielos repletos de laboratorios y empresas biotecnológicas en el hub sanitario en el entorno de los hospitales de Bellvitge y del Institut Català d’Oncologia (ICO).
El relato es imaginativo y evoca un futuro esplendoroso para los barrios de Pubilla Casas, La Florida, Can Serra, Santfeliu, Les Planes, Collblanc y La Torrassa, donde se concentra casi el 50% de la población en solo el 16% del territorio. Se trata, por tanto, de la zona de la ciudad más densamente poblada, con mayor demanda de políticas sociales y con más déficits en cuanto a la calidad del espacio público y el parque residencial. Un trozo de ciudad donde es necesaria la intervención de todos poderes públicos (gubernamentales, autonómicos, provinciales, metropolitanos y municipales) para hacer frente a los problemas reales de su población y así reducir su vulnerabilidad social. En definitiva, en el Samontà hay que garantizar el derecho a una ciudad digna. De momento, tenemos un buen relato, pero desde FIC reclamamos menos cuentos y más hechos.