Amb el suggeridor titular T’estiu molt!, BCN Content Factory edita la guia periodística més completa amb tota l’oferta turística i de natura del Baix Llobregat i LH per gaudir aquest estiu de les múltiples ofertes d’oci, cultura i gastronomia al sud de Barcelona.
Ja es pot consultar gratuïtament i durant tot l’estiu la publicació Estiu al Baix 2023 Next Llobregat, on els lectors trobaran al llarg de les seves 400 pàgines múltiples ofertes per gaudir dels mesos d’estiu a la comarca barcelonina del Baix Llobregat i LH. La guia té una important oferta dels restaurants del col·lectiu Sabors de l’Horta, així com d’una naturalesa exuberant, amb platges de dunes i boscos frondosos, a més de 30 municipis amb encant i tresors arquitectònics.
Una trentena de personatges destacats del món artístic, literari, musical, empresarial i universitari, convertits en amBAIXadors i amBAIXadores recomanen els seus racons preferits. Alguns de desconeguts fins i tot per als mateixos habitants de la comarca. Entre els amBAIXadors, hi ha Carles Riba, Pere Baltà, Núria Salan, Alfons López, Ferran Soriano, Jordi Fortuny, Carlota Dobaño, Salvador Valls, Esther Hachuel, Marc Alves, Maite Carranza, Conxa Solans, Empar Fernández, Manuel Calderón, Núria Pradas, David Aliaga, Ferran Adrià, Jaume Plensa, Àlex Bays, Le Sad, Anez, Sergi Fuster, Joan Soler, Xavi Pau, Aakash Bissi, Ainhoa Lardin, Jaume Vergés, Ioia Oller, Roci Toré i mig centenar de celebritats de la comarca.
A més, la guia destaca un total de 42 restaurants els xefs dels quals aposten pel producte de proximitat, precisament al 25è aniversari de la creació del Parc Agrari del Baix Llobregat. Aquests restaurants emplaten l’autenticitat local, amb una variada gamma d’hortalisses i fruites gràcies a la fertilitat de la seva terra, la bondat del clima i l’esforç dels agricultors.
A l’efemèride del Parc Agrari, la publicació destina un dossier amb el calendari dels pagesos de sembra i recol·lecció de les hortalisses i fruites, receptes per cuinar-les, així com les fases lunars, reportatges sobre el paper fonamental que té aquest espai protegit per a la sostenibilitat de l’àrea metropolitana i la seva alimentació i quatre tribunes d’opinió dels principals protagonistes del present i futur del Parc.
Els deu cims més accessibles de les muntanyes del Baix per caminar, la gran ruta de Ponent, detalls sobre els balcons de Montserrat i amplis reportatges sobre les novetats de les platges, amb informació de com les valoren els usuaris -que les qualifiquen amb un notable alt-, són els principals assumptes del capítol Mar i Muntanya. La pràctica
popular de l’esport, amb iniciatives com la Copa de la Dona o Juga Verd Play, del Consell Esportiu, integren l’apartat de l’estiu més actiu. De colofó, un reportatge sobre les festes, festivals i activitats per recórrer fins a la tardor pels municipis del Baix de festa a festa.
El periodista Joan Carles Valero, promotor de la iniciativa, destaca que “el periodisme de proximitat és periodisme amb majúscules, no només perquè compta amb cares i noms propis, sinó perquè permet fer coses úniques, com aquest tipus de publicacions que intenten vertebrar el sentiment de comunitat i de pertinença a un territori, desconegut per a la majoria dels catalans i, fins i tot, per als que hi habiten”.
BCN Content Factory també és l’editora de l’Anuari 2023 Next Llobregat, publicació que va anticipar ‘La batalla del Baix’ com prèvia de les eleccions municipals i ara prepara una nova edició del llibre ‘Els de Dalt del Baix’ i la plataforma web quiesquialbaix.com.
De todo el mejunje de ayer en la casa consistorial de la ciudad que pude observar desde una esquina para tener una buena panorámica, hubo solo dos cosas que me llamaron sobremanera la atención. Una, que la alcaldesa afirmó que entre sus planes está activar un millón de metros cuadrados de la ciudad para hacerla más cosmopolita y dos, la sonrisa masticada para que no fuera evidente, del segundo de a bordo de Vox cuando el portavoz de los Comunes hablaba del fascismo renovado en la ciudad.
Hubo un montón de otras muchas cosas curiosas, los besos que se repartieron la concejala de más edad, Olaya Lourdes con la mayoría de concejales cuando les ponía la credencial en forma de collar, que algunos se ahorraron con sonrisas, excepto en el caso de Vox donde hubo caras muy serias o, por ejemplo, con Nuria Lozano donde hubo incluso un amago de distanciamiento rápido. También los abrazos en el final de fiesta de la renovada alcaldesa con algunos miembros muy activos del Espai de Ciutadania, un tal Baltasar, un tal Jesús, un tal Nicolás, con Felipe Campos que de ser impulsor de Itaca se ha convertido en propulsor de las aguas, al lado del ínclito ministro Iceta y la consellera Simó, recién estrenada… la también Síndica de Greuges y el doble beso en los morros con un señor que vive como ella (y con ella) del presupuesto público desde que era pequeñín. Y los discursos, cada uno en su propia línea, los Comuns recordando al PSUC y los socialistas recordando a los del PSUC que pactaron con ellos… Los de Vox recordando que son la voz de los sin voz, de los que sufren atracos, violaciones, okupaciones diversas y a los que los partidos han abandonado desde que existe la democracia, porque cuando mandaban los militares, los empresarios, los grises y los padres de los jueces actuales, no había atracos, ni violaciones ni okupaciones diversas, y la emigración se contaba por millones de andaluces, extremeños, murcianos, gallegos, aragoneses, valencianos, castellanos, canarios y algunos cántabros y navarros, en lugar de nordsaharianos y subsaharianos y los hijos de los conquistados en las tierras americanas. Graells recordando la corrupción y haciendo un discurso presidencialista… La representante del PP poniendo el acento en la seguridad y en los impuestos excesivos pero también, sorprendentemente, en la falta de zonas verdes…
Todos los discursos, todos, se orientaron a lo que harían si pudieran, incluso los de los socialistas (hubo dos, el del palmero mayor y el de la susodicha) porque a diferencia de lo que ha ocurrido en los últimos 40 años, se abre la primera incógnita del reinado marinista: si ahora conseguirán pactar para seguir haciendo lo que quieran o si tendrán que ir negociando pieza a pieza, para lo mismo. Porque me temo que, de golpe, o despacito, seguirán haciendo más o menos lo que quieran, vendiendo como mejoras para la ciudad y la ciudadanía lo que únicamente son mejoras para la familia y la familia de la familia socialista (porque son un montón de las familias de los socialistas los que viven del erario público, en el Ayuntamiento, en la Diputación, en las empresas públicas, en las empresas participadas o con influencias varias, etc, etc).
Lo dicho, que la alcaldesa diga que dispondrá de un millón de metros cuadrados en la ciudad para lo que sea, a mi me puso los cuatro pelos de la barba de punta porque disponer de terreno quiere decir venderlo al mejor postor para hacer lo que saben hacer muy bien: construir y construir para no dejar un palmo de espacio libre en una ciudad que está en puro trance de colapso social.
Los fascistas de Vox que se sonríen forzadamente porque parece que les insulten cuando para ellos ser fascistas es una pura condición ideológica y personal, del mismo modo que el Candelas es un irreverente ácrata por lo mismo, tienen en ese pueblo que malvive en las peores condiciones de las sociedades avanzadas de este Occidente supercapitalista, a su público más fiel porque es gente desorientada que se queja de lo que le hacen sin encontrar soluciones, las soluciones que Vox vende para que les voten pero, naturalmente, no para mejorarles la vida. Para los fascistas, la mejor vida para esos miserables sociales es la que les reserva el dios de las alturas: desaparecer porque somos muchos, demasiados, y aquí solo deben poder vivir bien los españoles con recursos o los extranjeros con millones. Los pobres no merecen vivir, así de simple. Molestan, exigen recursos y el esfuerzo solidario del Estado cuando pobres ha habido siempre y para eso se inventó la Iglesia, no el Estado (de ahí lo de menos impuestos…). Y los pobres de aquí, los españoles de La Florida, de La Torrassa, de Pubilla, que sufren violaciones, okupaciones, asaltos y demasiadas fiestas en horas intempestivas, vivirían mejor si los pobres no españoles se hubieran quedado en sus selvas, y como que han venido sin que les llamara nadie, hay que hacerles la vida todavía más imposible para que se vayan de una vez, que encima no les dejamos votar… y ni siquiera ese recurso puede aprovechar Vox.
L’Hospitalet está a dos minutos del estallido social. Esa ciudad cosmopolita que vende la alcaldesa es la peor ciudad de Europa, para nuestra desgracia. Es una ciudad que exige como primera medida intervenir socialmente en el norte de la ciudad para dejar de suburbializar lo que sigue siendo un suburbio desde hace más de un siglo, pero ahora en un contexto de más exigencias sociales tras los años de Estado del bienestar de Occidente y más avances tecnológicos y por lo tanto, con más y más graves contradicciones. Hasta que no se entienda que todas las prioridades hay que enfocarlas en esos barrios degradados, auténticos guetos sociales y culturales que estallarán más pronto que tarde, no habrá un mínimo futuro. La política de alta alcurnia de hoteles, bioclusters y fantasías cosmopolitas solo beneficia a los de siempre: a los propietarios del suelo, a los promotores y a los constructores. Vender los puestos de trabajo que se van a crear como un beneficio para la ciudad es una terrible mentira y ya no engaña a nadie. Y mientras tanto, Vox gana enteros en los barrios degradados y eso va a ir a más, porque la desesperación social históricamente tiene un nombre, y cuando a esa desesperación le añades la droga nacionalista su nombre es compuesto: nacional-socialismo.
Me estoy poniendo tétrico pero no exagero. Con la política Marín solo se alimentan miserias futuras. Y hay 14 concejales para impedirlo: once para impedirlo en positivo. La política suele hacer extraños compañeros de cama (quien hubiera dicho hace unos pocos años que la amiga Olaya Lourdes se sentaría con los republicanos…) pero los Comunes deberían reflexionar porque las tentaciones serán muchas, de alta gama y vendrán en todas direcciones, también del exterior… La única alternativa posible para esta ciudad es que la política de diseño del equipo Marín fracase estrepitosamente: del biopol (¿eh!, republicanos?) a ese teórico millón de metros cuadrados con el que empezarán a tener sueños muy húmedos los promotores de todo el mundo.
La duodécima constitución de la Corporación Municipal elije a la lideresa del PSC como nueva presidenta del Ayuntamiento, donde lleva 38 años, los últimos 15 como alcaldesa, y ahora sumará 4 años más
Por Juan Carlos Valero
El mandato hasta el año 2027 que ha comenzado este sábado 17 de junio va a estar marcado por la necesidad del PSC de pactar al menos los presupuestos municipales, el principal objetivo anual del nuevo consistorio marcado por la pérdida de la mayoría absoluta del PSC. Por eso, la alcaldesa ha extendido la mano en su primer discurso a los herederos del PSUC que desde 1979 y durante 16 años ya formaron con los socialistas una alianza de izquierdas para afrontar “el proyecto histórico de un l’Hospitalet sin vías ni autovías”. En este sentido, Marín ha subrayado que “el futuro de l’Hospitalet pide sumar y diálogo y afronto este reto”. Minutos antes, Fran Belver en nombre del PSC citaba a Jaume Botey, Mercè Olivares, Ramón Luque o Montse Company, todos ellos concejales de Iniciativa per Catalunya Verdes (ICV), herederos del PSUC como ahora lo son los Comunes, para apostillar que “queremos recuperar este espíritu de acuerdo”.
Marín, que cumplirá 19 años como alcaldesa al finalizar este mandato y un total de 42 años como concejala y funcionara en el ayuntamiento, ha reconocido nada más tomar la palabra que “hacer política municipal engancha” y que aspira a transformar la ciudad con el cubrimiento de las vías del tren, la transformación de la Granvía soterrada hasta el río y el desarrollo del BioClúster de innovación y salud en la zona de Bellvitge. Marín se ha referido también al pacto de ciudad para afrontar la pandemia de la Covid-19 y ha insistido en su aspiración para que “el espíritu de diálogo y suma que lo inspiró se extienda en este mandato clave para la reactivación total de l’Hospitalet”.
La transformación de Marín se centra en más de 1 millón de metros cuadrados “para generar economía y espacios públicos y lograr que l’Hospitalet será una ciudad cosmopolita”. De nuevo en este punto la alcaldesa extendió la mano a la oposición “para hacer mejor este proyecto, porque la experiencia demuestra que cuando vamos juntos somos imparables”. La alcaldesa ha recordado que, a principios de los años 80, la ciudad tenía menos de 50 hectáreas de zonas verdes, cuando “hoy tenemos más de 200 y aspiramos a llegar a las 300 hectáreas con la transformación de nuestro territorio y con actuaciones de microurbanismo”. Ha añadido que antes de la construcción de la plaza Europa, la ciudad contaba con 60.000 puestos de trabajo y ahora son 104.000, “cifra que queremos incrementar con el proyecto del biocluster”. También se ha comprometido a “intensificar las actuaciones de limpieza y mantenimiento de la ciudad y la seguridad”, tres de las principales quejas que han enarbolado los grupos de la oposición en sus respectivos discursos”.
Dominguez, en árabe y quechua
El líder de l’Hospitalet en Comú Podem-Confluència (L’HECP-C), Manuel Domínguez, heredero de la tradición del PSUC a la que se refería la alcaldesa y Belver, fue el primero en intervenir al ser el grupo que logró menor respaldo electoral el 28 de mayo. Dominguez, ex presidente del Centro de Estudios de l’Hospitalet, profesor de instituto y vecino de Santa Eulalia, como la mayoría de concejales de la nueva corporación, puso encima de la mesa sus condiciones durante un discurso que finalizó en árabe y quechua: “No más bloques y sí a más zonas verdes, mejorar la calidad democrática de la ciudad, orgullo de ser ciudad mestiza, una biblioteca en cada distrito, garantizar el derecho al padrón, al bienestar animal y una educación de calidad en los distritos del norte de la ciudad”, entre otras reivindicaciones propias del activismo social, sin olvidar una de las más importantes: la lucha contra el cambio climático “que ya afecta a nuestra salud”.
Acompañan a Domínguez en el grupo dels Comuns la también diputada en el Parlament de Cataluña, Nuria Lozano, que es vecina del Gornal, abogada y concejal desde 2019, además de Laura Alzamora.
Mayoría de mujeres y castellano
La nueva corporación municipal la forman 27 concejales, de los cuales diez se estrenan en el cargo y 14 son mujeres. En total, el PSC tiene 13 representantes, 4 ERC, 4 el PP, 3 Vox y 3 L’Hospitalet en Comú Podem-Confluència. Excepto los concejales de ERC, los de en Comú Podem y cuatro ediles socialistas, el resto se ha expresado en castellano en su jura o promesa del cargo (por imperativo legal los de ERC y Comunes, que también han realizado proclamas republicanas). Todos los concejales han votado a sus cabezas de lista para la alcaldía, de modo que el PSC ha obtenido trece votos y los catorce concejales de los cuatro partidos de la oposición han votado a sus respectivos candidatos.
El discurso de Francisco González, de Vox, ha sido el más contundente al denunciar que “cada dos semanas se ha producido durante el año 2022 una violación en l’Hosptialet”. También ha reclamado más seguridad tras citar el caso de una anciana del Gornal a la que le arrastraron unos delincuentes cuando le robaron una medalla, o los inmigrantes que “huyeron de sus países por el narcotráfico y la delincuencia y se encuentran lo mismo en l’Hospitalet”. Así ha explicado González que Vox haya sido la segunda fuerza más votada en algunos de los barrios más desfavorecidos de la ciudad. Junto a González ha sido elegido concejal de Vox Jaime Padrilla, que fue asesor del grupo Plataforma X Catalunya en el mandato de 2011 a 2015, además de Esther López, vecina de La Torrassa y administrativa del sector sanitario.
Mejorar la seguridad
Por su parte, la vecina de Santa Eulalia y concejal desde 2007 Sonia Esplugas, candidata del PP, ha subrayado que su formación ha cuadriplicado sus resultados, al estar acompañada en la nueva corporación de los concejales Jose Javier Diez, que vuelve a ser concejal; David Sánchez Lafuente, vecino de La Florida, abogado y que trabaja en la administración pública, y Lorena Paricio, vecina de Pubilla Casas, enfermera y que se estrena en el cargo. Esplugas ha subrayado en su discurso la necesidad que el PSC tiene en este mandato de “verse obligado a negociar todos los ámbitos”, ya que ha perdido la mayoría absoluta “porque así lo han querido los ciudadanos”.
Sobre el anterior mandato, Esplugas ha dicho que han sido “cuatro años de mayoría absoluta en los que la ciudad ha estado abandonada y se ha enquistado el principal problema, que es el de la seguridad”. En este sentido, ha puesto en valor a la Guardia Urbana, cuerpo para quien ha reclamado “mejorar su situación laboral y superar el nombramiento no realizado de un superintendente”, pero también ha reclamado abordar el incivismo y el contrato de limpieza de las calles, “que está prorrogado desde hace años”. En cuanto al mandato que ahora comienza, ha hecho votos para “darle la vuelta a la ciudad para que no haya barrios de primera y de segunda”.
Cambio para limpiar
El candidato de ERC, Jaume Graells, fue concejal socialista desde 2011 hasta 2022, cuando denunció el caso de presunta corrupción en el Consell Esportiu de l’Hospitalet, por el que estuvo inicialmente investigada la alcaldesa y que ha comportado la dimisión de dos concejales socialistas, a los que la Fiscalía les pide 4,5 años de prisión. Graells, al igual que Silvia Casola, Coque García (regidor desde 2015) y la abogada y vecina del Gornal, Olaya Lourdes Checa Pérez, que ha presidido el acto como concejal de mayor edad, junto con la más joven, Laura García, edil desde 2019, vecina de La Florida, pedagoga y responsable municipal de Juventud, Vivienda y colectivo LGTBI.
Graells ha arrancado su intervención proclamando que “necesitamos un cambio para limpiar por salud democrática” tras un mandato que se ha visto marcado por dos hechos graves: “exceso de irregularidades” (refiriéndose al caso del Consell Esportiu) y “una paralización de la administración que la ha hecho inoperante e ineficaz y un modelo agotado”. Además de reclamar “más verde y menos cemento” y de advertir que “revisaremos los playes urbanísticos para poner fin a la especulación inmobiliaria”, definió la situación de l’Hospitalet con la frase de “dos ciudades que no se miran”, refiriéndose a los barrios del norte, que son los más pobres, y los del sur.
El líder de ERC también acusó al PSC de “fraude”, ya que “ha incumplido su programa electoral, el contrato con la ciudadanía en un 80% de las medidas”. Sobre esta base, abogó por “una gobernanza republicana, de cambio para limpiar, un nuevo urbanismo y el derecho a decidir de los catalanes”. Graells señaló, además, la existencia de “un preocupante populismo y xenofobia institucional” y proclamó una ciudad “más limpia donde el ocio, la cultura y el comercio llenen de vida las calles”. También abogó por “un modelo policial preventivo” y lograr ser “ciudad de referencia en salud y educación”, momento que aprovechó para saludar a la nueva consellera de Educación, la republicana y vecina de l’Hospitalet, Anna Simó, que se encontraba entre el público. Graells pidió también un nuevo teatro-auditorio y “recuperar el uso social e institucional del catalán”.
Congreso del PSC de l’Hospitalet
Fran Belver, de 60 años, informático y vecino de Sant Josep que ha sido la mano derecha de Nuria Marín en los últimos mandatos como primer teniente de alcalde, dijo de la alcaldesa que “lo que no la ha destruido la ha hecho más fuerte”, refiriéndose a las crisis económica de 2008, la del 2020 también sanitaria, además de la crisis política de 2017, pero no citando la del Consell Esportiu, que ha ocasionado el cese de dos concejales del PSC, uno de ellos, Cristian Alcaraz, yerno de Belver, que fue elegido hacía poco primer secretario de la federación socialista de l’Hospitalet y, por tanto, alcaldable in pectore.
Uno de los concejales electos para este mandato es Rafael Gómez, de 45 años, vecino del barrio Centre y presidente de la gestora de la federación del PSC de l’Hospitalet, tras la dimisión obligada del primer secretario socialista y teniente de alcalde del Ayuntamiento, Cristian Alcazar, acusado de estafa por el presunto falso despido de Cris Plaza como directivo del mismo organismo que, acto seguido, fue también concejal del Ayuntamiento. A ambos ediles los mantuvo la alcaldesa Núria Marín hasta que la Fiscalía pidió 4,5 años de prisión.
Constituida la nueva corporación municipal, el PSC de l’Hospitalet esperará a que se celebren las elecciones generales del 23 de julio para convocar su congreso local pendiente. La rumorología municipal señala a David Quirós como posible primer secretario de la federación socialista de l’Hospitalet, al no haber participado en la lucha entre las diferentes familias, algunas consanguíneas, que han protagonizado en los últimos años, precisamente Alcázar y Belver.
El nuevo consistorio lo forman, por parte del PSC, Núria Marín i Martínez, Francesc J. Belver Vallés, Laura García Manota, Rafael Gómez Viñas, María Dolores Ramos Zafra (Lola), David Quirós Brito, María Teresa Revilla Sánchez (Maite), Jesús Husillos Gutiérrez, Rocío del Mar Ramírez Pérez, David Gómez Luque, Olga Gómez Fernández, José Antonio Alcaide Martín i Imán Aisa Abdellaoui; por parte de ERC, Jaume Graells Veguin, Sílvia Casola Salvatella, Jorge Garcia Muñoz i Olaya Lourdes Checa Pérez; por parte del PP, Sonia Esplugas González, Javier Diez Crespo, David Sánchez-Lafuente Liria i Lorena Paricio Blázquez; por parte de VOX, Francisco Javier González Priego, Jaime Padilla Rubio i Ester López Sancho, y por parte de L’HECP-C, Manuel Domínguez López, Laura Alzamora Merino i Núria Lozano Montoya
Jubilarse en la alcaldía
La juez que investiga supuestas irregularidades en la gestión del Consell Esportiu de L’Hospitalet archivó la causa contra la alcaldesa Núria Marín al considerar que no permitió ninguna irregularidad por la que ya han dimitido dos concejales del PSC. “Tengo más ganas e ilusión que cuando empecé”, había declarado Marín cuando anunció que se presentaba a la reelección. La alcaldesa ha hecho toda su carrera en el Ayuntamiento de L’Hospitalet, institución en la que entró como funcionaria en 1985, hace 38 años, primero como responsable del mercado de Santa Eulalia y después, durante 28 años formando parte de equipo de gobierno de la segunda ciudad catalana como concejala y teniente de alcalde hasta que en 2008 fue designada por Celestino Corbacho para sustituirle cuando fue nombrado ministro de uno de los gobiernos del presidente Zapatero. Habiendo renovado la victoria en las elecciones municipales del 28 de mayo, cumplirá los 64 años de edad cuando culmine el mandato con un total de 42 años dedicados a L’Hospitalet. Eso si no se produce la carambola de que gane Pedro Sánchez las generales del 23 de julio y la nombre ministra.
El anterior mandato fue agridulce para la alcaldesa y no por las movilizaciones que solicitan equipamientos y ni un piso más en la ciudad más densamente poblada de Europa. La mayoría absoluta que obtuvo en el 2019 presagiaba que iba a ser un balneario para ella, sobre todo, cuando un pacto con Junts X Cat en la Diputación de Barcelona le otorgó también la presidencia de esta institución, lo que le ha permitido airearse por los 311 municipios de la provincia. Pero el 10 de diciembre del 2020 fue detenida por presunta corrupción en el marco del caso del Consell Esportiu, una presunta trama corrupta de desvío fondos públicos y que incrimina a dos concejales del PSC que ella mantuvo en el cargo: Cristóbal Plaza, y el segundo teniente de alcalde, Cristian Alcázar, que al final dimitió hace un año por esta investigación.
Les anàlisis electorals del 28 de maig fetes aquests dies, situades a nivell micro, posen de manifest dues realitats: que es va votar en clau de país i no en clau autonòmica o municipal i que als territoris de rendes més baixes es va votar més a la dreta i a la ultradreta que no pas a l’esquerra. A nivell de ciutat les xifres confirmen aquest criteri. El PSC va ser el primer partit als dotze barris de l’Hospitalet i els cinc partits que van aconseguir regidors van ser les candidatures més votades a tots els barris, malgrat que amb un ordre diferent del registrat al conjunt de la ciutat. Així, doncs, el PSC va guanyar a tots els barris però el PP va ser la segona força a quatre barris de la ciutat, mentre que VOX va ser segona força a tres barris de la ciutat. ERC va ser la segona força a cinc, els Comuns van ser el tercer partit més votat al barri Centre i el quart a Can Serra i a Santa Eulàlia-Gran Via. A tota la resta va ser el cinquè.
ERC que va ser el segon partit més votat al Centre, Sant Josep, Santa Eulàlia-Gran Via, La Torrassa i Collblanc, va obtenir el pitjor resultat a Can Serra (cinquè), va ser tercera força al Gornal i quarta a la barriada Sanfeliu, a La Florida, Les Planes, Pubilla Casas i Bellvitge. Per la seva banda, el PP va ser segona força a la barriada Sanfeliu, a La Florida, a Can Serra i a Bellvitge, tercera força més votada a Sant Josep, Santa Eulàlia-Gran Via, La Torrassa, Collblanc, Les Planes i Pubilla Casas i quarta força al Centre i al Gornal.
Vox, que es presentava per primer cop i amb una campanya més aviat modesta, va ser el segon partit més votat a Les Planes, a Pubilla Casas i al Gornal; tercera força a la barriada Sanfeliu, a La Florida, a Can Serra i a Bellvitge; quarta força a Sant Josep, La Torrassa, i Collblanc i només cinquena força al Centre i a Santa Eulàlia-Gran Via.
Si ens fixem en els barris del nord (més densos i amb pitjor renda) i del sud, a La Florida per exemple, PP i Vox van ser la segona i tercera força amb un 27,4% dels vots (entre les dues candidatures), mentre que ERC va treure un 8,3% i Comuns un punt menys (7,3%). A Les Planes, la dreta obté un resultat semblant: PP i VOX un 27,8%, ERC un 9,7% i Comuns un 6,3%. El PSC, a la part nord, supera de molt la mitjana de la ciutat: a La Florida un 42,8% dels vots; a Les Planes un 43,2%. Recordem que la mitjana del PSC a la ciutat ha estat d’un 38,4%.
A La Torrassa-Collblanc la dreta no ha tret tant percentatge com a La Florida-Les Planes: al voltant del 21-22% (conjunt). ERC ha estat segona força en aquests dos barris i la tercera i la quarta se l’han intercanviat amb PP i Vox. Comuns ha estat la cinquena força a tots dos amb un 9,5%. El PSC ha guanyat però una mica per sota de la mitjana: 36,5% a La Torrassa; 34,4% a Collblanc.
Pel que fa a Pubilla Casas-Can Serra, aquí el PSC ha superat la mitjana de llarg: 44,1% a Pubilla; 45,5% a Can Serra. La segona i tercera força han estat PP i Vox intercanviats entre els dos barris, amb un percentatge conjunt d’entre el 24 i el 26%. ERC i Comuns han tingut en aquests barris resultats que van del 7 al 9,3%, intercanviant-se la quarta i la cinquena posició (quarta ERC a Pubilla i quarta Comuns a Can Serra).
A quatre barris del nord (els corresponents al districte IV i V) el PSC ha tret un percentatge de vot molt per sobre de la mitjana, entre el 42,8 (La Florida) i el 45,5% (Can Serra). Justament és en aquest barri on el PSC ha tret el seu millor resultat a la ciutat, gairebé 7 punts per sobre de la mitjana.
Als barris del sud, el PSC només ha passat del 40 % a Bellvitge (44,2%) i a la barriada Sanfeliu (42,8%). El resultat més pobre, al barri Centre (30,6%), 8 punts per sota de la mitjana i després a Santa Eulàlia. Justament en aquests barris del sud PP i Vox han tret també els pitjors resultats. El PP entre el 8,3% al Centre i el 13,4% a la barriada Sanfeliu. I Vox entre el 7,2% al Centre i el 10,9% a la barriada Sanfeliu.
En aquests barris del sud la participació ha estat més alta (entre el 44,4% al Gornal i el 54,8% al Centre) mentre que als barris del Nord la participació ha estat entre el 39,8% a La Torrassa i el 51,3% a Can Serra.
Desde que se produjeron los resultados del domingo 28 de mayo hay mucha gente, de la que se interesa por conocer el fondo y el trasfondo de las cosas, que se está preguntando qué ha pasado. Desde la izquierda, casi todo el mundo reconoce que en una coyuntura mucho más difícil que en otras legislaturas, un inédito gobierno de coalición que podría haberse convertido en imposible a las primeras de cambio, conociendo el encono y la intransigencia de muchos de esos políticos, supo no solo resistir, sino aplicar políticas de alcance que han dado resultados incluso espectaculares en algunos puntos. Es cierto también que otras medidas y otros acuerdos no han sido del gusto de toda la sociedad, ni siquiera de una parte de esa misma izquierda, y otros proyectos que estaban previstos, o no se han enfrentado o han ido quedando relegados por la controversia.
Lo ocurrido, sin embargo, ha sido una enorme sorpresa para todos. La debacle en la izquierda institucional ha sido mayúscula e incluso ahora que la emoción del primer momento se está sedimentando, se acepta que el varapalo institucional ha sido tan inmerecido que incluso la derecha tiene que preguntarse también, qué es lo que ha ocurrido en realidad para que saliera tan sorprendentemente triunfadora en estas elecciones.
Muy probablemente lo que ha ocurrido obedezca a muchas causas, como vienen poniendo de relieve los analistas. Desde los que defienden un cambio de ciclo hasta los que explican el varapalo por las tendencias suicidas de la izquierda transformadora a la izquierda del PSOE. Porque, lo que ha ocurrido por su magnitud, ha sido sorprendente y en eso todo el mundo coincide, incluso los que daban por hecho que la derecha iba a vencer sin matices.
Lo del cambio de ciclo es muy manido y a la vez poco elaborado porque para que la gente quiera cambiar de orientación hace falta que el ciclo en el que se está muestre su agotamiento y el otro, abra todo tipo de esperanzas, especialmente en cuanto a mejorar la vida cotidiana. Y no parece que el mensaje de la derecha haya ido por ahí. El elector no ha votado derecha porque confíe que la derecha le beneficie social o económicamente más que el gobierno de ahora, sino porque ha dejado de confiar en que este gobierno acierte en unos cuantos ámbitos. Y de esos ámbitos hay unos cuantos en el imaginario estructural y otros cuantos en la cotidianeidad.
Si nos fijamos concretamente en los datos tenemos que la participación ha menguado en estas elecciones en relación con las anteriores pese a que este tipo de elecciones siempre suele ser de las menos concurridas. Y si paramos atención a los niveles de renta observamos que, salvo excepciones, se ha votado más en los municipios ricos que en los pobres y, en los municipios ricos se ha votado más a la izquierda que en los pobres. Aunque no se puede hacer un diagnóstico absoluto, en los lugares de mayor renta suele haber un nivel de información más amplio, plural y crítico que en los lugares de menos renta. Más consumo de prensa (de papel y digital) y menos consumo de televisión y redes como espacio informativo prioritario. En última instancia, lo que eso conlleva no es un mayor o menor nivel informativo en la sociedad, que también, sino, especialmente, una mayor capacidad de análisis de la realidad o una mayor influencia de las emociones.
Si a una mayor influencia emocional junto a un incremento de los mensajes dirigidos al sentimiento y no a la razón, le unes una situación de menos renta, más precariedad y peores condiciones de vida y de salud medioambiental, tienes la bomba perfecta. No es imprescindible que los tres cables explosivos tengan las mismas dimensiones. En unos casos afectarán más unos que otros, pero la combinación es un explosivo en potencia.
Si profundizamos un poco más veremos que una parte enorme del mensaje de la derecha se ha centrado en un aspecto que, para grandes capas de la población del país, toca la médula espinal de su sentimiento comunitario: la esencia de país, esto es, su unidad territorial. No olvidemos que Franco que, aparte de ser un criminal era un representante bastardo de la parte más intolerante del capital, afirmó en varias ocasiones que prefería una España roja que rota. El sentimiento de unidad ha calado tan hondamente en el inconsciente nacional que, ante el sentimiento nacional de quienes se quieren ir, se enfrenta desde las entrañas el sentimiento nacional de quienes se lo quieren impedir. Toda la ilegitimidad que la derecha blande desde el instante mismo del gobierno de coalición se fundamenta en el apoyo del independentismo catalán y vasco. De nada sirve que la amenaza sea un puro instrumento de propaganda. Cala en la consciencia social y cala todavía mucho más cuando las frivolidades de los nacionalistas periféricos dan munición gratuita a la derecha, como lo realizado con Bildu con sus listas cargadas de nombres controvertidos para quienes no son independentistas vascos.
Es decir, una de las causas principales de la hecatombe de la izquierda tiene que ver con una cuestión irresuelta, que el país no acaba de asumir y que su clase política (la izquierda especialmente porque para la derecha la Constitución es sagrada) no quiere afrontar: el encaje de los territorios periféricos, de una vez por todas en la estructura del Estado. La imprescindible reforma de la Constitución, siempre aplazada en la cuestión federal, se convierte así, en un instrumento de detonación permanente en manos de la derecha más recalcitrante.
Junto a las esencias nacionalistas que han sido perfectamente explotadas por las derechas, afirmando por ejemplo que el PSOE estaba de facto destruyendo España con sus políticas de concesiones al independentismo catalán y vasco, se afirma un contencioso que se ha hecho crónico en la batalla política, como es la polarización. Polarización no en el debate de ideas contrapuestas sino en la intransigencia de posiciones: el que gobierna, todo lo hace absolutamente mal y la alternativa, todo lo imagina absolutamente bien. Los absolutos no existen —solo existen los grises—, pero para las derechas del país la simplificación es la norma obligada porque sus mensajes son siempre emocionales y las emociones apenas rozan la razón. No es un defecto. Muy al contrario, es el mecanismo para convencer a quienes no analizan, no reflexionan, no adoptan posiciones críticas, sino que se mueven por tópicos, por sentencias y por simplismos: una porción social en crecimiento en las sociedades occidentales avanzadas. Y más peligrosa, cuanto más se instala en esa parte de la sociedad de rentas bajas, hábitats sin calidad de vida y cultura informativa de redes.
A estas dos explicaciones de la debacle habría que añadir una tercera. Las dos primeras tampoco parece que afecten exactamente igual a todas las capas sociales. Mientras que la polarización, la simplificación y los contenidos emocionales van más dirigidos y afectan sobremanera a las capas de población menos cultivadas, las dinámicas de temor a la España rota tienen un componente mucho más transversal. Nacionalistas españoles —así como de otras naciones peninsulares— los hay en todas las capas sociales, de modo que el lenguaje de las derechas en lo que se refiere a esa fibra sensible, complementa muy bien la diatriba emocional, simplista y dicotómica entre lo pésimo y lo óptimo.
Hay una tercera explicación que tendría que ver con la falta de reacción de aquellas capas sociales más sensibles al igualitarismo y que por ello mismo no comulgan con las propuestas más conservadoras, que tampoco en esta ocasión se habrían movilizado lo suficiente. Parece claro que el descenso en la participación electoral habría afectado más a este sector que al tradicional de las derechas clásicas o radicales. Sería ese sector a la izquierda del PSOE que en momentos puntuales da un salto espectacular, el que habría reaccionado indolentemente. Tendría una visión generalmente positiva de las medidas gubernamentales del último periodo, pero habría reaccionado muy críticamente ante dos fenómenos: el primero, las desavenencias entre las cúpulas partidistas de las izquierdas minoritarias; el segundo, la ausencia de un movimiento unificador con perspectivas de éxito. Esta tercera explicación es la que se ajusta más a la idea de desilusión, o incluso mejor, de falta de ilusión movilizadora. Y esta tercera explicación es la que se entendería mejor en el tipo de convocatoria en la que se ha registrado: municipales y autonómicas, puesto que es en las elecciones municipales y autonómicas donde se manifiestan mejor las alternativas ilusionantes o su ausencia.
Y por último, hay otras dos razones que también tienen su clientela. Estas últimas señalan directamente al mecanismo diseñado desde la Transición para garantizar una alternancia política sin fisuras que consolidara una democracia capitalista estable, es decir, la ilusión del bipartidismo y, en correlación con ella, la que culpa a Pedro Sánchez de liderazgo tóxico por su atrevimiento resistencial con el aparato socialista y su pragmatismo ecléctico que le ha llevado a gobernar con Podemos en lugar de posibilitar lo que para muchos dirigentes tradicionales del PSOE resulta a estas alturas inevitable: un acuerdo —de coalición o sin ella— con el PP, esa gran coalición que algunos barajan como la última frontera de la Transición del franquismo a la democracia.
Todo este ingente cúmulo de elementos justificarían la decepción. Unos afectan a un electorado, otros a otro, pero todos juntos explican la baja participación y la pérdida de apoyo desde el PSOE hasta la extrema izquierda. La polarización radical, el acierto de las proclamas emocionales, las mentiras y simplificaciones, afectan a pobres y ajenos a la reflexión política. La desilusión desmovilizadora, a la ausencia de unidad en la ultraizquierda y al clima de desasosiego de las medidas gubernamentales. La silenciosa batalla interior del PSOE con el liderazgo tóxico y la aceptación del gobierno de coalición con Podemos, a los socialistas de toda la vida. El peligro de romper España a la derecha recalcitrante, que se ha sentido especialmente motivada a participar. Todo afecta al cambio de ciclo, pero sin que el nuevo ciclo alumbre lo que va a poner en práctica. Es como si todo el mundo estuviera de acuerdo en que lo conocido es malo y en que lo por conocer… va a ser una incógnita, pero lo conocido es malo y es mejor quedarse en casa que repetir.
Es un argumento que no se sostiene. Por eso se ha producido la sorpresa. Porque ni siquiera los que no han ido a votar se esperaban la hecatombe y, como hemos dicho, tampoco quienes han ganado saben muy bien por qué. Como eso de ganar siempre da alas, ahora insisten en que van a barrer, pero como el argumento no se sostiene puede volver a pasar lo mismo… o exactamente lo contrario. Es cierto que no se ha generado la ilusión requerida en la unidad de la izquierda —incluso Sumar puede que ya llegue tarde—; es cierto que al PSOE para gobernar, solo le queda el recurso de una coalición a su izquierda (o a su derecha); es cierto que Sánchez es una fuente inagotable de decepción entre los socialistas de siempre; es cierto que no se va a cambiar a corto plazo la percepción de la realidad de los sectores más proclives a la emoción, a la mentira y al simplismo; es cierto que el independentismo es irredento y que ellos van a lo suyo, votan a los suyos y los suyos necesariamente también cuentan en la geometría parlamentaria…
Pero también es cierto que una gran parte de las medidas gubernamentales han sido exitosas y han mejorado la vida de los más desfavorecidos y de las minorías; es cierto que España ha adquirido peso en Europa y que el presidente del gobierno es incomparablemente más atractivo en la escena internacional que Rajoy o que cualquiera de los presidentes anteriores; es cierto que se ha rebajado la tensión en Cataluña de un modo sorprendente por la rapidez como se ha producido y por el acierto en medidas que requerían atrevimiento y visión a largo plazo —no habría que olvidar que se convirtió en un polvorín bajo el gobierno del PP y que el conflicto no está muerto sino a la espera del radicalismo que impondría un gobierno PP-Vox—; es cierto que las contradicciones, la demagogia, el simplismo y el culto a la polarización que imprime la derecha es un artefacto de doble carga explosiva: va bien para ganar elecciones pero va muy mal para favorecer la democracia a medio plazo que se resiente de la falta de credibilidad y coherencia de la clase política…
El escenario está muy abierto. Quizás demasiado, porque es muy fácil observar desde todos los ángulos lo que se puede estar cociendo entre bambalinas. Hasta el momento, hay unos que han actuado y otros que se han limitado a patear duramente desde el patio de butacas. Hay unos que han votado masivamente y otros que, por muchas de las razones expuestas, o han cambiado de voto o, mayoritariamente, se han quedado en casa. Pero como no sabemos lo que ofrece la alternativa y como no está claro que el gobierno haya dado muestras de agotamiento, el cambio de ciclo no es algo manido. No se vive el mismo clima de agotamiento del final del felipismo o del final de Zapatero, donde ya no se vislumbraban medidas creativas y los líderes tenían cara de cansancio. Lo de Pedro Sánchez es otra cosa. Es un envite a cara o cruz. Nos ha gritado al oído: si queréis el gobierno más decimonónico de los últimos 50 años quedaros en casa. Si queréis que, cómo hasta ahora, nos arrastremos a gatas para seguir avanzando penosamente, dejar a la derecha que se vaya consumiendo lentamente en su desesperación y ponernos a trabajar de nuevo. Juntos podremos vigilarlos para que hagan el daño justo.
El nombre de persones sense llar a l’Hospitalet no deixa d’augmentar. A la ciutat, 163 persones dormen al carrer, 71 més que fa dos anys. Aquest és el resultat del segon recompte de persones en situació de sensellar, organitzat conjuntament per les comunitats parroquials de la ciutat, Càritas Barcelona i la Fundació La Vinya.
El recompte ha mostrat que hi ha persones dormint el carrer a pràcticament tots els barris de l’Hospitalet de Llobregat. En concret 20 ho fan al barri Centre, 22 a Sanfeliu, 13 a Sant Josep, 5 a La Torrassa, 9 a Collblanc, 19 a Santa Eulàlia, 10 a Gran Via Sud i la Plaça Europa, 6 a La Florida, 10 a Les Planes, 19 a Pubilla Cases, 17 a Bellvitge i 13 al Gornal.
El segon recompte de l’Hospitalet es va iniciar a les 22.00 hores del dimarts 30 de maig. Durant pràcticament tres hores, 145 voluntaris i voluntàries van recòrrer tots els carrers del municipi per deixar constància del nombre exacte de ciutadans que dormen al ras.
Per als portaveus de les entitats impulsores les dades són “molt preocupants” i mostren “una tendència que no ens pot deixar de braços creuats. A l’Hospitalet cada vegada hi ha més persones dormint al carrer i calen mitjans per facilitar que aquests veïns i veïnes tinguin una vida digna”.
Valoren positivament l’alta participació del voluntariat i consideren que el segon recompte “marca una tendència important a la ciutat: volem un l’Hospitalet on ningú hagi de dormir al carrer”.
Les entitats organitzadores han assegurat que seguiran treballant per millorar la vida de les persones sense llar a l’Hospitalet i perque es garanteixin els drets de tots els habitants de la ciutat. Insten també al govern local que prendrà possessió en les properes setmanes a aplicar polítiques socials immediates per pal·liar aquesta greu situació a la ciutat.
Hi ha més o menys 40 de cada 100 persones que van anar a votar i unes 18 de cada 100 amb dret a vot a la ciutat —i hi ha probablement milers que no tenen vot tot i tenir l’edat i, per tant, ningú els compta— que troben que malgrat que el PSC local governa des de fa més de quaranta anys, no cal modificar el govern. És molta gent, sens dubte. Però n’hi ha molta més que o, no s’ha pronunciat, o s’ha pronunciat amb altres alternatives. Això respon clarament a la diversificació social: a aquells que no s’interessen directament per la seva realitat (que no tenen temps perquè tenen preocupacions més acusades o, simplement, perquè no pensen dedicar-hi ni un minut, o no troben camins per participar), o a aquells que no voten socialista o bé per clau nacionalista o bé per clau ideològica.
Si partim de la base que la ciutat no ha fet més que empitjorar objectivament en els aspectes essencials (densificació, desaparició de l’espai lliure, intensificació dels dèficits d’equipaments i serveis i que això anirà a més en els propers anys…), buscar alternatives exclusivament en clau nacionalista o només ideològica (esquerra-dreta) simplificaria molt la qüestió. No vol dir que no tinguin pes aquests components, perquè la ideologia i el fet nacional imposen models diferents, però posar l’accent en canviar el model dels darrers anys hauria de ser el principal objectiu, per afavorir un procés que afronti els problemes indispensables de qualsevol comunitat amb futur: equilibri entre l’urbanisme i el medi; entre les necessitats i la resposta adient; entre la desídia i el cultiu de la solidaritat, de la cultura, de la pedagogia cívica, etc.
Sembla evident, que un objectiu possible per canviar el model passa, doncs, per apropar postures de tots aquells sectors socials que es distingeixen per cercar solucions sense provocar més mals que els que es volen aplacar. És a dir, no valen les lectures fanàtiques d’odi vinguin del terreny que vinguin: vinguin en clau nacionalista o en clau ideològica. Costa molt treballar conjuntament amb els que consideren enemics i no adversaris a aquells que tenen visions contraposades de les realitats socials i nacionals. El Consistori hospitalenc tindrà tres regidors en aquest proper mandat que el primer que hauran d’aprendre és que la defensa de les seves idees i propostes s’acaba justament on els 24 companys que seuran al seu costat, argumenten les seves. I que imposar-les i tractar la discrepància com un atac, els deslegitima del tot.
Està clar que els eixos social i nacional tenen punts de convergència i punts d’allunyament i que ambdós, per una realitat com la nostra, són igualment d’importants, però convindreu amb mi que les realitats socials, quan s’albira l’emergència, prenen un relleu principal. És veritat que la mirada nacional articula respostes probablement diferents, però el que veritablement importa quan cal actuar amb urgència és respondre. Si el que cal és deixar de perdre espai públic o patrimoni històric i natural, per exemple, el que correspon és potser modificar el planejament, la protecció i la normativa, i això no entén de sentiments particulars, més enllà que protegir el territori i el patrimoni és, sempre també, protegir el país.
En el que podrem posar-nos aviat d’acord és que cal reaccionar amb urgència. La ciutat corre un greu perill de cronificar la precarització: creix la immigració, també la immigració sense drets (sense dret a vot, ni empadronament), creix la pobresa endèmica i les desigualtats entre zones, creixen les persones sense llar i no hi ha respostes des de les administracions local i autonòmica, que haurien de ser les més properes i les més immediates. I mentre tant, l’equip de govern dels darrers anys, ha convertit el territori en un exclusiu valor de mercat al servei dels grans interessos immobiliaris amb la hipoteca de futur que aquest creixement aclaparador comportarà per la ciutadania. Perquè, a més habitants, més necessitats d’equipaments, infraestructures i serveis i més necessitat, per tant, d’espai on ubicar-los. Un espai pràcticament inexistent, perquè la ciutat ha exhaurit el seu espai lliure.
És evident que en aquesta emergència de ciutat, la resposta ha de ser conjunta i unitària. De tots els que observen l’emergència, i de tots els que volen contribuir a afrontar-la. I per ser efectiva, caldria que fos inclusiva, tolerant i plural.
Belles paraules. És molt probable que més de 50 de cada 100 hospitalencs que van a votar habitualment (que han anat a votar a les últimes) les puguin subscriure. No és demanar molt, perquè en un ciutat de 265.000 ànimes, que 40.000 les puguin fer seves, és bastant realista. Al voltant de 40.000 persones són les que han donat suport en aquestes últimes a candidatures electorals i sensibilitats organitzades que es podrien posar d’acord sense massa dificultats per fer una diagnosi de ciutat i cercar alternatives. I només ha anat a votar el 47,5% del cens, de manera que hi ha més de 80.000 persones més, que s’hi podrien sentir motivades.
Això són prospectives grosses, però podríem anar a les xifres concretes. Per que el PSC hagués obtingut la majoria absoluta necessitava per sobre de 3.000 vots més dels obtinguts (mantenint les xifres d’ERC i del PP, especialment) i per perdre el 13è regidor, un miler llarg de vots menys dels que ha tingut. Per tant, la segona força necessitava també més de 2.000 vots dels que ha aconseguit ERC, per arrabassar al PSC l’últim regidor de la seva llista i guanyar-ne un altra.
Fem experiments. Posem que la CUP s’hagués posat d’acord amb ERC per fer una llista conjunta a la ciutat. Els uneix el sentiment nacional i una part considerable de l’ideari social (i els separen moltes altres coses, òbviament…). Pura especulació, és clar. Sumant els vots de totes dues forces haguessin aconseguit 5 regidors i hagués perdut el 13è el PSC. Imaginem-nos que el cinquè candidat de la llista d’ERC hagués estat el cap de llista de la CUP: tots contents. Tots bastant més contents que ara…
Ara mirem els resultats a l’esquera del PSC, sense considerar la discrepància nacionalista i només fixant l’atenció en els criteris reivindicatius i veïnals. Hagués estat molt factible una candidatura única dels Comuns, Decideix l’Hospitalet i l’Alternativa d’Esquerres (tots formen part de la mateixa cultura d’esquerra i van estar negociant presentar-se junts) i això els hagués sumat 1318 vots més i pujar fins a la quarta posició, mantenint, però, els 3 regidors, a molt poc del quart del PP. Sumant, a més, l’estranya candidatura de Vecinos de l’Hospitalet, haguessin estat la segona força, amb 4 regidors i amenaçant novament el 13è regidor socialista. I això sense tenir en compte fins a cinc candidatures més que, pels seus enunciats, semblarien més a prop de mesures socials que no pas al contrari: Unión Europea de Pensionistas, Impulsa l’Hospitalet, Recortes Cero, Proponemos por las minories, Partido del Trabajo, en total 1.221 vots més, perduts en el limbe dels miratges sense futur. Amb aquests 1.221 vots afegits, una candidatura unitària hauria estat la segona força, hauria aconseguit 5 regidors (un de menys el PSC i un de menys el PP). I tot plegat sense tenir en compte que les sumes en política tendeixen a multiplicar quan es tracta de sumes que es corresponen amb projectes cohesionats, amb una maduració lenta, d’encaixos treballats que consoliden projecte, organització i estructura, no tant quan són sumes de conjuntura, improvisades i forçades per les circumstàncies que, a vegades en lloc de multiplicar divideixen.
Tornem a les belles paraules. Seria possible l’esforç de convergència de projecte, organització i estructura. Un procés de maduració lenta, ampli, plural, que deixés de banda allò que pot separar i que posés l’accent en allò que pot unir. Un procés que ha de començar aviat per aconseguir un èxit electoral a anys vista i que passa imprescindiblement pel diàleg, l’exposició d’idees i el debat de propostes, la reflexió, la tolerància… a llarg termini. L’objectiu no seria canviar el país. L’objectiu és molt més modest, però prou important: canviar la ciutat. Treure el poder als que venen la ciutat a trossos i incorporar a tots aquells que posen en el nord dels propòsits aconseguir una ciutat més harmònica, més habitable.
Les conjuntures generals són importants però no determinants quan hi ha passió. La darrere vegada que va haver gent que s’estimava la ciutat encara era molt viu el franquisme. Per fer un l’Hospitalet de tots, resultava imprescindible integrar els nouvinguts. Avui s’ha de fer el mateix esforç perquè és mentida que la ciutat acull: la ciutat és més aviat inhòspita. Els que acullen són els hospitalencs que se’n recorden que també els van acollir a ells, o als seus pares, o als seus avis, perquè aquesta és la nostra història. Acullen i integren i així és com han anat fent comunitat. A contracor dels que s’han menjat el patrimoni històric, dels que s’han venut la terra, dels que han dessagnat els recursos de tots, dels que han administrat, que representen l’Hospitalet i que fan veure que acullen.
Hauríem de reflexionar sobre el procediment. però ens cal, amb urgència, un espai i un temps per trobar-nos, debatre i confluir, i on hi siguin entitats, organitzacions polítiques i persones interessades, amb igualtat de drets i de deures i amb la ment ben oberta. Una taula d’organitzacions polítiques i socials que faci una crida a la ciutadania per conferenciar. Algú hauria de prendre la iniciativa. Hi ha, per fortuna, a la ciutat, organismes, plataformes i entitats de prestigi que s’ho haurien de plantejar. És veritat que cal valentia i aquesta no sobra, especialment quan podria perillar el suport financer que sempre bé de dalt. Però resulta imprescindible obrir horitzons: el que està en joc, ara més que mai, és el futur de la ciutat. I tenim quatre anys per davant per modificar-lo.
Maig 2023
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