Mes: juny de 2025
David Quirós cumple el primer año de incumplimientos (3)
L’Hospitalet sin hospitales: el futuro del Hospital General centra el debate sobre el sistema sanitario de la ciudad
La norma en l’Hospitalet es el retraso en los nuevos equipamientos que repercute en demoras para ser atendidos tanto en los CAP, CUAP y hospitales
El antiguo Hospital de la Cruz Roja exige una rehabilitación inmediata y no su desaparición
Un solo CUAP para una ciudad de más de 300.000 habitantes lo explica todo sobre la negligencia municipal
La operación urbanística del nuevo Clínic de Barcelona obvia que en la zona estaba previsto el Hospital de l’Hospitalet
Los CAPS de la ciudad son incompletos en muchos casos y eso perjudica la calidad asistencial de los vecinos
Un alcalde dispuesto a cambiar la ciudad exigiría los equipamientos indispensables para garantizar la calidad de vida
Uno de los graves problemas que padece la población en l’Hospitalet es el sanitario. El crecimiento demográfico no ha ido acompasado con la creación de nuevos Centros de Atención Primaria. Al contrario, lo único que se ha conseguido es incrementar el número de pacientes que tienen los médicos para atender en primera instancia, porque lo que potencia el gobierno local es la construcción de nuevas viviendas y no la previsión de nuevos equipamientos.
Todo ello repercute en la demora en la atención. Tanto en el CAP, donde están dando visitas en algunos casos de hasta un mes, como para solicitar ser atendidos en las consultas de los especialistas o bien para realizarse las pruebas médicas necesarias. Visitarse en el único CUAP de la ciudad (Centro de Urgencia de Asistencia Primaria) tiene demoras de hasta 3 horas y estamos hablando de un servicio de urgencias. Existe uno sólo para toda la ciudad con más de 300.000 habitantes reales (282.299 censados con un incremento respecto del año anterior del 2,1%).
Uno de los grandes debates que existe hoy en la ciudad es el futuro del actual Hospital General de l’Hospitalet, conocido como el antiguo hospital de la Creu Roja, que es el referente para los ciudadanos de la parte norte de la ciudad. Todo se ha puesto en cuestión a raíz del anuncio de la construcción del nuevo Hospital Clínic de Barcelona y la urbanización de todos los terrenos adyacentes que van desde la masía de Can Rigalt hasta la Diagonal. El Hospital General de l’Hospitalet reclama una urgente rehabilitación desde hace muchos años. Una rehabilitación que no se ha emprendido porque se especuló en su momento que se construiría en la zona de Can Rigalt, mucho antes de que Barcelona despertará con el nuevo Clínic, justo en la misma zona.
Por muchas de estas y otras razones, el Hospital General, que debería ser el punto de referencia de la zona norte de la ciudad, ya se ha vaciado de una gran parte de sus funciones y los pacientes han de ir al Moisés Broggi (en Sant Joan Despí) para ser atendidos e incluso para ser intervenidos cuando es necesario.
Un alcalde que renuncia al nuevo Hospital General
El propio alcalde, David Quirós, en unas declaraciones realizadas a la TV local manifestó que “no sería lógico continuar pidiendo un nuevo hospital si llega el Clínico y, por otro lado, tenemos el Hospital de Bellvitge” (L’Estaca,15 abril 2025). ¿Pero, cuál será el futuro? ¿Una remodelación del existente? Lo que sí está claro es que el nuevo Hospital Clínic todavía tardará como pronto 10 años en prestar servicio. Mientras tanto, los ciudadanos de la parte norte deberían de tener el viejo Hospital de la Creu Roja, remodelado y en condiciones, como referente.

La oposición municipal (ERC-EUiA, Comuns i PP) ya han solicitado inversiones para reformar el actual hospital y adecuarlo para que sea el punto de referencia para esta zona de la ciudad donde viven 150.000 habitantes. Todos tienen la misma opinión: esta población de los barrios más densos del norte necesita ser atendida correctamente ya que la sanidad pública es un derecho. Y aseveran: “renunciar a un hospital propio de l’Hospitalet por la proximidad del nuevo Cínic es renunciar a una necesidad, a garantizar un derecho”.
El movimiento Marea Blanca también ha sido tajante sobre el futuro del Hospital General: “hace 20 años que se nos prometió un centro nuevo”. Quien no se definió sobre el futuro del antiguo Hospital de la Creu Roja fue la ahora consellera de Salut Olga Pané en una reciente visita a l’Hospitalet.
Los equipamientos que nunca llegan
El déficit sanitario sigue patente. En febrero del 2025 ya se anunció, por parte de la consellera de Salut la licitación de las obras para la construcción del nuevo CAP de Sant Josep pero hay que tener en cuenta que se viene esperando su inauguración desde finales del 2023. Los vecinos, un poco incrédulos ya, manifestaron en su momento: “a ver si ahora es verdad porque hace dos años ya se presentó el proyecto”. Recuerdan que, entonces, fueron Nuria Marín y el entonces conseller Josep Maria Argimon quienes hicieron la promesa eternamente incumplida.
El edificio nuevo del CAP de Sant Josep se levantará en un solar municipal cedido a la Conselleria de Sanitat situado en el cruce de Josep Tarradellas con Isabel la Católica y donde está previsto además que se construya un nuevo CUAP, que sustituya al actual, y también un centro logístico del SEM. Actualmente el CAP de Sant Josep se encuentra situado en el edificio del CAP del Centre, situado en el edificio de la Rambla Just Oliveras.

Por cierto, los vecinos de Bellvitge no quieren que desaparezca el actual CUAP situado en la Rambla Marina con la calle Cobalto y con toda la razón. Precisamente, uno de los grandes déficits de l’Hospitalet son los equipamientos de este tipo.
No hace muchos meses, en septiembre del año pasado, se inauguró un nuevo ambulatorio, el de Florida Sud que estaba ubicado en el existente en Florida Nord que ahora ha quedado menos saturado. Sin embargo, ha nacido con déficits, ya que no cuenta con servicios de especialistas en geriatría, cardiología o dermatología. Tampoco cuenta con servicio de pediatría que solo está presente en el CAP Florida Nord. En algún momento se puede dar el caso de que una madre tenga que ir al médico para ella y para su hijo, y tendrá que desplazarse dos veces a dos lugares distintos. Tampoco existe un departamento de diagnosis por la imagen. Este centro hace diez años que el barrio lo espera.
La Marea Blanca harta de denunciar los recortes
La barriada de Pubilla Casas también comparte el CAP de Can Vidalet, en el término municipal de Esplugues. Ya en su día, el movimiento de Marea Blanca, con la perspectiva de la desaparición del antiguo Hospital de la Creu Roja, propuso la construcción del nuevo CAP de Pubilla en los terrenos que quedaran libres.
El sector Sanfeliu con su CAP en la calle Emigrant tiene la peculiaridad que en periodos estivales deriva sus servicios a otros centros como el de la Gavarra en Cornellà e incluso al de Rambla Just Oliveras, en el centro de l’Hospitalet, bastante lejos de donde viven los pacientes.

Ante tanta incertidumbre, movimientos como la Marea Blanca de l’Hospitalet se vienen manifestando cada miércoles desde hace varios años en defensa de la Sanidad pública y reclaman más inversión para todos los centros. Otra de las peticiones es la reducción de las listas de espera: “los últimos años de recortes han supuesto una degradación general del sistema sanitario y pensábamos que solo afectaba a los hospitales, pero luego se ha demostrado que los Centros de Atención Primaria también lo han sufrido”.
En una de las protestas que realizó la Marea Blanca, Toni Barberà, uno de los médicos activistas de este movimiento, afirmó que “los presupuestos reconocen una venta de los servicios externos del 44%”. La financiación también se va a través de Fundaciones y Consorcios lo que significa que “un 70% del dinero se va fuera del sistema”.
Se reclama, pero no se exige
Todo esto afecta a la sanidad en su conjunto, pero la responsabilidad inmediata corresponde al Ayuntamiento de la ciudad y a su alcalde que es quien debiera insistir hasta la saciedad para cubrir las necesidades de la población. En lugar de ello, lo único que se sabe es que Quirós ha renunciado al nuevo hospital en Can Rigalt pero, a cambio, no se sabe nada de la rehabilitación del Hospital General en su actual ubicación. En este ámbito sanitario hay muchísimo por hacer en la ciudad y no es suficiente con insistir. Lo que cuenta es no transigir y obligar. La ciudad está tan precarizada en cuanto a los equipamientos y a los servicios, que sean de ámbito municipal o supramunicipal, un alcalde de nivel no se contentaría con pedir: probablemente exigiría.
Viñeta 17 junio 2025
David Quirós cumple el primer año de incumplimientos (2)
La ciutat que no va aprendre a queixar-se

Malgrat que ara es commemoren cent anys del títol de ciutat atorgat pel règim de la Restauració Borbònica, l’Hospitalet mai ha tingut vocació de ciutat
La ciutat exigeix autonomia i criteri: organitzar el seu espai físic, el seu sistema productiu interior, els serveis que precisa la ciutadania
L’aspecte més significatiu de la no resistència no ha estat acceptar tot el que li calia a Barcelona sinó la cultura de la subordinació que ha implicat
Des del 1979 fins ara, els governs del PSC han acabat amb les 300 hectàrees de sol lliure que quedaven quan van arribar al poder
Renunciar al soterrament de les vies del tren que travessen el terme municipal és l’exemple més evident de la fragilitat de la resistència
Aprendre a queixar-se, dir no quan correspon, hauria de ser el senyal d’identitat d’un alcalde que s’estima la ciutat
L’Hospitalet no existiria si no existís Barcelona i això ha fet que al llarg de tota la seva història, potser mil anys, mai hagi tingut vocació de ciutat, justament ara que fa un segle el règim borbònic de la Restauració va signar un decret per deixar content a un dels seus que es va convertir tot seguit en alcalde.
Per ser ciutat, l’element imprescindible és organitzar el seu espai físic, el seu sistema productiu i els serveis que necessita la ciutadania, sense dependre de més condicionants que els propis de la complexitat de tot plegat. Si a banda d’aquestes dificultats que han de contemplar la regulació del sol, el règim econòmic i els recursos per fer front a les necessitats intrínseques dels seus habitants, s’hi afegeixen les exigències que venen de fora, la construcció de la ciutat és converteix en un impossible.
Les capitals dels països apleguen tantes necessitats que sovint no tenen prou ni amb el seu espai, ni amb el règim econòmic interior ni amb els serveis de la pròpia col·lectivitat, perquè les capitals dels països no només son ciutats, son també els eixos que lliguen totes aquestes realitats amb l’exterior. A ningú no li pot estranyar, doncs, que Barcelona no hagi tingut històricament prou amb el que va ser la ciutat romana, o la medieval, o fins i tot la industrial: va haver d’estendre els seus límits, superar les muralles, absorbir els municipis de l’entorn i, per força, a mesura que creixia demogràficament, desocupar les fàbriques i exportar-les als municipis de l’entorn i després la mà d’obra i posteriorment les infraestructures i tot allò que li sobra.
El règim dels poderosos determina la història d’una ciutat
Si el desenvolupament històric de Barcelona i el seu entorn s’hagués produït en un règim cooperatiu, podrien haver-se tingut en compte no només les necessitats de Barcelona sinó les del seu entorn, però la història sempre ha estat dictada per les minories amb poder i, des de finals del XVIII pels manufacturers, el capital comercial i els industrials. De manera que Barcelona ha crescut al ritme que han imposat les classes benestants que han monopolitzat el poder comercial, l’industrial i el polític i tot al seu voltant ha estat sotmès a aquestes voluntats i a les seves necessitats derivades.
L’Hospitalet ha estat, doncs, un territori de serveis sempre a l’albur de les necessitats de Barcelona. I no ha estat l’únic, només que els més propers van rebre les sotragades més aviat que els més distants que les estan rebent a mesura que s’eixampla el radi d’acció de la capital.
La cultura de la subordinació
Quan fa anys es tractava d’explicar per què en plena era franquista l’Hospitalet es va convertir en un suburbi industrial i en una ciutat dormitori, s’assenyalava l’absència d’una classe benestant amb una mirada autòctona. L’Hospitalet no ha tingut burgesia, es deia. I era veritat. La única burgesia digna d’aquest nom era exclusiva de Barcelona. Molta de la burgesia dels municipis del voltant eren els fabricants de Barcelona amb fam de terres, com han posat de manifest algunes recerques històriques recents. Com a màxim, els pobles com l’Hospitalet han tingut una classe benestant autòctona formada pels petits propietaris de terres agrícoles i pel petit comerç derivat especialment de les mercaderies agràries. Gent que se sabia subalterna econòmicament i que entenia que el poder s’exercia exclusivament des de Barcelona. El més important d’aquest fenomen històric no ha estat l’escassa resistència a satisfer les necessitats de Barcelona fora de Barcelona, sinó la cultura de la subordinació que ha implicat.

Uns petits exemples. Quan Barcelona va necessitar un aeroport va anar a cercar-lo al Prat, quan el port de Barcelona calia engrandir-lo es va desviar el Llobregat, quan calia enllaçar ciutats importants per ferrocarril, les vies travessaven municipis pel camí més curt en direcció a Barcelona. Quan les deixalles de Barcelona s’havien de recollir, es descarregaven als sitials de Santa Eulàlia i molts anys després al massís del Garraf tocant a Begues; quan molestaven els fums de les fargues barcelonines sortien cap a Sants; quan eren les tèxtils, a Santa Eulàlia o a Santa Coloma de Cervelló. No acabaríem.
La cambra dels mals endreços de la capital
L’Hospitalet va perdre la meitat del seu terme municipal al 1920 perquè Barcelona reclamava una Zona Franca a tocar del port, i després, unes hectàrees al nord perquè Barcelona precisava allargar la Diagonal. L’Hospitalet es va convertir en una ciutat dormitori perquè la mà d’obra que necessitava Barcelona no hi cabia a la ciutat i es va omplir de fàbriques perquè Barcelona les expulsava. Ara s’està discutint l’ampliació de l’aeroport i estan en joc les zones de protecció natural del Prat, perquè és la Barcelona del poder econòmic la que reclama més negoci amb els països de l’orient.
La sensació que l’Hospitalet ha estat, des de sempre, la cambra dels mals endreços de la capital, resulta per tant, inevitable. És possible que en el moment actual, més que mai, sigui imprescindible modificar aquesta cultura de la subordinació que ha estat present —en unes ocasions més, en altres probablement menys— des de sempre, perquè la ciutat s’està quedant sense l’element més substancial pel seu progrés, que vol dir per garantir una qualitat de vida idònia pels seus ciutadans: l’espai lliure.
Un repàs a la història del territori ens explica que, des que l’Hospitalet va néixer com a comunitat organitzada fins a l’any 1956, s’havien urbanitzat al municipi —ja amb l’exclusió de les zones de la Marina i del nord espoliades iniquament— unes 500 hectàrees de las 1.200 existents. És a dir, amb totes les servituds aplicades fins aleshores, més de la meitat del terme municipal era encara espai lliure, si bé ocupat per diferents activitats econòmiques. Entre 1957 i 1979 se n’ocupen 400 hectàrees més. Per una ciutat d’aleshores 280.000 habitants, una política autòctona sense servituds i amb la clarividència imprescindible per garantir una qualitat de vida als seus residents, hauria preservat les 300 hectàrees restants, especialment per esponjar la part més densificada i alliberar espai públic. Doncs bé, en els 45 anys d’ajuntaments del PSC l’espai urbà ha quedat col·lapsat i no n’hi ha més. S’han ocupat pràcticament les mateixes hectàrees que en la fase més salvatge de l’urbanisme hospitalenc en mans, recordem-ho, especialment de Matías de España.
Un alcalde no per innovar sinó per acabar la feina
Serà fàcil entendre que més ocupació de l’espai lliure no beneficia a l’Hospitalet però beneficia, en canvi, als propietaris, promotors i constructors que fan negoci, tots de fora. Malgrat això, l’equip Quirós, manté exactament els mateixos criteris que —de manera particular— la seva precedent a l’alcaldia. Segueix defensant el Biopol Gran Via, quan és evident que es tracta d’una operació immobiliària especulativa que es ven com una operació de màrqueting sanitari. S’estan fent projectes a la pastilla de Can Rigalt on la previsió és edificar centenars d’habitatges perquè no s’ha rescatat la qualificació urbanística i bona part dels terrenys son privats. Es manté actiu el projecte de Cosme Toda en els seus dos sectors: un, edificat totalment i en mans de la justícia, per la vulneració de la llei, i l’altra a tocar de la via del tren en la seva zona nord. S’estan posant a disposició de l’AMB i de la Generalitat, al menys mitja dotzena de grans solars per construir més habitatges, amb l’excusa dels pisos de protecció oficial i no hi ha mes que passi sense aprovar nous projectes com el de la Vanguard o el d’aquesta mateixa setmana a la prolongació de la Rambla Marina/Pau Casals fins a Cobalt. S’ha sabut recentment que en el projecte dels 50.000 habitatges de protecció oficial que ha promès el president Illa, l’Hospitalet és la tercera ciutat de l’àrea metropolitana en el rànking de municipis ofertants. I això pel que fa a l’urbanisme.
Però la síndrome de la subordinació no només té registres urbans. L’Hospitalet forma part de la societat Fira 2000 que és l’encarregada de les inversions de Fira de Barcelona, és a dir, de la que posa recursos. Però en canvi no juga cap paper en Fira de Barcelona que és la que factura i guanya diners, malgrat que la part més moderna d’aquestes instal·lacions ocupa milers de metres quadrats dins el terme municipal hospitalenc, perquè Barcelona tingui una de les millors fires del món i la seva classe empresarial faci negocis. L’Hospitalet va assumir en època de l’alcaldessa Colau tots aquells hotels que a Barcelona li sobraven amb l’excusa que l’Hospitalet es beneficiaria del turisme massiu. Es va ocupar espai que la ciutat necessita i l’únic benefici son els impostos que paguen a l’Ajuntament a l’igual que les grans superfícies i els edificis d’oficines de l’àrea de la Plaça Europa, que son espais no específicament per la ciutadania hospitalenca. Ara, amb Quirós, hi ha en dança un nou hotel molt a prop de la Fira que servirà per la Fira, però no pas per la ciutat.
No saber-se oposar a res
Per últim, però no per això menys significatiu, la idea del gran bulevard que ha d’unir l’àrea de l’Hospital Clínic amb l’àrea del Biopol sanitari de Bellvitge passant per l’intercanviador de La Torrassa que l’alcalde ven com un servei de primera magnitud. De primera magnitud, sí, el dia que es faci, que ja veurem, per evitar el col·lapse de l’estació de Sants. És a dir, per beneficiar, un cop més, la ciutat de Barcelona, no pas la ciutadania hospitalenca. En canvi, allò que sí beneficiaria el teixit urbà de la ciutat, seria el soterrament de les dues línies de ferrocarril que travessen el terme per allà on van decidir al segle XIX les forces vives de Barcelona, ignorant absolutament les necessitats o els inconvenients del municipi veí, només faltaria. Es va prometre el soterrament desenes de vegades, com més s’apropaven les eleccions municipals, amb més contundència. Ja han dit que ens n’oblidem i ja no sentirem parlar de soterrar les vies sinó d’integrar-les al territori urbà. O sigui, posar-les en un calaix: en les dues accepcions del terme, el dia que toqui, si toca algun dia.
Quirós continua sent el legítim representant de la ciutat que no va aprendre a queixar-se, que és exactament el lema, gravat a foc i en positiu, que un alcalde de l’Hospitalet que s’estimés la ciutat hauria de defensar per damunt de tot.
Viñeta 16 junio 2025
Més humanisme i menys fumisme
Avui fa un any que David Quirós va prendre possessió del càrrec d’alcalde de la segona ciutat de Catalunya pel nombre d’habitants. Va substituir Núria Marín que havia estat alcaldessa durant 16 anys que, alhora, va substituir Celestino Corbacho alcalde durant 14, després del primer alcalde de la democràcia, Juan Ignacio Pujana, que ho va ser durant 15 anys. Quaranta sis anys d’alcaldes socialistes amb períodes de més de quatre legislatures cadascun, marca dinàmiques molt difícils de canviar en poc temps. Resulta curiós i alhora significatiu que, malgrat ser alcaldes tots ells del mateix partit, Corbacho sempre havia tingut una opinió força negativa del seu predecessor, mentre que els lligams entre Marín i Corbacho son també inexistents. Quan Quirós va arribar a l’alcaldia —sembla que per una decisió supramunicipal— el primer que va fer va ser, d’alguna manera, trencar formalment amb el passat canviant el discurs —menys urbanisme i més humanisme— i les eines —remodelant el govern—. L’objectiu de canvi respecte del que heretava estava tan interioritzat, que fins i tot en l’acte de possessió es va oblidar de donar-li una abraçada a l’alcaldessa que li cedia la vara.
Ara fa un any del canvi de discurs i del canvi d’instruments, però malauradament ni el canvi de discurs ni el canvi d’eines ha aconseguit demostrar cap canvi de criteris ni de gestió ni, per tant, de resultats. Quirós compleix un any incomplint les promeses que pretenia amb el canvi de discurs i d’instruments de govern però això, que es podria entendre i fins i tot acceptar —perquè 45 anys d’herència de govern monocolor provoca pèssimes rutines—, ha resultat un enorme frau quan s’observa que no només no han canviat les polítiques sinó que ni tan sols han canviat les formes. Un exemple que explica moltes coses. Aquest digital fa un any i tres dies que va demanar una entrevista amb el nou alcalde. La vam reiterar al desembre passat, quan feia sis mesos de la primera sol·licitud. I s’ha insistit després diverses vegades. Un any més tard, no ens l’ha concedit.
Més enllà de la transcendència del fet, és un símptoma. Vol dir que el govern Quirós i el mateix alcalde no s’aparta ni un bri del comportament arbitrari i sectari de la seva precedent en moltes maneres de fer i d’algunes rutines heretades dels anteriors governs locals. L’exemple només és un exemple, perquè aprofitant l’efemèride del primer any, L’Estaca ha decidit fer una anàlisi compartimentada dels incompliments i de les negligències al llarg dels propers 10 dies. I allà veurem per què afirmem que el govern Quirós no ha estat capaç de fer gala de mes humanisme sinó de més “fumisme” és a dir, de no vendre més que fum. En acabar la sèrie, farem un recull digitalitzat en forma de dossier que es podrà descarregar gratuïtament en aquestes mateixes pàgines. A continuació, la primera entrega.
David Quirós cumple el primer año de incumplimientos (1)
La obsesión por el relato frente a los hechos
El primero de todos los incumplimientos es que Quirós conceda la entrevista que le pide esta revista digital que edita la asociación Fomento de la Información Crítica (FIC) y que no cesa de reclamarle desde que tomó posesión del cargo
“Menos urbanismo y más humanismo” es el primer eslogan para cimentar un relato que rompe con el núcleo gordiano de la realidad: el crecimiento de la ciudad desde 1979 está desbocado
Quirós utiliza recursos del storytelling, con relatos aspiracionales cuyos horizontes temporales se sitúan en un futuro a largo plazo, lo que evita la constatación de su viabilidad
La reforma en la estructura de las áreas de gestión del Ayuntamiento que ha realizado Quirós supone la perpetración de un monumento al relato con ostentosos nombres como Área de Ciudad de los Derechos
La fuerza contumaz de los hechos desmonta cualquier relato y confirma que l’Hospitalet sigue siendo una ciudad subsidiaria de las necesidades de Barcelona
El Ministerio de Transportes no va a poner ni un céntimo en soterrar las vías de l’Hospitalet y ahora la narrativa municipal solo se refiere eufemísticamente a una mera “integración ferroviaria”

Un relato con éxito mediático, sobre todo fuera de la ciudad, es el Distrito Cultural: máxime, desde que la compositora y cantante Rosalía decidió instalar su cuartel general y estudio en una nave en la calle Can Pi
El nuevo relato que ahora cuenta Quirós es la conexión del Samontà con Bellvitge a través de un imaginario boulevard que comunicaría el norte de la ciudad empobrecido con el más rico sur
Redacción
En la primera entrevista que concedió David Quirós a un medio de comunicación, publicada tras su toma de posesión, lanzó el primer eslogan de su etapa al frente de la alcaldía de l’Hospitalet al subrayar: “Menos urbanismo y más humanismo”. El titular, repetido en múltiples ocasiones, entraña su estrategia desarrollada en unas pocas palabras en el marco de una comunicación que intenta cimentar a partir de un relato que rompa con el núcleo gordiano de la realidad: el crecimiento de la ciudad desde 1979, cuando empezaron a gobernar los socialistas en l’Hospitalet, está desbocado, incluso más que en la etapa inmediatamente anterior, y lo peor es que tiene difícil solución al no disponer la ciudad de terrenos para construir guarderías, colegios, ambulatorios y el resto de servicios básicos como parques o actualizar el antiguo hospital de la Cruz Roja, mientras no cesa de aumentar el número de personas que llegan a las nuevas promociones de viviendas que se levantan.
Quirós basa su estrategia en los recursos del storytelling aplicados a la comunicación política, con relatos aspiracionales cuyos horizontes temporales se sitúan en un futuro a largo plazo, lo que evita la constatación de su viabilidad e incluso su verosimilitud. De este modo, esquiva el bochorno en el que cayó su antecesora, Núria Marín, cuando vendió el relato de que l’Hospitalet iba a recuperar la que antaño fue su playa. Todavía se están riendo en el Port de Barcelona, dado que el antiguo litoral hospitalense es hoy día un recinto cerrado al público integrado por muelles repletos de depósitos de inflamables y de grúas para cargar y descargar los grandes barcos portacontenedores que amarran.
Storytelling municipal
El storytelling es el arte de contar historias y sirve para vender un producto, un proyecto o a uno mismo. De hecho, cada uno de nosotros nos repetimos determinadas historias y en esos relatos están los límites de nuestra propia vida, porque, al final, eso es lo que somos, las historias que contamos y las que vivimos. En el caso de la vida colectiva de los hospitalenses, solo hay que mirar la reforma en la estructura de las áreas de gestión del Ayuntamiento que ha realizado Quirós para comprobar la perpetración de un monumento al relato, con rimbombantes nombres como Agenda Urbana 2030-2050, Área de Ciudad de los Derechos, concejalía de Ciclos de Vida, Área de Calidad Urbana con la concejalía Ciudad Sostenible y Accesible y el Área de Ciudad Transformadora. Como si mojara decir la palabra agua.

Estamos rodeados de relatos. Los encontramos en el cine, en los libros, en los recuerdos de nuestra infancia. Algunos de esos relatos permanecen con nosotros porque nos enseñan lo que necesitamos aprender. Y, lo más fascinante, es que esas historias no solo nos entretienen, sino que nos revelan aspectos ocultos de nosotros mismos. Carl G. Jung llamaba “arquetipos del inconsciente colectivo” los cuentos y relatos que existen en todas las culturas. Cuando nos detenemos a examinar esos relatos que nos contamos, descubrimos que vivimos en más narrativas de las que imaginamos. Y lo más curioso es que muchas de esas historias están predeterminadas, son invisibles a nuestros ojos. La única manera de liberarnos de ellas es identificarlas, comprenderlas y, lo más importante, transformarlas para desentrañar esas narrativas que nos condicionan. Eso es lo que pretenden estas líneas conmemorativas del primer año que Quirós cumple de incumplimientos. Y el primero de todos los incumplimientos es que el alcalde conceda la entrevista que pide esta revista digital de l’Hospitalet que edita la asociación Fomento de la Información Crítica (FIC) y que no cesa de reclamarle desde que tomó posesión del cargo, como hacemos en estos momentos.
El relato del soterramiento de las vías
Las historias tienen el poder de transformar marcas, negocios y también personas a través de su percepción. Durante décadas, en l’Hospitalet funcionó el relato de un futuro mejor a partir del soterramiento de las dos vías férreas que cruzan la ciudad y que se unen en La Torrassa para embocar juntas la entrada a Barcelona por Santa Eulalia. Incluso se decía en esa narrativa que se iba a convocar un concurso internacional de ideas para abordar el nuevo urbanismo con el objetivo de recoser los barrios separados por las líneas procedentes de Vilafranca y de Vilanova.
Por obra y gracia del ministro de Transportes, el tuitero Óscar Puente, que ya ha dicho que no iba a poner ni un céntimo en soterrar las vías de l’Hospitalet, ahora la narrativa del equipo de gobierno municipal solo se refiere a la “integración ferroviaria”, un eufemismo para decir que las vías se van a quedar donde están y que, a lo sumo, se aspira a un maquillaje y no a un soterramiento completo como el Ministerio de Transportes sí que está ejecutando en el vecino municipio de Sant Feliu de Llobregat con una inversión de más de 120 millones de euros.
Ciudad subsidiaria de la capital
La fuerza contumaz de los hechos desmonta cualquier relato y confirma que l’Hospitalet sigue siendo una ciudad subsidiaria de las necesidades de Barcelona. Una práctica que, desgraciadamente, es histórica y se remonta hace un siglo, cuando la capital y el Gobierno arrebató la mitad del término municipal de l’Hospitalet, toda la Marina hasta el mar y desde Montjuïc a la desembocadura natural del río Llobregat, es decir, lo que hoy ocupa el polígono de la Zona Franca, Mercabarna y parte del Port de Barcelona.
Nada se ha dicho desde el Ayuntamiento sobre ese expolio, máxime cuando se ha montado el nuevo relato del Centenario del título de ciudad, poco después de que nos expropiaran. Ahora que el Tribunal Supremo ha condenado a Cataluña a devolver las pinturas de Sijena a Aragón al confirmar que los murales fueron «arrancados» y deberán volver a su lugar de origen, ¿se imaginan qué pasaría si l’Hospitalet reclamara la mitad de su término municipal histórico por el robo que se perpetró hace más de cien años? Lejos de reclamar nada, ni siquiera participa la ciudad en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, presidido por el alcalde barcelonés, donde sí están las patronales, los sindicatos y hasta la asociación Amics del País, pero no l’Hospitalet, el municipio propietario de los terrenos.
Otro ejemplo del papel subsidiario de l’Hospitalet al servicio de Barcelona fue la construcción de barrios completos, como Bellvitge o Can Serra, para acoger a las familias que procedía del resto de España y que venían a trabajar y a hacer prosperar a Cataluña. Más recientemente, l’Hospitalet también ha acogido los hoteles que la alcaldesa Ada Colau prohibió construir en Barcelona. Y ahora somos una ciudad turística. Otra narración hueca de realidad.
En la misma línea, un relato que ha tenido éxito mediático, sobre todo fuera de la ciudad, es el Distrito Cultural. Máxime, desde que la compositora y cantante Rosalía decidió instalar su cuartel general y estudio en una nave en la calle Can Pi, cerca del recinto de Fira de Barcelona-Gran Via, una decisión que el Ayuntamiento mete en la operación del Distrito Cultural que, parca y llanamente no es más que ofrecer naves industriales a precios reducidos en comparación con lo que se paga Barcelona. Todo ello gracias a las ayudas que el Ayuntamiento presta a sus propietarios.
El nuevo relato del Samontà
El nuevo relato que ahora nos cuenta Quirós es la conexión del Samontà con Bellvitge a través de un imaginario boulevard que comunicaría el empobrecido norte de la ciudad, donde se construirá el nuevo Hospital Clínic que entrará en funcionamiento previsiblemente en 2035, con el sur más rico donde se levantarán, no se sabe cuándo, docenas de rascacielos repletos de laboratorios y empresas biotecnológicas en el hub sanitario en el entorno de los hospitales de Bellvitge y del Institut Català d’Oncologia (ICO).
El relato es imaginativo y evoca un futuro esplendoroso para los barrios de Pubilla Casas, La Florida, Can Serra, Santfeliu, Les Planes, Collblanc y La Torrassa, donde se concentra casi el 50% de la población en solo el 16% del territorio. Se trata, por tanto, de la zona de la ciudad más densamente poblada, con mayor demanda de políticas sociales y con más déficits en cuanto a la calidad del espacio público y el parque residencial. Un trozo de ciudad donde es necesaria la intervención de todos poderes públicos (gubernamentales, autonómicos, provinciales, metropolitanos y municipales) para hacer frente a los problemas reales de su población y así reducir su vulnerabilidad social. En definitiva, en el Samontà hay que garantizar el derecho a una ciudad digna. De momento, tenemos un buen relato, pero desde FIC reclamamos menos cuentos y más hechos.
Pagar per aparcar i suportar brutícia
Així està, qualsevol dia, la zona de pagament de l’aparcament de vehicles del metro de
Santa Eulàlia. Es tracta d’un espai municipal abandonat com és evident. Si fos gratuït ja
seria un desastre però és que, a sobre, és de pagament. El lector que ens ha enviat la
fotografia ho diu molt clarament: “Ja que paguem, al menys que ho mantinguin net”.
Si, home…
Viñeta 15 junio 2025
El moviment hospitalenc pel tancament dels CIE contribueix a la campanya estatal per l’acabament de les deportacions
Dema 15 de juny és el Dia Estatal contra l’existència dels Centres d’Internament d’Estrangers, una rèmora contra la dignitat de les persones
El Col·lectiu de l’Hospitalet que dona suport a la campanya estatal pel tancament dels Centres d’Internament d’Estrangers a Espanya ha fet arribar un comunicat a L’Estaca com a contribució al Dia Estatal contra els CIE que es commemora demà 15 de juny. Malgrat els anys que fa que existeixen i les campanyes portades a terme per la seva desaparició, encara estan en marxa i continuen tancant a les persones per raons exclusives del control dels fluxos migratoris, privant-los de llibertat per no tenir papers, com es posa de manifest en el comunicat. Els CIE s’han convertit en una vergonya del sistema, una més, perquè l’únic que genera és arbitrarietat, sofriment a éssers humans que l’únic que persegueixen és una vida millor, convertint-se de facto en uns mecanismes d’exclusió i marginalitat on s’han produït morts sense que la justícia hagi actuat com correspondria i sense avisar ni tan sols a les famílies dels immigrants.
El comunicat posa de manifest “la idea repressiva, deshumanitzant i criminalitzadora, que veu en que veu en les persones migrants un problema a controlar, no una realitat humana que ha de ser acollida amb dignitat i justícia. Són expressions del mateix enfocament colonialista i racista, que converteix les persones migrants en enemics, en una amenaça per al nostre benestar” com a ciutadans del primer món.
No és una iniquitat exclusiva del nostre país. Travessa, com expliquen, tot el continent europeu. Al Regne Unit, a Itàlia les darreres experiències contra els migrants expliquen que la Unió Europea distorsioni “cínicament el concepte de “seguretat” per aconseguir els seus propis fins repressius. Amb una sèrie de propostes futures, està aplanant el camí perquè els migrants siguin expulsats i deportats pràcticament en qualsevol lloc, posant les persones en perill i enriquint les empreses de seguretat que inverteixen en el negoci de la deportació. I aquesta pràctica és extensible a altres indrets del món.”
El comunicat explica la dramàtica situació als Estats Units on “el govern estatunidenc ha reprès l’ús de la base naval de Guantánamo com a lloc de retenció per a persones migrants interceptades en el mar. Un espai ja tristament conegut pel seu historial de violacions de drets humans, ara reutilitzat per criminalitzar, una vegada més, la migració.” I no és solament als Usa. També a Austràlia i a diferents països de l’Assia és donen fenòmens semblants i igualment escandalosos pel seu atemptat contra la dignitat humana.
Finalment, el moviment pel tancaments dels CIE, exigeix també “que acabin els controls policials motivats per criteris racials o ètnics. Una pràctica que afecta la salut física i emocional, limita llibertats i els drets humans de moltes persones que la pateixen diàriament, que també impacta en tota la societat que observem com una part important de les nostres veïnes i veïns són diàriament criminalitzats i estigmatitzats. Tancar els CIE —afirmen— és rebutjar aquestes polítiques repressives. És dir, amb força, que migrar no és un delicte. És afirmar que les migracions no són un problema que es reprimeix, sinó una realitat humana que s’acompanya amb dignitat. Que cap persona és il·legal. Que la mobilitat forma part de la vida. I que els drets no es detenen a les fronteres.”
De fet, tancar els CIE, segons el moviment és “obrir la porta a una política migratòria basada en el respecte, la justícia i la humanitat. Tancar els CIE és una exigència ètica de tot ciutadà i ciutadana del món en defensa de la dignitat i de la igualtat d’oportunitats. Per això continuarem cridant i clamant pel tancament dels CIE i la fi de les deportacions.”