Felices sueños, director general

Francesc Belver, en un pleno municipal.

Vale, pasan de mis vacaciones y me dicen que me ponga las pilas, que el President de la Generalitat está cubriendo los centenares de vacantes de altos puestos muy bien remunerados y que hay noticias. No me lo puedo creer. Tal como me lo explican me da por pensar que el tal Illa se ha vuelto loco y que anda buscándome. Y lo peor, que no me va a encontrar, y que por eso les ha dicho a estos de L’Estaca que me den un toque. Y resulta que no. Que quiere bien al Candelas, y que no le va a llenar la cuenta corriente de ceros ni la cabeza de pájaros, y que al que ha llamado para agradecerle lo mucho que ha hecho por el partido es a un viejo conocido de la casa que hace poco más de dos meses dijo que abandonaba la política y que se iba a su antiguo trabajo de informático, donde parecía que todavía le echaban de menos.

Así, como os lo cuento. El Presidentillo Illa acaba de nombrar director general de Administración Local del Departamento de Presidencia, al insigne Francisco J. Belver Vallés, hasta hace 8 semanas primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de l’Hospitalet, de donde dimitió para acompañar a la hoy senadora y exalcaldesa Nuria Marín, en el descanso merecido.

El que pudo ser alcalde de la ciudad en lugar de Triple Q (Querido Quesito Quirós) y que parecía que estaba harto de la política, vuelve ahora con cargo, despacho, secretarias y sueldazo, para subir un escalón más en su carrerón. Que empezó como director de Recursos Humanos en Hospi de donde pasó al ejercicio de representación como concejal en las elecciones del 99 haciendo un poco lo mismo, hasta que en las siguientes consiguió ser teniente de alcalde añadiendo a la informática y los recursos humanos, la organización municipal y la seguridad ciudadana. A partir de 2011 fue primer teniente de alcalde y exactamente, según quienes lo conocían de cerca, el que tenía el Ayuntamiento en la cabeza. O Belver tiene una cabeza muy grande, o el Ayuntamiento cabe en un cenicero, pero lo que nadie puede obviar es que ha acumulado experiencia y que algunos dirán que ha sido precisamente eso lo que ha llevado al Presidentillo a proponerlo para el cargo.

Yo opino que estas cosas no se producen por esas causas. A Belver había que pagarle convenientemente su fidelidad a las siglas y lo bien que se ha llevado con quienes no le dieron su confianza cuando la estaba esperando y, de esta manera, se agencia 93.160 euros anuales que son cerca de 20.000 euros más al año por, probablemente, menos de la mitad de la mitad de la mitad del trabajo que tenía en Hospi, aunque solo fuera por mantener los equilibrios sin romper ninguna pieza.

Belver, por otra parte, es el paradigma del hombre espabilado, hecho a sí mismo. Empezó en Aguas de Barcelona —una empresa muy bien conectada históricamente al poder local— arreglando programas de gestión, se hizo fácilmente socialista porque el sello comprometía a poco pero habría enormes horizontes y, como que era hábil, enseguida fue escalando posiciones como han hecho todos: desde el gran Triple Q hasta el Presidentillo. No era imprescindible tener demasiados títulos, demasiados estudios o demasiadas lecturas. Uno empieza de la nada, hace una diplomatura gerencial en ESADE y termina convertido en pocos años en profesor del Máster de Gestión Pública del mismo sitio donde empezó. Y todo eso tiene muchísimo mérito, porque primero tienes que adquirir un poco de conciencia social aunque solo sea para disimular cuando hablas y, poco a poco, tienes que aprender qué es eso de la política al uso: una forma de ganarse la vida haciendo sobre todo gestión y procurando que los grandes poderes no salgan nunca perjudicados.

A mí siempre me ha caído bien ese hombre, la verdad. Tanto, que me ofrecí para mediar entre los redactores de L’Estaca y el dimitido teniente de alcalde para que les concediera una entrevista que le solicitaron por correo electrónico un poco antes de dejar los trastos. Me dijeron que no hacía falta la mediación, que la entrevista era segura pero que la haría cuando las ranas criaran pelo. Me ofrezco otra vez a lo mismo, a ver si ahora la evolución ha pegado un crujido y los renacuajos nacen como los pollitos.

Por lo demás, hay casi 400 altos cargos para cubrir, cada vez que cambia un gobierno, y muy pocos acumuladores de experiencia. Para ejercer las responsabilidades no solo hacen falta voluntad y compromiso. Hace falta especialmente paciencia para encajar tantas frustraciones y reveses. Y en esos partidos nuestros de larga trayectoria, las carreras políticas nunca acaban cuando uno lo decide sino cuando lo decide el que te tiene que nombrar.

Pues nada, felices sueños al director general que va a poder finalmente descansar, sin que se le resienta demasiado la cuenta corriente.

¿Liberar suelo o liberar propiedades?

Hay un montón de cosas del mundo de hoy que no entiendo y una de ellas es el problema de la vivienda. Y no porque yo tenga vivienda, que la tengo, sino porque quienes más jalean el problema de la vivienda, aparte de los que no la tienen, son los que tienen dos, diez o quizás 300, especialmente en venta y ahora en alquiler. Si, no voy a negar que hay problema con la vivienda, porque si no hubiera tal problema, no se hablaría de ello. Y hay, desde luego, un problema de vivienda en aquellos que quieren tener una y no pueden. Hay un problema con la vivienda, en primer lugar, en las ciudades grandes, porque no parece que, en los municipios pequeños, en las ciudades medianas y en las zonas rurales haya tal problema. Por lo tanto, delimitar el problema iría muy bien para encontrar la solución.

Estaría bien preguntarnos por qué hay un problema de vivienda precisamente en las ciudades grandes, las más urbanizadas, las más saturadas de espacio ocupado y de edificios residenciales. Si justamente lo que sobran son edificios de viviendas… a qué se debe que sea justamente ahí donde hay problemas de vivienda. Y ¿por qué todo el mundo parece convencido de que para terminar con el problema de la vivienda hay que construir más y más, hay que ocupar más espacio libre, hay que planificar más solares urbanizables…? La primera respuesta es que hacen falta más viviendas en las grandes ciudades porque es en las grandes ciudades donde se concentra la gente. Pero lo que deberíamos preguntarnos también es por qué, en la única época de la humanidad en que se puede trabajar a distancia, donde los productos cada vez son más de servicios que de industria y por lo tanto las distancias han dejado de ser eso, distancias, todo el mundo aspira a concentrarse en las grandes ciudades donde vamos a terminar echando a los turistas —que dan de comer a buena parte de este país— para caber nosotros.

Y la respuesta no es sencilla, pero la aproximación sí lo es: funcionan las grandes ciudades porque en esta sociedad en la que nos movemos, todo funciona bajo las leyes del mercado y todo se compra y se vende, especialmente aquello que resulta imprescindible. Y si hay alguna cosa imprescindible de verdad es un suelo donde vivir. No deberíamos olvidar que el 90% de l’Hospitalet se creó a base de que los propietarios del suelo, que eran todos de Barcelona —es un decir, porque había gente de muchas procedencias que tenía suelo en propiedad en aquel pueblo rural de principios del XX— se hicieran ricos a base de parcelar y vender con el permiso municipal, para que los recién llegados se hicieran una vivienda, a ratos libres y con sus propias manos. Luego, muchos descubrieron que en lugar de trabajar en una fábrica textil o del vidrio, o de la cerámica, construir viviendas iba a tener en adelante mucho futuro. Y eso mismo descubrieron los propietarios del suelo y quienes les daban permiso para parcelar. Unos vendían tierra, otros vendían permisos y los que podían, compraban materiales para construirse un hogar.

En Barcelona, desde que tiraron las murallas, se colmató la venta de suelo. En l’Hospitalet y en tantos municipios del entorno, se vendió el territorio para hacer fábricas y para hacer viviendas para quienes acudían a las fábricas mientras los propietarios se compraban fincas rurales para disfrutar de lo que prohibían a sus obreros, más allá de la precariedad del salario: la precariedad del espacio, del aire libre, de la tierra sin cemento. O sea, vivimos en las grandes ciudades porque a eso nos ha empujado la revolución industrial y porque la revolución industrial era cualquier cosa menos una revolución: aquello de la industria parece que se acabó, pero de aquel dinero, estos promotores, que siguen amasando con el beneplácito general.

Se me ocurrió discurrir al respecto cuando el otro día leí en este mismo pantallómetro que l’Hospitalet había cedido tres solares a la AMB no para construir un parque sino para construir 142 pisos “de lloguer accesible”. Lo dicho, Ayuntamiento, Área Metropolitana y Generalitat (los mismos perretes con distintos collaretes) van a hacer la vida más llevadera a 142 familias sobre la base de edificar en suelo libre. Atención, en un suelo libre, que no volverá a estar libre hasta que no haya la hecatombe de la extinción. O sea, esperemos que para los siglos.

Y me diréis: hombre, lo que faltaba, un loco que prefiere que haya árboles en lugar de personas. Decidme loco, pero sí. Porque lo que hace falta en el Área Metropolitana son árboles y lo que sobran son personas… Joder Candelas, ¿y qué hacemos con las personas, las matamos? Tú, que eres tan progre siempre a favor de la emigración, ¿dónde los metemos a esos?

No soy de matar: ni personas, ni árboles, ni cucarachas, diga lo que diga la Copla de la Piquer, que dice poco. Y estoy con los que defienden que en un mundo finito es imposible crecer infinita y desaforadamente. Así que, si en las grandes ciudades no caben más almas, habrá que ir pensando en recuperar lo que está vacío para meter las nuevas almas.

Mira por dónde. No hace mucho leí que en los 36 municipios de la AMB hay 121.107 viviendas vacías. Viviendas vacías quiere decir suelo ocupado y vacío. ¿Y el AMB, el Ayuntamiento y la Generalitat se comen tres solares en Hospi para hacer 142 viviendas, para 142 familias? ¿Así de buenos y generosos? Venga ya… Quizás sería muchísimo más inteligente recuperar esos solares para plantar árboles y recuperar las más de 8.600 viviendas que hay vacías en la ciudad, según el INE. Pero eso no es negocio para nadie. Es más trabajo para quien debería legislar, que son los mismos que mandan en el Ayuntamiento, en la AMB y en la Generalitat. En cambio, construir 142 viviendas es negocio para muchísimos. Para los promotores, para el Ayuntamiento y para los bancos que dan hipotecas. Menos para los compradores, para todos los demás que aparecen en la operación. Los compradores, dobles perdedores: porque se empeñarán de por vida y porque vivirán en una ciudad invivible.

El problema es general en toda España. Ya lo hemos dicho. Especialmente en las grandes ciudades donde hay todavía mucha demanda. Pero quizás deberíamos ponernos a pensar cuál es la razón de que en España haya 3,8 millones de viviendas vacías, de las cuales 448.000 (el año pasado) estaban todavía sin estrenar, esperando comprador, y nos bombardean todos los días con que faltan viviendas y que hay que construir más. Lo mismo dicen del PIB, que hay que desbordarlo año tras año, lo mismo decían del petróleo hasta que empezaron a pensar que, el día menos pensado, no bombean un decilitro.

La fiebre de la vivienda es un clamor interesado. Y estoy convencido de que hay gente sin vivienda —muchas personas en la calle desahuciadas por no poder pagar— que la necesita y con urgencia. Pero la solución es llenar esos 3,8 millones de viviendas, porque sobre la problemática de la vivienda hay dos crímenes sin resolver que huelen desde hace décadas y que no entiendo como no despiertan por la noche a quienes condenan (a abandonar su hogar a gente vulnerable) y a quienes no obligan (a hacer leyes para poner toda la oferta en el mercado a gente poderosa).

Así que, menos liberar suelo y más liberar propiedades, si queréis ayudar a la gente… ¡Que ya se ve que no, coño!

Es tanca una botiga, es trenca el paissatge

L’aparador de la Ferreteria Tormo

El 1959 Paco Candel escrivia una novel·la amb el títol “Han matado un hombre, han roto un paisaje” en la que explicava els canvis de paisatge del barri de la Marina, amb l’arribada de les barraques, la modificació dels camps de conreu i l’arribada de les industries. La mort d’un home i el perible vital en els anys li servia a l’autor per explicar els canvis en el paisatge dels seus barris.

Divendres 26 de juliol ha tancat definitivament la cansaladeria del barri de Santa Eulàlia coneguda com Can Salat. No es tracta només d’una simple botiga. Hi tenien un obrador en el que fabricaven bona part dels seus productes. Eren famoses, per exemple, les seves botifarres.

Oberta el 1931 per la família Salat, ha estat sempre un comerç molt lligat al barri, com la mateixa família que participava en moltes de les activitats socials de l’entorn. Han aprofitat, de fet, la jubilació de la seva dependenta, la Mary, que hi ha treballat més de cinquanta anys, per tancar el negoci.

De fet, es queixen fonamentalment de la falta de personal per seguir endavant amb l’obrador i la feina de la cansaladeria. En els darrers anys, el seu obrador va servir també com a lloc de pràctiques d’estudiants de xarcuteria, però això no ha estat suficient per aconseguir facilitar el necessari relleu generacional.

Queixa de clients de la ferreteria enganxada a l’aparador

Una mica més enllà, un altre comerç històric també anuncia que ben aviat tancarà les portes: la Ferreteria Tormo del barri de Collblanc. Una botiga que va obrir dos anys abans que Can Salat i que ha estat un dels referents en el seu ram ben a prop del mercat de Collblanc. La Rosa Maria, la actual propietària de la ferreteria repeteix arguments semblants als de la Neus Salat: la manca de relleu generacional i els canvis en els hàbits de consum.

A Santa Eulàlia i a Collblanc, com al conjunt de barris, el paisatge dels seus carrers està canviant. El comerç de barri s’està modificant profundament. I la causa de tants tancaments de botigues històriques, d’autèntics referents de la comunitat i de la seva memòria, té de ben segur, moltes causes. El comerç tradicional i familiar es veu d’alguna manera xuclat per les grans superfícies i, també per les botigues de franquícia.

Sembla com si existís una voluntat conscient per part dels poderosos (es pot llegit mercat i mercantilització en allò quotidià) de dificultat o impedir la vida comunitària, de trencar lligams i referents col·lectius en molts aspectes de la vida. El model que es vol referent és el d’una família, tancada en el seu pis, amb algun servei afegit a la comunitat del seu bloc, com les famoses piscines comunitàries, però sense cap relació amb l’entorn més proper, amb el barri.

La compra es fa, si es possible en cotxe, en una gran superfície (no només els centres comercials, sinó també les grans cadenes de supermercats) i si cal alguna cosa més es fa recurs a Internet, sigui via Amazon, o Glovo o qualsevol de les multinacionals que intermedien entre consumidors i comerços. L’espai que les botigues tradicionals i de barri deixen buit, s’omple parcialment per petis comerços de supervivència (fruites i verdures, roba de baix preu, tractaments d’ungles, petits bazars, etc.),  sostingudes amb força dificultats per famílies d’origen immigrant o per botigues franquiciades com els forns- cafeteries de diferents marques o les botigues de conveniència.

I realment, tancament de botigues com Can Salat a Santa Eulàlia, la Ferreteria Tormo a Collblanc, i tantes i tantes altres en el conjunt de l’Hospitalet modifiquen profundament el paisatge i la vida als barris. Segurament no hi, ara per ara, solucions màgiques a aquesta situació, però sí que caldria exigir a les administracions, la municipal en primer lloc, unes polítiques actives de comerç local molt lligada a facilitar les relacions comunitàries als barris. Les botigues i els mercats són, de manera especial, llocs de trobada i de convivència que cal afavorir. Hi caldrà treballar de valent per aconseguir-ho i per disposar en els nostres barris de paisatges sencers i comunitaris.

Missatge d’acomiadament de Can Salat

Quaranta anys d’història i de fer ciutat

Lídia Santacana/Enric Ferreras

El 13 d’abril de 1984 registràvem els estatuts del Centre d’Estudis de l’Hospitalet. L’acta formal de constitució es va fer al Centre Catòlic i l’entitat va tenir com a membres fundadors segons l’acta de constitució a: Joan Egea, Jaume Botey, Juliana Joaniquet, Pere Pinyol, Joan Camós, Ferran Navarro, Andreu Trilla i Casimir Martí.

L’entitat va néixer amb la voluntat de treballar per  la identitat de l’Hospitalet i per posar en valor la pertinença a la ciutat, però també per donar a conèixer d’una forma rigorosa la seva història política, econòmica, demogràfica, social, cultural, tot allò que havia passat i passava a l’Hospitalet. Tot allò que podia definir la identitat d’una ciutat massa propera a Barcelona. Tant és així que es van posar en marxa diferents projectes i la majoria encara vigents. 

Es pot dir que el Centre d’Estudis de l’Hospitalet ha estat en alguns aspectes avançat i pioner. El CELH va ser una de les primeres associacions del país en elaborar bibliografies locals i també fórem pioners en posar en marxa la base de dades bibliogràfica de l’Hospitalet coneguda com a BABEL’H que avui té 6.647 referències.

I quan ningú pensava en Memòria Democràtica es va posar en marxa el grup de l’Hospitalet Antifranquista, nascut el 15 de juny  de l’any 1995 a l’entitat i, que amb el temps, es concretà en L’Hospitalet lloc de memòria,

 

També, com a Centre d’estudis fórem capdavanters en l’àmbit de l’anàlisi de les migracions i la identitat de la ciutat, des dels  Cinquanta quatre relats d’immigració del Jaume Botey editat l’any 1986, fins l’anàlisi de les migracions actuals. 

És un referent a nivell local el Manual d’història, Història de l’Hospitalet. Una síntesi del passat com a eina de futur i la seva aplicació  amb l’Hospitalet és escola i totes les eines didàctiques que se’n derivaren. 

D’altra banda, remarcar la constància i el rigor en l’estudi que s’ha anat concretant al llarg d’aquests quaranta anys en vuitanta-vuit  publicacions: trenta-set Quaderns d’Estudi, deu Recerques, quinze de la col·lecció Josefina Gómez Olivares,  deu que no estan dins de cap col·lecció, també destaquem els nou materials editats dins del projecte L’Hospitalet és escola, tres Memòries fotogràfiques de barris, quatre publicacions dedicades a barris de la ciutat  a més del  Celh Comunica que canviant de format  arriba fins avui amb cent-quaranta-quatre números.

Tot això ha estat possible per la participació activa de persones ben diverses de la ciutat que compartien i comparteixen una mateixa preocupació pel futur de la ciutat i sobretot per les persones que conformem a quest paisatge, i que han col·laborat amb l’entitat durant aquests 40 anys.

Un projecte que fa 40 anys que dura gràcies a totes les persones que ens han fet confiança i que a la llarga han resultat ser el valor més important de l’entitat.

Tot i que han passat 40 anys des d’aquell 13 d’abril de 1984, avui encara arrosseguem problemàtiques iguals a les d’aquells anys a més de noves situacions de diferents àmbits: mediambientals, urbanístics, patrimonials, de model de ciutat que fan d’aquells objectius inicials objectius actuals.

La ciutat ha crescut i ha canviat, i el CELH ha crescut i també ha canviat per continuar donant sentit al què fem i al que volem fer en els pròxims anys. Podem dir que ja hem fet 40 anys amb la voluntat de fer-ne molts més per poder continuar treballant des d’aquesta ciutat que és l’Hospitalet de Llobregat però sobretot amb tota la seva gent. 

Quan es posa en qüestió el dret al descans, i el dret a l’oci

 La plaça Escorça, a Santa Eulàlia

L’HOSPITALET. UFF!, QUIN EMBOLIC. JOAN FONT.- En una ciutat tan densament construïda com la nostra no resulta gens fàcil la conciliació d’aquests dos drets bàsics per a totes les persones de qualsevol edat. El limitat espai públic, que potser seria millor denominar espai comunitari, alimenta el conflicte que s’exacerba en èpoques de calor i, encara més en la situació d’emergència climàtica que patim.

Una mica per tots els barris es multipliquen les queixes. Ja no són només els botellots de cap de setmana ni les festes intempestives. Veïnes de la Plaça Escorça de Santa Eulàlia es queixen del soroll que fan criatures jugant a la nit a la plaça. Al carrer Amadeu Torner hi ha veïnes que es queixen del soroll i les festes que s’organitzen al voltant del bar d’un dels camps de futbol. En aquest mateix mitjà s’ha informat de les queixes de veïnes properes al centre comercial La Farga pel soroll dels equips de refrigeració i dels bars que hi treballen. A plaça d’Europa hi ha queixes per les celebracions familiars en el terreny del que era “la plaça més gran d’Europa”. A La Torrassa hi ha queixes pel soroll de la gent i dels infants que xerren o juguen a la Plaça Espanyola, i grups veïnals denuncien l’increment de les temperatures per l’increment de asfalt i ciment i la falta de verd urbà. Al barri de La Florida alguns veïns dels blocs es queixen de les festes del veïnat d’ètnia gitana o dels joves d’origen magrebí que viuen al barri. Arreu hi ha queixes del soroll que fan els recollidors de ferralla al moure’s amb els seus carros.

També hi ha manifestacions de malestar per les trobades o les celebracions que es fan al pocs parcs o places existents a la Ciutat. Hi ha hagut també denuncies pel fet de fer barbacoes familiars en espais públics o, més encara, pels petards i els focs d’artifici les revetlles de Sant Joan, així com per les trobades de grups de joves en qualsevol indret, sigui amb alcohol o sense. Aquesta mena de llista de greuges podria ser més i més llarga. A cada barri, a cada carrer, a cada plaça, parc o recó de la ciutat hi ha evidències d’aquest malestar, que moltes vegades s’associa a denúncies de incivisme. Però, segurament la cosa és més complexa.

El que l’Hospitalet de Llobregat sigui la ciutat amb més densitat de població del país i que, especialment els barris del nord puguin aparèixer al llibre Guinnes dels indrets amb major densitat de població, pot explicar en gran mesura aquesta acumulació de greuges, de malestar i de conflictes entre sectors de veïns i veïnes de la mateixa ciutat.

Quan l’espai públic és limitat i el nombre de persones usuàries creix resulta pràcticament inevitable l’aparició de conflictes per la seva utilització. A les ciutats, i a l’Hospitalet en particular. L’espai públic es privatitza dia a dia. Desapareixen el que son espais comunitaris, llocs de trobada del diversos sectors dels veïnat, en definitiva espais de convivència. Aquest fet resulta més sagnant quan hi molts habitatges de 30 o 40m2 sobreocupats; quan proliferen infrahabitatges en molts baixos i, per damunt de tot, quan no resulta fàcil poder compartir de cap manera un espai públic insuficient. I aquesta insuficiència augmenta que el poc espai públic es ocupat per terrasses dels bars. En la majoria d’espais de la ciutat està prohibit coses com jugar a pilota, però s’autoritzen terrasses que, moltes vegades fan difícil la circulació a peu per determinats carrers o que les places es veuen ocupades per un negoci privat, encara que pugui ser legítim.

A l’Hospitalet existeixen espais de jocs per infants, encara que tinguin problemes de disseny i, sobre tot d’ombra; existeix una xarxa de casals de gent gran, encara que, de vegades, no tinguin un accés gaire fàcil pels seus destinataris potencials; però costa molt de trobar algun casal per gent jove o espais de trobada o de joc per adolescents i joves. Massa vegades s’acusa a la gent jove de ser massa depenent de les pantalles pel seu oci però, quines oportunitats reals els hi ofereix la nostra ciutat? També cal afegir a aquesta situació de la ciutat a les persones usuàries del creixent nombre de pisos i habitacions turístiques.

Patim, també en tots aquests aspectes, d’un urbanisme basat en l’especulació urbanística més desfermada. Tot s’hi val pel construir més i més blocs, però no hi ha espai pels necessaris equipament públics i, menys encara, per la activitat comunitària. A favor dels interessos immobiliaris es trenca la trama urbana, que és un dels patrimonis que caldria conservar i que ajuda a la identificació amb el lloc on es viu.

Hi ha una dinàmica constructora de blocs tancats en forma de U, amb un espai interior més o menys enjardinat, però de difícil utilització per la vida comunitària. En els anys 60 el model de bloc construït a barris com Bellvitge feia possible, al menys, l’existència d’espais oberts entre bloc i bloc. Els nous dissenys de blocs, com els que es fan a Rambla Marina i Carrilet i a altres llocs, construeixin espais tancats en si mateixos que dificulten encara més la  convivència veïnal i la creació de consciència de barri, de comunitat.

Realment, l’Hospitalet de Llobregat tampoc és lloc per l’oci i les relacions comunitàries. Només cal pagar l’IBI corresponent i tancar-se cada persona entre les seves quatre parets, a ser possible insonoritzades, per tallar així qualsevol alè de vida, de barri i de comunitat. S’arribarà a poder aturar aquesta dinàmica?

La ciudad del turismo

Busquemos un vuelco a la ciudad.

He oído cosas incongruentes, pero la noticia de que este año l’Hospitalet recibirá un montón impresionante de turistas y que por eso la economía de la ciudad va a prosperar, me parece una de las ocurrencias más chuscas y divertidas de las que tengo constancia. Todavía me acuerdo en la prehistoria de la ciudad, hace casi cinco décadas, cuando este pueblo no tenía un solo hotel que llevarse a la base de datos de empresas y los plumillas de la época afirmaban que no se podía hablar de ciudad si un municipio no tenía, por lo menos, un hotel, un museo y un teatro. Entonces l’Hospitalet no tenía nada de esto y hoy, en lo del museo y el teatro casi-casi, pero en cambio tiene por lo menos 15 hoteles, según me han contado los eFICaces que andan como locos buscando un hotel que les quiera, para organizar la tercera Nit dels Insurrectes en plan premios Goya.

Pues eso, que en l’Hospitalet hay 15 hoteles que se llenan de turistas ávidos de conocer la ciudad que les alberga, porque esta es la segunda ciudad de Catalunya y es una ciudad llena de tesoros. La primera tiene 440 hoteles según el censo gremial, que se llenan todos los años para ver el Museo del Barça y la Sagrada Familia, mientras que los turistas de los 15 hoteles de l’Hospitalet se pirran por el Parc de la Serp y el monumento a Lluís Companys y al espíritu del 11 de setembre del 1714. Y todo esto da mucho parné a los hospitalenses, especialmente al tesoro público que es el que cobra el IBI y todo eso. Después ya depende como se gaste la pasta el alcalde y su séquito, para que el ciudadano medio de esta ciudad ame, o no, a la oleada de turistas que nos invaden.

Lo cierto es que hay 15 hoteles en l’Hospitalet, construidos en pocos años y todos alrededor de la antesala de la ciudad condal. Un lugar bonito y bien comunicado, que anuncia al viajero lo que se va a encontrar de la plaça Ildefons Cerdá hacia el horizonte. Del río a la Plaça Cerdà es l’Hospitalet, y el viajero lo sabe porque en los túneles de la Granvía hay la marca registrada del socialismo hospitalense: dos letras y una comita que han hecho fortuna, L’H. Eso es todo lo que el viajero ve de l’Hospitalet. Eso, un túnel a trozos, una gran avenida en parte cubierta, unos rascacielos interesantes, unos edificios de los juzgados impresionantes, un par de grandes superficies y unos enormes pabellones de la Fira. Desde el río a la Plaça Cerdà, l’Hospitalet le presta el rostro a Barcelona, y es ahí donde se han situado los hoteles y algunas oficinas y algunos inmuebles de relieve (la redacción de El Periódico, el estudio de grabación de Rosalía y un substancial etcétera). Esa gran puerta de entrada queda exactamente en una esquina de la ciudad y lo que abre es el portal barcelonés que es el que da pedigrí, dinerillo, relieve y prestancia. Eso tiene de l’Hospitalet lo que un funeral de divertido: nada de nada de nada. Eso, sigue siendo término municipal de l’Hospitalet porque no estamos en 1920 y porque a Barcelona no le hace falta más que la marca de gran ciudad para comerse lo que le plazca de alrededor.

Los hoteles están en l’Hospitalet, pero son de Barcelona, los juzgados están en l’Hospitalet, pero son de Barcelona, el Ikea está en l’Hospitalet, pero es de Barcelona, la redacción de El Periódico está en l’Hospitalet pero es de Barcelona, el estudio de la señorita Rosalía está en l’Hospitalet pero es de Barcelona y la Fira está en l’Hospitalet pero es de Barcelona. Todo lo que alberga l’Hospitalet entre el río y Barcelona no tiene de l’Hospitalet más que las letras de las paredes del túnel, desgraciadamente. Y, en consecuencia, los turistas que alberga l’Hospitalet no son de l’Hospitalet, que son de Barcelona, y para hacerlo todo más sintomático, curioso y divertido, el alcalde que empezó todo eso en l’Hospitalet, también acabó como concejal en Barcelona.

De un tiempo a esta parte se alzan voces por doquier, utópicas pero consecuentes, sobre la necesidad de que l’Hospitalet se integrara como un barrio más de Barcelona. El único problema, pese a la gestualidad, no es la aparente oposición que pondrían los hospitalenses, empezando por su equipo de gobierno y todos los ilustres que se sientan en el salón de plenos. El único gran problema es que Barcelona no aceptaría bajo ningún concepto comerse el marronazo de esta ciudad-conflicto.

Una cosa muy parecida, a su ubicación territorial pegada al río. L’Hospitalet lleva el apéndice del Llobregat, pero la República lo situó en el Barcelonès Sud, no por casualidad. A principios de la Transición los otros dos municipios del Barcelonès Sud que le acompañaban (Sant Just Desvern i Esplugues), reclamaron la restitución de su pertenencia histórica a la comarca que les correspondía: el Baix Llobregat. L’Hospitalet jamás lo pidió, pese a que la intelectualidad local del momento hizo algo así como un Congreso para reclamar su ubicación. La mayoría pedían la incorporación de la ciudad al Baix Llobregat. Los municipios del Baix Llobregat hicieron todo lo que pudieron para sacárselo de encima. A l’Hospitalet ni lo quiere el Baix Llobregat, ni lo quiere Barcelona. Ni, desde luego, lo quiere quien lo ha gobernado desde la Restauración borbónica alfonsina hasta ayer por la mañana, si exceptuamos el brevísimo paréntesis de los republicanos de los años 30, honestos, con poca fuerza y menos experiencia.

Decir, en consecuencia, que la ciudad recibirá un montón de turistas de todas partes es tan cómico como afirmar que la ciudad está bien gobernada porque crece el empleo. El empleo crece, tanocas, al margen de la ciudad, porque no hay fronteras municipales ni para los empleados ni para los empleadores, como no las hay para los hoteleros y las quelis o para los taxistas y los ejecutivos. En consecuencia, l’Hospitalet no es una ciudad porque tenga hoteles en la Gran Vía. L’Hospitalet será una ciudad cuando tenga un hotel digno de tal nombre en la carretera de Santa Eulàlia, un Museo en Prat de la Riba y un teatro en la Rambla. Es un decir, claro. Servicios y equipamientos en los ejes ciudadanos, no en la puerta de la ciudad madre.

Por cierto, de la Gran Vía hacia el sur, Pedrosa, la Fira y los biopoles posibles, con excepción de la isleta del Polígono de Gran Via Sud, todo el territorio está diseñado para los que no encuentran espacio en la ciudad condal. Un sitio ideal para el Distrito Cultural, para unas cuantas empresas que lo mismo están aquí que en Poble Nou, para las salas de conciertos subvencionadas, para la mayor Fira de Europa  y para el Cirque de Soleil. Con todos ellos yo organizaría un referéndum de autodeterminación para que se emancipen y se lleven con ellos a los que les han dado facilidades para instalarse. Eso ha de ser su parte del Paraíso. Dejadnos la otra parte, para los que seguimos pensando que habría que darle un vuelco a la historia.

29 segons que expressen una manera de fer

Jesús A. Vila. membre de Foment de la Informació Critica de L’Hospitalet.

Cinc dies després que L’Estaca publiqués la resolució del Consell de la Informació de Catalunya sobre la queixa per la vulneració de drets de la ciutadania hospitalenca, que en la nostra opinió cometen reiteradament els Mitjans de Comunicació Públics de l’Hospitalet, la producció de TV de l’Hospitalet es va posar en contacte amb el Foment de la Informació Crítica per tal de recollir declaracions d’algun representant de l’entitat sobre aquesta qüestió. Tan aviat FIC va rebre la resolució i va poder debatre a la Junta Directiva que calia respondre, va encomanar una informació transparent sobre el tema que va sortir a L’Estaca el passat dia 11. El dia 16, TV LH ens demana declaracions al respecte i l’entitat anomena un representant per fer-les. Al mateix migdia, l’Informatiu de la tele es fa ressò de la notícia, fet que ens serveix per tornar a constatar mala praxis professional i no perquè aquesta mala praxis provingui de la incompetència dels professionals, sinó bàsicament perquè és de suposar que la competència professional topa sistemàticament amb la por a la represàlia laboral de qui controla l’aixeta financera.

Ho dic perquè el director dels Mitjans en persona complementa la notícia de TV LH donant contingut al seu titular que parla del rebuig de la queixa de FIC sobre la vulneració del codi deontològic dels MCP, escombrant cap a casa i manipulant la realitat. Per les declaracions fetes sembla que el director s’ha pres aquest contenciós com una qüestió personal i jo diria que considera una victòria particular seva que el CIC faci una resolució on no certifica la vulneració del codi deontològic… però tampoc el contrari. Si no els coneguéssim diríem que dona la impressió de sentir-se obligat a retre comptes a qui considera que ho ha de fer, que és l’equip de govern municipal. I aquest és exactament el nucli del conflicte, perquè tot i que el va contractar l’equip de govern municipal, qui li paga el sou és la ciutadania hospitalenca i és també a la ciutadania hospitalenca —i no només als representants polítics— a qui hauria de retre comptes.

Deixeu-me que m’expliqui. Els MCP funcionen, en l’actual fase, gràcies a un document que va costar un enorme esforç que es fes realitat: el Contracte-Programa que regula la prestació de serveis públics de comunicació i que el ple municipal va aprovar quatre dies abans de les darreres eleccions, amb un període de vigència que acaba el 2025. El contracte-programa el va aprovar el Consell Executiu dels MCP —on jo hi era, ben casualment— que està format per representants dels grups polítics municipals, un tècnic de Comunicació i tres periodistes de reconeguda solvència de fora de la ciutat, i presidit pel director dels MCP. No està gens clar el criteri pel qual s’elegeixen els tres periodistes externs, però el que si recordo és que no van estar presents en cap de les reunions a les quals jo vaig assistir (que van ser gairebé totes) i en totes elles van delegar el seu vot en el director dels mitjans o directament en el representant de l’equip de govern. D’altra banda, sembla haver-se convertit en norma que el director dels MCP, el representant de l’equip de govern, que acostuma a ser el cap del Gabinet de Premsa i el tècnic/a de Comunicació, tots tres de la mateixa àrea municipal, votin sempre units i, per tant, les reunions del Consell Executiu (CE) tenen, de partida, sis vots pràcticament assegurats, enfront dels altres quatre possibles vots dels grups d’oposició. Però el pitjor no és això, en ser suficientment greu. El pitjor és que el document sencer del darrer Contracte Programa va arribar absolutament redactat a les reunions i que, en dues o tres sessions del CE, es va donar per aprovat. No s’havia enllestit abans, probablement perquè el director dels MCP no havia tingut temps de redactar-lo o de programar la seva redacció i, en qualsevol cas perquè, com es va veure, només es tractava d’un simple tràmit.

Jo vaig assistir a pràcticament totes les reunions del CE (en el meu cas en representació d’un grup municipal d’oposició que em va fer la proposta sense compromisos) i en la darrera vaig presentar un total de 30 esmenes al redactat, de les quals el director només va acceptar-ne 7, sense discussió de cap mena. En aquelles reunions de la tardor del 2022 jo vaig aprofitar per posar sobre la taula el que els grups polítics havien aprovat ja feia uns quants anys sobre la recuperació de Ràdio l’Hospitalet. No es va prendre ni tan sols en consideració.

Óscar Sánchez, director dels mitjans de comunicació públics de L’H. fent una declaració a LH Digital.

Amb el canvi d’ajuntament després de les eleccions, el Contracte-Programa no caduca, però el que sí caduquen són els dos organismes de control dels MCP: el Consell Consultiu i el Consell Executiu. Per tant, hores d’ara, que no s’ha nomenat cap dels dos Consells des del maig del 2023 que havien caducat, l’únic que decideix és el director dels MCP i segurament el gerent de La Farga que s’ha de dur molt bé amb el director dels MCP perquè quan FIC va fer arribar el Manifest d’abril a l’empresa pública demanant que aquesta empresa encarregada de la gestió dels mitjans se’n fes ressò, el que va fer el gerent va ser fer-li arribar el document al director dels MCP, primer, per fer una informació a mida —que ningú s’esperava ni havia demanat ni potser hi calia— i segon, per enllestir una colla d’al·legacions per si a algun organisme, com després va passar, se li ocorria obrir un expedient.

Foment de la Informació Crítica és una entitat transversal, de la ciutadania hospitalenca, però que té una missió indefugible —i faria bé el director dels MCP de col·laborar en un objecte que també l’ha de beneficiar, enlloc de considerar l’entitat una mena de vespa asiàtica—: aconseguir que els MCP siguin controlats per la ciutadania i no exclusivament, com fins ara, pel poder polític i directament pel director dels MCP, que actua més com a braç executiu del poder local en aquest àmbit, que com a professional de la informació. En aquest sentit, els grups municipals de l’oposició haurien de coincidir amb nosaltres que no s’ha de seguir tolerant que una o dues persones (el director dels MCP i el gerent de La Farga) decideixin el que hauria de decidir un organisme controlat per la societat civil, a banda dels representants polítics, d’una manera honesta i equànime. I, per tant, s’ha de partir de cero en aquest treball de control si és que veritablement es vol controlar una matèria tan important com és la informació plural com a servei públic. No serveixen, com és ben evident, els dos Consells tal com estan dissenyats i no serveix un Contracte-Programa que redacten els MCP sense participació ni de la societat civil ni del conjunt de treballadors de l’organisme públic que, de ben segur, tenen molt a dir al respecte.

De ben segur no defugirem la nostra responsabilitat com a entitat de la ciutat que té com a objectiu el foment de la informació crítica i insistirem sobre aquesta manera de fer, sense descans, igual que no desistirem a l’hora de reclamar que es compleixin els acords que sobre comunicació i llibertat i pluralitat informativa aprovi el ple municipal. En el nostre cas directe, i fins ara mateix, els debats polítics a TV LH i la reobertura de Ràdio L’Hospitalet.

Però no voldria acabar aquest escrit sense referir-me a l’anècdota amb que obria el relat. Ens van demanar declaracions i vam citar a TV L’H davant la fàbrica del Cosme Toda, al costat del bosc de blocs obra de l’equip de govern Marín i de l’antiga fàbrica, un patrimoni abandonat que podrien fer servir moltes entitats com la nostra que no tenen cap seu social en condicions. Deu minuts més tard de la cita, va venir un càmera i vam estar gravant més o menys 15 minuts. Uns deu minuts llargs davant la càmera i la resta, un cop acabada la que ens van dir era la gravació principal, regirant la documentació. Ens temíem que TV LH diria que el CIC els ha donat la raó, quan el que ha dit l’acreditat organisme és que amb les dades disponibles no podia entrar a valorar si el FIC té raó o no i per tant no tenia elements per dir si s’ha vulnerat o no el codi deontològic. Li hem tornat a enviar al CIC el document que va publicar L’Estaca el dia 11 de juny per veure si ara que té més elements es pot finalment pronunciar en un sentit o en un altre i l’organisme ens ha contestat el següent (li vam passar el text del CIC a TV L’H però d’això no han dit ni paraula): “Bon dia, Us comuniquem que hem rebut la seva queixa relacionada amb l’acord pres pel Consell de la Informació de Catalunya de l’expedient 9/2024 i la documentació adjunta i que la incorporem a l’expedient ja obert per tal d’analitzar el que ens exposeu i donar-vos resposta. Ben cordialment”.

Som optimistes. Sembla que el CIC ara si que tindrà més elements per constatar que els MCP vulneren el codi deontològic. O potser no, ja ho veurem. I si tampoc amb el que els hem enviat ara, tenen prou elements per pronunciar-se, seguirem insistint on correspongui sobre la necessitat d’un control públic dels MCP i de la participació sindical dels professionals dels mitjans, que ara es troben indefensos davant uns mecanismes patronals que només controla el poder polític. Novament al CIC, o allà on calgui.

I acabo. No sabíem que en el cos informatiu de TV LH defensaria la seva postura directament el director dels MCP. I ens n’alegrem, perquè poca gent a la ciutat el coneix i mana molt. Però lamentem que ell hagi utilitzat 31 segons i una gran part del contingut de la informació i el representant de FIC només 29 segons i un parell de paràgrafs. Sobretot, perquè s’ha desaprofitat gairebé un quart d’hora de les declaracions principals que s’han ignorat del tot i que potser haguessin aclarit més les coses a la ciutadania, que és la important.

Tothom sap que els MCP han discriminat la ciutadania respecte el que FIC ha generat des de fa sis anys, privant a la ciutat d’informacions que no sabem si interessarien, però que sí sabem que no tenien cap autoritat, ni legal, ni moral, ni professional per escamotejar-les. Ara tothom ha de saber que els 29 segons de la informació de dimarts 16, expressen una manera de fer que, malauradament no és nova. Manipulen la informació quan diuen que el CIC rebutja la queixa. Simplement “no es pot pronunciar sobre la queixa presentada” (tal com es diu literalment), que sembla una cosa ben diferent. I manipulen les declaracions quan no inclouen ni un segon de les realitzades davant càmera, quan van afirmar que la resta de la gravació era simplement per il·lustrar la notícia.

Ha de saber la ciutat que serem un corcó per qui discrimina, amb l’únic argument que el que proposem molesta. El periodisme combatiu té això, que no es cansa mai…

Ni olvido, ni perdón: 45 años grabados en cemento

La historia y Triple Q

David Quirós y Núria Marin en el congreso de los socialistas de l’Hospitalet,

¿Para qué nos vamos a engañar? Algunos tenemos pocas esperanzas de lo que el equipo Quirós, el nuevo alcalde, prepara para el futuro, pero como el futuro es futuro habrá que dejar que pase el tiempo. Es lo que decían no hace mucho los de esta casa, que no se iban a meter con Triple Q (querido quirós quesito) hasta la Castañada, nunca mejor dicho. Y yo voy a seguirlos, que para eso son los que me pagan un dineral por escribir aquí. Así que no hablaré del presente ni del futuro, pero tengo permiso para hablar del pasado. Por cierto, hablando del pasado: he visto que los eFICaces de esta casa le han cambiado el título al título de toda la vida: L’Estaca, revista de l’Hospitalet. Pues ahora ni es revista ni es nada, es solo Periodisme Crític, o sea que ahora empieza a ser algo de periodismo porque… si no es crítico, no es periodismo ni es nada y eso no me lo enseñaron en ninguna Facultad, que lo aprendí en la vida.

A decir verdad, antes si eras crítico te abrían un expediente. Ahora hay que ser algo crítico para ser alguien. Pues eso está bien. Mejoramos hasta en esto tan gris que es la información. Pero vayamos al mejunje. Lo que no se pudo recomponer en tres años se acaba de recomponer por sorpresa en tres horas. Por sorpresa, porque como no soy militante, ni acólito, ni funcionario, ni activista elegante de alguna entidad militante o acólita del socialismo local, me enteré el mismo sábado de que los socialistas hospitalenses ponían fin a la gestora y elegían una dirección digna de tal nombre con casi los mismos de la gestora. Es decir, todo rapidito, sin oleajes y sin sorpresas, que para eso ya está Triple Q. Habemus primer secretario, que es el hasta ahora presidente de la gestora y hay algunos cambios porque el alcalde quiere tener controlado el aparatito y ha metido a su gente “para no repetir los mismos errores”, según dijo. “Necesitábamos tiempo para madurar” y desde que él es alcalde, se ha madurado de golpe. A base de “concordia”, porque hasta ahora lo que había era solo “fraternidad” y eso es muy poca cosa para unir pedazos.

El objetivo del aparatito es “atraer talento” porque como dijo Willy Brandt — al que cita mucho Triple Q—, nuestro idolatrado papá socialdemócrata, “necesitamos a los mejores”, por eso en su día apostó por Felipe González, que entonces era de los mejores socialistas y hoy es de los mejores ultrareaccionarios y así nos fue entonces y ahora.

Triple Q explicó en la clausura del quince congreso, que es el momento de las nuevas ideas (y allí estaba la senadora Marín, la de las viejas ideas) y que es mentira que los socialistas de l’Hospitalet sean los responsables de una ciudad masificada y de alentar la especulación urbanística. Y para eso echó mano de los datos: el 87% de lo construido en la ciudad se construyó durante la dictadura y de eso, los socialistas no podían ser responsables.

Cierto, los socialistas del momento no pudieron ser responsables de lo hecho durante la dictadura porque en esa época ellos no existían y sus padres estaban de vacaciones.

Cuando sus padres volvieron de vacaciones y les inculcaron sus ideas a los que desde entonces han gobernado, edificaron el 13% de lo que no existía. Es decir, si el franquismo se comió una parte substancial del territorio, era esperable que lo que venía después reparase la desgracia, no que sobre la desgracia se echara más cemento.

Pondré unos datos elocuentes sobre la mesa y después sacaremos conclusiones. En 1960, según datos estadísticos de Idescat, vivían en la ciudad 122.813 personas y existían 26.570 viviendas. Debemos recordar aquí que la ciudad creció desde los años 20, cuando todavía Franco estaba en África matando gente. Creció desmesuradamente y se dejó arrebatar por Barcelona la mitad de su término municipal, sin que al alcalde de entonces, el que hoy lleva el nombre de la principal Rambla de la ciudad —él o su padre, ya me he perdido—, moviera ni el meñique, no fuera caso que el rey se lo metiera en la nariz. Ya en los 60, Franco descubrió el desarrollismo y la ciudad se volvió a llenar de obreros del sur y de especuladores del norte capitalino. Para 1970 la ciudad había casi duplicado su población y había construido 40.000 viviendas más hasta superar las 66.000. Cuando nacieron los ayuntamientos democráticos, en 1979, no hay datos fidedignos pero habría alrededor de 290.000 habitantes, unos 50.000 más que en 1970, de modo que por una simple regla de tres, quizá habría entonces en torno a 79.000 viviendas. Una auténtica barbaridad que hizo inevitable el grito ciudadano de “ni un bloque más”, en la ciudad de los bloques…

Durante los primeros 4 años de esos ayuntamientos, mientras PSC y PSUC se vigilaban de reojo, no hubo nuevos edificios ni vieja especulación: parecía que se había aprendido la lección y que lo último que crecería en la ciudad sería el cemento. Desde entonces hasta ahora (2023) se han construido en la ciudad 31.000 nuevas viviendas, el 77,5% de las que se construyeron en la década más dura de la inmigración de los 60. Con la diferencia de que entonces había en la ciudad 122.000 habitantes y ahora nos acercamos a los 300.000.

Cualquier ayuntamiento de izquierdas que pretendiera mejorar su ciudad, ofrecer calidad de vida a sus habitantes y revertir la dramática historia de un territorio esquilmado por propios y extraños, hubiera sacralizado —el término es irreversible— la noción de no construir un palmo más. No se les puede perdonar a los burgueses ilusos locales de los años 20, catetos y sinvergüenzas, que vendieran la ciudad al mejor postor; todavía menos a los vencedores de una guerra civil que sabían por qué habían vencido: para masacrar la tierra y a sus habitantes. Pero no se nos puede pedir que nos olvidemos de los que llegaron después: ellos son los auténticos responsables de haber convertido l’Hospitalet en la ciudad más densa de Europa y un lugar donde los habitantes más conscientes de su realidad intentan huir en cuanto pueden. Será imposible olvidarlos y será imposible perdonarlos. El año pasado había censadas 110.488 viviendas y todavía falta contabilizar las de Cosme Toda y las del biopol y todas aquellas decenas que se siguen construyendo donde no cabe una cucaracha.

Triple Q: los socialistas que llevan gobernando 45 años esta ciudad son los responsables absolutos del caos actual y solo hay una manera de revertirlo: revirtiendo sus políticas. Como sigáis transformando la ciudad —como prometiste ayer en el congreso—, con la misma pasión con la que lo hicieron los precedentes, dejaréis un rastro imposible de olvidar por los siglos de los siglos. Amen.

Así que, cohesión social urbana, lucha contra el cambio climático, servicios públicos de calidad, seguridad y convivencia y el empleo de calidad, que son los retos que el nuevo alcalde ha propuesto, obligan a un único objetivo: acabar con la edificación y recuperar suelo libre. O eso, o palabrería. Y no solo sirve para los que mandan. También para los que aspirar a mandar. Desde sus filas, o desde las de los herederos del “ni un bloque más”. A ver si nos aclaramos…

Calor i desesperació a les aules: el retard de les inversions promeses

Caldria aplicar i fer realitat el Pacte de Ciutat sobre Educació

Aula de uncol·legi de L’Hospitalet.

Toni García

El canvi climàtic es deixa notar a les escoles, i alumnes i professors pateixen les altes temperatures a les aules. Cada any es repeteix la mateixa història i cada any es fan les mateixes declaracions per part de la consellera de torn, que anuncia inversions per solucionar aquesta greu problemàtica, però que després no es compleixen ni s’executen. De la instal·lació d’aire condicionat anunciada fa uns anys pel govern de la Generalitat, hem passat al pedaç d’instal·lar 3.500 ventiladors per a tots els centres de Catalunya, fet que ha irritat la comunitat educativa.

Les escoles s’han convertit en els únics edificis públics que no estan climatitzats. El més indignant és que, fa més d’un any, el ple de l’Ajuntament de l’Hospitalet va aprovar per unanimitat de totes les forces polítiques destinar més de 2,5 milions d’euros a climatitzar les escoles d’infantil i primària públiques de la ciutat (com ja va informar en el seu moment aquest digital: https://lestacarevista.wordpress.com/wp-admin/post.php?post=5361&action=edit). Un pla acordat, amb una operativa d’execució conjunta amb el gremi d’instal·ladors, per agilitzar l’acondiciament dels centres educatius que  mai es va dur a terme perquè des de la Conselleria d’Educació no es va donar el permís.

Aquest conflicte de competències obliga les famílies a comprar o portar ventiladors de casa perquè els alumnes no pateixin la calor extrema. Les mancances de climatització agreugen encara més la situació d’emergència educativa de la nostra ciutat, amb escoles saturades, ràtios que superen els límits, edificis del pla d’urgència que ja tenen més de 50 anys i que esperen una reforma integral, a més de les mancances en l’educació infantil i especial, i la manca de noves escoles i instituts.

Vells problemes que continuen sense solucions efectives per part de les administracions, especialment del Departament d’Educació, que es va comprometre a cobrir les necessitats educatives que s’arrosseguen des de fa anys i a establir un calendari d’inversions i d’execució de millores en els diferents àmbits educatius de la ciutat.

Cada declaració de la Consellera sembla una reiteració de les anteriors, sense accions concretes que millorin realment la situació educativa. Tot al contrari, la situació aquests darrers anys, en lloc de millorar, ha empitjorat.

Acabem el curs escolar amb calor a les aules i el començarem de la mateixa manera i amb els mateixos problemes. Tenim un repte col·lectiu de millorar l’educació pública a la nostra ciutat, i per fer-ho possible és necessari que les diferents administracions, siguin del color polític que siguin, assumeixin la seva responsabilitat i afrontin amb el conjunt de la comunitat educativa els reptes que tenim. Això és el que vam acordar i signar, en un pacte de ciutat, la comunitat educativa, les administracions i els diferents agents socials i polítics de la ciutat.

Les esquerres europees han d’assumir l’autodeterminació de les nacions sense Estat (i II)

Josep Ferrer (Gent pel Canvi)

A l’article anterior reivindicàvem el dret de la ciutadania a participar en la determinació de les fronteres mitjançant l’exercici de l’autodeterminació. En aquest denunciem tres fal·làcies que s’acostumen a brandar contra aquest dret.

Sovint s’esgrimeixen recels apriorístics contra el dret a l’autodeterminació de les nacions i més en general contra la reconfiguració de fronteres. Per exemple, una interpretació esbiaixada de l’internacionalisme, una demonització genèrica dels nacionalismes o una pretesa contraposició amb les reivindicacions socials.

INTERNACIONALISME

Es diu que l’internacionalisme progressista (del proletariat, de la classe obrera…)  advoca per la supressió de les fronteres i més encara per evitar-ne la creació de noves. Però en realitat proclama la fraternitat, la solidaritat i la cooperació per sobre de les fronteres administratives, és a dir, al marge de quines siguin les fronteres estatals i per tant de la seva creació o supressió. 

Doncs, aquest internacionalisme no comporta suprimir fronteres, ni demonitza establir-ne de noves, sinó que habilita debatre-les democràticament, en el ben entès que el resultat no ha d’afectar la lluita comuna ni les bones relacions entre els pobles afectats. Aquest internacionalisme, doncs, és plenament compatible amb la defensa del dret a l’autodeterminació dels pobles. De fet, el mateix Lenin defensava aquesta conclusió.

NACIONALISME

Una segona fal·làcia que intenta desacreditar les reivindicacions independentistes és la condemna genèrica dels nacionalismes, pressuposant que tots són perniciosos. S’extrapola el comportament de certs nacionalismes en el passat (i també en el present) i molt especialment el nazisme alemany del segle XX. 

Complementàriament, es titllen de nacionalistes les reivindicacions independentistes, mentre s’obvia aquest adjectiu per als que s’hi oposen. Ben al contrari, el nacionalisme és ben present en molts dels qui així qualifiquen malèvolament els adversaris. En particular, és ben palesa l’exacerbació nacionalista dels estats-nació actuals, manifestada en múltiples actuacions, fins i tot culturals o esportives. No cal dir que és el cas espanyol, des de la vella “antes roja que rota” fins l’actual “unidad nacional” o els crits de “a por ellos” en els estadis.

Tanmateix, el que més importa aquí és destacar que ser nacionalista no és necessàriament pejoratiu, ja que hi ha molt diverses formes de nacionalisme. No es poden equiparar el nacionalisme tibetà amb el xinés, el saharaui amb el marroquí o el palestí amb el jueu. Hi ha nacionalismes segregadors i integradors, imperialistes i emancipadors, violents i pacífics, oligàrquics i interclassistes. L’esquerra ha de distingir entre uns i altres, entre els que mereixen el seu suport i els que cal combatre. 

En el nostre cas, si més no en els darrers segles, el nacionalisme català ha estat de resistència, sense voluntat ni capacitat d’expansionisme o dominació, mentre que el nacionalisme espanyol continua mostrant-se dominador, rebutjant qualsevol bilateralitat igualitària.

DRETS SOCIALS

Finalment, cal denunciar la pretesa contraposició entre drets nacionals i drets socials. Probablement es basa en el fet que hi ha hagut sectors nacionalistes burgesos i eclesiàstics  guiats per interessos econòmics i actituds reaccionàries. Però cal reivindicar que domina una llarga tradició històrica de catalanisme progressista i republicà, que entronca amb el procés actual.

De fet, ambdues reivindicacions són perfectament compatibles i fins i tot complementàries, ja que per assolir millores socioeconòmiques satisfactòries cal el ple autogovern i la plena disposició dels recursos propis. Com ja s’ha dit, aquest lligam apareix clarament en la lluita catalanista des de fa més d’un segle i en particular a la transició post-franquista. I també a hores d’ara, quan és precisament la falta de sobirania el que posa en perill tant la llengua i la cultura com les infraestructures i el progrés social.