El boicot

Algunos me han dicho que, conociéndome, todavía no entienden como el Candelas ha sido tan discreto en el tema de la diatriba existencial de los medios de comunicación que pusieron en el estercolero a un miembro de FIC al que se le ocurrió decir en voz alta lo que muchos pensaban.

La cosa ocurrió en marzo si no me voy de fechas, y lo que muchos pensaban es que, en el fondo —y no en las formas—, el sentido de la información en esta ciudad —y en todas donde no hay control social— trabaja en beneficio del poder. Vaya descubrimiento, Candelas, dirán algunos. Esto es de la época de Goebbels… ¿o no te acuerdas de la Prensa del Movimiento? Pues la prensa del movimiento de la democracia es la que se beneficia de los recursos del poder o la que el propio poder crea, sostiene y alimenta. O sea, de los periódicos generalistas que viven gracias a las subvenciones y los favores, y de los medios de los gobiernos locales que viven del presupuesto.

Lo que muchos pensaban y siguen pensando es que, en esos casos referidos, se utiliza el trabajo del periodista en beneficio del gobierno. Y por eso, muchos que son críticos con el poder insisten siempre en que los periodistas que controla, son gente honrada que hace lo que debe, pero que quienes los utilizan saben perfectamente lo que se hacen.

Separan a los profesionales de quienes los utilizan, de un modo tan automático y superficial, que da para reflexionar. También los generales usan a los soldados en la guerra, pero si no hubiera soldados no habría guerras, porque los generales no saben combatir: lo que saben es mandar. Seguro que los soldados son unos mandados, pero son los que matan. Dejará de haber guerras el día que los soldados se rebelen, que pongan en cuestión su docilidad. O sea, no dejará de haber guerras. Y, salvando las inconmensurables distancias, la mayor parte del periodismo seguirá sirviendo al poder porque no hay mejor respuesta cómplice que la necesidad de comer cada día.

También se puede ser periodista y poner en cuestión al poder: muchos lo hacen y no se mueren de hambre. Antes, algunos dejaban el periodismo (o el periodismo los dejaba a ellos). Hoy, por fortuna, la tecnología permite un periodismo más independiente y con capacidad de influir —que es el auténtico periodismo que cambia actitudes— y podemos tener la esperanza de que se fortalezca en el futuro inmediato.

La reflexión viene a cuento porque en el pleno del último martes de mayo, los chicos y chicas de FIC sirvieron su discurso mensual en esta ocasión para recordarle al gobierno que llevan medio año —por escarmiento, como explicó su portavoz— sin activar el organismo de dirección de los medios públicos de comunicación, porque no quieren dejar en manos de la pluralidad, sus instrumentos de control de la información y de la opinión de los hospitalenses. Y para poner el acento donde más convenía, el portavoz socialista puso sobre la mesa la insidia de que un representante de FIC dijera que un periodista local había grabado un acto crítico con el poder local para que este lo pudiera conocer a distancia, en una burda maniobra de desprestigio para socavar el razonamiento principal: que el gobierno local no quiere un instrumento de dirección que no controle absolutamente. Por cierto, que la insidia ya fue suficientemente aclarada en su día (no se acusaba al periodista sino a quien presuntamente le hubiera ordenado) pero da igual: calumnia, que algo queda.

Era evidente que no había acusación en concreto en el hecho sospechoso, pero eso era lo de menos. A los soldados no les gusta que les recuerden que hacen la guerra, aunque se señalen las armas de fuego que ellos no han construido y a quienes señalan las estrategias. Se sienten aludidos, aunque se interpele a los generales y a los fabricantes. No es nada cómodo advertir que, aunque critiquen a tu jefe, sientes que eres tú quien dispara los tiros.

El martes del pleno, la representante de FIC fue mucho más al grano. Le dijo al alcalde a la cara que no quiere obstáculos en el control del periodismo que se hace aquí y que eso dice muy poco de su espíritu democrático. Sigue sin entender que no tiene mayoría absoluta —que es lo que más siente—, porque si tuviera mayoría absoluta no permitiría la menor discrepancia, como han hecho todos los alcaldes socialistas de esta ciudad que le han precedido. Es lo que anunció como objetivo en el último mitin que hizo con los militantes socialistas porque es, efectivamente, lo que más le preocupa.

Pero la representante de FIC fue más allá: interpeló al gobierno, pero interpeló también a la oposición. Le dijo a la oposición que en una ciudad con 14 votos de 27 se pueden cambiar dinámicas. Para cambiar dinámicas hay dos maneras de actuar: la primera es ejerciendo el voto mayoritario cada vez que haya coincidencia. Pero la segunda es todavía más importante y quizás debieran empezar a reflexionarla: cuando pese a los votos es imposible modificar la norma porque la norma existe, o derogas la norma, o la boicoteas. En democracia es legítimo imponer el sentido común sobre la irracionalidad. Y el boicot no es un pecado democrático. Es también un derecho.

¿Qué ocurriría si unos medios de comunicación sin control se convirtieran de pronto en unos desconocidos para todos nosotros? ¿Qué ocurriría si se le dieran la espalda? ¿Qué ocurriría si ni partidos políticos, ni sindicatos, ni entidades, ni particulares se sintieran interlocutores de esos medios? ¿Qué ocurriría si los grupos municipales se sintieran ajenos a cualquier respuesta institucional, excepto las que tienen que ver con la participación y el control gubernamental, hasta que no se les haga caso?

Era absolutamente impensable que el boicot lo ejerciera precisamente el equipo de gobierno. Y es lo que hizo en el último pleno municipal: boicoteó el apartado de las mociones… porque se encuentra en minoría. ¿No tendría mucho mayor sentido que el boicot lo ejerciera una oposición que es mayoritaria, pero se ve impedida de ejercer su mayoría?

Probablemente no hacen falta muchos acuerdos entre grupos distintos. El boicot solo es boicot.

Consultar aquí , el escrito de la representante de FIC sobre el Consell Executiu i el escarmiento que ejerce el gobierno local.

El 60 aniversari de Bellvitge

Manuel Domínguez (portaveu de LHECP-Compromís)

El passat dimarts, dia 20 de maig, van començar els actes de celebració del 60 aniversari de Bellvitge, amb una sala d’actes del Centre Cultural ple de gom a gom.

60 anys no és una xifra rodona que s’acostumi a commemorar especialment, però Bellvitge no és un barri com els altres. Ja quan els 50 anys, va ser capaç de generar una celebració ben sonada i organitzada des de sota, des del teixit associatiu.

En aquesta ocasió, també, tot parteix d’unes persones organitzades en diverses entitats o des de fora d’elles, però que tenen consciència de barri i se l’estimen.

Fa anys que a Bellvitge hi ha en marxa un procés participatiu concebut i portat a terme des de la base, Bellvitge 2030. Per tant, ha estat relativament fàcil convocar i mobilitzar, perquè hi ha confiança. I ningú com el Kiko Segura per generar confiança i aconseguir mobilització.

Enguany, es vol tirar endavant alguns projectes que no van fer-se fa deu anys. Sobretot, tenen a veure amb la recollida de testimonis de la població, del passat i del present, amb la voluntat, per exemple, de fer una biblioteca humana.

La presentació del projecte del 60 aniversari ha coincidit amb una convocatòria, uns dies abans, d’una manifestació típicament feixista, d’aquestes que diuen anar contra la delinqüència i la immigració. A l’acte ja es va dir que a Bellvitge no ha de venir ningú a explicar com han de solucionar els seus problemes.

Vaig tenir l’honor de participar en l’acte, tot fent un rapidíssim repàs del moviment veïnal, al que no hem de mitificar, però al que sí hem de reconèixer la seva gegantina importància en la millora de la vida de totes les generacions que hi viuen al barri. I no hem d’oblidar que aquest moviment veïnal es va crear i s’ha desenvolupat amb els principis totalment oposats als que ara venen a salvar-nos amb la pàtria a la boca i la bandera a la polsera (i sobretot a la cartera).

Estigueu atents perquè els actes començaran aviat i tothom està convidat, perquè, com es va recordar a l’acte, de Bellvitge és qui vol ser-ho.

Els paral·lelismes que expliquen la fal·lera de celebrar el títol de ciutat

En relació al centenari de l’atorgament de la distinció de “ciutat” a l’Hospitalet de Llobregat, s’ha d’entendre que les situacions i la visió de les coses canvien amb el temps i les persones, que són les que escriuen la veritable història. Cap soci d’un equip de futbol, bàsquet o fins i tot de petanca, es pregunta, abans d’afiliar-se, per les circumstàncies del seu naixement o nom; l’interessa més la vinculació que pot tenir per la part familiar o territorial. Dubto que algun soci del Reial Club Deportiu Espanyol o del Real Madrid es preguntin com van aconseguir la seva “distinció”. De fet, a cap d’aquests dos clubs mai se’ls hi ha ocorregut celebrar el centenari de la seva reialesa. El cas del Futbol Club Barcelona és diferent, penso que seria difícil trobar a Barcelona un seguidor que no sàpiga que el club va ser clausurat per Severiano Martínez Anido, com a càstig pel seu caràcter republicà i democràtic, precisament el mateix any que aquest senyor va signar el títol de ciutat a l’Hospitalet.

Pel que fa al títol de ciutat, s’ha de dir que no té cap valor administratiu, econòmic o territorial. Per exemple, la denominació de ciutat no impedeix que l’Hospitalet pugui ser engolit tranquil·lament per Barcelona, convertint-se en un barri més de la Ciutat Comtal —ja em direu llavors quina gràcia tindria un barri que s’anomenés “Ciutat de l’Hospitalet”. Tampoc li dona dret a més pressupost, a més ajuts o més capacitat de gestió: això només depèn del nombre d’habitants. A partir del 2003, la Generalitat de Catalunya va decidir que tots els municipis de més de 20.000 habitants podien portar la denominació de ciutat, sense que el títol aporti cap distinció o privilegi. No coneixem la llei a la resta d’Espanya, però entenem que, com a Catalunya, és voluntari considerar-se ciutat o vila, o poble o llogarret. Per exemple, Madrid no és ciutat, ja que no ha estat mai designada com a tal, i continua tenint el títol de vila: la villa de Madrid (Wikipedia).

La història de l’atorgament del títol de ciutat a l’Hospitalet comença, de fet, dos anys abans, quan en Josep Muntané i Almirall, d’Unió Republicana, elegit alcalde democràticament dins els paràmetres que regien la democràcia en aquells moments (que no serien molt vàlids avui, dit de passada), va ser destituït pel règim de la dictadura de Primo de Rivera per mediació del general Severiano Martínez Anido, a les hores ministro de la Gobernación —que havia perseguit uns anys abans, amb assassinats i tortures al sindicalisme anarquista—, anomenant com a alcalde a Tomás Giménez Bernabé, un tipus egocèntric i exhibicionista, de la Unión Patriótica, un partit d’ideologia feixista fundat pel dictador. També s’afirma que l’alcalde destituït va ser Just Oliveras, assassinat durant la Guerra Civil per un desconegut.

En qualsevol cas, ens agradaria fer un incís que explica bastant bé l’actual tarannà democràtic d’aquesta ciutat. L’Hospitalet només té tres carrers amb noms d’antics alcaldes, un és la Rambla Just Oliveras, oberta per ell mateix sobre terrenys de la seva família; un altre l’Avinguda de Tomàs Giménez, de qui estem parlant, i per últim l’avinguda Doctor Ramón Solanich i Riera, elegit a dit durant la dictadura del general Franco, com es va fer durant 40 anys. La qual cosa ens fa pensar que si el Just Oliveras no hagués obert ell mateix la Rambla que porta el seu nom, no tindria cap carrer dedicat: potser era massa democràtic per això.

Com a alcalde, Tomás Giménez Bernabé va aconseguir l’atorgament del títol de ciutat, a través, com no, del ministre Severiano Martínez Anido.

“S.M. el rey (q.D.g.) se ha servido expedir por este Ministerio el Real Decreto siguiente:

Queriendo dar una prueba de mi Real aprecio a la villa de Hospitalet de Llobregat, provincia de Barcelona, por el creciente desarrollo de su agricultura, industria y comercio, así como su constante adhesión a la Monarquía, vengo a concederle el título de Ciudad.

Dado en Palacio, a quince de diciembre de mil novecientos veinticinco.

El Ministro de la Gobernación, Severiano Martínez Anido.”
(Extret del Museu de l’Hospitalet)

S’ha de dir que, durant el seu mandat, l’alcalde Tomás Giménez va fer unes quantes coses, com empedrar quaranta carrers de la ciutat, construir trenta kilòmetres de clavegueram i, amb l’ajut de l’arquitecte Ramon Puig i Gairalt, preparar la ciutat pel seu primer creixement. Dit això, ens hauríem de preguntar per la fal·lera de l’actual equip de govern a celebrar una cosa sense cap valor, si no és pel fet de ser atorgada per un patètic reietó que va signar el que li va escriure un sanguinari ministre, que per la seva historia sociopolítica només podia odiar a mort a la població de l’Hospitalet.

Si ens endinsem dins la personalitat de l’actual govern municipal, amb l’alcalde al davant, el que molts percebem es que hi ha massa similituds amb el tarannà d’aquella època i la seva gent. Un govern que rebutja la participació ciutadana perquè no l’entén, com tampoc a les entitats socials, que li sobren, que per ell són un destorb. Pel que fa l’alcalde, com s’ha vist darrerament, amb els treballadors municipals quasi bé no es parla. De fet ha aconseguit el que ningú mai hagués somiat, que tots els sindicats es posessin d’acord. No sap d’on treure un o una interventora que signi tot el que vol. Per suposat, no sabem si és presumptament o no, tan egocèntric i exhibicionista com el seu ídol del títol de ciutat, però segons les vinyetes que corren per l’ajuntament —i que aquest digital ha mostrat fa uns dies—, se suposa que no para de fer-se selfis, l’Instagramer entusiasta. I, com el Giménez, tampoc ha aconseguit el lloc a través d’unes eleccions sinó a dit,  des de la direcció del partit, allà a Barcelona.

Massa coincidències, creiem, que ens porten a entendre el per què l’ajuntament de l’Hospitalet celebra un anacronisme tan superlatiu, però igualment lògic per un govern d’una tendència amb complexa de ser partit únic, que somnia governar com en una dictadura semblant a la de Primo de Rivera, i amb el vist i plau d’un descendent directe d’Alfons XIII.


I és que tot… té la seva explicació.

Mercè i Felip, un legado de amor y lucha

Carlos Galve Farré (activista i peixater)

El PSUC fue más que un partido. Mercedes Olivares y Felipe Gómez, también son más que dos militantes comunistas. Tuve el privilegio de encontrarme con ellos hace casi cincuenta años en la agrupación del partido de Collblanc- La Torrassa de la calle Llançà.

Fue en la campaña de las segundas elecciones municipales en l’Hospitalet, entre marzo y mayo de 1983, cuando tuve mayor un vínculo con los dos. Mercedes era concejala y el primer recuerdo que mantengo vivo de ella fue el puerta a puerta que hicimos juntos, durante varias tardes, por el barrio de Collblanc.

Era un remolino de simpatía, su facilidad de conectar, su capacidad empática y sobre todo la energía positiva que emanaba, dejaba encandilados a vecinos y vecinas. Explicaba nuestro programa electoral con una sonrisa cautivadora. La aureola de Mercedes me maravillaba por el empoderamiento que en aquel tiempo evidenciaba. Ella fue la primera mujer feminista que me hizo ver que la igualdad de género era y es imparable. Son de esas impresiones que se convierten en inolvidables.

Con Felipe mi primera experiencia fue, podría decirse, esencial para explicar el paso de mi militancia de pasiva a activa en el partido. La personalidad de Felipe me cautivó. Era el paradigma del trabajador que tiene en su ADN, como principio, el trabajo bien hecho. Conocía a la perfección la colocación de carteles de campaña. Supongo que me eligió, además de por mi juventud, por mí inexperiencia. Colocar carteles con Felipe era un ejercicio de responsabilidad militante. Sabía dónde colocarlos. Un cartel era un impacto valioso para convencer de nuestra intención de cambiar el mundo.

Nos faltaba solo la escuadra y el cartabón para que el cartel quedará perfectamente bien colocado. Felipe hacía de la colocación de un cartel electoral un acto de militancia responsable. Descubrí un camarada serio, de pocas palabras. Discreto y profundamente sabio. A Felipe siempre lo he visto como el autodidacta, el hombre hecho asimismo que acierta y brilla con prudencia en sus análisis.

Con el tiempo descubrí que, tanto Mercedes como Felipe, además de ser militantes excepcionales, estaban dotados de un criterio político sólido. Felipe, desde su discreción, como he dicho a veces, desde sus silencios, decía más que otros con largas intervenciones.

Mercedes era el reverso de la moneda. El positivismo personificado. Muy ágil y aguda, tenía la habilidad maternal de arreglar las tensiones que a veces aparecían entre nosotros. Felipe observaba a su compañera con respeto. En aquel tiempo descubrí también al primer hombre feminista que he conocido en mi vida. Cuando he pensado en parejas ideales he pensado en ellos.

Tanto Mercedes como Felipe son diferentes, pero se relacionan como iguales. Es una historia de amor y lucha. Esa propiedad siempre me ha generado admiración y aunque nunca lo he dicho, además de respetarles les tengo un gran cariño personal. Hasta la adversidad más cruel de la vida han podido llevarla con la máxima dignidad posible. Son un ejemplo. Siento una gran ternura por ellos.

El jueves 5 de Junio, en la Sala de la Biblioteca Tecla Sala, a las 18h, les vamos a hacer algo más que un acto de reconocimiento o de homenaje: va a ser un acto de justicia por su dedicación y su empeño por mejorar las condiciones de vida de las trabajadoras y ciudadanas de l’Hospitalet y de Cataluña.

Su legado es un camino a seguir hacia una sociedad más justa e igualitaria. Gràcies per tant Mercè i Felip.

La ofensiva de la ultraderecha, cada día más clara y más antidemocrática

La intolerancia, la falta de respeto, el boicot a los actos que no son de su agrado y saltándose todas las normas democráticas de este país, componen la manera de actuar de la ultraderecha que se ha envalentonado de manera agresiva, como se está viendo en algunos actos, tanto en esta ciudad como en el resto del Estado.

Uno de ellos, el suceso ocurrido hace unos cuantos días, donde un agitador de la ultraderecha y con acreditación de prensa en el Congreso de los Diputados, Bertrand Ndongo, boicoteó una rueda de prensa que intentaba realizar la portavoz de Sumar, Verónica Barbero. Representa el ejemplo de cómo actúa la ultraderecha y no es la primera vez que ha ocurrido.

Algo similar ocurrió el pasado 23 de febrero durante la celebración de las jornadas conmemorativas del Día de Andalucía. Ese día, realizó la tradicional misa romera el sacerdote Enric Canet, que viene oficiando desde hace años misas populares, y fue increpado por un diputado en el Parlament de Catalunya también presente en el acto, con el visto bueno de miembros del grupo municipal de Vox.

Durante el sermón, el padre Enric Canet destacó la necesidad de la defensa de la democracia y sus valores ante la dictadura; la necesidad de no retroceder en todos los derechos conseguidos y especialmente en los derechos humanos tanto en nuestro país como en el mundo; la importancia de la cohesión social como salvaguarda de la convivencia y de los avances sociales, y alabó los logros en la reforma de la Iglesia Católica del papa fallecido.

En ese momento, una serie de miembros de Vox junto al diputado del Parlament, presente por primera vez en el acto de l’Hospitalet, increparon al sacerdote con malas maneras y con una actitud poco respetuosa lo reprendieron por el contenido del sermón, según denunció Laura Atoche, presidenta de la FECEALH (Federación de Entidades Culturales Andaluzas de L’Hospitalet) en el último pleno municipal, donde se dirigió a todo el Consistorio para denunciar los hechos ocurridos en la misa romera. FECEALH está formada por 17 entidades andaluzas de la ciudad y cuenta con más de 2.000 socios y a través de las actividades que realizan llegan a movilizar a más de 6.000 personas.

La inmensa mayoría de los grupos municipales, PSC, ERC y Comuns se solidarizaron con la FECEALH representada por su presidenta, y lamentaron lo sucedido. Las intervenciones fueron desde reconocer la labor del padre Canet, su trabajo con la emigración, hasta levantar esta ciudad “a pico y pala” como dijo la portavoz dels Comuns, Laura Alzamora. La mayoría de quienes hablaron reiteraron que son descendientes de estos emigrantes y se sentían orgullosos de ello.

Silvia Casola, de ERC, denunció que lo sucedido en el acto de la FECALH es una muestra más de la intolerancia y el caciquismo de la extrema derecha de esta ciudad. Y era imposible no reconocer el trabajo del padre Canet por una sociedad más justa y de ayuda a quien más lo necesita. Esta es la esencia del cristianismo: la misión principal de la Iglesia, como afirmó. Y cerró su intervención con un “Visca el pare Canet, Visca Andalucía Libre y Visca Catalunya”.

Husillos, del PSC, destacó que el padre Canet ya hace años que viene y preside la misa rociera y recriminó al portavoz municipal de Vox que quien era él para cuestionar la liturgia del acto y le preguntó si era miembro del arzobispado para poder hacerlo.

También el alcalde, David Quirós, se pronunció sobre el suceso ocurrido y además de dar su apoyo a la entidad, como otras existentes en la ciudad, volvió a reiterar la procedencia de muchos ciudadanos y el valor que tiene l’Hospitalet como símbolo de l’Acollidora, que es un ejemplo de lo que es la ciudad.

La postura del PP fue más ambivalente, ya que por un lado denunció que los actos donde se increpó al padre Canet se difundieran por las redes, pero cuestionó que las misas que oficia este sacerdote suelen ser más mítines políticos que homilías cristianas.

Gonzalez, el portavoz de Vox, afirmó por su parte que la homilía realizada por el padre Canet era totalmente política con un sesgo ideológico y que no respondía a la estructura de un acto litúrgico.

Fotografía procedente de la retransmisión en directo del Pleno Municipal y momento de la intervención en el pleno muncipal de la Presidenta de FECEALH (Federación de Entidades Culturales Andaluzas de L’Hospitalet), Laura Atoche.

Es imprescindible un nuevo Plan Director para la Igualdad de Género, que debe hacerse con el concurso de quienes trabajan en el sector y tienen experiencia

Ana M. Rodríguez Terrón

Psicóloga clínica y vicepresidenta de FIC

El año pasado, en uno de los ciclos de Factòria d’Idees, la Junta de FIC propuso una reflexión sobre el movimiento feminista a nivel local, de forma más genérica sobre los feminismos del siglo XXI y, en lo concreto, sobre cómo trabaja la administración local la lacra social de las violencias machistas. 

El título del Ciclo fue: Políticas contra las Violencias Machistas en L’Hospitalet hoy. Se promovieron dos encuentros, el primero, con mujeres socias de FIC que habían hecho un seguimiento del desarrollo e implantación de los servicios de atención a las víctimas en la ciudad y que, además, habían colaborado con la Síndica Local en el diagnóstico de la situación de los servicios, y una profesional jubilada del equipo fundador del CAID.

En este encuentro se puso de manifiesto entre otras deficiencias:  Que en 2013 dejaron de elaborarse memorias anuales, y no contamos con informes e indicadores válidos para poder evaluar la efectividad y los resultados de las políticas municipales. Que hay un importante déficit en el despliegue de los diferentes planes de igualdad y protocolos contra las violencias y su implementación, para poder hacer una evaluación.  Que en l’Hospitalet no tenemos desplegados todos los recursos que actualmente permite el marco normativo para hacer frente a las discriminaciones, desigualdades y violencias frente las mujeres. Para ejemplo flagrante el Servicio de Intervención Especializada (SIE).

Que el Centro Municipal de Atención a las Mujeres (CAID), después de 39 años no se ha continuado reforzando y desplegando, a diferencia de otras poblaciones del Área Metropolitana de Barcelona que cuentan con un circuito de atención más completo y una mayor diversidad de servicios para atender a las víctimas de discriminaciones y violencias machistas. Que el CAID, desde el 2013, no tiene entre su personal una figura histórica del movimiento feminista “la consultora” que, por su militancia feminista y por su vinculación al tejido asociativo ciudadano, conecta los servicios con las necesidades que pulsan en el día a día en la ciudad. Y no la tienen, no porque en la sociedad no haya mujeres emergentes que están haciendo trabajo voluntario con víctimas de las violencias machistas…, no tiene el CAID consultoras ¿por qué? 

Por falta de compromiso ideológico del equipo de gobierno con las políticas feministas, por qué lo del feminismo queda bien en los discursos y es políticamente correcto… pero en realidad parece que el equipo de gobierno no cree necesario seguir trabajando activamente por la igualdad.

En el segundo encuentro, participó una portavoz de Mujeres Pa’lante, donde nos expuso la realidad detectada por su organización en referencia a la atención de las víctimas de la violencia machista por parte de los servicios municipales especializados. Y la Síndica de Greuges nos informó de los resultados de la investigación de oficio que, a iniciativa propia, llevó a término en el 2023 sobre los servicios municipales de atención a las víctimas.

En este segundo encuentro, Mujeres Pa’lante puso de manifiesto el insuficiente servicio de los equipos de atención a las víctimas de la violencia machista, nos informaron de esperas para la atención especializada de varios meses a víctimas muy graves.

La Asociación Mujeres Pa’lante, en su trabajo voluntario, atiende a cientos de mujeres víctimas de las violencias machistas a las que los servicios especializados municipales no les dan cobertura.

Se puso también de relieve que la Generalitat no ha podido poner en marcha el Servei d’Intervenció Especialitzada (SIE), por las dificultades de la administración local para encontrarle una ubicación. 

La presentación del Informe de la Síndica en el 2023, a iniciativa propia, y en atención a la importancia y la sensibilidad del tema, resuelve impulsar una iniciativa de oficio en materia de atención a las mujeres que sufren violencias machistas.

La Síndica, después de estudiar la situación, hace una serie de recomendaciones en tres ámbitos: en el ámbito de la intervención, en el de la información y en el de la participación.

Todas las recomendaciones en los tres ámbitos ponen de manifiesto lo detectado en la Factoria d’Idees organizada por FIC. A finales del año pasado caducó el Plan Director para la Igualdad de Género; este año en curso, el gobierno municipal tendrá que poner en marcha la elaboración de un nuevo Plan. Desde FIC nos unimos a la recomendación de la Síndica en el ámbito de la participación y pedimos que los/as responsables de la elaboración del Plan convoquen a las entidades sociales que están trabajando en la detección y la atención de las Víctimas de las Violencias Machistas para que aporten la experiencia adquirida en su trabajo de soporte diario a las Víctimas.

Después, para hacer seguimiento del nuevo plan, nos atenemos otra vez a las recomendaciones de la Síndica de elaborar el nuevo calendario de reuniones para el seguimiento de los acuerdos tomados. Y para finalizar, recordar que el informe del 2024 que presentó recientemente la Síndica sobre las violencias machistas merece una reflexión más extensa que haremos próximamente. 

Una teoría sobre el Manifest de FIC para el 2026

Carlos Galve (activista i peixater)

Paseaba por la arteria que más ayuda a mantener la salud en nuestra ciudad. Tanto es así, que la voz popular la llama “la ruta del colesterol”. Une Bellvitge con el Centre. Dos ramblas unidas por el “Pont de la Llibertat”, Rambla Marina con Rambla Just Oliveras. El boulevard tiene dos virtudes, la salud y la relación perfecta entre dos barrios diferentes.

Caminando en clave paseo, encontré un conocido, creo que vive en Can Serra o en La Torrassa. De estas personas que a veces saludas, aunque conoces poco. Lo curioso,  esta vez establecimos una interesante conversación. Lo habitual era un saludo y está vez me sorprendió diciéndome: “¿te puedo hacer una pregunta?. Por pura cortesía hacia él y hacia nuestro amigo en común que nos acompañaba, acepté con normalidad.

La pregunta trataba sobre mi opinión acerca del Manifest del FIC. Mi sorpresa fue mayúscula. El amigo en común le había proporcionado algún enlace con L’Estaca a través del whassap y había leído algún artículo del “Peixater”, que es como él me conoce. Lo interesante fue su pregunta. En concreto, sobre el Manifest de FIC. Conocía la entidad y, sin ser socio ni cercano a ningún grupo afín, me explicó su sensación sobre el tal Manifest.

Le expliqué previamente mi opinión. Lo Intenté sintéticamente: Es una propuesta abierta especialmente a la ciudadanía a entidades y a grupos políticos. Tiene un objetivo claro, fomentar y ayudar de modo crítico a participar en el diseño de nuestra ciudad, en aspectos claves. Ayudar a rediseñar, de la mejor manera posible, las carencias y perfilar un proyecto de ciudad más participativa, plural y democrática.

Escuchó mis argumentos. Tenía su opinión preparada.

La síntesis de su lectura del redactado del Manifest también lo sintetizó con una claridad meridiana. Pensaba en una sutil manera de plantear una plataforma de cariz político electoral para próximas convocatorias. Vino a decir, sin decirlo: eres un inocente que no te enteras de nada. ¿Cómo es posible que no veas clara la intención de este Manifest?.

Reaccioné, recomponiéndome, de la mejor manera posible. Me cogió con el paso cambiado. Confieso que no se me había pasado ni remotamente por la cabeza semejante posibilidad. Como nuestros caminos iban en dirección contraria, lo aprovechamos para  continuar nuestro paseo, no sin antes quedar para continuar hablando otro día, de esa cuestión. Me pareció, aunque descabellada, una opinión interesante y sugerente para explicarla en una de mis notas en L’Estaca. Releí el documento y está vez con más detenimiento. No encontré esa percepción en todo el redactado del Manifest.

Confieso que animó mi curiosidad. Ayudar a despertar sospechas produce posibilidad de generar debate. El Manifest de FIC no genera indiferencia y eso estoy seguro, sin exagerar, que es positivo para l’Hospitalet.

El sobresaliente a Quirós

Carlos Galve Farré (peixater i activista)

El alcalde ha recibido elogios en su primera acción de apoyo a la policía para desarticular diferentes lugares de conflicto en nuestra ciudad. No faltan los pelotas, o los medios de comunicación amigos para resaltar una acción que no dudaré en reconocer que tiene un aspecto positivo y otro de pura apariencia. Explicaré por qué lo pienso así.

Empezaré por lo positivo. La inseguridad, como la emigración, son los caldos de cultivo donde germina y crece a la perfección la extrema derecha. Los sondeos de opinión resaltan como uno de los más importantes el problema de la inseguridad. Fotografiarse con las policías es una buenísima idea y una imagen que puede ayudar a modificar esa sensación de inseguridad. Hay vecinos que piensan: “por fin un alcalde que vela por la seguridad ciudadana”. Dicen: “hace poco que está y ha puesto a trabajar a la policía, ya era hora”.

Neutralizar los aspectos donde la extrema derecha se siente como pez en el agua no solo está bien, sino que lo considero un acierto político importante. Ahora bien, la responsabilidad política de un gobierno teóricamente de izquierdas es aumentar las políticas de integración y de ayuda social a los grupos vulnerables y susceptibles de segregar desequilibrio. La policía o la represión solo sirven para aparentar. Esa es la política simplista, cínica, de la extrema derecha facha. No soluciona el problema de raíz de los sectores sociales con características frágiles. Sólo los estigmatiza.


Otro elemento positivo de la foto del alcalde, útil y no menor, es si ayuda a lavar la imagen de gueto de esta ciudad. Tenemos en l’Hospitalet una imagen de ciudad insegura. Confieso que me pone de los nervios cuando ciudadanos de Barcelona amigos y familiares me miran casi horrorizados preguntándome si vivo en l’Hospitalet.
Hace más de cincuenta años que soporto estás opiniones y ya estoy acostumbrado. Mi reacción es rápida cuando les digo que, efectivamente, llevo el cuerpo lleno de cicatrices por vivir en l’Hospitalet.

Tenemos el estigma de ciudad insegura y, a pesar de los sondeos de opinión, tengo opinión sobre esto. Conozco personas mayores que han sido víctimas de robos e intimidaciones tanto en l’Hospitalet como en Barcelona. Tengo también conocidos que, en Pedralbes como en Pubilla Casas, han padecido robos en sus casas. Sin embargo, la sensación de inseguridad en l’Hospitalet es incomparable respecto a la ciudad de Barcelona o la de Cornellá por poner dos ejemplos.

Imagino que el concepto de inseguridad está en relación con otro lugar que tiene seguridad. La inseguridad significa paz social, significa igualdad de oportunidades. ¿Hay algún lugar donde haya equilibrio social y económico en nuestra sociedad? No estoy en absoluto de acuerdo con que La Torrrasa sea más insegura que Sants. El crecimiento de nuestra ciudad siempre ha sido diferente y más complejo, por una razón elemental: los componentes sociales y económicos siempre han tenido unas características precarias como otras ciudades o pueblos de nuestro entorno. L’ Hospitalet ha crecido a golpes de emigración. Recuerdo perfectamente los ochenta con el auge de la heroína. Hizo estragos en todas las ciudades y pueblos, también en el nuestro. Viví en directo en esa época y la recuerdo. Una parte de vecinos en La Torrassa quisieron organizar patrullas ciudadanas para combatir la inseguridad que producían determinadas bandas.

¿Cúal es la diferencia con la actualidad? En los ochenta, en nuestros barrios, había una sociedad civil mínimamente organizada en entidades y asociaciones que neutralizaron esa reacción comprensible pero arbitraria de una parte de nuestros vecinos. Denunciamos que eran los cuerpos de seguridad, o sea la policía, la que tenía que activarse para parar la delincuencia y no los vecinos. Combatimos en parte esa actitud de creer que tomarse la justicia por la propia mano nos llevaría a algún lugar.


Hoy, bajo mi punto de vista, al estar desactivada la sociedad civil, son las opciones reaccionarias las que rentabilizan política y socialmente esa desigualdad que siempre ha existido y que evidentemente sigue activa. Mi propuesta al alcalde es clara. De acuerdo con la foto, y de acuerdo con pactar con Salvador Illa el President de la Generalitat para que legisle cómo reactivar a la policía en l’Hospitalet.

Ahora, también estaría bien reactivar a la sociedad civil para dar coherencia a esa foto.
No me cansaré de repetir que la auténtica acción política, la radical, es activar las de integración de amplio espectro. Comparto el interés del alcalde, como he dicho, pero no deja de ser aparente. Solo será una foto auténtica si trabaja con la otra mano el antídoto para que socialmente las entidades civiles y asociaciones de distintas características, recuperen, ayuden y expliquen las particularidades del tejido humano y social de nuestra ciudad.


No vale solo hacer más bloques de viviendas y vías más rápidas entre el Samontà y la Marina. Hay que detectar las miserias y combatirlas con inversiones para neutralizarlas. Esa es la auténtica política contra la inseguridad. Tenemos que asumir, y tiene que entender el alcalde, que la articulación urbana debe desarrollarse en paralelo y armónicamente entre el urbanismo y el músculo de la articulación social. Estoy casi seguro de que lo sabe, falta que lo ponga en práctica.

Tenemos que reactivar a la sociedad civil de nuestra ciudad, que trabaje para conseguir integrar y neutralizar los diferentes grupos sociales que segregan el fascismo que se esfuerzan para que tengamos la sensación de que nuestra ciudad es más insegura que otras. Nos falta trabajar para hacer entender que la solución de la delincuencia no puede ser solo policial.

Alcalde Quirós: hazte las fotos que quieras, pero no olvides que la sociedad la hacen evolucionar y cambiar las personas y sus organizaciones diversas y plurales y, sobre todo, que tengan el ADN democrático bien desarrollado. El urbanismo ayuda, sobre todo sí evitamos que sea especulativo y que priorice los intereses y los valores de las personas. El negocio, nunca por delante del bienestar del ciudadano.

Necesitamos una ciudad más equilibrada, más Integradora, plural y progresista. Mi obsesión es poner un grano de arena para cambiar el estigma de ciudad insegura y en consecuencia de segunda categoría. Los habitantes de nuestra ciudad somos gente normal, trabajadora, que tenemos algún vecino conflictivo como en todas las ciudades, y que tenemos que luchar para poder decir sin complejos que “vivimos y somos de l’Hospitalet”.

Joan Saura: el alcalde que aquí hacía falta

Joan Saura.

Este jueves hace 75 años y el socialista Illa le ha querido regalar una cruz, seguramente para contrarrestar la más dolorosa de todas: la cruz de una salud precaria que pese a todo le mantiene lúcido y consecuentemente crítico. Dicen, quienes le siguen tratando de cerca, que no ha perdido el interés por su ciudad pese a que hace un siglo que no vive en ella, aunque cuando las raíces se hunden en un territorio no hay quien elimine el rastro. Y ese también tiene que ser su caso.

Estamos hablando, ya lo habréis descubierto, de Joan Saura Laporta, flamante Creu de Sant Jordi 2025, una Creu de Sant Jordi que nos toca de cerca porque Saura sigue siendo un hospitalense ilustre y no porque haya sido concejal, diputado provincial, diputado en el Parlament, presidente de una izquierda a la izquierda del PSOE y finalmente Conseller en un gobierno tripartito presidido por Maragall. Es un hospitalense ilustre porque descubrió que para avanzar hay que organizarse y contribuyó notablemente a que l’Hospitalet se organizara cuando más falta hacía. Empezó en La Florida, en la Asociación de Vecinos, pero muy pronto observó que no había suficiente con la reivindicación vecinal, que era imprescindible hacer política.

Se hizo comunista cuando ser comunista te enviaba a la cárcel, pero sobre todo se hizo un dirigente y para ello contaba con dos capacidades singulares: dominar la realidad, a base de estudiar lo que estaba pasando contrastando datos con detenimiento y pasión, y cuajar equipos humanos de forma muy coyuntural, es decir, en función de los momentos. No para siempre.

L’Hospitalet en aquellos años 70 necesitaba una organización efectiva y un cierto liderazgo trabajado. Se movió con finura y eficacia en los ambientes de los nuevos comunistas jóvenes sin dejar de lado el prestigio combativo de los veteranos obreros comunistas y fue capaz de tejer un comité local del PSUC capaz de aglutinar decenas de militantes, que llegaron a centenares a finales de los 70 y que alcanzaron casi los dos mil justo en el momento culminante de las primeras elecciones democráticas del Consistorio.

Quienes vivieron desde dentro aquellos años cuentan a quienes quieren escucharlo que Saura, que era el responsable político del PSUC local, el máximo dirigente del partido en l’Hospitalet, era indiscutiblemente la persona llamada a encabezar la candidatura. Fue el número 2 porque el entonces secretario general del partido en Catalunya consideró que, en una ciudad como l’Hospitalet, constituida mayoritariamente por emigrantes, un paladín de los emigrantes que se había hecho famoso por sus libros, sería un candidato más conocido y por lo tanto más votado. Estaba claro que Antonio Gutiérrez Díaz, el Guti, tenía algunas ideas de política, pero ignoraba el trabajo de Saura y de unos cuantos más como él, en la ciudad. Paco Candel era conocido en la ciudad, pero le faltaba mucho para ser tan reconocido como lo era Saura entonces.

Al final Candel no llegaría a ser alcalde de l’Hospitalet por muy poco. No vivía en la ciudad y la conocía de lejos y, sobre todo, nunca tuvo interés por la política. Saura vivía en la ciudad, la conocía de cerca y la política era el fluido que corría por sus venas. Mal hubiera ido que Candel fuera el primer alcalde democrático. Casi tan mal probablemente como lo fue que el primer alcalde democrático fuera Pujana. Pujana fue alcalde porque la ciudadanía de l’Hospitalet en 1979 era, en muy buena parte, aquella masa de proletarios domesticados por el franquismo que seguían pensando que el comunismo era un yugo, peor que el que acompañaba al escudo de la España del Movimiento.

El PSUC de Saura y de aquellos 2.000 militantes con carnet eran muchísimos, pero seguían siendo una minoría muy minoritaria en votos. Saura hubiera necesitado con aquel ritmo unos pocos años más, para convencer a los que se estaban convenciendo tan poco a poco, de que el comunismo que se defendía nada tenía que ver con Stalin y los suyos. Y hubiera necesitado unas cuantas opiniones menos que intentaban convencerle que lo mejor para l’Hospitalet era lo que decidían en Barcelona. Como ha ocurrido siempre.

El miedo, y no otra cosa, dictó la marca del gobierno municipal. Y la coyuntura, y no otra cosa, dictó el declive del comunismo local. Una coyuntura que apostó por la política institucional y por la desmovilización ciudadana, que fue de mal en peor hasta el desastre total. Saura fue una víctima de las circunstancias, pero también el máximo responsable de los errores cometidos. Y no por él, sino por el signo de los tiempos, que anunciaban otros métodos de hacer política que ya nada tenían que ver con la motivación civil y la capacidad reivindicativa. Cuatro años después del primer desastre, Saura encabezó una nueva campaña municipal con un eslogan que se hizo estruendosamente famoso: “Aquí lo que hace falta es un alcalde”. Y el alcalde para entonces ya tenía que ser él porque era evidente que en l’Hospitalet lo que hacía falta era realmente un alcalde después de aquel primer mandato, pero también una organización eficaz, comprometida y amplia, cuando lo que quedaba por entonces era poco menos que un partido diezmado, nepotista y menguante.

Y hasta aquí. Joan Saura i Laporta se hubiera merecido ser alcalde de esta ciudad. Todavía mejor: l’Hospitalet se hubiera merecido que Joan Saura fuera su alcalde. Probablemente esta ciudad no sería la misma. No fue su alcalde porque el franquismo instaló el temor en la conciencia desmovilizada de los pobres. Y movilizar a los pobres es una tarea lenta, compleja y llena de penalidades y contradicciones. Ahora le han entregado la Creu de Sant Jordi. Intenta premiar la labor cívica de los homenajeados. Si es por ello, merecida la tiene, y el Candelas lo felicita en la distancia. En todas las distancias.

Olé, las celebraciones

Este próximo miércoles, unos cuantos representantes de la sociedad civil que en enero pasado se reunieron para organizar una especie de plataforma ciudadana de protesta —algo no muy habitual en esta ciudad, a decir verdad— se verán con el alcalde de la ciudad no se sabe muy bien para qué. No lo sabe el alcalde y, por lo que parece, tampoco lo saben los que se van a reunir con él y tampoco ha quedado del todo clara de quien salió la iniciativa, para qué salió y con qué objetivo.

Habrá que explicarse. Los vecinos que se encontraron en enero en el Ateneu de Cultura Popular respondían a una convocatoria autoconvocada después de ver que el gobierno local había inaugurado el año con una Cabalgata de Reyes en la que se celebraba festivamente que hacía un siglo al bisabuelo del actual Borbón se le ocurrió adjudicar el título de ciudad a un municipio pegado a Barcelona. Un pueblo, todavía rural en trance de industrializarse, al que se le acababa de robar la mitad del territorio y que regentaba un alcalde de la Unión Patriótica, el partido del general Primo de Rivera que había dado un golpe de Estado un par de años antes con la total anuencia del rey Alfonso. Los historiadores locales todavía no han dado con la razón última de la ocurrencia puesto que nadie parece que había pedido tal título, aunque quizás respondiera por pura lógica a los sueños de grandeza del industrial Tomás Giménez —ese alcalde patriótico— que de ese modo pasaba de ser alcalde de un pueblito a alcalde de toda una ciudad y que pudo utilizar como argumento victimista para obtener la contraprestación, la pérdida, para fines comerciales de la burguesía barcelonesa, de las mejores tierras fértiles de la ribera del Llobregat pegadas a Barcelona.

El caso es que, como firmar un decreto no da excesivo trabajo, el rey anunció la dádiva al tal Giménez y el ministro del Interior firmó el decreto sin darse cuenta de que el firmante era uno de los personajes más odiados por los trabajadores industriales organizados, una parte importante de los cuales habitaba los barrios del norte de la que, a partir de ese momento, se llamaría la ciudad de Hospitalet, sin l i mucho menos sin la L mayúscula conquistada durante la Transición pasada. Así se dio la paradoja de que el general Martínez Anido que había perseguido con saña al anarquismo catalán en los años precedentes, convertía en ciudad al caótico y anárquico pueblo donde los nada caóticos y muy anarquistas vecinos de La Torrassa y Collblanc se habían hecho fuertes y bastante poderosos.

Celebrar cien años después aquel episodio, da un poco de grima a los herederos de aquel anarquismo combativo, por eso el gobierno Quirós se propuso celebrarlo por todo lo alto, porque ellos no son herederos de aquel anarquismo combativo ni tienen nada que ver con quienes rechazan los entorchados y las ceremonias reales. Es más, son los sucesores de aquellos primeros gobiernos de la Transición que cambiaron el nomenclátor de algunas calles que herían la memoria más reciente, pero no se entretuvieron en profundizar algo más en la memoria ciudadana porque, de lo contrario, hoy no existiría una avenida con el nombre del promotor del título de ciudad, ni con el nombre de un alcalde del franquismo, ni con una rambla con el alcalde que se dejó arrebatar sin protestas la mitad del término municipal.

No hace mucho, en el pleno donde se comentó la protesta de la plataforma ciudadana que rechaza la celebración del título de ciudad, el portavoz socialista afirmó que para unas cosas hay ciudadanos muy sensibles, pero otras se olvidan muy pronto. Explicó, como ejemplo, que las Fiestas de Primavera que en estos días van a llenar las calles de l’Hospitalet de fiesta, tienen su origen en el franquismo y que de eso nadie parece acordarse.

Pues bien, lo que nació en 1967, en pleno franquismo sí, de la mano del entonces teniente de alcalde de Cultura, Vicenç Capdevila, fue una cosa que se llamó Semana Cultural y Jornadas del Libro que se celebraban en abril porque estaban estrechamente relacionadas con Sant Jordi y el Dia del Libro, no con la primavera. Lo de la Primavera y lo de la fiesta vino después, con el primer gobierno socialista del año 79 y, naturalmente, se olvidó lo de la semana cultural y lo de las jornadas del libro, porque desde entonces, aquí, somos mucho de celebrar.

Y vuelvo a lo del principio. La Plataforma anti-centenario, que llamo así para simplificar porque es imposible olvidar que el protofascismo nos hizo ciudad con título hace cien años, irá a entrevistarse con el alcalde porque el alcalde saludó muy efusivamente al representante de la Plataforma que tomó la palabra en el pleno para recriminarle al gobierno que celebrara nada al respecto y, de esa sintonía, nació el contacto de pasado mañana. O sea que el clima es, de entrada, muy favorable, porque el alcalde considera que la mayoría —no todos, por Dios— de quienes la forman, son gente de bien que simplemente no quieren celebrar nada, pero sí en cambio consideran que esta es una buena oportunidad para recordar el pasado, discutir el presente y transformar el futuro. Y que eso debiera hacerse con la participación de todos, de quienes quieren prioritariamente reflexionar y de quienes quieren prioritariamente celebrar lo que sea, aprovechando cualquier excusa, como ha ocurrido con las Fiestas de Primavera.

No estaría de más que, ya que no se sabe muy bien para qué es la reunión, alguien le dijera al alcalde que, puestos a recuperar, quizás estaría bien también recuperar el sentido inicial de las Semanas Culturales y de las Jornadas del Libro, donde se descentralizaban por barrios las ferias del libro y se organizaban mesas redondas, presentaciones de libros y debates culturales allí donde había un espacio para poderse reunir.

Habrá quien le dirá al Candelas que no es nada coherente reivindicar cosas que se hicieron en época tan nefasta. Que preservar las esencias de la pureza ideológica nos obliga a sostener que todas las iniciativas fueron abominables y que quienes tuvieron ideas sorprendentes en aquel contexto tampoco merecen un reconocimiento porque actuaban bajo los designios de una dictadura y a las dictaduras, especialmente si son fascistas, ni agua. En cambio, los demócratas nos merecen todos los respetos, celebren lo que celebren, porque celebrar en general es muy bonito. Hasta las misas, se celebran…